La COP16 de Biodiversidad en Cali generó espacios de debates con el foco en las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) como herramientas para enfrentar la crisis climática global y la pérdida de biodiversidad, con opiniones divididas sobre sus beneficios y riesgos. Este enfoque fue analizado en un nuevo informe de María Marta Di Paola, de Zero Carbon Analytics, quien revisa su impacto en América Latina y el Caribe
COLOMBIA (1/11/2024).- Las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) ganaron protagonismo en las conversaciones de la COP16 de Biodiversidad de Naciones Unidas, en Cali, Colombia, al ser vistas como un punto de intersección entre las Convenciones de Clima y Biodiversidad.
Este enfoque, que busca proteger y restaurar ecosistemas para enfrentar desafíos sociales y ambientales, fue analizado en un nuevo informe de María Marta Di Paola, de Zero Carbon Analytics, quien revisa su impacto en América Latina y el Caribe.
En el informe se destaca que el 62% de los gobiernos de la región han incorporado las SbN en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs) desde 2020.
Se estima que estas soluciones podrían mitigar entre 10.000 y 12.000 millones de toneladas equivalentes de CO₂ al año, aproximadamente el 27% de las emisiones globales actuales de gases de efecto invernadero. No obstante, alcanzar este potencial requeriría reforestar, restaurar y cambiar prácticas en vastas extensiones de terreno, especialmente en el Sur Global, donde muchos de estos ecosistemas se encuentran.
Riesgos y críticas a las SbN
Si bien las SbN se presentan como una estrategia innovadora, el informe advierte sobre varias limitaciones. En primer lugar, no abordan las fuentes de emisión de combustibles fósiles, lo cual ha generado críticas por parte de especialistas que señalan que las SbN no serán suficientes para limitar el calentamiento global a menos de 2°C.
Además, existe preocupación por el posible impacto negativo de algunos proyectos de SbN, que podrían conllevar a la pérdida de biodiversidad y al acaparamiento de tierras, ignorando los derechos y conocimientos de las comunidades locales e indígenas, y sus implicaciones en los derechos humanos.
Di Paola subraya que para que estas soluciones sean efectivas, es crucial basarlas en sistemas de conocimiento locales, buscar la participación activa y el consentimiento de las comunidades, y asegurar beneficios concretos para los ecosistemas y la biodiversidad.
El informe de Zero Carbon Analytics resalta que las SbN representan una oportunidad única para América Latina y el Caribe en la lucha contra el cambio climático y la conservación de la biodiversidad, pero es esencial que se implementen con un enfoque inclusivo y sostenible.
La región tiene una rica biodiversidad y ecosistemas únicos que podrían beneficiarse de estas prácticas, pero su éxito depende de la colaboración con las comunidades locales y de políticas que respeten tanto los derechos humanos como los conocimientos tradicionales.
¿Qué son las Soluciones Basadas en la Naturaleza?
Las SbN surgieron a finales de la década de 2000 y fueron reconocidas en 2008 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esta organización define las SbN como «acciones para proteger, gestionar de manera sostenible y restaurar los ecosistemas naturales y modificados, abordando los desafíos de la sociedad de manera efectiva y adaptativa, beneficiando simultáneamente a las personas y la naturaleza».
El marco de las SbN fue significativo al reconocer que las personas no solo son beneficiarias de la naturaleza, sino que también pueden involucrarse activamente en su protección y restauración. Así, el concepto ha resonado como una alternativa sostenible a los enfoques convencionales de ingeniería y como una herramienta para preservar los medios de vida y la biodiversidad.
Soluciones climáticas basadas en la naturaleza: definición, aplicaciones y desafíos en la mitigación de los efectos extremos climáticos
Las soluciones climáticas basadas en la naturaleza se presentan como una alternativa para mitigar el cambio climático a través de la restauración y conservación de ecosistemas. Sin embargo, su alcance y aplicación han generado debate.
Las soluciones climáticas basadas en la naturaleza (o SbN climáticas) son un concepto estrechamente relacionado con las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN), pero con un enfoque específico en la mitigación del cambio climático.
Estas iniciativas buscan aprovechar los ecosistemas para reducir los impactos climáticos y, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), algunos ejemplos clave incluyen:
Restauración y gestión sostenible de humedales y cursos de agua: Proteger estos ecosistemas mejora las poblaciones de peces, sustenta medios de vida locales, reduce riesgos de inundación y fomenta el turismo.
Conservación de bosques: Ayuda a proteger la biodiversidad, contribuye a la mitigación y adaptación al cambio climático, mejora la seguridad alimentaria y energética y sostiene los ingresos locales.
Restauración de tierras secas: Refuerza la seguridad hídrica, apoya la resiliencia climática y mejora los medios de vida en regiones áridas.
