Crímenes ambientales | Autoridades brasileñas confirmaron el asesinato del periodista británico Dom Phillips y del indigenista Bruno Pereira por la mafia en el Amazonas

El repudio ante el trágico hecho llegó de Periodistas por el Planeta y se pide el esclarecimiento del terrible asesinato bajo el hastag #JusticiaparaDomyBruno. Las autoridades brasileñas confirmaron que Dom Phillips y Bruno Pereira fueron asesinados por la mafia que opera en el Valle de Javari, una de las regiones más remotas y amenazadas de la Amazonia. Phillips estaba informando sobre la mafia pesquera y sus amenazas a los indígenas aislados de la región, mientras que Pereira le acompañaba como miembro del equipo de seguridad de UNIVAJA. Viajaban por la Amazonia en el marco de una investigación para un libro sobre sustentabilidad en el Amazonas.

 

Por Patricia Escobar 

@argentinaforest 

Fuentes: con información de Periodistas por el Planeta, Observatorio del Clima, TÉLAM

 

BRASIL (16/6/2022).- La tragedia en Javari tiene la huella de la necropolítica brasileña. Bruno Ribeiro Pereira y Dom Phillips fueron asesinados por investigar y visibilizar delitos ambientales en el Valle de Javari, en la Amazonía. Ambos estaban desaparecidos desde el 5 de junio, y fueron encontrados en la selva amazónica, según lo anunció el comisario de la Policía Federal Eduardo Fontes, durante una conferencia de prensa esta madrugada.

Dom Phillips, de 57 años, era reportero británico radicado en Brasil hace más de 15 años. Colaboraba en The Guardian, Financial Times, Washington Post, New York Times, Intercept y otros diarios internacionales. En los últimos años se mudó a Salvador, Bahía, donde daba clases de inglés en favelas y planificaba escribir un libro par proteger el Amazonas, razón por la cual estaba en el Vale do Javarí junto con Ribeiro Pereira, el mayor experto en el tema.

Desde el Observatorio del Clima expresaron su profunda tristeza y disgusto por la noticia del asesinato del indigenista Bruno Pereira y del periodista Dom Phillips en el valle de Javari. “Nuestro pensamiento se dirige a las familias de ambos, en un dolor que también es el nuestro, por haber tenido el privilegio de conocer a Dom y su amabilidad y profesionalismo”, expresaron.

Brasil, uno de los países que más activistas ambientales mata en el mundo, ahora siembra la repetición de la tragedia de Chico Mendes, Dorothy Stang, João Cláudio y Maria y tantos otros que hicieron y hacen frente a los criminales que atormentan a los pueblos y saquean el bosque en Amazonas.

Desde la organización aseveran que “en el gobierno de Bolsonaro, sin embargo, tales atrocidades tienen cómplices en la Presidencia y en las Fuerzas Armadas. Además de haber entregado deliberadamente la Amazonía al crimen, el régimen de Jair Bolsonaro reaccionó a la desaparición de Bruno y Dom con la misma crueldad con la que trató a los cientos de miles de brasileños muertos en la pandemia: el Ejército pospuso el inicio de la búsqueda el mayor tiempo posible; se lavó las manos el presidente de la Funai, que había exonerado a Pereira por haber cumplido con su deber de proteger a los indígenas de Roraima; y el Presidente de la República responsabilizó a las víctimas, quienes, según él, se habían embarcado en una “aventura indebida”, indicaron desde el Observatorio.

De esta forma, consideraron que “la necropolítica, un sello del gobierno actual, también está presente en las muertes de Dom y Bruno.

En la Amazonía, la bala que mata a periodistas, activistas e indígenas se compra con dinero del acaparamiento de tierras, la minería ilegal y la madera robada”.

Bajo Bolsonaro, estos crímenes prosperaron y ganaron más poder, y hoy están más preparados que nunca para eliminar a quienes se cruzan en su camino”, dijo Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima. “Por omisión en los allanamientos o por alentar a los delincuentes, el gobierno de Bolsonaro tiene sus huellas en esta tragedia que nos entristece a todos”.

A la pesca ilegal y caza furtiva se ha sumado el tráfico de cocaína por estar en la frontera con Perú y Colombia. Sobre todo esto estaba investigando Dom con la asistencia de Bruno. Ambos conocían bien la zona y habían recibido amenazas

La peor noticia

Los cuerpos de Dom y Bruno fueron encontrados en una región inhóspita de la selva amazónica tras la confesión de uno de los dos detenidos por los asesinatos, anunció este miércoles la Policía Federal. El caso es de conmoción internacional y puso de manifiesto el avance de las mafias de la madera, la pesca y la minería ilegal sobre las tierras indígenas en el Amazonas.

