| El conglomerado a un año de la crisis de Valdivia que gatilló la salida de sus principales ejecutivos: |
Alejandro Pérez, el gerente que dimitió por la crisis de los cisnes de Valdivia, forma hoy parte del círculo más estrecho de Angelini, desde donde se manejan los negocios del grupo. Más abajo, las aguas cambiaron.
Fuente: Lignum
CHILE (11/4/2006).- Felipe Lamarca dejó la presidencia de Empresas Copec del grupo Angelini el 1 de abril de 2005. Tres meses después salió el entonces gerente general de Celulosa Arauco Alejandro Pérez, cuestionado por la responsabilidad de la empresa en la muerte de cientos de cisnes en Valdivia. Ambos habían estado dos décadas en el mayor conglomerado industrial del país y eran hombres de la total confianza de Anacleto Angelini. Un año más tarde, muchas cosas han cambiado, pero una continúa igual: la amistad de Pérez y el empresario de origen italiano sigue incólume y resistió la crisis de Valdivia. Mientras Lamarca está hoy totalmente fuera del grupo y alterna el rodeo con sus labores de director de la multitienda Ripley, el ex mandamás de Arauco continúa en Inversiones Angelini, sociedad con la cual el empresario italiano no sólo invierte en sus compañías más importantes, sino que es el centro de operaciones que establece la forma en que se maneja la fortuna familiar hoy y también cuando Angelini no esté. El lugar de Lamarca en esta sociedad clave fue ocupado el año pasado por un histórico del conglomerado, Manuel Enrique Bezanilla, abogado de 61 años que lleva cuatro décadas manejando los negocios de Angelini a través del estudio Portaluppi, Guzmán y Bezanilla, un bufete que si bien es independiente del conglomerado, tiene las oficinas en el piso 18 del edificio del grupo, en El Golf 150, por una razón simple: su principal actividad es asesorar a Angelini. Bezanilla ya formaba parte del círculo de hierro del empresario de origen italiano, y oficiaba como fiscal en Inversiones Angelini. «Fue una consolidación más que un ascenso y su ingreso al directorio (de Inversiones Angelini) muestra que es de plena confianza de don Cleto», comenta un ejecutivo del grupo. El suprapoder Inversiones Angelini es clave. A través de esta sociedad -donde participan Anacleto Angelini, su esposa María Noseda, sus sobrinos Roberto y Patricia Angelini Rossi, José Tomás Guzmán y sociedades panameñas- el grupo tiene 57,9% de Antarchile, que a su vez posee 60,7% de Empre-sas Copec. Esta sociedad tiene a su turno el 99,9% de Celulosa Arauco, la mayor forestal de América Latina y una de las tres mayores del mundo. Las decisiones importantes del grupo se adoptan en Inversiones Angelini y su directorio es el reflejo de cómo se articula el poder. Existe un primer grupo de directores por derecho propio: Anacleto Angelini y su esposa, María. En el segundo figurar su sobrino Roberto, José Tomás Guzmán y un director de los socios panameños (Arnaldo Gorziglia). El tercer grupo de directores lo componen dos ejecutivos de confianza de los Angelini. Y uno de esos es el cupo que conserva Pérez pese a no tener cargo alguno en el conglomerado. ¿Y por qué permanece Pérez en este enclave? «El siempre contó con la confianza de don Anacleto, que no quería que se fuera. Su renuncia a la gerencia general fue una señal de que antepuso lo que era bueno para el grupo y Arauco antes de lo que le convenía a él… y eso don Anacleto lo sigue valorando», comenta un conocido del ex gerente general de Celulosa Arauco. El ingeniero Pérez dejó Arauco el 8 de junio de 2005, pero su salida la conversó con Anacleto Angelini dos días antes, el lunes 6 de junio. Ahí convenció al nonagenario empresario de que lo mejor era renunciar ante la insistente presión de La Moneda y así «no seguir perjudicando ni a Arauco ni a usted, don Cleto», contó el propio Pérez a algunos conocidos. Para el empresario de origen italiano fue