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Crisis climática | Científicos del IPBES alertan sobre el costo de ignorar las interconexiones entre agua, alimentos, salud y biodiversidad

La Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) presentó el lunes un informe histórico, titulado «Evaluación Nexos», que por primera vez revela las interconexiones críticas entre la pérdida de biodiversidad, la crisis del agua, la inseguridad alimentaria, los riesgos de la salud y los efectos extremos del cambio climático. Este estudio, resultado de tres años de trabajo de 165 expertos internacionales de 57 países, advierte que los esfuerzos aislados para resolver estas crisis globales están poniendo en riesgo objetivos fundamentales como los ODS, el Acuerdo de París y el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal.

 

Por Patricia Escobar 

@argentinaforest 

Fuente: IPBES . Fotos: Crédito @kiaraworth

 

NAMIBIA (17/12/2024).- La Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) presentó el lunes un nuevo informe histórico denominado “Evaluación Nexos”, que demuestra las interrelaciones entre Biodiversidad, Agua, Alimentación y Salud.

El estudio pone a disposición de los responsables de la toma de decisiones de todo el mundo la evaluación científica más ambiciosa jamás realizada sobre estas complejas interconexiones e indaga en más de cinco docenas de opciones de respuesta específicas para maximizar los beneficios colaterales a través de cinco «elementos del nexo»: biodiversidad, agua, alimentación, salud y cambio climático.

“Evaluacion Nexos” explora cómo las crisis climática global en estas áreas se afectan mutuamente, los costos ocultos de abordarlas en silos, y los impactos para marcos como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Acuerdo de París y el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal.

De hecho, el informe concluye que los objetivos políticos globales están amenazados porque las crisis mundiales profundamente entrelazadas se están abordando de forma aislada.

Los expertos incluyen la destrucción del mundo natural, la inseguridad alimentaria, el cambio climático, las pandemias globales y el creciente estrés hídrico, con una necesaria visión de política integral, igual los sistemas financieros y la gobernanza. Se trata de un problema enorme y hasta ahora poco reconocido.

El informe de IPBES fue aprobado este lunes en la 11ª sesión plenaria de la plataforma compuesta por representantes de sus 147 gobiernos miembro y es el producto de tres años de trabajo de 165 destacados expertos internacionales de 57 países de todas las regiones del mundo.

Evaluación científica mundial

Más de 70 opciones de respuesta evaluadas para obtener los máximos beneficios colaterales frente a los desafíos en cascada o compuestos. Se calcula que los costos no contemplados de los enfoques actuales ascenderán como mínimo a una cifra entre 10 y 25 billones de dólares estadounidenses al año .

Las crisis ambientales, sociales y económicas, como es la pérdida de biodiversidad, la inseguridad hídrica y alimentaria, los riesgos sanitarios y el cambio climático, están todas interrelacionadas. Interactúan, se producen en cascada y se agravan mutuamente, por lo que los esfuerzos por separado para abordarlas resultan ineficaces y contraproducentes.

En este informe se constata que las medidas existentes para afrontar estos retos no logran abordar la complejidad de los problemas interrelacionados y dan lugar a inconsistencias en la gobernanza.

«Necesitamos adoptar decisiones y emprender acciones que vayan más allá del abordaje aislado de una sola cuestión para gestionar, gobernar y mejorar el efecto de las acciones en torno a un elemento del nexo sobre otros elementos», dijo la profesora Paula Harrison (Reino Unido), co-presidenta de la Evaluación junto con la profesora Pamela McElwee (EE. UU.).

«Tomemos como ejemplo el desafío sanitario de la esquistosomiasis, una enfermedad parasitaria que puede provocar problemas de salud de por vida y que afecta a más de 200 millones de personas en todo el mundo, especialmente en África. Tratada únicamente como un problema de salud -generalmente con medicamentos-, la enfermedad suele reaparecer a medida que las personas se vuelven a infectar», indicó la experta.

«Un proyecto innovador en una zona rural de Senegal adoptó un enfoque diferente al disminuir la contaminación del agua y eliminar las plantas acuáticas invasoras para reducir el hábitat de los caracoles que albergan los gusanos parásitos que transmiten la enfermedad. Esto se tradujo en una reducción del 32 % de las infecciones en niños, un mejor acceso al agua dulce y nuevos ingresos para las comunidades locales», comentó.

La mejor forma de superar los abordajes aislados de cuestiones individuales consiste en una toma de decisiones integrada y adaptative. Los «enfoques del nexo» ofrecen políticas y acciones más coherentes y coordinadas, que nos acercan al cambio transformador necesario para alcanzar nuestros objetivos de desarrollo y sostenibilidad, afirmó la profesora McElwee.