En conferencia de prensa, el jefe de la Policía Federal en el estado de Amazonas, Eduardo Fontes, dijo que uno de los detenidos confesó el martes por la noche y llevó a los agentes al lugar donde fueron sepultados los cuerpos, en una región conocida como Vale do Javarí, epicentro del avance del crimen organizado como pesca, caza y minería ilegal sobre tierras indígenas.

Anteriormente, fuentes policiales habían dicho que el detenido confesó que participaron tres personas del homicidio y que los cuerpos fueron incinerados, descuartizados y enterrados en medio de los árboles, a 3,1 kilómetros del lugar donde ocurrió la emboscada.

Ribeiro Pereira era funcionario en licencia del órgano federal de protección indígena Funai que trabajaba para la entidad Unión de Pueblos de Indígenas del Vale do Javarí, en el estado de Amazonas y había sido amenazado de muerte por uno de los detenidos, que participa de una organización de la pesca ilegal.

Pereira hablaba cuatro lenguas indígenas y estaba enfrentado con el bolsonarismo, movimiento de ultraderecha identificado con la defensa del avance de la minería y el agro en las tierras indígenas.

En 2019 fue retirado de un cargo jerárquico de protección a los indígenas que viven aislados de otras civilizaciones debido a que lideró una operación contra los garimpeiros, los buscadores ilegales de oro que en 2018 fueron defendidos por Bolsonaro durante la campaña electoral.

A Ribeiro Pereira lo sacó del cargo el exministro y exjuez Sérgio Moro, por orden de Bolsonaro.

El que hizo la confesión fue Amarildo da Costa Oliveira, un pescador ilegal que había discutido con Ribeiro Pereira días atrás, mientras el segundo arrestado, su hermano Oseney, no ha confesado aún.

Por la mañana, Bolsonaro aseguro que el periodista británico, desaparecido tras haber sido amenazado de muerte en la selva amazónica brasileña, «era mal visto» porque hacía artículos contra la minería ilegal y la cuestión ambiental.

«Ese inglés era mal visto en la región. Porque hacía muchas notas contra garimpeiros (buscadores de oro ilegales en tierras indígenas), de la cuestión ambiental. Entonces en esa zona muy inhóspita mucha gente no gustaba de él. Debería haber redoblado la atención y resolvió hacer una excursión», dijo Bolsonaro.

«Si los mataron los dos están bajo el agua y poco sobrará de ellos, Dios no quiera que eso haya pasado», sostuvo el jefe del Estado, candidato a la reelección en los comicios generales del 2 de octubre.

«Los dos resolvieron entrar en un área completamente inhóspita solos, sin seguridad y ocurrió el problema. Desde el primer día estamos buscando sin éxito. Es muy temerario ir allí sin estar preparados físicamente», dijo el jefe del Estado a un programa periodístico de YouTube.

Bolsonaro conoció a Phillips en 2019 durante la única conferencia de prensa que el jefe del Estado concedió a la prensa extranjera en el Palacio del Planalto.

Sentado al lado del presidente en un desayuno, Phillips le preguntó sobre el impacto internacional de la devastación amazónica brasileña, tras lo cual Bolsonaro respondió que la «Amazonia es nuestra, no de ustedes».

En 2018, durante su victoriosa campaña electoral, Bolsonaro prometió mejores condiciones legales para que los garimpeiros puedan ejercer la actividad de minería artesanal.

Informes privados y oficiales indican que en algunas aldeas de gran tamaño como la Yanomami en el estado de Roraima, fronterizo con Venezuela, la acción de los garimpeiros ha contaminado con mercurio el agua de la cuenca amazónica de la que se sirven los indígenas para su subsistencia.

También este miércoles un comisario de la Policía Federal brasileña denunció que existe un bloque de parlamentarios bolsonaristas que forman parte de una organización criminal, que permite delitos ambientales y contra las comunidades indígenas en la Amazonia.

La denuncia la hizo el comisario Alexandre Saraiva, quien en 2021 fue removido de la jefatura de la Policía Federal en Manaos, capital del estado de Amazonas, por orden del gobierno federal, tras haber comandado la mayor confiscación de madera ilegal de la historia de la región.