imposible resistir las presiones desde La Moneda y permitió la salida de uno de sus hombres de confianza. Hoy este ejecutivo es socio en la Inmobiliaria Andrés Bello, la entidad que maneja los inmuebles de la universidad de ese nombre. Ahí participa junto a los empresarios Ignacio Fernández, Marcelo Ruiz, Andrés Navarro y Luis Cordero, con planes que incluyen establecimientos de enseñanza básica y media y también proyectos inmobiliarios. «La incorporación de Alejandro Pérez a la Inmobiliaria Andrés Bello ha resultado excepcionalmente productiva y alentadora», comenta su socio Luis Cordero. «Su experiencia y preparación, así como la dedicación importante de su tiempo, representa el mejor refuerzo para todos nuestros proyectos», agrega. Alejandro Pérez, en todo caso, sigue yendo con frecuencia al edificio Angelini, donde concuerdan en que «se ve súper bien y relajado. Como que le tomó otro gusto a la vida». Y tras su partida varias cosas se asentaron, cuentan en el conglomerado. A fines del año pasado Anacleto Angelini tuvo una complicación médica. El grupo estuvo en vilo y se aceleró el ya avanzado relevo de su sobrino Roberto Angelini Rossi. Aunque durante mucho tiempo Felipe Lamarca tuvo un fuerte liderazgo, en las empresas de Angelini dicen que quien manda y siempre ha mandado después de «don Cleto» es Roberto. Ahora su poder es casi absoluto, porque el patriarca está cada vez más alejado del manejo de sus empresas. La tecnocracia al poder La salida de Lamarca y Pérez gatilló fuertes cambios en el plano gerencial de las dos mayores empresas del grupo: Copec y Celulosa Arauco. «En Copec manda ahora Jorge Bunster y en Arauco, el «triunvirato» formado por Matías Domeyko (gerente general), Jorge Garnham (encargado del área celulosa) y Charles Kimber (gerente comercial y de finanzas)», comenta un gerente. Todos estos ejecutivos tienen una marca común: un trabajo de toda la vida en los negocios de Angelini. Bunster lleva más de 15 años en la gerencia general de Copec; Garnham acumula 25 años en Arauco, mientras que Kimber lleva 20 años y Domeyko otros 19 años. Para muchos de estos profesionales, éste ha sido su único o principal trabajo y comparten la cultura corporativa de rotarse en los directorios, potenciarse en sus distintos saberes y creer en la «lógica» del negocio: crecimientos planificados y orgánicos. ¿Qué ha hecho cada cual? Con la separación hace casi dos años de Empresas Copec (que actúa como holding y está a cargo de Eduardo Navarro) y Copec Combustibles (a cargo de Bunster) y la salida de Lamarca en 2005, Jorge Bunster comenzó a «lucirse» en Copec. Hoy la firma tiene grandes planes. Además del terminal de hidrocarburos en San Vicente, pensar en levantar otro en Mejillones y ampliar la red de servicentros, la empresa que maneja Bunster busca ampliar su presencia en el negocio eléctrico, donde ya están a través de Guacolda y es socia del proyecto para traer gas natural licuado a través de Metrogas. En Celulosa Arauco, la salida de Alejandro Pérez marcó un antes y un después. «La responsabilidad social corporativa y el tema ambiental siempre estuvieron, pero tras la crisis de Valdivia pasaron a estar en el primer lugar», explican en Arauco. Incluso en la firma admiten que «las relaciones con el gobierno se han normalizado». Lo prueba que lograron ampliar el plazo para presentar el estudio ambiental para el ducto de la planta Valdivia a abril del 2007 y que en dos meses más empieza la puesta en marcha de su otro megaproyecto, Nueva Aldea. Y aceleran inversiones: en Itata amplían su planta de terciados, en la que pondrán US$ 45 millones. Estas maniobras son vistas con satisfacción desde arriba, desde Inversiones Angelini. Donde está el poder y donde Alejandro Pérez sigue participando en las grandes decisiones del mayor holding industrial del país, que es Empresas Copec. Fuente: La Tercera