Pamela MacElwee
Pamela MacElwee

Un enfoque integral para crisis interconectadas

QU Dongyu, director general Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), expresó sobre el informe: «Nuestros sistemas ecológicos y planetarios están profundamente interconectados con toda la vida en la Tierra, incluida la humanidad. Sin embargo, las decisiones para hacer frente a las amenazas a la biodiversidad, el agua, los alimentos, la salud y el clima se toman con demasiada frecuencia de forma aislada, lo que provoca desajustes, compensaciones no planificadas o consecuencias imprevistas en el mejor de los casos, y resultados negativos en el peor», planteó.

Al poner de manifiesto las intersecciones entre las crisis ambientales, sociales y económicas, la Evaluación de los Nexos de la IPBES pone de manifiesto tanto las limitaciones de la acción aislada como las oportunidades y la aceleración derivadas de una mejor alineación de nuestros esfuerzos globales. «El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) acoge con satisfacción las conclusiones de esta evaluación, ya que trabajamos con la familia de las Naciones Unidas y nuestros numerosos socios para impulsar cambios sistémicos, en lugar de lineales. Esto es esencial para permitir la escala y la urgencia de la acción necesaria para proteger y restaurar los ecosistemas irremplazables y la biodiversidad de nuestro planeta”, declaró el funcionario de FAO.

La Dra. Maria Neira, directora del Departamento de Salud y Clima de la Organización Mundial de la Salud, sostuvo que «la Evaluación del Nexo de la IPBES demuestra que la naturaleza no es solo una víctima de las crisis, sino una poderosa solución. Los ecosistemas sanos y ricos en biodiversidad, como los manglares y los bosques tropicales, desempeñan un papel vital en la mitigación del cambio climático, el control de las enfermedades y el mantenimiento de dietas sanas y el bienestar. Invertir en la naturaleza es invertir en nuestra salud y resiliencia colectivas».

Por su parte, Marina Romanello, directora ejecutiva de Lancet Countdown, señaló que el cambio climático está planteando amenazas sin precedentes para la salud y el bienestar de las personas en todo el mundo; el pronóstico no parece bueno. “Más del 58% de las enfermedades infecciosas se ven agravadas por los riesgos climáticos, ya que el aumento de las temperaturas y las condiciones meteorológicas extremas expanden patógenos como la malaria, el dengue y el Zika. Las comunidades indígenas, cuya salud y ecosistemas se ven desproporcionadamente más afectados, poseen conocimientos fundamentales para encontrar soluciones. Proteger sus derechos es la receta para el cambio, no solo para mantener los ecosistemas de biodiversidad, sino como base de la salud, la resiliencia y la supervivencia mundiales.»

Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), declaró: «La biodiversidad es vital para satisfacer la creciente necesidad de alimentos, piensos, fibras y combustibles de la humanidad, protegiendo al mismo tiempo el planeta para las generaciones futuras. Tenemos que producir más con menos, a través de las cuatro apuestas: mejor producción, mejor nutrición, mejor medio ambiente y mejor vida, sin dejar a nadie atrás. Las evaluaciones de la IPBES nos ayudan a comprender las interrelaciones entre biodiversidad, alimentación y medios de vida, así como la urgente necesidad de abordar la pérdida de biodiversidad con soluciones que mejoren la sostenibilidad y la resiliencia», manifestó.

Sostuvo que estas evaluaciones destacan claramente el papel esencial de las soluciones del sistema agroalimentario para cumplir con el Acuerdo de París, el Marco Global de Biodiversidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 2 para acabar con el hambre.

«El mandato de la FAO se alinea estrechamente con la visión 2050 para la biodiversidad, promoviendo sistemas agroalimentarios sostenibles que garanticen la seguridad alimentaria -asegurando la disponibilidad, accesibilidad y asequibilidad de los alimentos- con alimentos inocuos, suficientes y nutritivos para todos, conservando al mismo tiempo la biodiversidad y abordando los impactos de la crisis climática. Con décadas de experiencia en apoyo técnico y político y guiada por su Estrategia para la integración de la biodiversidad en los sectores agrícolas, la FAO está bien posicionada para liderar la transición hacia sistemas agroalimentarios más sostenibles», plantó la funcionaria.

