En un artículo publicado recientemente en este mismo diario me preguntaba que quién nos hizo creer que Salta es pobre, y la verdad que si analizamos los recursos naturales existentes, afirmamos que no es así, tenemos una provincia rica en recursos naturales con mucha gente pobre.
Es la sexta provincia más extensa del país con 155.488 km2 representando el 4,2% del total nacional; la población representa el 3,1% de la de Argentina, la densidad de la población por kilómetro cuadrado no llega a nueve habitantes y la producción no supera el 2% del PBI nacional (cifras para analizar, por cierto)
Tenemos muchos complejos productivos; entre los más importantes, tabacalero, azucarero, hortícola, poroto, oleaginoso, citrícola, vitivinícola, ganadero, turismo y la foresto industria.
Debemos conocer la realidad, la historia y el potencial desarrollo de cada una de estas actividades productivas.
Buena madera
Hoy reflexionamos sobre la foresto industria que actualmente está en el octavo lugar de importancia en la economía de nuestra provincia, recordando que durante los años 1930 a 1960 fue la generadora del 40% del Producto Bruto provincial, además figura en el noveno lugar la fabricación de muebles, actividades más que significativas en la generación de mano de obra y generadora de valor agregado.
Un mueble cualquiera, madera para la construcción, ebanistería, combustibles, ciertas sustancias contenidas en ciertos arboles (tanino, materias tintóreas) y hasta un diario sin ir más lejos, son todos productos que se originan en la industria forestal, su cadena de valor nos permite conocer el potencial de esta actividad, también como muchas actividades de nuestro país es la que tiene mucha cantidad de éxitos, derrotas y fracasos.
La tercera parte del territorio salteño está formada por montes y bosques, la región del Chaco salteño ocupa la mayor extensión forestal; le sigue la selva subtropical y con escalas inferiores los conocidos como montes bajos.
Las superficies boscosas en Salta tienen una gran riqueza de árboles útiles para el hombre, y ese es el origen de la gran actividad forestal desarrollada décadas pasadas, pero actualmente existen en menor cantidad ya que desaparecieron las maderas más valiosas debido a la tala indiscriminada, desmontes ilegales, sobrepastoreo, los incendios y falta de control por parte del Estado en estos últimos años.
Salta, de acuerdo a un informe del Gobierno nacional, en 2016, tiene una extensión de 9 millones de hectáreas con aprovechamiento forestal (pero con cinco pintadas de amarillo). Hay tres áreas para la actividad maderera;
a) Orán
b) San Martín, Anta y Rivadavia
c) Salta capital, Metán, Rosario de la Frontera, La Caldera, La Viña, Cerrillos, General Gemes, Chicoana, Guachipas y Cafayate.
Sin visión estratégica
Actualmente en Salta se producen 15 millones de cajones y 500.000 pallets por año, todos de madera reforestada, pero resulta que el 95% de la madera hecha ya tablas vienen del litoral, del delta y hasta de Mendoza, generando una transferencia de riquezas a otras provincias cuando en definitiva podríamos producirla en Salta con todo lo que significa.
Esta situación absurda debemos imputarla, entre otras cosas, al Ordenamiento Territorial, de origen local, que paraliza el desarrollo, y a campañas erróneas a las que se suman la Secretaría de Ambiente de la Nación y, en un tristemente célebre fallo de 2008, la Corte de Justicia de la Nación.
La preocupación de este sector es que en el muy corto plazo no habrá y no se conseguirán la suficiente cantidad de madera para abastecer a sus fábricas, ya que, por ejemplo en el segmento de aprovechamiento de biomasa forestal, solo en la provincia de Corrientes se encuentran dos proyectos de energías renovables que consumirían más de 600 mil toneladas de bio masa; además hay otro en Misiones; Entre Ríos derogó la prohibición de exportar madera de punta fina a la papelera UPM -ex Botnia- , también se suman proyectos para producir tableros de fibra larga y otros para darles mayor valor agregado a la producción de maderas.
Una vez puestos en actividad dichos emprendimientos, no habrá madera que puedan comprar los salteños, y si se consigue, será a precios altísimos.
El objetivo para nuestra provincia es producirla, pero nuestros productores ven con preocupación la falta de políticas de Estado para que esto ocurra en una escala razonable.
Existen perspectivas y proyectos que favorecerían la reforestación orientada a los productos que elaboramos:
* Reconocimiento de la necesidad de obtener un préstamo puente que otorgaría nuestra provincia a los interesados en realizar forestaciones y que el Gobierno de la nación reintegraría a los 18 meses.
* Un proyecto para poner un vivero que produzca 1.000.000 de árboles para reforestar, que aún no fue implementado.
Si se reactiva la forestación de nuestros bosques se podrán crear cerca de 4.000 nuevos puestos de trabajo; pero esto solo será así si el Gobierno apuesta a la actividad privada
Estímulos que se pierden
Los beneficios de la Ley 25.080 están hoy vigente a través de la Ley 26.432 que expira en enero de 2019. Conocida también como la ley de inversiones para bosques cultivados, que financia la expansión y manejo de las plantaciones forestales y el enriquecimiento de los bosques nativos, propicia la reforestación de maderas con un aporte al productor -no reintegrable- de Nación con plantación lograda a los 18 meses. La norma requiere un préstamo puente provincial (Jujuy ya lo tiene) para incentivar la realización de proyectos de forestación. Se estima que se beneficiaran 3.000 pequeños y medianos forestadores de diversas provincias, que abastecen a más de 7.000 pymes. Con estos objetivos, la administración nacional construyó un vivero de última tecnología en Orán con capacidad para 1.000.000 de plantas; aún no se firmó el Convenio que habilita su administración ni dispuso los fondos del 10% para iniciar su funcionamiento
Existe un compromiso para prorrogar la Ley 25.080, buscando darle un mayor alcance ajustada a los cambios tecnológicos, destinos de los productos y ampliando sus objetivos hacia la industria.
La meta seria incrementar la superficie en 800 mil hectáreas al año 2030 y potenciar los segmentos de energías renovables, tablero, aserradero, celulosa y papel, fabricar productos como envases para la producción frutihortícola, postes para tendido eléctrico y para la refacción de invernaderos, fabricación de viviendas y productos de alto valor agregado como muebles, pisos, deck, etcétera, buscando darle un mayor aporte económico, ambiental y social con esta actividad,
El tiro por la culata
La Ley 26.331 conocida como ley de bosques nativos contempla en su artículo 30 un fondo nacional para el enriquecimiento y la conservación de bosques nativos para compensar a las jurisdicciones y a los propietarios que conservan los mismos por los servicios ambientales . En el artículo 31 determina la forma de cálculo de ese fondo: unos mil millones de dólares anuales, en 2008. En diez años enviaron menos del 5% anual y solo en asignaciones que manejan las provincias, no los productores, y cuyo destino es un misterio. El desbarajuste del ordenamiento territorial y los incumplimientos del gobierno federal dan por resultado una hectárea desmontada vale US$6.000 y una con bosque solo cueste US$ 600.
Los bosques son exaltados como proveedores de servicios ecosistémicos como: captación de dióxido de carbono, regulación de temperaturas locales, regulación de la erosión por viento …. Hasta la Unión Europea los propone como bienes de la humanidad. Pero al momento de pagar esos servicios, los mismos que los invocan no ponen un peso.
Como el perro del hortelano ni comen ni dejan comer.
(*)Economista y Diputado Provincial
Publicado en El Tribuno, Salta