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Más que plantas nativas, son ingenieras naturales al servicio del ecosistema en la Cuenca del Plata

María Victoria Vega, Graciela Castillo, Alicia Calabroni, Carlos Nardin, investigadores de la Universidad Nacional de Formosa (UNF) y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), estudian el potencial del riego con efluentes y el uso de especies nativas clonadas para regenerar suelos, mejorar la producción agrícola y conservar la biodiversidad en una de las cuencas hídricas más importantes de Sudamérica.

BUENOS AIRES (Abril 2025).- La Cuenca del Plata es un mosaico de ecosistemas vibrantes, que se enfrenta a desafíos hídricos que exigen soluciones innovadoras. Es un sistema vasto y complejo, y la descarga de efluentes en sus ríos tributarios es un problema ambiental significativo.

Las fuentes de contaminación provienen de las descargas de aguas residuales domésticas, pecuarios e industriales, desechos de fábricas, pesticidas y otros productos químicos utilizados en la agricultura.

Esta problemática provoca la eutrofización de las aguas, crecimiento excesivo de algas, que conlleva a la degradación ambiental, especialmente en las orillas del río Paraná inferior y en el Río de la Plata.  El Río de La Plata, recibe una gran cantidad de efluentes de áreas urbanas densamente pobladas como Buenos Aires y sus alrededores.

También los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay, principales tributarios, sufren contaminación por efluentes industriales y agrícolas.

La falta de tratamiento de efluentes, ya sean industriales o domésticos adecuados, son un problema importante en muchas áreas de la cuenca, y la aplicación de regulaciones ambientales y la inversión en infraestructura de tratamiento son cruciales para reducir la contaminación.

De esta manera, la reutilización de las aguas para el riego de cultivos agrícolas, y plantaciones forestales es empleada en varias regiones del mundo, y en algunas provincias argentinas como una estrategia para reducir el vertido de efluentes a los cuerpos de agua.

Las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento, indican que, si bien tienen aparejado un problema sanitario que hay que considerar, este método representa un tratamiento eficaz en función de los costos económicos e implica el uso productivo de las aguas residuales (Fig. 1).

Figura 1. Reutilización de efluentes industriales para el riego de plantaciones forestales.

Los efluentes, lejos de ser simples desechos, se revelan como un recurso valioso cuando se combinan con el riego de especies nativas. Estas, no son meros espectadoras, sino actrices claves en la restauración y el equilibrio de los ecosistemas, ya que están adaptadas a condiciones locales y cumplen un rol fundamental. Sus características y fisiología únicas las convierten en verdaderas Ingenieras naturales.

Algunas plantas, se convierten en guardianes de la calidad del agua como el sauce criollo, con su rápido crecimiento y capacidad de absorción, actuando como un filtro natural, removiendo contaminantes, y previniendo la eutrofización.

El espartillo por su parte, tiene la capacidad de absorber metales pesados, ayudando a limpiar los suelos y aguas. La paja brava, por ejemplo, presenta resiliencia ante la adversidad con su adaptabilidad a suelos pobres y degradados.

Estas especies nativas acostumbradas a las fluctuaciones climáticas de la Cuenca del Plata, son más resistentes a las sequías e inundaciones que las especies introducidas. Otras especies,  como el ñandubay no solo resisten a la sequía, sino que también fracturan suelos compactados, mejorando la infiltración del agua y la aireación.

El algarrobo blanco, por su parte, extiende sus raíces en busca de agua, estabilizando dunas y previniendo la erosión. La guayaba, especialmente en sus variedades blanca y rosada, no solo es una fuente deliciosa de alimento, sino también un aliado ambiental.

Las leguminosas son consideradas fábricas de nitrógeno, y otras además presentan importancia económica como el algarrobo blanco, tatané, ceibo común y ceibo rosado, entre otras. La mayoría posee raíces albergando bacterias del género Rhizobium, que transforman el nitrógeno del aire en una forma disponible para las raíces de las plantas, reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos.

Se puede decir entonces, que el nitrógeno del aire se transforma en nutriente para las plantas. Las plantas han desarrollado estrategias para adquirir este nutriente, en forma de nitrato (NO₃⁻) o amonio (NH₄⁺); transformándolo en aminoácidos, componentes básicos de las proteínas dentro de las plantas.

La fijación biológica del nitrógeno atmosférico, es fundamental para enriquecer el suelo con nitrógeno disponible para las plantas. Por otro lado, algunas especies de microorganismos provocan un almacenamiento y liberación lenta del nitrógeno en sus tejidos, de forma gradual al suelo a través de la descomposición de la materia orgánica.

El riego con efluentes de plantas nativas ofrece un doble beneficio: impulsa la producción agrícola y, simultáneamente, revitaliza el ecosistema. Esta práctica, además, reduce la dependencia de insumos externos, minimizando la huella ambiental.

En este contexto, la utilización de árboles clonados mediante organogénesis in vitro, diseñados para ser irrigados con efluentes tratados, representa una estrategia innovadora y de vanguardia. Al propagar árboles de genotipos seleccionados por su resistencia a condiciones adversas, se optimiza el uso de efluentes, reduciendo la contaminación y potenciando la recuperación de áreas degradadas.

Los árboles clonados, especialmente aquellos de rápido crecimiento, maximizan la captura de carbono y la producción de biomasa, generando beneficios ambientales y económicos. Para asegurar el éxito de esta estrategia, es crucial un monitoreo constante de la calidad del agua y del suelo, así como la inversión en investigación y desarrollo para perfeccionar las técnicas de clonación y manejo (Fig. 2).

Figura 2. Clonación de algarrobo blanco vía organogénesis in vitro.

 

El Laboratorio de Biotecnología de Plantas (Facultad de Recursos Naturales-Universidad Nacional de Formosa) con décadas de experiencia, ha desarrollado protocolos de clonación para especies nativas claves como algarrobo blanco, algarrobo negro, algarrobo paraguayo, espina corona, palo santo, tatane, tipa colorada entre otras.

Actualmente trabaja en forma conjunta con la Universidad Tecnológica Nacional-Argentina (Facultades Regionales de Reconquista y Concepción del Uruguay), Universidad Nacional de Asunción-Paraguay (Facultad de Ciencias Agrarias), Universidad Nacional de Itapúa-Paraguay (Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales), y la Facultad de Horizontina-Brasil con la finalidad de elaborar una guía para la planificación y formulación de diseño de forestaciones, dentro de  las actividades enmarcadas en el Proyecto: Forestaciones especiales irrigadas con efluentes para fines varios (PGTF INT/23/K01) aprobado y financiado por el Fondo Fiduciario de Pérez Guerrero- PNUD, Cooperación Sur-Sur (Convocatoria 2022).

Podemos concluir que la Cuenca del Plata nos ofrece un ejemplo de cómo la naturaleza y la tecnología pueden trabajar juntas para crear un futuro sostenible. Al adoptar el riego con efluentes y especies nativas clonadas, podemos transformar un desafío en una oportunidad para restaurar ecosistemas, fortalecer la agricultura y proteger la biodiversidad.

 

Autores: María Victoria Vega1,2, Graciela Castillo1,2, Alicia Calabroni1,2, y Carlos Nardin 1,3

1 Facultad de Recursos Naturales,

2 Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Formosa.

Contacto: mavivega@yahoo.es

3 Universidad Tecnológica Nacional

 

 

Este artículo forma parte del espacio mensual de la REDFOR.ar, en ArgentinaForestal.com, que busca divulgar y generar debate sobre la problemática forestal del país. Las opiniones pertenecen a los autores.

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