El pasado 7 de julio se conmemoró los 40 años (1980) de la graduación del Primer Ingeniero Forestal de la casa de estudios, y el profesional Ernesto Héctor Crechi, actual investigador del INTA Montecarlo, es parte de la construcción de esta historia. Este domingo 12 de julio, además, se recuerda la creación en 1974 de la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidad Nacional de Misiones, actual Facultad de Ciencias Forestales de Eldorado, cumpliendo así en 2020 sus 46 años de institucionalidad universitaria con la Carrera Ingeniería Forestal.
Por Patricia Escobar
@argentinaforest
MISIONES (12/7/2020).- En la oportunidad para reflexionar y revalorizar la profesión, en un informe especial para ArgentinaForestal.com, el ingeniero forestal Ernesto Crechi, primer egresado de la carrera de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Misiones (FCF-UNaM) se refirió a los desafíos ante el contexto global que coloca en la agenda pública la producción sustentable y la importancia de la conservación de los bosques.
“La Ingeniería Forestal es la carrera del futuro. ¿Por qué? El planeta es uno sólo, los bosques son el pulmón, ya que producen O2 y fijan CO2, además de conservar suelo, agua, biodiversidad, flora, fauna, también cumplen una función recreativa social, entre otros. En ese contexto, el rol del ingeniero forestal es fundamental para que los bosques continúen vivos, sigan existiendo. Por eso mi reflexión, es alentar a nuestros colegas y futuros egresados, de la importancia de producir conservando”, expresó Crechi, quien se desempeña como investigador del INTA Montecarlo.
“Hoy en nuestra región, gracias a los bosques implantados la presión sobre los nativos es menor en cuanto al producto madera se refiere. Pero no sucede lo mismo en todos lados, debido a la presión de producir alimentos (soja por ejemplo)”, reflexionó el profesional.
Consideró que el desafío es avanzar hacia una silvicultura de sitio específico, hacia los suelos marginales que son aptos para forestar, principalmente con los pinos resinosos. “De esta manera, iremos dejando los mejores suelos (rojos) para otras especies, entre ellos también los forestales, como nuestro querido y mal valorado Pino Paraná”, remarcó.
Valorizar nuestra araucaria
En cuanto al pino Paraná, el ingeniero Crechi recomendó hacer un esfuerzo adicional “para posicionarlo donde se merece”.
Para el investigador no es posible que una conífera nativa como es “nuestra Araucaria angustifolia, con una madera de excelencia, de muy buena forma, de buen crecimiento, etcétera, tenga mercados comunes con los pinos resinosos, y que a raíz del mayor crecimiento de estos últimos se esté dejando de plantarla. Un gran desafío, pero que bien vale la pena hacer todo lo posible para valorizarla.”