El equipo de FAIMA Joven dio inicio a un nuevo espacio virtual de encuentro federal, con el primer “Ciclo de Charlas: Los Grandes de la Foresto-industria”, oportunidad en que invitan a referentes empresarios del sector para acercar la voz de la experiencia a las nuevas generaciones y fortalecer así su liderazgo a futuro en el negocio. Del primer ciclo, participaron Luis Chodorge, presidente de la empresa Laharrague-Chodorge, en Montecarlo, Misiones; seguido Guido Sermoneta, de la mueblera Dielfe SRL. El encuentro fue moderado por Diego Munafó.
Por Patricia Escobar
@argentinaforest
BUENOS AIRES (29/10/2022).- Con mucha atención, interés y visible admiración, jóvenes de todo el país escucharon cada uno de los consejos y recomendaciones compartidas por quienes tienen años de experiencia en el negocio, que tiene sus particularidades – además de intentar sobrevivir a la macroeconomía argentina-, es extremadamente competitivo y requiere de mucha vocación y dedicación para sostenerse en largo plazo en el rubro foresto-industrial.
Fue durante un encuentro virtual organizado por el equipo de FAIMA Joven (Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines) que dio inicio a un nuevo espacio de encuentro federal, con el primer “Ciclo de Charlas: Los Grandes de la Foresto-industria”, oportunidad en que invitan a referentes empresarios del sector para acercar la voz de la experiencia a las nuevas generaciones y fortalecer así su liderazgo a futuro en el negocio. Del primer ciclo, participaron Luis Chodorge, presidente de la empresa Laharrague-Chodorge, en Montecarlo, Misiones; seguido Guido Sermoneta, de la mueblera Dielfe SRL, moderado por Diego Munafó.
Luis Chodorge y Guido Sermoneta. Fotos Gentileza APICOFOM
Los empresarios invitados analizaron situaciones pasadas y presentes de los retos que enfrenta una PyME desde el interior del país, y los asistentes tuvieron la oportunidad de preguntar y plantear sus inquietudes, generándose un enriquecedor intercambio.
En esta nota, desde ArgentinaForestal.com compartimos los fragmentos más importantes de la charla del empresario misionero, Luis Chodorge, que opera en el norte de la provincia de Misiones, principal polo foresto-industrial del país, y tiene más de 50 años de experiencia en el negocio. Habló de todos los temas: inversiones, mercados, materias primas y abastecimiento de la cuenca, logística, impuestos, capacitación, Ley 25.080, desafíos de las PyMEs familiares, entre otros tantos.
Laharrague-Chodorge, un caso de éxito en Misiones
Luis Chodorge lidera una mediana empresa conformada por dos familias foresto-industriales del norte de Misiones, que fue creada hace 17 años y en la actualidad es una exitosa sociedad: Establecimiento Laharrague-Chodorge SA, reconocida por sus colegas como modelo a seguir en la integración del negocio foresto-industrial de una PyME.
Tienen industrias en Puerto Esperanza y Montecarlo, y en sociedad con Puerto Laharrague se abastecen de rollos de pino resinoso de calidad, firma que se dedica a la reforestación y vivero.
“En números, la industria tiene una producción anual de 90.000 m3 de madera de pino, con 270 personas trabajando en la industria, y una facturación (mensualizada) en un promedio anual de 5 mil millones de pesos”, precisó Chodorge en su introducción.
¿Pero cómo llegó hasta acá?. Luis Chodorge relató sus inicios, que comenzó hace 40 años atrás. “Mi padre había iniciado la actividad en un aserradero muy chico, en un principio con producción de madera nativa por el año 1968. Después me quedé a cargo de la industria, era muy pequeña, muy precaria. Tenía 6 personas trabajando cuando comencé en 1988. Pero tenía una motivación personal de crecer, quería una industria linda, quería crecer como empresario e industrial”, dijo respecto a su convicción por desarrollar la industria forestal, y que fue lo que lo llevó a estar en el lugar que hoy ocupa, la presidencia de la empresa asociada.
Para lograrlo, en el camino tuvo que tomar algunas decisiones, y el tiempo le demostró que estuvieron “acertadas”:
1) Estar dispuesto siempre a hacer un gran sacrificio para llevar adelante la empresa. “Había que postergar muchas cosas, viajes, compra de casa, camioneta, vacaciones. Todos los lujos o comodidades personales había que postergar. No es fácil”.