Desarrollo de infraestructura verde urbana: En áreas urbanas, se promueven techos verdes, árboles en las calles y sistemas de drenaje vegetales, que mejoran la calidad del aire, el tratamiento de aguas y reducen la escorrentía pluvial.
Defensas costeras naturales: Estructuras naturales como manglares, arrecifes de ostras y islas barrera protegen las costas de inundaciones y del aumento del nivel del mar.
Para 2020, dos tercios de los países incluyeron en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs) la importancia de proteger ecosistemas vulnerables al cambio climático, y el 62% integró enfoques de adaptación basados en los ecosistemas. Sin embargo, la implementación de SbN para la adaptación varía significativamente según la región, el tipo de hábitat y el nivel de desarrollo económico.
Desafíos de las SbN
Las SbN han enfrentado críticas debido a su definición amplia y, en ocasiones, vaga, que permite etiquetar como SbN proyectos que pueden dañar tanto a los ecosistemas como a las comunidades locales. En ciertos casos, proyectos de conservación han invadido tierras de comunidades indígenas o locales, comprometiendo sus derechos y formas de vida.
Otra crítica relevante es que el concepto de SbN no aborda directamente las causas subyacentes del cambio climático, como el uso de combustibles fósiles. Además, el hecho de enmarcar a la naturaleza como «solución» sugiere que su valor reside únicamente en su utilidad para los humanos, en lugar de reconocer su valor intrínseco.
Para mejorar la efectividad y asegurar la integridad de las SbN, se requiere la aplicación de normas y criterios claros.
En este sentido, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) promueve el Estándar Global de la UICN para Soluciones Basadas en la Naturaleza, lanzado en 2020, que establece 28 indicadores para guiar el diseño y la implementación de las SbN, asegurando que estas iniciativas puedan medir su impacto y maximizar los beneficios para los ecosistemas.
Las SbN representan una oportunidad crucial en la lucha contra el cambio climático y la protección de la biodiversidad, pero para ser verdaderamente sostenibles, deben implementarse con una perspectiva inclusiva y responsable que valore tanto a la naturaleza como a las comunidades que dependen de ella.
SbN en América Latina y el Caribe
Los países de América Latina y el Caribe (ALC) están adoptando las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) al integrar los ecosistemas y sus servicios en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs) revisadas.
A partir de 2022, 10 de los 16 países del programa EUROCLIMA+ en ALC han incorporado explícitamente enfoques de SbN o Adaptación basada en Ecosistemas (EbA), destacando el papel de la naturaleza en sus objetivos climáticos.
Otros seis países del programa, aunque no mencionan estos enfoques de manera explícita, aún integran la conservación de la naturaleza en sus compromisos climáticos.
La conservación de bosques y la reforestación son ejemplos clave de SbN, ya que facilitan la captura de carbono, reducen la vulnerabilidad ante fenómenos climáticos extremos como sequías e inundaciones, y protegen la biodiversidad.
Costa Rica, Chile, Colombia, México y Panamá han priorizado ampliamente las acciones forestales en sus NDCs actualizadas, mientras que Argentina, República Dominicana, Honduras y Nicaragua destacan políticas de adaptación basadas en ecosistemas.
Además de estas SbN enfocadas en el uso de la tierra, la región trabaja en restauración de arrecifes de coral y manglares para fortalecer la resiliencia costera, en vegetación de laderas para prevenir desprendimientos, y en espacios verdes permeables para recargar los acuíferos.
Un estudio de 2016 proyectó que la restauración de 20 millones de hectáreas de tierras degradadas en ALC—aproximadamente la mitad de la superficie de Paraguay—generaría ingresos de USD 1,140 por hectárea, totalizando cerca de USD 23,000 millones en 50 años. Esta cifra equivale al financiamiento climático recibido entre 2000 y 2019 por los diez países más afectados por el cambio climático en la región.
Los beneficios económicos provendrían de productos forestales madereros y no madereros, ingresos por ecoturismo, mayor productividad agrícola, captura de carbono y mitigación de la inseguridad alimentaria.
En 2020, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el World Resources Institute (WRI) analizaron 156 proyectos de SbN en ALC. De estos, el 47% ya estaban operativos, habiendo superado la fase piloto, mientras que el 53% permanecían en fase de preparación y en búsqueda de financiamiento.
Casi el 75% de estos proyectos dependen de donaciones como principal fuente de recursos, y el 60% continúa activamente buscando nuevos fondos. Dado que las donaciones no generan intereses, estos proyectos no incrementan la deuda nacional de los países involucrados.
Las SbN en América Latina y el Caribe representan una estrategia fundamental en la lucha para enfrentar la crisis climática, no solo por su impacto positivo en el ambiente, sino también por su potencial para generar beneficios económicos y fortalecer la resiliencia regional.