Con seguridad jurídica para grandes inversiones y créditos accesibles para PyMES, la Argentina podría desarrollar más empleo y valor agregado con la foresto-industria

El desarrollo de la localidad de Virasoro, en Corrientes, es un ejemplo. En la actualidad su desarrollo económico y social se basa en la industria de la yerba mate y la foresto-industria. “Fue una zona tradicionalmente ganadera y yerbatera, pero  los productores aprovecharon la ley de fomento forestal y en es uno de los faros foresto-industriales del país. La actividad traccionó la demanda de personal capacitado como así también de servicios conexos”, destacan empresarios del sector en un informe especial publicado en Clarín Rural el fin de semana. La foresto-industria se presente como alternativa de desarrollo sostenible en la Argentina para generar empleo y crecimiento en provincias agropecuarias.

 

Fuente: con información extraída del Diario Clarín. Suplemento Rural

 

CORRIENTES (30/5/2021).- La ley de Inversiones para Bosques Cultivados 25.080 sancionada en diciembre de 1998 generó un impulso a la actividad forestal y maderera que atrajo trabajadores, inversiones y convirtió a la ciudad en un polo forestal. Gobernador Ingeniero Valentín Virasoro, comúnmente abreviada como Gobernador Virasoro o Virasoro a secas, está en el noreste correntino.

Allí se encuentra la principal productora de yerba mate del país, Las Marías. También se la conoce como la Capital Nacional del Cebú y como Capital Provincial de la Foresto-industria. La actividad ganadera forma parte del acervo tradicional con el impulso de las razas brangus y la braford. Todo ha hecho que sea una de las ciudades con mayor desarrollo económico y poblacional de la provincia de Corrientes en las últimas dos décadas, resume el informe especial del Suplemento Clarín Rural publicado el fin de semana.

“Cuando me fui de Virasoro a los 9 años, en 1994, tenía 15.000 habitantes; hoy hay más de 50.000, el crecimiento ha sido enorme”, recuerda Raymundo Meabe, nacido y criado en la ciudad, volvió hace 9 años a Virasoro y actualmente es Gerente del Grupo Garabí,  un establecimiento que administra 34.254 hectáreas y tiene 18.473 hectáreas forestadas. Es dirigente empresario, presidente de la regional AFOA (Asociación Forestal Argentina) Corrientes.

Raymundo Meabe, gerente del grupo Garabí.

 

¿Por qué Virasoro?

La localidad de Virasoro y sus alrededores tienen condiciones de suelo y clima propicias para el desarrollo forestal. “Las provincias del Litoral concentran el 78% de la superficie de plantaciones forestales comerciales en el país”, contó a Clarín Rural el Gerente General de la Forestadora Tapebicuá SA, Marcelo Torrisi. Y agregó: “La provincia de Corrientes ha experimentado el mayor crecimiento de plantaciones forestales nuevas y la localidad correntina de Gobernador Virasoro es hoy uno de los polos foresto industriales más representativos del país, aprovechando su gran potencial de recursos naturales para una producción forestal competitiva, con tierras aptas para la actividad, variedad de suelos, especies y un clima óptimo”.

Para Torrisi, las condiciones naturales son tan ventajosas en Virasoro “que permiten una velocidad de crecimiento de las plantaciones promedio de 9 a 15 años” donde las especies más cultivadas son exóticas de rápido crecimiento como las coníferas (pinos), que representan el 64%, eucaliptus (26%) y un 10% de salicáceas.

Por todo esto, la región es de las de mayor potencial de crecimiento maderero, “pero también se destaca la “sinergia virtuosa que se da con la ganadería en sistemas silvopastoriles”, opinó Torrisi.

Sector presente en la sociedad

“Claramente, Virasoro es un polo forestal para la provincia y lo que tiene esta actividad es que al ser de largo plazo también requiere ciertas condiciones para armar un proyecto. Primero, pensar en la sustentabilidad a largo plazo, lo cual implica una vinculación con la sociedad y el medioambiente sobre bases sólidas”, opinó la consultora Paula Montenegro.

Vale recordar que cualquier proyecto forestal requiere, con las especies que se plantan en Virasoro, mínimo 15-18 años hasta poder “cosechar lo invertido”.

Para dimensionar la evolución que ha tenido Virasoro a partir de la profundización agropecuario-forestal, se puede repasar el crecimiento poblacional que ha tenido las últimas tres décadas. El censo de 1980 contó 8600 habitantes; en 1991 había 16.560; ya en 2001 vivía en Virasoro 26.000 personas y en 2010 unos 30.600. Estiman que hoy viven alrededor de 50.000 virasoreños.

“La industria de la madera y de muebles en Virasoro está compuesta en un alto porcentaje por Pymes y su participación en el valor agregado industrial es muy bajo, son industrias que producen principalmente madera aserrada para obra y productos remanufacturados con mayor valor agregado como pisos y revestimientos, molduras, y otras piezas para la construcción de muebles, pero adicional a esto se están desarrollando varios emprendimientos de viviendas industrializadas”, apuntó Torrisi.

“La comercialización de la madera en la región es principalmente a la industria local, aunque recientemente ha incrementado la exportación de madera en rollo de pino con destino el mercado asiático, así como también productos aserrados a partir de un tipo de cambio más favorable y una demanda post pandemia creciente en Estados Unidos y Europa”, esgrimió el gerente de Forestadora Tapebicua.

“La actividad traccionó la demanda de personal capacitado como así también de servicios conexos, lo que generó un importante crecimiento socio económico con la instalación de talleres, gomerías, estaciones de servicio, comedores y mejoras en infraestructura que van creciendo en la misma dinámica que el desarrollo industrial de nuestra localidad”, añadió el ejecutivo.

