El auditorio de la Facultad de Ciencias Forestales de Eldorado, de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), estaba colmado. En las imágenes de la transmisión en vivo por youtube, cada rincón reflejaba rostros de alegría y emoción. Había abrazos por el reencuentro y una sensación compartida de gratitud. No se trataba solo de un acto académico: era un reconocimiento profundo a una vida entera consagrada al conocimiento, la docencia y la investigación para la conservación de la biodiversidad de la Selva Misionera.
Por Patricia Escobar
@argentinaforest
MISIONES (24/10/2025).- Este jueves 23 de octubre, la comunidad universitaria se reunió en Eldorado para homenajear a la Magíster Beatriz Eibl, ingeniera forestal, docente jubilada, investigadora incansable y, desde ahora, Profesora Emérita de la UNaM. Un título que no solo distingue su trayectoria, sino que simboliza un legado vivo: el de enseñar con pasión, sembrar compromiso y cuidar la selva misionera con amor, convicción y ciencia.
“Su ejemplo reafirma el valor de la universidad pública como espacio de formación, de encuentro y de construcción colectiva del conocimiento”, expresó con visible emoción el decano de la FCF, Fabián Romero, al abrir la ceremonia.

Un reconocimiento que trasciende el aula
El acto reunió a colegas, estudiantes, exdecanos, investigadores, amigos y familiares. También acompañaron la rectora de la UNaM, Alicia Bohren, el vicerrector Sergio Katogui; la secretaria general académica, Gisela Spasiuk, el secretario general de Ciencia y Técnica, Pedro Zapata, el secretario del Consejo Superior, Daniel Videla, el decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Cristian Garrido y el vice decano de la FCF, Diego Broz.
Estuvieron presentes exdecanos, como Héctor Martín Garland, Miguel Ángel López, la exvicedecana Marta Parussini, y docentes pioneros como el profesor Victor Revilla, y representantes del Colegio de Ingenieros Forestales de Misiones (COIFORM).
Durante la ceremonia, la docente Cecilia González dio lectura al estatuto de la UNaM que establece la designación de profesores eméritos, reconociendo a quienes, tras su jubilación, han desarrollado una labor sobresaliente en los tres pilares de la universidad pública: docencia, investigación y extensión.
Y si hay alguien que representa esos tres ejes, es Beatriz. Su nombre está unido al desarrollo de la Facultad de Ciencias Forestales desde sus inicios.
Fue Jefa de Trabajos Prácticos, Profesora Adjunta y Profesora Titular, participando en materias como Climatología y Fenología Forestal, Agrometeorología, Integradora I, Semillas Forestales, Ciencias de la Tierra y Silvicultura. Actualmente sigue participando como Profesora Invitada Ad Honorem en diferentes espacios curriculares del grado y como profesora de posgrado en la Maestría en Ciencias Forestales y Especialización en Biología de la Conservación.
En el marco institucional ha ocupado cargos de Gestión en Ciencia y Técnica directora del ISIF, fue Consejera Directiva, vicepresidenta del Consejo Directivo, Consejera Superior y presidió diferentes comisiones; ha integrado y dirigido diferentes áreas de la Facultad de Ciencias Forestales, y fue Directora Técnica del Laboratorio de Semillas y Vivero experimental.

“¿Es posible recuperar la selva misionera? En Misiones, sí”
Tras recibir su distinción, Beatriz brindó una conferencia titulada “La Ingeniería Forestal en una travesía en favor de la Biodiversidad en la Región de la Selva Misionera”, un recorrido por más de cinco décadas de trabajo científico y humano en el territorio.
Con la serenidad y firmeza que la caracterizan, resumió años de investigación, proyectos y logros que nacieron de la curiosidad, el trabajo colectivo y el amor por la tierra colorada. “¿Es posible recuperar la selva misionera a una situación próxima a la original? En Misiones, sí”, dijo con convicción. Su mensaje a las nuevas generaciones fue claro: “Sigan investigando e intentando, la restauración ya está dando excelentes resultados”.

