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Este país, por su ubicación geográfica y su variedad climática tropical, posee una gran diversidad de ecosistemas y de recursos naturales, siendo considerado uno de los diez países de mayor diversidad del planeta.
Fuente: Revista ArgentinaForestal.com Nº40
VENEZUELA (OCTUBRE 2007).- El consultor forestal Omar Carrero Niño expuso en diversos congresos y seminarios sus trabajos sobre la realidad forestal de Venezuela, su potencialidad, y el desafío de este país en avanzar hacia una gestión de manejo forestal sostenible de los recursos naturales. En el presente documento se realiza un análisis abordando la potencialidad del sector en sus diferentes categorías tanto del bosque natural como plantado con sus bondades económicas y ambientales. Así mismo se aborda los instrumentos legales que norman la actividad forestal. Por otra parte, se hace un análisis de la evolución de la producción forestal en los últimos 20 años, evidenciándose el incremento de la producción proveniente de las plantaciones forestales, la cual actualmente proporciona cerca del 60 por ciento de la producción nacional. Y se profundiza en la situación actual del manejo forestal en Venezuela, destacándose que existe una experiencia que data de principios de la década del 70, en la cual se incorporó al sector privado al manejo forestal, “estos años han dado una experiencia en la gestión del manejo forestal a través de concesionarios, a los cuales de acuerdo a las cláusulas contractuales se le establecieron obligaciones vinculadas con la recuperación del bosque intervenido, tratamientos silviculturales, la investigación, protección y el establecimiento de complejos industriales; dentro del proceso de gestión administrativa en los últimos años se ha establecido una política oficial de manejo comunitario, tratando de incorporar al campesino que ha invadido las reservas forestales al manejo forestal”, explicó Carrero Niño. negrita/Potencialidad/negrita La ubicación geográfica y su variedad climática tropical le confieren a Venezuela una gran diversidad de ecosistemas y de recursos naturales, siendo considerado uno de los diez países de mayor diversidad del planeta. Los bosques naturales, representados por manglares, bosques de distintos tipos -desde secos tropicales, húmedos amazónicos, llaneros-, cuya extensión, de acuerdo a las estadísticas del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (MARN), alcanza una superficie aproximada de 49,67 millones de hectáreas (50 por ciento del territorio nacional), constituyen una de las riquezas más importantes, no solamente por su potencial para la producción de madera y otros productos que puedan ofrecer, sino también por ser reservorios de una gran diversidad genética, por su riqueza estética y cultural, por su valor ambiental y su potencial científico. Una importante proporción de estos ecosistemas se encuentra bajo el sistema de Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (Abraes), uno de los conjuntos de áreas protegidas más complejos y relativamente más extensos de América Latina, cuya extensión abarca unas 65,7 millones de ha (46,37 % del territorio nacional), un 16% destinado a la protección absoluta mediante parques nacionales y monumentos naturales, y una proporción similar (el 17,34 % del territorio) se ha destinado a la producción forestal sostenible: diez Reservas Forestales, con una superficie de 11,7 millones de hectáreas, localizadas principalmente en los estados Bolívar, Amazonas, Delta Amacuro, Monagas y Barinas; treinta y nueve Áreas Boscosas Bajo Protección en 3,3 millones de hectáreas; y ocho Lotes Boscosos en 1,24 millones de hectáreas, para alcanzar 16,24 millones de hectáreas. En estas áreas, la legislación exige que el aprovechamiento forestal se realice mediante la ejecución de planes de ordenación y manejo forestal. Actualmente, se encuentran delimitadas 46 unidades para el manejo forestal sostenible, en las reservas forestales y lotes boscosos, abarcando más de 5 millones de hectáreas; en 33 de éstas se otorgaron contratos entre el Estado y empresas forestales para ejecutar planes de producción forestal, cinco para producción de palmito, 26 para la producción