«Con nuestra experiencia, recursos y red mundial, podemos ayudar a aplicar las recomendaciones de las evaluaciones de la IPBES, garantizando que los sistemas agroalimentarios contribuyan positivamente a la conservación de la biodiversidad, su uso sostenible y la acción por el clima. Juntos podemos construir un futuro en el que los sistemas agroalimentarios apoyen la sostenibilidad y la resiliencia, con beneficios tanto para las personas como para el planeta. Aprovechemos esta oportunidad para crear un impacto duradero», concluypo Inger.

Sara Omi Casamà, presidenta de Mujeres Líderes Territoriales de Mesoamérica y líder Embera del Congreso General Embera de Alto Bayano, también opinó sobre la evaluación del IPBES: «La conservación prospera cuando los pueblos indígenas y las comunidades locales lideran todos los aspectos, desde el co-diseño hasta la gobernanza. Las mujeres indígenas, profundamente afectadas por el cambio climático, deben recibir más apoyo para liderar el camino como puente fundamental entre la sabiduría ancestral y la ciencia moderna. Nuestro liderazgo defiende los ecosistemas y protege el planeta natural: en pocas palabras, no hay futuro sin los pueblos indígenas.»

En tanto, Brian O’Donnell, de Campaña por la Naturaleza, sostuvo que el informe deja en claro que todo aquel que desee abundantes suministros de alimentos o agua limpia, quiera prevenir pandemias o vivir con un clima estable, necesita unirse al esfuerzo mundial para proteger y restaurar la naturaleza.

“Los líderes políticos deberían leer este informe y situar la conservación de la naturaleza y su financiación entre sus prioridades. El informe pide que se aborden las crisis de la naturaleza y el clima de forma integrada. Hay muchas iniciativas prometedoras para hacer precisamente eso, incluida la propuesta de Brasil y otras naciones con bosques tropicales de poner en marcha el Tropical Forest Forever Facility, que financiaría los esfuerzos para reducir la deforestación para la acción climática y la conservación de la biodiversidad.», remarcó.

Rukka Sombolinggi, secretaria General de la organización indígena AMAN, Aliansi Masyarakat Adat Nusantara, indicó: «La conservación de la biodiversidad es inseparable del clima, la alimentación, el agua y la salud. Las soluciones integradas pueden crear resultados beneficiosos para todos, pero la equidad y la inclusión no son negociables. Los pueblos indígenas, con nuestros profundos conocimientos, somos la clave de las soluciones sostenibles. Excluirnos de la conversación sólo socava nuestro futuro colectivo y la salud de nuestro planeta. Si no colaboramos eficazmente con los pueblos indígenas, no podremos detener la crisis mundial.»

Desafíos pasados y presentes

El informe afirma que la biodiversidad -la riqueza y variedad de toda la vida en la Tierra- está disminuyendo a todos los niveles, desde el mundial al local, y en todas las regiones. Estos continuos declives en la naturaleza, en gran parte como resultado de la actividad humana, incluido el cambio climático, tienen repercusiones directas y nefastas sobre la seguridad alimentaria y la nutrición, la calidad y disponibilidad del agua, los resultados en materia de salud y bienestar, la resiliencia al cambio climático y casi todas las demás contribuciones de la naturaleza a las personas.

Partiendo de informes anteriores de la IPBES, en particular el Informe de Evaluación de Valores de 2022 y el Informe de Evaluación Mundial de 2019, que identificaron los principales impulsores directos de la pérdida de biodiversidad, como el cambio en el uso de la tierra y del mar, la explotación insostenible, las especies exóticas invasoras y la contaminación, el Informe sobre los Nexos subraya además cómo los impulsores socioeconómicos indirectos, como el aumento de los residuos, el consumo excesivo y el crecimiento de la población, intensifican los impulsores directos, empeorando las repercusiones en todas las partes del nexo.

La mayoría de los 12 indicadores evaluados de estos impulsores indirectos, como el PIB, los niveles de población y el suministro global de alimentos, han aumentado o se han acelerado desde 2001. «En sus esfuerzos, los gobiernos y otras partes interesadas a menudo han obviado los impulsores indirectos y sus repercusiones sobre las interacciones entre los elementos del nexo porque siguen trabajando de forma fragmentada, con muchas instituciones que operan de forma aislada, lo que a  menudo da lugar a objetivos contradictorios, ineficiencias e incentivos negativos, que desencadenan consecuencias imprevistas», afirmó la profesora Harrison.

El informe destaca que más de la mitad del producto bruto interno mundial -más de 50 billones de dólares de actividad económica anual en todo el mundo- depende de forma moderada a alta de la naturaleza.