Una trayectoria que inspira
Las palabras del decano Romero se entrelazaron con la emoción de toda la comunidad académica. “Es la primera graduada de nuestra Facultad en recibir esta distinción”, destacó, visiblemente orgulloso.
Su discurso no fue solo institucional: fue un reconocimiento humano. Habló de la huella que Beatriz dejó en estudiantes, colegas y equipos de trabajo. De su ética docente, de su generosidad intelectual y del puente que siempre tendió entre la universidad y el territorio.
“Su legado es un horizonte al cual mirar. Una referencia que nos enseña que enseñar es, ante todo, un ejercicio de diálogo, apertura y responsabilidad social”, afirmó Romero, subrayando que el reconocimiento también tiene una dimensión colectiva: “Está sostenido por los equipos que Beatriz formó, por los vínculos que cultivó y por las huellas que deja en nuestra comunidad universitaria”.

Ciencia, compromiso y pasión por los árboles
Entre los números que respaldan su carrera, se mencionó: tiene más de 90 artículos científicos, cerca de 50 tesistas y becarios dirigidos, participación en 25 proyectos de investigación y más de 90 evaluaciones y jurados académicos.
Pero más allá de los logros formales, su impacto se mide en la inspiración que sembró.
“El reconocimiento que hoy otorgamos reviste una gran importancia tanto para la Facultad de Ciencias Forestales como para nuestra Universidad. No solo porque distingue una trayectoria individual, sino porque pone en valor los principios que orientan la vida universitaria: la producción colectiva del conocimiento, el compromiso con la enseñanza y la articulación entre ciencia, comunidad y territorio”, explico el decano.
“Se trata de una trayectoria que nos interpela a quienes formamos parte del cuerpo docente, porque nos enseña a pensar la complejidad del conocimiento y las responsabilidades éticas y pedagógicas que conlleva nuestra profesión. En un contexto como el de la FCF, donde muchos docentes se han incorporado recientemente, este reconocimiento también funciona como un horizonte al cual mirar, una referencia que nos ayuda a pensarnos en el ejercicio cotidiano de la docencia, independientemente de los campos disciplinares en los que trabajemos”, dijo Romero.
Asimismo, destacó la articulación entre el conocimiento científico y otras formas de saber que Beatriz ha promovido a lo largo de su carrera, especialmente a través de la extensión universitaria y de la inclusión de estudiantes en proyectos y actividades formativas. “Esa integración entre universidad y comunidad encarna el sentido más profundo de la educación pública: formar profesionales críticos y comprometidos con la realidad social”, valoro el decano .
Aunque este reconocimiento se dirige a una persona, también contiene una dimensión colectiva. “Este reconocimiento está sostenido por los equipos que Beatriz formó, por los vínculos que cultivó y por las huellas que deja en numerosos integrantes de nuestra comunidad universitaria. En ese entramado de relaciones, su legado se vuelve plural y duradero”, remarcó el académico.
Beatriz continúa activa como Profesora Invitada Ad Honorem en el grado y el posgrado, es miembro de redes científicas nacionales y latinoamericanas, y gestiona una reserva privada pionera en registrar árboles gigantes y áreas semilleras de especies nativas en Misiones ante el INASE (APSEN).

“Una profesional con todas las letras”
Para cerrar el acto, la rectora de la UNaM, Alicia Bohren, dedicó unas palabras cálidas y sentidas. “Es muy generosa, Beatriz es una profesional con todas las letras, comprometida con la formación de los jóvenes y con el fortalecimiento de nuestra universidad”, expresó.
El aplauso final fue largo, sincero. Un aplauso que contenía gratitud, admiración y cariño. Beatriz sonreía, emocionada, rodeada de su gente, de su casa, de la universidad que ayudó a construir.
En ese auditorio, entre colegas, amigos y estudiantes, no solo se reconoció una trayectoria académica ejemplar: se celebró una forma de vida. Una vida guiada por la ciencia, la docencia, y sobre todo, por el profundo amor a la selva misionera y al bien común.

VIDEO – ACTO DE DISTINCIÓN DE LA FCF -UNAM






