Por Juan Garibaldi, ingeniero forestal y docente de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM).
MISIONES (30/12/2023).- Los primeros pasos tomados por la administración nacional de Javier Milei con respecto al tema ambiental están mostrando una dirección tendiente a desarmar todas las regulaciones ambientales posibles, de modo de permitir el avance de actividades de alto retorno económico inmediato, generalmente de capitales concentrados sobre ambientes hasta ahora protegidos por razones ambientales.
En este punto considero importante explicar las razones que subyacen atrás de las regulaciones ambientales existentes en nuestro país, puntualmente las asociadas a los bosques y humedales, pero sin dejar de reconocer la importancia de algunas asociadas a otros ambientes.
El medio ambiente es lo que nos sostiene como especie, su integridad y funcionalidad es lo que, de alguna forma nos da una posibilidad de sostener la vida del hombre en el planeta, manteniendo la mayor cantidad de las especies y biomas que conocemos lo más íntegros posibles.
Esto implica una variedad de acciones como proteger espacios prístinos que sirvan de fuente de diversidad y preservación genética, la construcción de territorios sustentables productivos, que incluyan a la diversidad como lógica de la producción; que permitan establecer corredores de conservación conectando áreas protegidas e incluyendo al ser humano y las culturas que evolucionan con cada ambiente en particular dentro de los modelos de producción.
Acá hay que tener un cuidado especial con los cantos de sirenas de los que trabajan en lo que se conoce como “greenwashing” y que trata de hacer aparecer como sustentables actividades que suelen ser compatibles con una visión ecólatra de la conservación, pero que terminan siendo una forma de excluir al ser humano y a las poblaciones locales de los territorios en los que viven, producen y, sobre todo conocen y saben manejar.
Las regulaciones que ataca el decreto presidencial, y sobre todo el proyecto de ley ingresado para tratamiento por el Poder Ejecutivo, son las que nos permitían tener una herramienta, ciertamente perfectible y necesitada de una revisión; para acercar las posibilidades de lograr estrategias de producción y preservación en nuestros bosques nativos.
Los cientos de proyectos que acercaron fondos pequeños, pero fundamentales a las comunidades originarias de todo el norte, a los campesinos chaqueños, a los productores medianos que manejan sus bosques nativos con un criterio de largo plazo y también a los grandes productores de bosques nativos, se constituyen en una molestia que genera arraigo y presencia territorial en lugares que, de otro modo, se constituyen un posible botín para capitales de inversión que buscan producir commodities a corto plazo o largo plazo (soja y ganado en el Chaco, o pinos en Misiones y Corrientes o inversiones inmobiliarias en la interfaz urbano-bosque de Córdoba y muchos puntos de los bosques subantárticos).
Las consecuencias pueden ser terribles a nivel local, provincial y a escalas mayores, y pueden ser ambientales como la desregulación de los ciclos hídricos, que llevan al cambio del régimen de lluvias en amplios sectores del norte de nuestro país, sequías e incendios catastróficos como los que experimentamos en Corrientes durante los años 2021 y 2022, pérdida de suelos. O sociales como el desplazamiento de poblaciones, emigración hacia cinturones de pobreza en las grandes ciudades.
Cambios de pequeña, mediana y gran escala se suceden sin que se tenga la oportunidad de averiguar las causas y consecuencias de lo que ocurre, y ese es el punto en el que debemos detenernos, gran parte de las acciones de conservación o se basan en el principio precautorio que nos permite evitar daños irreversibles tomando algunos recaudos al momento de adoptar decisiones sobre el manejo de los ambientes naturales.
Este principio nos permite tomarnos el tiempo de investigar los efectos y consecuencias de los usos y manejos a los que sometemos a los ecosistemas, pero claro que esto es posible si no desarmamos las estructuras de generación de conocimiento que existen en Argentina y tienen un bien ganado prestigio internacional, otra estructura que está atacando e intentando dejar inoperativa la presente administración nacional.