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Rulo Bregagnolo y Bioinsumos: “Si hubieran aplicado la Ley 2.980 de Agrotóxicos hace 31 años, no se necesitaría el Artículo 7 que tanto malestar genera en los randaperos productivistas»

Para el ecologista Rulo Bregagnolo, el debate generado por la ley de Bioinsumos en Misiones, que prohibirá el uso del glifosato en todas las actividades productivas dentro de dos años, expone dos modelos: “el socioambiental y el sociocriminal”. Sus fundamentos e insistente acción por despertar conciencias agroecológicas para un presente y futuro sano para el ambiente y el bienestar del ser humano de los misioneros.

 

Por Patricia Escobar

@argentinaforest 

 

MISIONES (5/7/2023).-Ante la nueva Ley de Bioinsumos para la promoción en investigación y producción en Misiones, iniciando la experiencia piloto de un producto denominado «Bioherb» a través de la empresa AgroSustentable instalada en el Parque Industrial Posadas en sociedad con el Estado misionero, que generó polémica nacional por establecer la extensión de la prohibición del uso del herbicida glifosato en el Artículo 7 en la provincia, el ecologista Rulo Bregagnolo, fundador y miembro del Grupo Ecologista Cuña Pirú y del Frente Ciudadano Ambiental Kaapuera, compartió con ArgentinaForestal.com sus reflexiones y aporte para despertar conciencia frente a este debate para decidir sobre el modelo de desarrollo que el pueblo quiere para la provincia.

El Gobierno de Misiones promulgó la ley sancionada mediante el Decreto 969 publicado este martes 4 de junio en el Boletín Oficial. Esta legislación, sancionada por la Cámara de Representantes en la quinta sesión ordinaria, establece un marco regulatorio integral para la investigación, procesamiento, registro, comercialización y utilización de los productos biológicos naturales, y dispuso en el articulo que generó controversia y preocupación a empresas  y productores agroindustriales por establecer una fecha de prohibición sin aún contar con un bioherbicida que reemplace al glifosato, siendo este un producto internacional aún avalado y comercializado en el país y el mundo.

A la fecha, Misiones es la segunda provincia después de Chubut de establecer la erradicación del glifosato, entre otras 12 ciudades de la Argentina como Gualeguaychú, en Entre Ríos.

“Hay que confiar que dada la realidad sanitaria, la necesidad de proteger el agua y la tremenda crisis civilizatoria que deteriora a velocidades impensadas el ambiente y calienta el Globo cada vez más, esta vez -no como intentos anteriores- sí se tomarán en serio la Ley sancionada y la harán cumplir. En esto no hay vuelta atrás”, remarcó en su mensaje Bregagnolo.

Como señala Jaire Restrepo, ingeniero agrónomo, colombiano nacionalizado brasileño, y Gurú de la Agricultura Orgánica, “para muchos agrónomos, lo más complicado es entender la simplicidad de las prácticas de la agricultura orgánica que el campesinado comprende a la perfección…”, asevera.

Bregagnolo festeja la Ley de Bioinsumos aprobada por la legislatura provincial y promulgada este martes 4 de julio, más que nada por el  Artículo 7 que prohíbe el uso del glifosato, sus componentes y afines.

“Sin dudas, un deseo colectivo de las organizaciones que lleva décadas, y comienza a materializarse de la mano de un gobierno que ha promovido un sinnúmero de leyes de protección y promoción que benefician al ambiente y a las personas, más allá de la realidad, dolorosa en varios casos”, expresa, siendo testigo en Aristóbulo del Valle de las consecuencias a la salud de las familias rurales por el mal uso del glifosato en sus cultivos.

El ambientalista indicó que “si se hubiese cumplido la conocida Ley 2.980 o “ley de agrotóxicos”, sancionada hace 31 años atrás, hoy no estaríamos necesitando este artículo que tanto malestar genera en los “randaperos” productivistas y Misiones estaría quizás generando cierto celos al paraíso terrenal”, expresó.

 

Antecedentes por desterrar el glifosato

Hay un antecedente importante en el Municipio de Montecarlo, Misiones, que en el año 2012 prohíbe su uso en la zona urbana. Luego la Ley XVI-Nº24 (18/10/2018), más amplia, prohíbe en los ejidos urbanos de Misiones, Establecimientos Educativos, Comunidades Indígenas y su puesta en marcha era en abril del 2020, pero todo siguió igual.

“Al glifosato se lo puede comprar hasta en una verdulería o kiosko, y la realidad es que su uso no ha disminuido por aquel, que por generaciones lo ha usado. Se ha tornado un elemento que forma parte del cotillón de las chacras como un machete o una pala. Es decir, que el cumplimiento de la norma es un fracaso”, planteó.

En ese sentido, ante la nueva Ley de Bioinsumos, dijo que quiere “confiar que dada la realidad sanitaria, la necesidad de proteger el agua y la tremenda crisis civilizatoria que deteriora a velocidades impensadas el ambiente y calienta el Globo cada vez más, esta vez sí se tomarán en serio y harán cumplir. En esto no hay vuelta atrás”, remarcó en su mensaje.