«Existe un bloque parlamentario del crimen en la selva amazónica, un bloque de marginales», afirmó Saraiva al canal GloboNews, citando a los senadores Jorginho Mello, del gubernamental Partido Liberal de Bolsonaro, y Telmario Motta, del PROS, del estado de Roraima, además de la diputada ultrabolsonarista Carla Zambelli, de San Pablo.

Expresiones de dolor

  • Yura Marubo, representante indígena y asesora jurídica de la Asociación de Pueblos Indígenas del Valle del Javari – Univaja: “Hemos recibido con gran tristeza la información de que la Policía Federal sí ha encontrado, en este momento, los cuerpos de nuestro compañero de armas Bruno Pereira y del periodista Dominic. Brasil pierde a una de las mayores autoridades en defensa de los pueblos indígenas aislados”.
    Ana Toni , directora ejecutiva del instituto Clima e Sociedade (ICS): “Este brutal y cruel asesinato es una prueba concreta de la ausencia total del Estado brasileño en la Amazonia y en la defensa de los ecologistas, servidores públicos, pueblos tradicionales y periodistas que están dando su vida para luchar contra la deforestación de la Amazonia. Tener soberanía es cuidar de tu pueblo y de tu territorio y parece que el Estado brasileño está entregando la Amazonia a milicianos y criminales. Todos estamos indignados y tenemos que defender a los amazónicos y a la selva amazónica”
  • Natalia Mazotte, presidenta de la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación – Abraji: “Recibimos con inmensa tristeza e indignación la noticia del asesinato de Dom Phillips y Bruno Pereira. Ellos lucharon por un Brasil en el que los pueblos indígenas tuvieran voz, en el que la Amazonia se mantuviera en pie y los crímenes ambientales no fueran ignorados. Este crimen bárbaro no es un episodio aislado. 20 años después del asesinato de Tim Lopes seguimos viendo señales de la degradación del espacio cívico en el que se ha convertido en uno de los países más peligrosos del mundo para periodistas y activistas.”
  • Marcelo Beraba, periodista, fundador y asesor de la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación – Abraji : “Es un horror que vivamos una situación tan trágica como ésta. Una más. Aquí están algunos de los brasileños que han sido abandonados – los pueblos indígenas, los residentes de la Amazonía, nuestros indigenistas, los activistas de las causas de los sin voz. Y ellos están estampando una vez más los peligros que el periodismo tiene que enfrentar en este país. Un horror”.
  • Adriana Ramos, asesora política y jurídica del Instituto Socioambiental (ISA): “Es todo muy triste. La Amazonia está dominada por la violencia y la ilegalidad, bajo la mirada cómplice del gobierno brasileño. Me solidarizo con las familias de Bruno y Dom, que merecen justicia.”
  • Marcio Astrini, Director Ejecutivo del Observatório do Clima (OC): “Por su omisión en la búsqueda o por alentar a los criminales, el gobierno de Bolsonaro tiene sus huellas digitales en toda esta terrible tragedia que nos entristece a todos.”
  • Maurício Voivodic, director de WWF-Brasil : “En los últimos años, todas las instancias de protección de los pueblos de la selva y del medio ambiente han sido sistemáticamente desorganizadas y desacreditadas. La violencia contra ellos ha aumentado exponencialmente en los últimos tres años y no se ha hecho nada, sino todo lo contrario, porque hay en el Gobierno Federal, según un estudio publicado esta semana, un proyecto para la destrucción de la FUNAI, el organismo que debería velar por los derechos indígenas, y en el Congreso proyectos de ley que debilitan aún más la protección de estos pueblos.  No podemos dejar de destacar que la pérdida de las vidas de Dom y Bruno se inscribe en el contexto de la muerte de la propia Amazonia. Sólo en mayo de este año, las cifras de incendios y deforestación batieron récords en la Amazonia: los incendios aumentaron un 184% en comparación con la media del mes de mayo de los últimos diez años y se perdieron 2.867 km de bosque entre enero y mayo, batiendo el récord de devastación por tercer año consecutivo. Nunca hemos estado tan cerca del punto en el que la selva ya no puede sostenerse. El Panel Científico sobre la Amazonia ya ha señalado que el 17% de la selva ha sido deforestada y otro 17% está degradada. Matar la Amazonia es matar a Brasil, un Brasil que murió un poco con el asesinato de Bruno y Dom”.

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