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Forestoindustria uruguaya: con solo el 6,6% de la superficie productiva, genera más de 33.000 empleos y lidera exportaciones

Un informe inédito presentado por la Revista Forestal de Uruguay revela el fuerte impacto económico, social y ambiental del sector foresto-industrial en el país. Aunque ocupa apenas el 6,6% de la superficie productiva nacional, la cadena maderera pasó a ser un motor de desarrollo sostenible, generando más de 33.000 empleos directos y representa cerca del 20% de las exportaciones de bienes del país.

 

URUGUAY (3/7/2025).- La Revista Forestal de Uruguay presentó un informe clave titulado “Motor que transforma”, que destaca el rol estratégico de la cadena forestoindustrial en el desarrollo del país. El estudio, encargado por el Centro Tecnológico Forestal Maderero (CTFM) y realizado por la consultora Equipos, expone cifras contundentes: el sector ocupa solo el 6,6% de la superficie productiva nacional, pero genera más de 33.000 empleos directos distribuidos en todo el territorio uruguayo.

Además, el informe evidencia que las exportaciones del complejo forestal representan alrededor del 20% del total de exportaciones de bienes, consolidándose como una de las principales fuentes de divisas y motor de inversiones.

Impacto real y desafíos estratégicos

“Fue clave contar con un informe independiente, profundo y objetivo que nos permitiera dimensionar con precisión el impacto del sector en el desarrollo sostenible del país”, señaló Inés Bocage, coordinadora ejecutiva del CTFM.

Para la dirigente, disponer de esta información rigurosa es fundamental para “potenciar iniciativas estratégicas” y tomar decisiones con base técnica, sin visiones tendenciosas.

El estudio pone en valor no solo la contribución económica del sector, sino también su influencia positiva en el arraigo territorial, la calidad de vida en zonas rurales y la generación de empleo calificado.

Un sector en crecimiento con visión de futuro

El CTFM impulsa una amplia agenda de trabajo para fortalecer la competitividad de la forestoindustria uruguaya. Esto incluye proyectos de capacitación especializada, investigación sobre nuevas tendencias en madera sólida, avances tecnológicos y estudios sobre bioeconomía.

“El sector está llamado a seguir creciendo, pero ese crecimiento debe ser sostenible, con base en la innovación, el conocimiento y el respeto por el entorno”, remarcó Bocage.

Con este nuevo informe, Uruguay busca no solo reconocer la importancia estratégica de la forestoindustria, sino también fortalecer el debate público con evidencia y visión a largo plazo.

Más empleo y mejoras en salarios

El estudio utilizó una metodología de encuestas a hogares y empresas, y entrevistas en profundidad con actores relevantes. La directora de Desarrollo Social de Equipos Consultores, María Julia Acosta, destacó que la investigación buscó capturar diferencias claras entre zonas de alta y baja incidencia forestal para precisar los efectos atribuibles directamente al sector. “Medir el impacto es un objetivo muy ambicioso”.

Entre los principales hallazgos se destaca que la cadena forestal-maderera es percibida como un motor clave de la economía uruguaya, especialmente en regiones de alta actividad. Su influencia positiva sobre los ingresos, el empleo y las inversiones sobresale frente a otros sectores, consolidándose como un pilar del crecimiento económico.

Por ejemplo, el 90% de los empleos en zonas de alta incidencia forestal son estables, frente a porcentajes menores en otras áreas. Asimismo, más del 50% de los residentes considera que los salarios del sector forestal superan a los de otros empleos rurales e industriales.

Estos mayores ingresos permiten a las familias una mejor capacidad de ahorro y una mejora en su calidad de vida, generando un círculo virtuoso que refuerza el crecimiento económico local.

El informe también revela una heterogeneidad significativa en las condiciones laborales dentro del sector. En la producción de celulosa, papel y derivados se registra un alto nivel de formalidad, ingresos superiores al promedio industrial y una fuerte participación femenina. Los mayores niveles de estabilidad laboral se observan en las regiones con alta incidencia forestal, particularmente en la región del litoral.