Fue entonces, cuando lanzó una lapidaria descripción: “No quedan dudas que existen dos modelos: el Socioambiental y el Sociocriminal”.

El socioambiental es el que apuesta a respetar el conocimiento ancestral, el que apuesta a la agroecología, que con más de 10 mil años de prácticas no ha enfermado gente ni destruido la biodiversidad, ha cultivado en forma ecocéntrica y ha respetado la gran farmacia de la vida, indicó.

Y agregó: “Es aquel que entiende que en la naturaleza todo se regula, que al suelo se lo alimenta y promueve la variedad de la vida, que nada es “maleza” y todo tiene una razón de existir, que es posible controlar sistemas vivos “no deseados” en determinados cultivos y que la asociación, como nos enseña la gran biblioteca natural, es la que cuida y revitaliza los suelos. Este modelo produce – con investigación y aporte de la ciencia- sus bioinsumos autogestionados e independientes, elaborados por la familia agraria con elementos de sus sistemas productivos. Esta, es la oportunidad de prescindir de los tóxicos impuestos por un modelo agroindustrial que ha impregnado cerebros con conocimientos destructivos”, expresó.

En cuanto al modelo que define como «sociocriminal», es aquel que elabora los agrotóxicos y ni siquiera sus mercaderes lo tocan, sino que lo pagan y sus trabajadores son los que aplican, ellos no se animan.

“Claramente está agotado este modelo, aunque tiene promotores poderosos que sostienen una fantasía cada vez más refutable. Es aquel que allá por los años 60, que para paliar la hambruna de países súper poblados del mundo,  se impone como la “Revolución Verde”, la que ha estimulado tanto el rendimiento de los suelos, deteriorando los bienes naturales, generando sometimiento social, dependencia tecnológica y daños irreversibles a la salud humana”.

En esta línea, además “no solucionó el hambre y fomentó la mal nutrición. Como manifiesta la Dra. Andrea Imaginario, Profesora Universitaria, cantante, Licenciada en Artes con maestría en Literatura Comparada por la Universidad Central de Venezuela y doctoranda en Historia en la Universidad Autónoma de Lisboa : “...El problema del hambre mundial no se relaciona con la capacidad productora del campo, sino con la cadena de distribución de los alimentos y costos de los mismos…”

Bregagnolo reflexiona sobre este modelo, que hace mucho fue denunciado, y hoy más que nunca muestra las consecuencias. “Se materializó en los tantos Fabián Tomasi, en las denuncias eternas de las Madres de Ituzaingo (Córdoba), en cada uno de los Pueblos fumigados, en cada uno de los niños con mielomeningocele, en mujeres con abortos espontáneos, niños con malformaciones, esterilidad, problemas respiratorios, con muertes y muchas de ellas por “causas naturales”, apañadas por la cobardía de médicos que no se animaron a jugarse a decir la verdad a un pueblo que ignoraba las causas de todo esto – a excepción de Dr. Hugo Gomez Demaio quien falleció el 7 de julio de 2017-. Este modelo de agricultura industrial, inutilizó suelos y agua, esterilizó y mató vidas, generó al chacarero dependencia de una tecnología que no pidió, no necesitó, lo sometió y lo destruyó”, recalca el ambientalista.

Hugo Gomez Demaio vuelve a la memoria de todos los misioneros

Para Rulo Bregagnolo, la provincia de Misiones tiene un “Gran Héroe”, el Pediatra Hugo “Buby” Gómez Demaio. “Dedicó su vida a luchar por la toma de conciencia de los daños que causaba el uso del glifosato y pesticidas, con pruebas médicas, y fue subestimado y despreciado hasta el hartazgo por el poder político que hoy sanciona esta norma”.

El Dr. Hugo Humada, la licenciada Antonia Husulak, fueron otros corajudos de Misiones. “Buby” ya no está, como el Investigador Andrés Carrasco, que en su compañía pasaron por Aristóbulo allá por el 2005, salieron a contarnos desde el saber científico lo que estaba sucediendo con inocentes de las cunas del ananá y tantos otros lugares donde reinaba el tabaco, los cítricos, el pino, los yerbales y hasta las huertas rurales.

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Promueven profundizar en la investigación y educación sobre el uso de los herbicidas

“Los pasos firmes, fortalecidos por las convicciones y las buenas prácticas que desde distintos sectores de la sociedad viene dando la Agroecología, obliga al gobierno a repensar si quiere ser recordado en la historia por el resguardo de la Casa Común, del bienestar y la salud de los Misioneros o por ser el que teniendo la oportunidad del cambio no lo hizo y la condena social será implacable”, advierte Bregagnolo en sus reflexiones.

Concluye, en que “será un tiempo, que esperamos sea breve, inmediato, urgente, en la que la sociedad deba empoderarse, ser denunciante y exigir sus derechos. Confío en que estos necesarios cambios, fortalezcan las raíces y no me caben dudas que vendrán por decisión de los Pueblos”.

 

 

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