El ingeniero forestal Fernando Dalla Tea reflexiona sobre el escenario climático de megasequías, las ola de calor y cómo habrá que prepararse en la actividad forestal para hacer frente a un nuevo clima. El profesional comparte un artículo técnico del investigador José Luiz Stape, que advierte la necesidad de crear en Brasil una “Red Experimental” en la región para comprender cómo los fenómenos ambientales afectan a los clones de eucaliptos, ahora mapeados a nivel genómico.
ENTRE RÍOS (18/7/2023).- Las heladas que afectaron las plantaciones jóvenes de E. grandis en Entre Ríos a lo largo de varios inviernos de la década del 2000 y luego en 2012, causaron miles de hectáreas de pérdidas y derivaron en la investigación y difusión de clones híbridos con mayor tolerancia al frío.
Estos fueron desarrollos que llevaron años de trabajo de INTA Concordia hasta la disponibilidad comercial de estos nuevos materiales.
Ahora es tiempo de preparamos ante el escenario más que probable de cambio climático con ocurrencias de megasequías combinadas con olas de calor.
«En los últimos 2 veranos, la gran mortandad de pino adulto en zonas de Corrientes fue atribuido a una combinación de estos factores sumado a la plantación en suelos con algunas limitantes edáficas», explica el ingeniero forestal Fernando Dalla Tea en su artículo.
Los efectos en plantaciones de eucalipto no fueron tan dramáticos en parte debido a que la cuenca de eucalipto tuvo menor efecto de estos extremos climáticos. «Pero tenemos que preguntar: como se adaptarán los clones comerciales que actualmente plantamos en escenarios de mayor temperatura y menores lluvias», planteó el ingeniero.
En ese contexto, compartió una interesante propuesta de cómo abordan en Brasil. El Prof. Stape promueve coordinar una extensa red de ensayos de clones en distintas regiones edafoclimáticas de Brasil (200 clones en 18 regiones). “Una amplia y bien distribuída red experimental de clones no sólo sirve para caracterizar el comportamiento de los distintos materiales en los ambientes actuales, también permite analizar la interpolación ambiental entre los distintos sitios”, señala el especialista en su artículo publicado en la Revista Florestal Opinión.
«¿Que hacemos en Argentina ?. Empecemos por coordinar esfuerzos de instituciones públicas y privadas para llevar la red de ensayos clonales a zonas más secas y cálidas en nuestra cuenca e incluso hacia el oeste, por fuera de la misma. Hoy se dispone de 20 a 30 clones que se plantan sin conocer su tolerancia a condiciones más extremas de temperatura y sequía.
Cambio climático y productividad forestal brasileña
Por José Luiz Stape
Professor de Pós-Graduação da UNESP-Botucatu
Los aumentos de productividad alcanzados por el sector forestal brasileño, especialmente en el cultivo de eucaliptos, entre fines de la década de 1960 y 1990, fueron significativos, saltando de un promedio de 15 m³/ha/año a más de 45 m³/ha/año.
Estos logros se atribuyen tanto a la mejora de la gestión (preparación y fertilización del suelo, protección contra malezas y plagas) como a la mejora genética (a través de bosques seminales o clonales).
Durante este período, los experimentos se centraron solo en la productividad final (enfoque determinista), sin grandes diseños o hipótesis sobre el proceso de crecimiento del bosque (enfoque ecofisiológico), y fueron exitosos porque el ciclo forestal era rápido y todavía había muchos recursos para el crecimiento del bosque.
Después de la primera década de 2000, se produjo un “estancamiento”, o incluso una caída, de la productividad forestal, lo que frenó las “expectativas” de ganancias crecientes del sector, imponiendo una realidad ya pregonada por la zona de modelado ecofisiológico desde principios de la década de 1990 con estudios sobre riego y fertilización de bosques y su modelado procedimental..
Afortunadamente, desde 2001 el sector forestal, a través de los programas cooperativos BEPP y TECHS (Ipef), había iniciado una verdadera búsqueda de controles de crecimiento forestal, ya fueran recursos genéticos o abióticos disponibles (agua, temperatura, nutrición, radiación) o factores bióticos nocivos (plagas y enfermedades).
Dichos proyectos identificaron claramente que, salvaguardando la adecuada elección, preparación y fertilización del suelo, los recursos hídricos (déficit hídrico) y térmicos (altas temperaturas) son las principales causas de restricción o disminución de la productividad forestal, y que existe una extrema y significativa interacción Genotipo versus Ambiente (G x H).
