Los bosques son el remedio de la naturaleza para nuestras vidas que en lo cotidiano te llevan a una rutina frenética y te obliga a estar conectado. Más allá de su exuberante vegetación y la biodiversidad que alberga, los bosques ofrecen un santuario para el bienestar de nuestras mentes y cuerpos. En el Día Mundial de la Salud, desde FSC Internacional difundieron información sobre el rol de los bosques en la salud de las personas, el poder curativo del contacto con la naturaleza y los beneficios de la biodiversidad a la medicina y al sistema sanitario global.
Fuente: FSC Internacional.
ARGENTINA (7/4/2024).- Las áreas naturales con bosques nativos son un grandioso destino para encontrar el bienestar: relajantes, energéticos y magníficas sensaciones brindan a quienes deciden conectar con la naturaleza.
Con actividades sencillas como el senderismo, que permitan pasar el tiempo en los bosques puede hacer maravillas para nuestro cuerpo y nuestra mente. Solo basta con inhalar el aire que generan los árboles. Respirar profundamente brinda una sensación de relajación extraordinaria y una sensación única.
Los aceites esenciales que emiten los árboles pueden reducir los niveles de estrés, disminuir la presión sanguínea, reforzar el sistema inmune e incrementar la producción de proteínas anti-cancerígenas del cuerpo.
La Mycobacterium vaccae, una bacteria no patógena, puede aumentar la serotonina en el cerebro, la cual regula la ansiedad.
El senderismo también es un gran ejercicio para nuestro cerebro. Una caminata en la naturaleza puede despertar los sentidos. Aunque hay tantas cosas distintas que ver, escuchar, oler y tocar en un entorno natural como la Selva Misionera.
Otra actividad recomendada es la observación de aves en áreas naturales con bosques. Las caminatas por los bosques son incluso más emocionantes y benéficas para la salud cuando se combinan con la observación de las aves. Esta práctica, cada vez más conocida también como aviturismo, permite esencialmente, un acto de concientización que puede ayudar a mejorar nuestra salud mental al reducir la depresión, el estrés y la ansiedad
Los bosques como vecinos
Con más de la mitad de la población del mundo viviendo en zonas urbanas, los bosques se convierten en los mejores vecinos que pudiéramos tener. Reducen el ruido, brindan espacios para ejercicio y esparcimiento e incluso purifican el agua y el aire.
Los bosques urbanos también ayudan a mantener la ciudad más fresca durante las épocas de ola de calor.
Un estudio de ISGlobal demuestra que un 30 % de incremento en la cubierta de árboles en ciudades puede reducir la temperatura de las zonas urbanas en hasta 1.3 ºC, lo que podría evitar una tercera parte de las muertes prematuras atribuidas al efecto insular de calentamiento urbano en el verano.
En el contexto del cambio climático y el crecimiento urbano, es fundamental promover ciudades más verdes y saludables. Hacerse cargo de los bosques urbanos forma parte del esfuerzo. Algunas ciudades europeas como París, Lisboa, Ámsterdam y Riga están marcando la pauta al conseguir la certificación FSC para sus bosques urbanos, el sello internacional que certifica la gestión forestal sostenible.
Los bosques como guardianes
En los últimos 50 años, el 75 % de todas las enfermedades infecciosas provino de la fauna silvestre. Y hay varios estudios que vinculó este escenario consecuencia de la deforestación ilegal.
Disponer en nuestro país o provincias con Bosques saludables y resilientes nos pueden proteger de futuras pandemias.
“Para ayudar a prevenir futuros brotes, es necesario que cuidemos de nuestros bosques. Trabajar juntos es fundamental: la investigación muestra que la colaboración entre conservacionistas, Pueblos Indígenas y gobiernos es importante para proteger a estos dinámicos ecosistemas. En el FSC, reunimos a los intereses ambientales, económicos y sociales para los bosques, promoviendo la formación de gestores responsables de los bosques en todo el planeta”.
Medicinas de los bosques
La certificación forestal puede ayudar a preservar el conocimiento indígena de plantas medicinales y, a su vez, aumentar nuestras probabilidades de innovadores descubrimientos de medicinas. Los bosques son una fuente vital de plantas medicinales para los sistemas de atención médica tanto tradicional como moderna
Alrededor del 80 % de las personas en todo el mundo confían en la herbolaria para atender sus necesidades de atención médica primaria. De manera similar, la medicina moderna depende, a menudo, de compuestos que se obtienen de la naturaleza. Por ejemplo, la mitad de todos los medicamentos para combatir el cáncer que se introdujeron desde la década de los 1940 son, ya sea productos naturales, o bien derivados de éstos.
La investigación ha demostrado que la tasa de éxito de descubrir nuevos medicamentos es mayor cuando los componentes se obtienen de la naturaleza y cuando los candidatos a convertirse en medicamento se basan en conocimientos indígenas.
A escala mundial, el 25% de los medicamentos utilizados en la medicina moderna proviene de plantas de las selvas, muchas de ellas pudiendo todavía ser desconocidas si no fuera por los conocimientos tradicionales de los Pueblos Indígenas. A continuación, unos cuantos ejemplos:
- La quinina, utilizada como tratamiento para malaria. Aislada de la corteza del árbol cinchona, los quechuas de los Andes la han utilizado desde hace tiempo como medicina tradicional.
- La fisostigmina, utilizada como tratamiento para el glaucoma. Los pueblos nativos de las selvas tropicales de África la utilizaban aislándola de las habas de Calabar.
- La cortisona, utilizada en pastillas anticonceptivas, provenía del ñame silvestre de las selvas tropicales de Sudamérica, donde los americanos nativos la utilizaban como medicina tradicional.
- La tubocurarina, relajante muscular utilizado en cirugías. Derivada de las lianas de curare de la selva de la Amazonia, originalmente la usaban los Pueblos Indígenas como veneno para recubrir las puntas de las flechas.
- La vincristina y la vinblastina, utilizadas para tratar la leucemia pediátrica y la enfermedad de Hodgkin. Derivadas del bígaro rosado, una planta utilizada por curanderos tradicionales y perteneciente a las selvas de Madagascar.
- Calanolide A, componente anti-VIH. Derivado de una rara especie de árbol de las selvas tropicales de Sarawak, Malasia.
- Calanolide B, otro componente anti-VIH.
El uso de plantas medicinales locales siempre ha formado parte de las culturas indígenas. Sin embargo, debido a la degradación de los bosques, a la aculturación y a la migración del campo a las ciudades, las nuevas generaciones están perdiendo este conocimiento tradicional.
Es interesante observar que la certificación forestal puede ayudar a preservar el conocimiento indígena y, a su vez, aumentar nuestras posibilidades de descubrimientos innovadores de medicamentos.