Desde la sostenibilidad, indicó que el 95% de la madera utilizada en la industria forestal proviene de bosques cultivados. “Más del 40% de la superficie implantada está certificada por los sellos de sustentabilidad FSC y PEFC, por lo cual la industria correntina puede aspirar a ser proveedor de los mercados mundiales más exigentes”, ratificó Torrisi.

“Se esperaba que el mercado pagara un sobreprecio a los que estuvieran certificados, pero no sucedió, aunque sí ocurre que es garantía de poder entrar a mercados exigentes”, contó Montenegro.

Marcelo Torrisi y Paula Montenegro

Transición energética hacia las fuentes renovables

Una de las últimas noticias fue la generación de energías renovables con chips y aserrín que son desperdicio de la industria forestal, pero constituyen un insumo aprovechable para la generación de bioenergía logrando un círculo virtuoso magnífico.

“El proceso industrial de los aserraderos genera una merma del rendimiento en distintas etapas del proceso que antes se acumulaban y constituían un pasivo ambiental y hoy, con la instalación reciente de centrales térmicas, se aprovechan estos remanentes de chips y aserrín como biomasa para la generación de bioenergía”, explicó Torrisi.

En línea con esto, para Torrisi, Virasoro está orientando hacia una transición energética como parte de un cambio esencial de paradigma. “En comparación con el actual sistema energético basado en los combustibles fósiles, las energías renovables son una alternativa sostenible, democrática y que fomenta el desarrollo porque, en términos generales, producen menos emisiones que las fuentes convencionales de energía, reducen la dependencia de las importaciones de energía y suponen una oportunidad para crear bienestar y puestos de trabajo”. Las energías renovables cuentan, además, con otra ventaja frente a los combustibles fósiles: permiten establecer una estructura descentralizada de generación y distribución.

Potencial y desafíos

Adentrados en el laberinto del potencial y los desafíos para Virasoro como ciudad y de la producción maderera en sí, surgen dos vertientes bien diferenciadas. Si se mira sólo la cuestión productiva (es decir, más producción por hectárea, posibilidad de extenderse a nuevas áreas, industrialización, etc) el potencial es enorme; si se pone sobre la mesa el condimento de la “macroeconomía argentina” todo se complica y aparecen los nubarrones.

“Para aprovechar el potencial de crecimiento hay que resolver la macroeconomía de nuestro país porque en lo productivo tenemos uno de los mayores crecimientos en arboles a nivel mundial, mientras que en Europa crece 3 metros cúbicos por año, acá crecen 30 m3/año, tenemos superficie, conocimiento y manejo, entonces el potencial de crecimiento mirando el campo es enorme, pero cuando miramos la economía y la inestabilidad del país surgen dudas”, resumió Meabe.

Y agregó: “Un aserradero chico requiere una inversión de 15 millones de dólares y uno grande de 200, y para hacer este tipo de inversiones necesitás estabilidad y poder acceder a créditos, porque también falta tecnificación”.

Meabe marcó dos cosas más: la necesidad de aumentar aún más la oferta educativa específica de la actividad forestal y mejorar la infraestructura porque el pueblo creció muy rápido y hoy caminos, cloacas y servicios quedaron insuficientes.

“Nuestra región, con fuerte impronta foresto industrial, es sustancial para el desarrollo de la bioeconomía donde se da la producción de recursos renovables, baja intensidad de carbono y gran potencial para la generación de empleo”, auguró Torrisi.

A su vez, explicó que “la demanda creciente a nivel mundial, motorizada por la necesidad de sustituir productos carbono intensivo –como el cemento o los combustibles fósiles– o no renovables –como el plástico y el aluminio–, abre un abanico de oportunidades para la cadena foresto industrial argentina donde Virasoro juega un papel estratégico”.

Entre las oportunidades, Torrisi también marcó que actualmente existe una articulación publico-privada que busca promover el uso de madera en la construcción para revertir el déficit habitacional. “Surgió una oportunidad también allí con nuevos sistemas constructivos que permiten construir con módulos de madera y son más eficientes en consumo energético reemplazando a productos no renovables como el cemento, hierro y aluminio, con altos niveles de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI)”.

“Potencial para seguir creciendo hay, porque tenemos tecnología, también hay tierras que podrían entrar en producción, pero también hay problemas, por ejemplo, la falta de una planificación urbana, políticas públicas de urbanización adecuada, porque Virasoro tuvo una explosión demográfica hace años, para que el sector se desarrolle y crezca tiene que haber planificación”, sostuvo por su parte Montenegro.

La consultora forestal también advirtió que otro de los principales problemas que enfrenta el sector es “el desconocimiento que tiene la sociedad en general respecto de lo que hace el sector y los beneficios que ofrece”. “Cuando entrevistamos a gente de la ciudad y pasás por una cosecha forestal te dicen ´como están deforestando´, cuando, en realidad, es una cosecha, es algo que fue plantado para ser cosechado, hay confusión y lo entendemos, pero tenemos que trabajar para que la gente pueda saber todo lo que aporta el sector a la sociedad, tenemos que comunicar mejor”, contó Montenegro.

“La gran asignatura pendiente es establecer un marco macroeconómico estable y un marco político de seguridad jurídica que genere un entorno de condiciones operativas favorables que aliente a la instalación de industrias de gran escala con inversión extranjera”, opinó Torrisi.

“La ventaja competitiva del sector forestal en recursos naturales no llega a compensar un entorno operativo débil en comparación con países vecinos que son los que están captando las inversiones”, dijo Torrisi. Y concluyó: “Es de primordial importancia que el sector forestal primario continúe desarrollándose y así contribuir al progreso y desarrollo de la comunidad”.

 

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