Al mismo tiempo, proyectos cooperativos de protección forestal como PROTEF (Ipef) registraron el efecto de una caída en la productividad de los bosques con clones susceptibles a nuevas plagas y enfermedades, principalmente exóticas.
Estos estudios demostraron entonces cuán necesaria es una “Red Experimental” para comprender cómo los fenómenos ambientales afectan a los clones, ahora mapeados a nivel genómico.
Así surgieron nuevas redes, como la Red G2M2P2 (Stape et al 2019, 2023) probando más de 200 clones de eucalipto en 18 regiones edafoclimáticas del Norte, Nordeste y Sudeste. La figura al lado muestra que en los 18 sitios estudiados, siempre hay clones más productivos que el clon I-144 (el más sembrado en Brasil), mostrando que existe potencial para mejorar la productividad nacional, bajo el clima actual, siempre que haya debido reparto y correcta asignación G x A.
Con redes tan amplias aún es posible realizar estudios con variables ambientales de forma “continua” y sus efectos sobre los genotipos, atendiendo las nuevas líneas de investigación en G x A asociadas a la espacialización de resultados a través de una malla genómica, la “Enviromics” (Resende et al. 2019).
Estos desafíos técnico-científicos y operativos de mantener o aumentar la productividad que ya existen “bajo el clima actual” se vuelven aún más complejos cuando incorporamos la incertidumbre futura del entorno climático en el que crecerán los bosques del futuro.
Los llamados cambios climáticos representan el aumento de energía en la atmósfera con el atrapamiento de más calor por parte de los gases de efecto invernadero, lo que provoca cambios en los patrones climáticos (lluvia, temperatura, viento, humedad relativa) y el aumento de sus variaciones extremas.
Independientemente de la causa, ya sea antrópica (por la deforestación y el uso de combustibles fósiles) o natural, lo importante desde el punto de vista forestal es saber amortiguar sus efectos cuándo y dónde se produzcan.
Los mapas de América del Sur, en la página anterior, ilustran lo que significa espacialmente un cambio climático “drástico” en Brasil, entre los diversos modelos y escenarios posibles, mostrando la expansión de tipos climáticos de Koppen más secos y erráticos como los del semi- áridas (BSh, BWh) y tropicales con período seco (Aw, Am) sobre las subtropicales, indicando situaciones de mayor estrés hídrico y térmico.
De esta manera, la expectativa y la previsibilidad de la productividad se vuelven más específicas del espacio (¿dónde?) y del tiempo (¿cuándo?) y ambos asociados con las probabilidades del escenario. Por lo tanto, nos parece que no hay mucho que se pueda hacer pragmáticamente.
Pero la hay, y es una Red Experimental G x A amplia. Así, una Red Experimental, bien diseñada en términos de alcance genético (número de clones o parentales) y alcance ambiental (número de sitios edafoclimáticos) proporcionará no solo la caracterización del desempeño de los materiales genéticos en los ambientes actuales (que se muestra en la primera ilustración también en la página anterior), sino para proporcionar una “interpolación” ambiental entre sitios.
La imagen de arriba, derivada de la red TECHS (Ipef), muestra que el sitio identificado como el punto negro se movería climáticamente hacia diferentes sitios si hay una reducción en la precipitación (-P), un aumento en la temperatura (+T) o ambos. (+T-P). Con esto, se sabría qué clones pasarían a ser «no recomendados en el sitio» y qué clones pasarían a ser «recomendados en el sitio».
Todo parece sencillo, pero no lo es
La planificación y administración de tal red requiere un fuerte conocimiento científico de la gestión ambiental y de la genómica-mejora, siendo la unión de estas áreas necesariamente hecha por la fisiología de los árboles y el ecosistema, a través de modelos ecofisiológicos, que son cada vez más completos y mejor parametrizado.
Y creemos, sin duda, que si hay un país con una enorme capacidad de trabajo conjunto, cooperativo, ese es Brasil.
Sin embargo, necesitamos más ciencia y educación forestal para saber cómo usar e interpretar las enormes bases de datos que ya están disponibles en la actualidad, y las aún más grandes que vendrán con diseños poderosos como este.
Finalmente, un gran facilitador para la validación de estos modelos e iniciativas es la gestión orbital, es decir, el seguimiento continuo bajo diferentes canales ópticos del dosel de nuestros bosques, captando su estado de desarrollo, estrés y salud, y que se retroalimentan y aceleran espacio de conocimiento que necesitamos para enfrentar el cambio climático de manera preventiva, racional y objetiva.
La importancia del sector forestal es tal que, en nuestra opinión, no podemos postergar más estos grandes planes experimentales a nivel nacional.