«Pero en la toma de decisiones actual se priorizan los beneficios económicos a corto plazo mientras se ignoran los costes para la naturaleza, y no se responsabiliza a los agentes de las presiones económicas negativas sobre el mundo natural. Se calcula que los costos no contemplados de los planteamientos actuales de la actividad económica -que reflejan las repercusiones sobre la biodiversidad, el agua, la salud y el cambio climático, incluidos los derivados de la producción de alimentos- ascienden como mínimo a una cifra entre 10 y 25 billones de dólares estadounidenses al año», afirmó la profesora McElwee.

Estos costos no contemplados, junto con las subvenciones públicas directas a actividades económicas que tienen efectos negativos sobre la biodiversidad (aproximadamente 1,7 billones de dólares estadounidenses al año), aumentan los incentivos financieros privados para invertir en actividades económicas que causan daños directos a la naturaleza (aproximadamente 5,3 billones de dólares estadounidenses al año), a pesar de las crecientes pruebas de las amenazas biofísicas para el progreso económico y la estabilidad financiera.

Retrasar las medidas necesarias para alcanzar los objetivos políticos también aumentará los costOs de su aplicación.

El retraso en la consecución de los objetivos de biodiversidad, por ejemplo, podría llegar a duplicar los costes, además de aumentar la probabilidad de pérdidas irreemplazables, como la extinción de especies. La demora en actuar y abordar el cambio climático genera al menos 500 mil millones de dólares estadounidenses adicionales al año en costes para alcanzar los objetivos establecidos por las políticas.

Repercusiones desiguales y necesidad de una toma de decisiones integradora

«Otro mensaje clave del informe es que los efectos cada vez más negativos de las crisis mundiales entrelazadas tienen repercusiones muy desiguales, afectando desproporcionadamente a unos más que a otros», afirmó la profesora Harrison.

Más de la mitad de la población mundial vive en áreas que experimentan los mayores impactos derivados del declive de la biodiversidad, la disponibilidad y calidad del agua, la seguridad alimentaria, así como el aumento de los riesgos para la salud y los efectos negativos del cambio climático.

Estas cargas afectan especialmente a los países en desarrollo, incluidos los pequeños Estados insulares en desarrollo, los pueblos indígenas y las comunidades locales, así como a aquellos en situaciones vulnerables en países de ingresos más altos.

El 41 % de la población vive en áreas en las que la biodiversidad ha disminuido mucho, entre 2000 y 2010, el 9 % en zonas en las que la carga sanitaria es muy alta y el 5 % en áreas con altos niveles de desnutrición.

Algunos esfuerzos -como la investigación y la innovación, la educación y las regulaciones ambientales- han tenido un éxito parcial en la mejora de las tendencias de los elementos del nexo, pero el informe concluye que es poco probable que tengan el efecto deseado si no se abordan de forma más integral las interrelaciones y se atajan los factores indirectos, como el comercio y el consumo.

Una toma de decisiones más integradora, con especial énfasis en la equidad, puede ayudar a garantizar que los más afectados sean incluidos en las soluciones, además de emprender reformas económicas y financieras de mayor calado.

Escenarios futuros

El informe también examina los desafíos futuros, evaluando 186 escenarios diferentes de 52 estudios distintos que proyectan interacciones entre tres o más de los elementos del nexo, cubriendo en su mayoría los periodos hasta 2050 y 2100.

Un mensaje clave de este análisis es que, si se mantienen las tendencias actuales de «seguir como hasta ahora» en los impulsores directos e indirectos del cambio, los resultados serán extremadamente malos para la biodiversidad, la calidad del agua y algunas dimensiones de la salud, con un empeoramiento del cambio climático y mayores dificultades para alcanzar los objetivos de políticas globales.

Del mismo modo, centrarse en intentar maximizar los resultados de una sola parte del nexo de forma aislada, probablemente arrojará resultados negativos en lo que respecta a los demás elementos del nexo.

Por ejemplo, un enfoque de «primero la comida» prioriza la producción de alimentos con beneficios positivos para la salud nutricional, derivados de la intensificación insostenible de la producción y el aumento del consumo per cápita.

Sin embargo, esto tiene impactos negativos en la biodiversidad, el agua y el cambio climático. Centrarse exclusivamente en el cambio climático puede tener resultados negativos para la biodiversidad y la alimentación, lo que refleja la competencia por la tierra.