de madera, y dos unidades para investigación forestal. La experiencia de manejo iniciada en 1970, representa una fortaleza para perfeccionar y consolidar la estrategia de sostenibilidad en el país. En materia del potencial económico, también se cuenta con unas 740 mil hectáreas de plantaciones forestales con fines industriales, constituidas por las plantaciones de pino caribe en el oriente del país (550 mil hectáreas), producto del esfuerzo de entes del Estado (Compañía Nacional de Reforestación –Conare- y la Corporación Venezolana de Guayana, actualmente CVG-Proforca). Estas plantaciones tienen capacidad de producir unos dos millones de m3/año, programas con fines de abastecimiento de pulpa para papel a plantas del sector privado y 75.250 hectáreas de plantaciones realizadas por las empresas manejadoras de bosques en reservas forestales, destacándose las plantaciones de Teca establecidas en la reserva Ticoporo en los años 70 y 80. El país cuenta además con áreas deforestadas destinadas a la agricultura, subutilizadas u ociosas, cuyas características agrológicas le confieren potencial para un desarrollo forestal basado en plantaciones forestales y agroforestales. Dentro de estas áreas se encuentran 9 millones de hectáreas decretadas con esta finalidad, localizadas al Sur de Monagas y Anzoátegui, Guárico, Apure, Zulia, Barinas, Portuguesa, Lara y Cojedes y Norte de Bolívar y Amazonas, casi en su totalidad localizadas a lo largo del Eje Orinoco-Apure. negrita/Manejo forestal/negrita El manejo forestal del bosque natural en Venezuela se inició en el país en el año 1970, logrando materializar de esta forma una propuesta de larga data, expuesta por grupos académicos y expertos forestales, en materia de conservación y uso racional de los recursos forestales. Esta modalidad de utilización del recurso supone una explotación selectiva donde se mantiene gran parte de la cobertura boscosa, la cual se espera que recupere las condiciones originales después de un tiempo determinado. El aprovechamiento se concentra en unas pocas especies “comerciales” dependiendo de las tecnologías disponibles en la industria nacional y de las preferencias o tradiciones del mercado. Los Planes de Ordenación y Manejo Forestal constituyen los instrumentos técnicos que orientan las actividades en el campo, y contienen las pautas fundamentales para la ordenación, extracción y reposición de la masa boscosa; asimismo, contemplan las estrategias para asegurar el equipamiento necesario, realizar las investigaciones necesarias, y garantizar la protección y vigilancia. *Obligaciones del Concesionario: una vez que el plan elaborado por la empresa beneficiaria de la concesión forestal es aprobado por el MARN, se celebra el contrato administrativo para su ejecución. En el contrato se garantiza por el tiempo establecido, el abastecimiento de materia prima a la empresa concesionaria, la cual se obliga a mantener en funcionamiento un complejo de transformación físico-mecánica de la madera, construir la infraestructura necesaria para el aprovechamiento forestal y llevar a cabo los trabajos silviculturales previstos en el plan. Además, el industrial debe cancelar los impuestos establecidos en la legislación, impuesto superficial y la participación fiscal por volumen, según especie aprovechada, la tasa de prestación de servicios contempladas en la Ley de Timbre Fiscal y una fianza de fiel cumplimiento. *Experiencia Administrativa del Manejo Forestal: De las 31 concesiones vigentes, la mayoría está sujeta a un intenso proceso de deterioro del potencial económico, las reservas forestales de Ticoporo y Caparo (estado de Barinas) están totalmente ocupadas con fines agropecuarios; la reserva forestal Imataca y los lotes boscosos San Pedro y Dorado-Tumeremo en Guayana han sido intervenidos con actividades agrícolas y mineras. Solamente doce concesiones están activas, en el resto se ha interrumpido la actividad productiva por incumplimiento del contrato administrativo, restricciones administrativas o por ocupación ilegal con fines agropecuarios, externalidad que dificulta o impide el logro de objetivos del manejo forestal. Algunas de las dificultades en la ejecución del manejo, expuestas en documentos