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el principal desafío del sector, en estos momentos, es aprender de los errores del pasado y superar las demandas ambientales que impone la actual legislación; requerimientos que se hacen cada vez más estrictos, pese a que ciertos grupos aseguren que en algunos casos son poco claros o ineficientes dadas las actuales condiciones de la industria.
Fuente: Lignum
CHILE (23/10/2006).- Si bien en estos momentos las empresas de celulosa están en la mira de los grupos ecologistas, este tipo de organizaciones también ha cuestionado la actual regulación ambiental, y el rol que juega la Conama. Es un hecho, que cada día que pasa para la industria de la celulosa es más difícil mostrarse de manera amigable con el medio ambiente, viéndose obligada a enfrentar una serie de desafíos y dificultades. Las imágenes de los cisnes muertos en Valdivia fue muy fuerte y muy bien manejada por los sectores ambientalistas, y van a pasar muchos años antes que las compañías puedan operar sin los reclamos de las organizaciones ecologistas, comentó una analista del sector. Por ello, es que el principal desafío del sector, en estos momentos, es aprender de los errores del pasado y superar las demandas ambientales que impone la actual legislación; requerimientos que se hacen cada vez más estrictos, pese a que ciertos grupos aseguren que en algunos casos son poco claros o ineficientes dadas las actuales condiciones de la industria. Bajo este escenario y las nuevas exigencias, no sorprendió que la Corema de la VIII Región, a raíz de una solicitud de la Seremi del Bío Bío, exigiera a la planta de celulosa de Santa Fe, de CMPC -controlada por el Grupo Matte-, auditorías nacionales e internacionales con el objetivo de determinar si las instalaciones construidas y montadas como parte del Proyecto Ampliación Planta Santa Fe, por una parte, están acorde con lo descrito en el EIA del proyecto, su Adenda y posteriores modificaciones, y que al mismo tiempo se analizará si son adecuadas para dar cumplimiento a la resolución ambiental y posteriores resoluciones exentas en esta materia. Sin embargo, según fuentes vinculadas a CMPC, la compañía voluntariamente accedió a las auditorías, recalcando que estamos constantemente monitoreando nuestras plantas y siempre hemos tenido una buena relación con la autoridad medioambiental. Esta posición es reafirmada en parte, por un agente del sector, quien sostuvo que si bien CMPC no ha tenido fuertes conflictos medioambientales, si la Corema va a pedir ciertos requisitos a una empresa como Celulosa Arauco y Constitución por su Complejo Forestal Industrial Nueva Aldea… ley pareja no es dura. Y es que el organismo ambiental ya había demandado a la compañía controlada por Empresas Copec -del Grupo Angelini- dos auditorías externas mientras duran las pruebas pre-operacionales y la marcha blanca de la planta de celulosa Nueva Aldea. Los Peros No obstante, según Marcel Claude, vicepresidente de la Fundación Oceana para América del Sur y Antártica, aún hace falta que las políticas ambientales se hagan más honestas. Esto implica más fiscalización, más racionalidad y sentido de la justicia y del derecho. Las empresas de celulosa son conocidas en el mundo por generar tóxicos que dañan el ambiente y la salud de las personas como, por ejemplo, dioxinas, que son cancerígenas para la salud. Hoy día no existe regulación especial para estas plantas. Pero Claude va más allá, y acusa al Gobierno de tener una actitud complaciente, al igual que la justicia. El Otro Lado Las empresas, por su parte, han defendido sus políticas medioambientales y aseguran que cumplen con todas las normas legales en esta materia, relacionadas a reducir en forma continua y progresiva los impactos ambientales significativos de sus operaciones y servicios, y a capacitar a su personal en sistemas de trabajo responsables con el medio ambiente. Sin embargo, grupos ecológicos no dejan de acusar a la Conama de ser una institución debilitada, sin poder político, cuyas directrices y criterios de decisión, se ordenan exclusivamente por los compromisos adquiridos en La Moneda, según comentó una fuente de una entidad ambientalista. Claude aseguró, sobre este mismo punto, que el rol del organismo es de utilería, de adorno y sólo permite darle un baño de sustentabilidad al descarnado proceso de crecimiento económico que se practica en Chile. La Conama debería ser un ente independiente, transversal a todos los ministerios, una especie de contraloría con poder político, que vele por la salud de las personas mediante una gestión de fiscalización y control más profesional del medio ambiente. Por su parte, la agrupación de Valdivia, Acción por los Cisnes, también cuestiona la competencia técnica y política de la Conama, tras sostener que las autoridades ambientales regionales y nacionales no han actuado frente al grave desastre ecológico que continúa afectando al Santuario de la Naturaleza Carlos Andwanter, y las irregularidades y denuncias de contaminación que se han hecho desde la puesta en marcha de la Planta Valdivia. Según Claude, es posible armonizar calidad y normas más exigentes con desarrollo económico y aclaró que el objetivo no es eliminar estas plantas, sino más bien, exigir la aplicación de tecnologías cero emisiones, las que ya se están aplicando en los países que buscamos imitar. Esto rebaja la rentabilidad privada, pero aumenta significativamente la rentabilidad social, es decir, el bienestar común. Fuente: Estrategia