2) Tomó la decisión de no forestar. Tenía una industria muy chica, con muy poca maquinaria, poco capital de giro. “En mi caso, no podía distraer dinero en la producción forestal. Decidí invertir todo lo posible en la industria”.
3) Se sostuvo en los Recursos Humanos, en la gente de la empresa. “Había que tratar de convencer a la gente de que hagan el mayor esfuerzo para salir adelante, para que la empresa pueda pasar este primer tiempo donde hay que hacer cosas para dar un paso más y crecer.
Y la verdad es que todas las PyMEs en general tienen un recurso humano valioso, y al que se lo puede usar bien. Estoy convencido que en la Argentina y en Misiones hay muy buena gente. El tema es que hay que tratar de entenderlos en su cultura, y tratar de aprender a trabajar con ellos. Esto nos dio muy buen resultado al principio, y hasta ahora”, dijo.
4) Se apalancó con los Bancos. “Hubo una estrategia para poder hacerlo, que es pagar los impuestos. Es muy importante tener buenos resultados, ser prolijos, pagar las cuotas en término, todo esto permite que los bancos te presten fondos. Todo lo que hicimos estuvo apalancado por los Bancos. Hemos solicitado muchísimos créditos. Y hay buenos créditos disponibles, sobre todo para PyMEs que muchas veces esta subsidiado. Y también muchas veces tienen tasas negativas. Igualmente, nosotros decidimos apalancarnos con créditos, fue la manera en que invertimos en compra de máquina, ampliaciones, nuevas líneas de productos. Vuelvo a insistir: postergando otras compras (ni casa, ni auto, ni yate, ni vacaciones). Esta fue nuestra estrategia, y hoy estamos muy bien”.
Capacitación y profesionalización
En otro fragmento de la charla, Luis Chodorge se refirió a la importancia de capacitarse para estar al frente del negocio. “En mi caso, tomé cursos de Dirección de PyMEs, pero lo hice un poco más tarde. Si tengo que recomendar algo, les diría que los jóvenes lo hagan antes”, señaló.
Los cursos que tomó en el IADE (Escuela de Negocio) fueron muy útiles. “Realmente fueron muy interesantes, me sirvieron mucho, y se los aconsejo. Es una manera de conocer cómo se maneja una empresa familiar, y creo es un punta pie inicial para arrancar. Cada vez las empresas tienen que profesionalizarse más, incorporando personal formado en el manejo y gestión. Hoy no se pueden cometer muchos errores en una empresa. Hay propietarios que tienen una Lic. en Administración, pero no fue mi caso, y estos cursos que realicé me hicieron muy bien”, remarcó.
Marcarse una meta: “Ser el mejor proveedor”
Chodorge durante su charla también compartió cuales fueron sus estrategias para crecer en el negocio de su empresa. Una de ellas fue tener clara la visión, y en su caso entender que lo más importante, además de cuidar al recurso humano formado en la empresa, era y es, el cliente.
“Nuestro objetivo siempre fue convertirnos en un buen proveedor para el cliente, y esta meta fue una de las cosas que nos guió hasta donde estamos hoy. Nuestro slogan es calidad y confianza. Son dos palabritas, pero definen por donde vamos con nuestra empresa. Nosotros elaboramos productos de buena calidad y generamos confianza a nuestros clientes. Son dos aspectos, desde nuestro punto de vista, muy importantes”, indicó el empresario.
Otro tema que abordó fue la clave de una empresa familiar: lo importante es que la estrategia este consensuada.
“Si los padres tienen una idea y los hijos otra, no va a funcionar. Hay que salir todos juntos con la misma o similar estrategia. Es imposible poder trabajar si padres e hijos están con estrategias diferentes”, remarcó.
Una sociedad basada en valores
Laharrague Chodorge es la fusión de dos empresas familiares, cada una con su especialidad, una se orientó a la mejora de la industria y la otra a la forestación.
“Nos asociamos en 2005, algo que en Argentina no es tan común ver en PyMEs. Pero en nuestro caso vimos que teníamos la fortaleza de la industria y ellos la forestación y la industria. Unidos, ambas crecimos. Nos fue muy bien, estamos contentos de haber pegado este salto importante que no fue sencillo, porque trabajar solo se hace de una manera, y cuando estás asociado es de otra forma. Fue un proceso, para estar asociados hay que tener los mismos valores para luego hacer negocios. Por eso, recomiendo asociarse con personas con los mismos valores”, respondió Chodorge ante la consulta sobre su experiencia en la asociatividad.