del MARN, son la insuficiencia de información confiable para evaluar la potencialidad futura del bosque intervenido, la carencia de evaluaciones sistemáticas de los sistemas silviculturales adoptados y la sub-utilización de la capacidad productiva del bosque. Igualmente, se considera que las operaciones de campo producen una serie de impactos que no han sido evaluados adecuadamente, los cuales pueden afectar el potencial de recuperación y conducir a una pérdida de diversidad biológica y al deterioro de las comunidades vegetales sujetas a manejo forestal. La invasión y ocupación ilegal en las unidades de manejo con fines agropecuarios y mineros, se ha convertido en uno de los mayores problemas de las dos últimas décadas, vulnerando la ejecución de los planes y en algunos casos invalidando por completo los propósitos de los mismos, al afectar el potencial productivo y la diversidad biológica existente, destruyendo parcelas de investigación, plantaciones establecidas, así como áreas boscosas bajo tratamiento silvicultural. Desde el punto de vista administrativo, se presentan problemas vinculados a la baja capacidad del plan de manejo para adaptarse a posibles cambios en el proceso productivo, por formar parte del contrato administrativo, convirtiéndolo en un instrumento normativo y sus estrategias de manejo en obligaciones contractuales. *Indicadores para el Monitoreo del Manejo Forestal: Las deficiencias atribuibles al manejo forestal podrían subsanarse mediante la adopción de un enfoque dirigido a alcanzar y demostrar objetivos de sostenibilidad ambiental, económica y social, que reoriente los lineamientos y mecanismos de asignación de concesiones, formulación y ejecución de planes y la implantación de un sistema de medición de la sostenibilidad, que permita realizar eficientemente el monitoreo y control, y tomar oportunamente las medidas correctivas de tipo ambiental, económico y social. Ante la situación descrita, el Manejo Forestal requiere ser sometido a un intenso proceso de mejoramiento en cuanto a las técnicas y métodos para la intervención y recuperación del bosque productivo, así como en las estrategias para asegurar su viabilidad económica y social, ampliando las oportunidades de acceso a las actividades productivas bajo manejo forestal y a la industrialización, con base en los principios de la sostenibilidad, acompañados por un redimensionamiento de la gestión administrativa, y de una efectiva política forestal que estimule el MFS, entre los diferentes actores usuarios de los recursos: industriales, pequeños productores y campesinos. *El manejo forestal comunitario: El proceso de invasión y ocupación de las reservas forestales Ticoporo y Caparo, localizadas al occidente del país, se inició casi con su creación (1959), incrementándose paulatinamente hasta alcanzar en la actualidad dimensiones alarmantes, lo que ha llevado a los organismos responsables a poner en práctica diversas estrategias para frenar el deterioro: la desafectación de las áreas ocupadas, la implantación de un plan de manejo forestal por una cooperativa campesina, un plan de plantaciones forestales y agroforestales denominado Programa para la Recuperación de las Reservas Forestales, a ser ejecutado por los ocupantes mediante convenio. Un estudio realizado en 1998, con fines de ordenamiento de la Reserva señalaba como factores desencadenantes de la crisis al clientelismo político, la corrupción y la ineficiencia, por lo que se hacía imperativa una intervención directa, fuerte y clara del poder nacional, mediante la implantación de un programa audaz de recuperación de áreas invadidas. “Aunque el MARN fundamenta su política actual en los principios de la nueva Constitución Nacional, la consolidación de este programa y su aplicación en otras reservas forestales, tal como lo ha anunciado en documentos de política forestal, requiere de un programa de acción con objetivos, financiamiento y metas bien definidas. Hasta el presente no se conocen resultados que se orienten en la recuperación de estas importantes áreas de manejo forestal, por el contrario su futuro no es muy halagador”, advirtió el experto. cursiva/Más información en la Revista ArgentinaForestal.com/cursiva



