Franco Álvez tiene 23 años. El 9 de abril la vida le cambió para siempre. Compartía el micro con su padre, Julio, rumbo al trabajo en el monte desde San Pedro a Virasoro. Ese día le darían su propia máquina como tractorista. Ese día también lo vio morir. El relato en primera persona de uno de los sobrevivientes de la tragedia de la Ruta 14 en la que fallecieron siete trabajadores misioneros de la empresa Forestal San Francisco, de Virasoro, Corrientes.
Por Patricia Escobar
@argentinaforest
Foto de portada: Julio Álvez, tractorista en Forestal San Francisco, fallecido el 9 de abril de 2025
MISIONES (29/5/2025).- A más de un mes de la tragedia que enlutó a las provincias de Misiones y Corrientes, la Justicia recibió un informe técnico que arroja luz sobre las causas del accidente que le costó la vida a siete trabajadores forestales de la empresa resinera Forestal San Francisco, radicada en Gobernador Virasoro, Corrientes.
Según determinó la pericia accidentológica, publicada por Misiones Online, el micro que volcó en la Ruta Nacional 14 tenía neumáticos recapados en los dos ejes, una infracción a la normativa vigente ya que solo se permite en los ejes traseros; y circulaba a 110 km/h al momento del siniestro. Una combinación fatal.
El accidente se produjo a la altura del kilómetro 801 de la Ruta 14, en jurisdicción del municipio de San José. El colectivo pertenecía a la empresa Forestal San Francisco SRL, que transportaba ese miércoles 9 de abril a 52 trabajadores rurales desde San Pedro hacia Gobernador Virasoro.
El informe técnico, ya en poder del juez Miguel Mattos, a cargo del Juzgado de Instrucción Penal N.º 7 de Posadas, es contundente: el vehículo sufrió el reventón de un neumático en el eje delantero. Esa falla, unida a la alta velocidad, hizo que el chofer perdiera el control. El micro se cruzó de carril y terminó volcado sobre su lateral derecho después de derrapar varios metros.
La normativa nacional prohíbe expresamente el uso de neumáticos recapados en los ejes delanteros de vehículos de transporte de pasajeros. Solo se permite su uso en el eje trasero. En este caso, el colectivo tenía neumáticos recapados en ambos ejes, lo que, según los peritos, fue un factor determinante para que ocurriera la tragedia.
El testimonio de un sobreviviente de la tragedia
El dolor aún le pesa en la voz. A Franco Álvez le cuesta encontrar las palabras, pero cuando habla de su padre, Julio Álvez, el orgullo que siente le da las fuerzas que necesita y por primera vez habla sobre lo ocurrido en una entrevista con ArgentinaForestal.com
Su padre, con 55 años y más de 15 de ellos dedicados a Forestal San Francisco, era un trabajador incansable. “El mejor tractorista de la empresa”, lo describe su hijo.
El trágico accidente del colectivo ocurrido en el kilómetro 801 de la Ruta Nacional 14, que transportaba a trabajadores rurales desde San Pedro hacia Virasoro, le arrebató la vida a siete hombres. Entre ellos, su padre, a quien acompañaba ese día porque también Franco trabajada de asistente tractorista.
Era un viaje como tantos otros, en un micro lleno de obreros rurales que dejaban su hogar por varios días para cumplir con la tarea de extraer resina de pino.
“Ese día mi papá estaba contento”, recuerda Franco. “Porque a mí me iban a entregar mi propia máquina. Había entrado a la empresa hacía dos meses como su ayudante. Crecí viéndolo trabajar en el monte. Era su mundo, y de a poco me lo fue mostrando a mí”.
Pero la ilusión terminó en tragedia. El colectivo volcó tras el estallido de los neumáticos delanteros, recapados, algo que está prohibido por la normativa vial vigente. Franco sobrevivió, pero su padre no.
Un reclamo lleno de dolor e indignación
“Esto se pudo evitar”, afirma Franco con rabia contenida. “Los neumáticos estaban pelados, lo vimos todos. Cuando pasó el accidente, el técnico de la empresa llegó y se agarraba la cabeza y gritaba en referencia al dueño de la empresa: ‘¡Pelado de mierda, le dije que cambiara las gomas!’”.
Según Franco, su padre siempre cuidaba su tractor, nunca tuvo un accidente en el campo y era respetado por sus compañeros. “Papá era amigo del ‘Pelado’ Cirilo Gómez, el dueño. Tenía años ahí, estaba cerca de jubilarse. Que lo hayan expuesto a eso, por ahorrarse unos mangos, es lo que más me duele”.
La madrugada del accidente, Franco acompañó el cuerpo de su padre de regreso a San Pedro. El velorio fue íntimo, marcado por el silencio abrumador de la pérdida. “No pudimos hablar con las otras familias de San Pedro, son cinco los que murieron, algunos eran de colonias rurales, pero compartimos el mismo dolor”.
Desde el accidente, Franco está bajo tratamiento psicológico. “No estoy bien. Tengo todo en la cabeza: las imágenes, los gritos, el dolor. No puedo volver a la empresa. Aunque económicamente lo necesitamos, no puedo ni pensar en volver a ese lugar”.
Sobre el rol de la empresa tras el accidente, asegura que recién semanas después se comunicaron con su familia. “Dijeron que estaban ocupados con los casos graves. Nosotros también sufrimos. A mí se me murió mi papá al lado. No hay nada más grave que eso”.
Tampoco tuvieron contacto con el sindicato UATRE, aunque planean hacerlo. “Estamos atravesando esto en soledad. Durante el velorio vinieron abogados a ofrecernos cosas, fue un acoso tremendo. No estábamos preparados para eso”.
Un llamado a la responsabilidad
“Si no tenés plata para poner en condiciones un colectivo, no pongas un transporte”, dice Franco, con firmeza. “Nosotros viajábamos todas las semanas así, sin cinturón, con gomas recapadas adelante. Esto no fue un accidente, fue negligencia. La vida de los trabajadores tiene que ser lo primero”.
Franco sabe que su historia es también la de muchos hijos del monte: criados entre pinos, tractores y cosechas. Lo que nunca imaginó fue tener que despedir a su padre de esta manera. “Él me enseñó a trabajar con respeto, con cuidado. Lo mínimo que merecía era volver a casa sano. No que lo entreguen en un cajón por culpa de una empresa que no quiso cambiar unas gomas”.
Hoy, con apenas 23 años, Franco enfrenta el duelo, la incertidumbre laboral y la necesidad de justicia. Su historia es el rostro humano de una tragedia que pudo evitarse. Una historia que no debería repetirse.
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