Esta fusión le permitió pasar de 23.000 m3 de maderas aserradas por año (equivalentes a 10 millones de pié tabla) a 70.000 m3 de maderas aserradas por año (30 millones de pié tabla), desarrollando así nuevos productos de alto valor agregado.
Seguido, compartió su visión de la importancia de la participación. “Somos una empresa de puertas abiertas, nos gusta que nos visiten, mostrar todo lo que hacemos y cómo lo hacemos. Y en este sentido, para cerrar, les recomiendo que visiten muchas empresas. Cuando empecé, yo visite muchas empresas de Argentina, Chile, Brasil, Europa y EE.UU., y en todas siempre se aprende algo”, fue otro de los consejos del referente maderero.
Comentó que en sus viajes, siempre se toma un tiempo para visitar alguna de las PyMEs. “No voy a empresas tan grandes ni megas, porque es muy poco lo que podemos aprender ahí. Pero sí tenemos oportunidad de aprender cosas que nos sirvan de las pequeñas y medianas familiares de Europa, que las hay, que sobreviven varias generaciones familiares y trabajan todos los miembros. Siempre se aprende algo. Es muy interesante”, recomendó.
Valoró la iniciativa de FAIMA Joven de contactarse, frecuentarse entre las empresas colegas, hacer grupos. “Todo esto que están haciendo es una fantástica idea, es por ahí la cosa. Entender que más que competidores, aunque exista la competencia en el negocio, somos todos colegas. Nos necesitamos y nos sentimos muy bien participando en esta propuesta, en nuestro caso”, concluyó en su charla Chodorge.
Diego Munafó, moderador del primer ciclo de FAIMA Joven. Foto: Gentileza APICOFOM
Intercambio y consultas
Rebeca Loutaif (presidenta del Centro de Obrajeros del Norte y coordinadora del grupo FAIMA Joven): Si tuvieras que identificar las oportunidades en la industria de la madera, para que los jóvenes lo tomen como un Faro como para quedarse en el país, e intentar desarrollarse en este sector en la Argentina ¿cuáles serían?
L.CH: Si, es real que hay muchos jóvenes que desde hace tiempo deciden irse del país. No es algo nuevo. Yo también pasé por eso hace 40 años atrás, me atraía la idea de irme del país.
¿Qué pasa? Uno mira lo que ocurre en EEUU o Europa. Y en la Argentina, más en las provincias del interior, estamos muy lejos de todo eso. Y uno piensa que acá es muy duro y sacrificado. Una pyme del interior del país vive más esforzada que una instalada en Buenos Aires que tiene cerca los grandes centros urbanos.
Igual esto tiene sus ventajas, en Argentina una de las ventajas es que hay poca competencia, y eso da muchas oportunidades.
Laharrague- Chodorge es un ejemplo de ello. Empezamos de abajo, seguimos siendo pymes, pero estamos muy bien.
Transitamos un camino de mucho tiempo para lograrlo, por la derecha siempre, sin perjudicar a nadie. En otros países, intentar hacer lo mismo es más difícil. Vas por un trabajo y para vivir mejor, pero una Pyme es difícil que puedas lograr.
Pero si tienen que irse, está bien. Tienen que ver como les va, probar, conocer, vivir la experiencia para no quedarse con esa sensación de que si lo hubieran hecho les hubiera ido mejor. Es una decisión personal de cada uno, y me parece bien.
Tengo 3 hijos, mi hija del medio es arquitecta y se va a vivir a Europa a probar, los otros dos hijos ya viajaron pero decidieron quedarse. Hay que sacarse las ganas, pero creo que acá el que se queda tiene que estar dispuesto a sacrificarse para hacer crecer la empresa. Y también les digo que como se vive acá no se vive allá.
En Europa hay que tener mucho dinero para vivir como se vive acá, con casa propia, auto, etc. En Argentina hay muchas oportunidades, no tengo duda de eso.
Gregorio López (de Forestal Guaraní SA e integrante de FAIMA Joven): ¿Cuál es la perspectiva de demanda internacional de madera?
