FAIMA y USIMRA reanudaron las negociaciones con una primera reunión virtual el viernes que cerró sin consenso y casi al quiebre del diálogo entre los representantes paritarios. En un contexto de fuerte recesión y caída del consumo, con aserraderos que operan con un 60% de su capacidad ociosa, desde la cámara empresaria se advierte sobre la pérdida de competitividad y los crecientes costos internos.
Por Patricia Escobar
@argentinaforest
MISIONES (4/11/2025).- La nueva mesa de negociación paritaria entre la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA) y la Unión de Sindicatos de la Industria Maderera de la República Argentina (USIMRA) finalizó el pasado viernes sin acuerdo ni fecha confirmada para retomar el diálogo. El encuentro, realizado de manera virtual, debía abrir la discusión salarial para el último tramo del año, pero concluyó en un clima de marcada tensión entre las partes.
Desde el gremio, acusaron a las cámaras empresarias de mantener una postura “insensible” frente al deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores. En tanto, los representantes industriales insistieron en la imposibilidad de afrontar nuevos incrementos en un contexto de recesión, caída de ventas y fuerte presión de costos.
“No es que las empresas no quieran reconocer la pérdida del poder adquisitivo de sus trabajadores, pero sería irresponsable asumir compromisos que no podemos cumplir. Las PyMEs están endeudadas y no hay recuperación visible”, explicó Enrique Bongers, presidente de la Asociación Maderera, Aserraderos y Afines del Alto Paraná (AMAYADAP), en diálogo con ArgentinaForestal.com.

Una negociación en medio de la crisis
El dirigente recordó que el sector acordó en junio pasado un incremento del 2% salarial para el período junio-Octubre 2025, acuerdo que aún no fue homologado por la Secretaría de Trabajo. “Nos está costando mucho cumplir con ese porcentaje. No sería responsable negociar una actualización que no estamos en condiciones de pagar”, añadió Bongers.
El contexto que enfrenta la industria maderera explica parte de las dificultades. De acuerdo con el empresario, el aserrado-rama intensiva en empleo dentro de la cadena forestoindustrial- es el segmento más golpeado por la recesión.
La producción se redujo de manera sostenida durante el año, con caídas en las ventas internas y una pérdida de competitividad externa. Apenas un reducido grupo de PyMEs logró sostener exportaciones puntuales, con márgenes mínimos de rentabilidad.
Este escenario fue advertido por las cámaras empresarias ante el gobierno provincial y nacional, e incluso FAIMA conformó un comité de crisis para monitorear la situación.
“Mientras algunos datos oficiales muestran un incremento del 31% en las exportaciones, hay que aclarar que ese crecimiento responde principalmente a la entrada en operación de Acon Timber en Corrientes este año, dedicada a la exportación de madera rústica. El resto del sector sigue con baja actividad”, puntualizó Bongers.

Altos costos, baja demanda y falta de liquidez
Entre los factores que limitan la recuperación, el empresario mencionó los elevados costos energéticos y logísticos, la contracción del mercado interno y el parate de la construcción tanto en el sector público como privado, uno de los principales demandantes de productos de base forestal.
La actividad opera con un 60% de capacidad ociosa. En Misiones, muchas PyMEs dependen de planes de financiamiento eléctrico que fueron otorgados como un apoyo para enfrentar el contexto, por medio de la intervención del gobierno de la provincia ante EMSA y cooperativas eléctricas, lo que les permite dividir el pago de facturas de energía ante el aumento tarifario que impone el gobierno nacional.
“Las PyMEs del aserrado son las que más empleo generan dentro de FAIMA. Cada planta tiene al menos 20 operarios. Pero no hay recuperación de ventas; apenas vimos una leve mejora en septiembre y luego volvió el parate”, describió el empresario.
El aumento de los costos financieros, sumado a la falta de liquidez, agrava la situación. “Las empresas se endeudaron para pagar aguinaldos y sueldos este año. Los cheques que recibimos por las órdenes de compra interna son a 60 o 90 días de plazo; siempre perdemos margen de rentabilidad. Está todo muy complicado”, explicó.

Sin incentivos a la exportación ni mejoras logísticas
Bongers también advirtió que las expectativas generadas por la imposición de aranceles del 50% de Estados Unidos a la madera brasileña no se tradujeron en nuevas oportunidades para Argentina, como se esperaba en un primer momento. “Hubo consultas, pero no se concretaron órdenes de compra”, señaló.
En cuanto a la logística, lamentó que el Puerto de Posadas aún no resulte competitivo para las pequeñas y medianas industrias. “Las navieras no tienen periodicidad estable y las PyMEs no pueden tener su carga parada en depósito. Por eso seguimos despachando por Buenos Aires, con costos mucho más altos”, explicó.
Desde FAIMA insistirán en la necesidad de medidas fiscales y financieras ante el gobierno nacional que permitan sostener la actividad y el empleo. “Pedimos previsibilidad, reducción de costos y un entorno macroeconómico más estable. El gobierno avanza con reformas laboral y fiscal, pero los efectos no se verán en el corto plazo”, concluyó Bongers.
Mientras tanto, la AMAYADAP solicitará a sus representantes paritarios mantener los salarios actuales hasta diciembre y reanudar la negociación en 2026, cuando se tenga mayor claridad sobre la evolución del mercado.
“Pagamos sueldos con ventas, no con proyecciones optimistas. Hoy el mercado interno está planchado y las exportaciones no alcanzan para generar liquidez. La prioridad es sostener las fuentes de trabajo y evitar cierres”, sintetizó Bongers.