Una regulación ambiental insuficiente, agravada por los retrasos, genera impactos cada vez más graves en la biodiversidad, la alimentación, la salud humana y el cambio climático. «Existen escenarios futuros con resultados positivos para las personas y la naturaleza, ya que aportan beneficios conjuntos a través de todos los elementos del nexo», afirma Harrison.

Los escenarios futuros con los mayores beneficios para el nexo son aquellos con acciones centradas en la producción y el consumo sostenibles en combinación con la conservación y restauración de los ecosistemas, la reducción de la contaminación y la mitigación del cambio climático, además de la adaptación al mismo.

El Informe sobre los Nexos muestra que los escenarios centrados en las sinergias entre biodiversidad, agua, alimentos, salud y cambio climático son los que probablemente arrojarán los mejores resultados para lograr los ODS, y que centrarse en abordar los retos en un solo sector – como los alimentos, la biodiversidad o el cambio climático de forma aislada- limita seriamente las posibilidades de alcanzar otros objetivos.

Soluciones y respuestas sostenibles

El informe muestra que actualmente disponemos de un número importante de respuestas – a nivel político, normativo y comunitario- para gestionar de forma sostenible la biodiversidad, el agua, los alimentos, la salud y el cambio climático, algunas de las cuales son además de bajo costo.

Los autores presentan más de 70 de estas «opciones de respuesta», las cuales abarcan 10 amplias categorías de actuación, para ayudar a gestionar de forma sinérgica los elementos del nexo.

Ejemplos de estas opciones de respuesta que tienen efectos ampliamente positivos en todos los elementos del nexo son: la restauración de ecosistemas ricos en carbono como bosques, suelos, manglares; la gestión de la biodiversidad para reducir el riesgo de propagación de enfermedades de animales a humanos; la mejora de la gestión integrada del paisaje terrestre y marino; soluciones urbanas basadas en la naturaleza; las dietas saludables y sostenibles; y el apoyo a los sistemas alimentarios indígenas.

Otras opciones de respuesta también son importantes, pero puede que no aporten tantos beneficios sinérgicos a todos los elementos del nexo. Algunas, como la energía eólica marina y las presas, pueden tener repercusiones negativas en otros elementos del nexo si no se aplican con cuidado.

«El resultado es un aumento de la biodiversidad, una mayor abundancia de peces para alimentar a la población y una mejora de los ingresos de las comunidades locales y, a menudo, también un aumento de los ingresos del turismo», afirmó Harrison.

Evaluación nexos: enfoques integrales y acciones de gobernanza

Hablando de lo que hará falta para avanzar en respuestas, políticas y actuaciones eficaces, la profesora McElwee dijo: «Nuestras estructuras y planteamientos de gobernanza actuales no son suficientes para afrontar los desafíos interconectados que se derivan de la velocidad y escala aceleradas del cambio ambiental y del aumento de las desigualdades”, dijo.

Las instituciones fragmentadas y aisladas, así como las políticas a corto plazo, contradictorias y no integradoras, pueden poner en peligro la consecución de los objetivos mundiales de desarrollo y sostenibilidad. Esto puede abordarse avanzando hacia el «enfoque de gobernanza de los nexos» con enfoques más integrados, inclusivos, equitativos, coordinados y adaptativos.

El informe ofrece una serie de ocho pasos específicos y deliberativos para ayudar a los encargados de la formulación de políticas, las comunidades, la sociedad civil y otras partes interesadas a identificar problemas y valores compartidos, con el fin de trabajar juntos hacia soluciones para un futuro justo y sostenible, y es presentado como una hoja de ruta gráfica para la acción en torno al nexo.

El Dr. David Obura, presidente de la IPBES, se refirió a la pertinencia y al valor inmediatos del informe: «En los dos últimos meses se han celebrado tres importantes negociaciones mundiales: la COP16 del Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención de la Lucha contra la Desertificación, así como la COP29 de la Convención sobre el Cambio Climático. Si a ello añadimos la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los ODS, está claro que los gobiernos del mundo están trabajando más que nunca para hacer frente a los retos mundiales -fundamentadas en las crisis medioambientales- a las que todos nos enfrentamos”, expresó.

En ese contexto, sostuvo que el Informe sobre los Nexos aporta información que ayuda a fundamentar mejor todas estas actuaciones, políticas y decisiones, sobre todo a la hora de abordar sus interrelaciones, y también deja patente que se consiguen mayores beneficios si se conciben soluciones integradas a todas las escalas. “Quiero dar las gracias y felicitar a las copresidentas, a los autores y a todos los que han contribuido a este proceso de evaluación tremendamente complejo e importante”, concluyó.

 

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