L.CH: Hasta hace poco tiempo había demanda importante y eso subió los precios, es lo normal, pero es porque muchos intermediarios han comprado en gran cantidad, más de lo que necesitaban, y hoy se encuentran con grandes stock y vamos a tener que esperar que eso se consuma para vender de nuevo. Cuando se nivele la demanda y la oferta los precios serán más normales, lo registrado en los últimos dos años fue extraordinario. Misiones no está bien ubicada con respecto a otros países, tenemos 1.300 km al puerto con un flete muy caro como el camión, ojalá hubiera tren o barco que abarate el flete interno. Hoy estamos pagando fletes muy caros.
Las industrias chilenas y brasileras por su parte están muy cerca de los puertos, y eso hace que Argentina no tenga una ventaja, pero sí la tenemos en cuanto al crecimiento del pino en nuestro suelo, que es tremendo. Pero eso no alcanza, además, nuestros gobiernos no son pro-exportaciones, no ayudan demasiado, además de que hoy tenemos un dólar muy bajo, aunque son cuestiones circunstanciales.
Exportar sin impuestos y con un dólar mejor (real) podría volvernos competitivos. El 5 por ciento de retenciones incide a la hora de exportar. Muchas veces, la PyME que no tiene mucho margen, deja de exportar por este 5 por ciento. Y para el Estado es muy poca cosa lo que recauda.
Abel Gauto (presidente de AMAYADAP): A pesar de los atrasos en los pagos de los planes forestales, ¿Es acertado insistir pedir fondos para continuar con la 25.080?
L.CH: Esa ley fue muy importante y sin ella no habría este presente. Sí, es una realidad que por lo general las partidas anuales las usan para otra cosa y hay atrasos, algo que no es bueno, pero la realidad es que en la ley el tema de impuesto a las ganancias es más importante que el subsidio.
En lo personal, creo que la forestación no es para el pequeño productor (10 a 30 ha) porque el ciclo es muy largo y por la cuestión de escala se hace difícil.
En otros países hay cooperativas que conforman volúmenes mayores (plantan, cosechan y negocian), eso funciona, como en Francia, pero acá no tenemos esa forma de asociarnos y no me parece buen negocio para una persona una forestación, le resulta mejor una plantación anual. Sin escala claramente no es negocio. No es culpa de nadie, ni de los forestales ni de los industriales, tampoco de la Ley 25.080, a mi parecer es así el negocio.
Silvana Oliva (de Valerio Oliva Forestal SA): ¿Cómo ves el tema de la provisión de rollos en el mediano y largo plazo?
L.CH: Nuestra empresa no tiene forestaciones, y es por algo: entendemos que si la industria es eficiente y está preparada para pagar la materia prima no va a tener problema. Porque habrá del otro lado, productores dispuestos a vender rollos.
Sí tenemos forestaciones como familias, y la empresa les compra rollos a nuestras familias y se las paga como corresponde, a precios de mercado, además de que la industria puede comprar a otros proveedores. La clave es que no nos subsidiemos industria y forestadores. Tenemos un entrenamiento para ser eficientes como industriales.
Creo que hay mucho pino pero hay que ver la cuenca natural, cercana, porque el flete es muy caro. La cuenca apropiada para el sur de Misiones sería carísima para nosotros en el norte, por eso, cada uno debe tener en cuenta su propia cuenca.
No me preocupa no tener forestaciones, sí me preocupa ser eficiente en mi industria.
Otra cosa, es imposible forestar apalancado en los bancos, no dan los números. Nosotros invertimos mucho en la industria.
Maura Gruber (de Establecimiento Don Guillermo SRL): ¿Cómo se da el gran desafío de trabajar entre primera y segunda generación?
Nosotros ya estamos en tercera generación, y entre primera y segunda no la pasamos tan bien, pero por eso vine preparándome para no repetir errores. Pero es cuestión de hacer la transmisión de generación -con tiempo, asesorados, preparados y capacitados-, es un placer.
Poder trabajar con mis hijos, estar juntos y prepararlos, con equilibrio entre la polenta de los jóvenes y la experiencia de los padres, y juntas ambas cosas es un placer.
Hay que tener la mente abierta, hay que dejarlos ser. Funciona, no tengo dudas, y hay mucho material para prepararse para hacer las cosas bien, conozco mucha gente que lo hace.