El director de Consultoría Económica de Equipos, Alejandro Cavallo, recordó que, antes de la instalación de la primera planta de celulosa (hoy UPM, entonces Botnia) a fines de 2007, el impacto del sector era “muy bajo”, limitado a la producción de madera para exportación y algunos aserraderos.

“Todo lo que generaron las tres plantas [de celulosa] es realmente impresionante si uno lo compara con pre-UPM. Hay un contagio de formalización, hay más control, hay más formalidad; se volvió el estándar”, explicó.

“Eso genera el famoso cambio cultural. Desarrollás ofertas de capacitación, empleás a otras partes de la cadena y también, en ese sentido, termina derramando hacia el conjunto de la población. El ambiente, en sentido cultural, es de mejor calidad, porque la gente está con sus derechos laborales respetados, ganando una buena remuneración”, añadió Acosta en conversación con la Revista Forestal.

Indicadores socioeconómicos: más arraigo e impacto social

Desde una perspectiva social, el impacto positivo del sector es contundente en Uruguay. Las regiones donde predomina la actividad forestal presentan mejores indicadores socioeconómicos: ingresos más altos, mayor estabilidad laboral y mejor calidad de vida.

Acosta señaló que “las familias vinculadas al sector tienen expectativas más positivas respecto al arraigo de sus hijos en sus localidades, reduciendo la migración hacia centros urbanos más grandes”.

En términos de desarrollo comunitario, las zonas con fuerte presencia forestal muestran niveles significativamente más altos de felicidad, confianza interpersonal y optimismo sobre la movilidad social.

“Hay un reconocimiento de las comunidades a la importancia del sector, hay una mirada en ese sentido del aporte al desarrollo. Las personas nos movemos por expectativas, entonces se comparan cómo son las condiciones de trabajo en el sector forestal-maderero versus las condiciones de trabajo en otras áreas del agro u otras actividades productivas. Todo esto después resulta en buenos indicadores de calidad societal. Porque están más seguros, tienen empleos más estables, no son zafrales, son menos informales, ganan más, entonces sienten una mejora significativa”, afirmó Acosta.

De acuerdo con el informe, el sector tiene un efecto positivo significativo: mejores ingresos, estabilidad laboral, arraigo territorial y mayor felicidad. Los principales retos se centran en la brecha educativa y la educación ambiental.

Desafíos estructurales: educación y ambiente

El estudio también identificó desafíos críticos. La oferta educativa vinculada al sector presenta importantes brechas, especialmente en capacitación técnica básica. Cavallo explicó que “existe un déficit de formación orientada a trabajadores con menor nivel educativo, algo necesario para reducir las desigualdades internas del sector”.

Si bien la expansión de la oferta educativa ha permitido retener a jóvenes en sus localidades de origen, aún persisten limitaciones en regiones como Rivera, donde los bajos niveles educativos dificultan el proceso.

“Las localidades analizadas han experimentado una diversificación en la oferta educativa, especialmente en áreas tecnológicas como inteligencia artificial, robótica y digitalización. Sin embargo, persisten limitaciones en la oferta vinculada a la cadena forestal maderera, especialmente en niveles técnicos básicos”, señala el informe.

Por otra parte, aunque se reconoce el aporte ambiental del sector en términos de captura de carbono y sostenibilidad, persiste un importante desconocimiento entre la población sobre estos beneficios.

Predominan las preocupaciones acerca de los monocultivos y sus efectos en la biodiversidad, lo que revela la necesidad de fortalecer la comunicación y la educación ambiental. “Se desconoce el aporte de la captura de carbono a partir de la forestación, es un concepto abstracto que cuesta”, resumió Acosta.

Una oportunidad de crecimiento sostenible  

Desde el Centro Tecnológico Forestal Maderero, Bocage sintetizó los hallazgos de la siguiente manera: “El estudio confirmó que el sector forestal-maderero tiene un efecto positivo significativo en los territorios donde opera. Se identificaron mejoras en los ingresos, mayor estabilidad laboral, mejor calidad de vida, un fuerte arraigo poblacional en las zonas de influencia del sector y hasta mayores niveles de felicidad. Esta evidencia refuerza el valor estratégico del sector no solo como motor económico, sino también como actor clave en el desarrollo territorial sostenible».

Su aporte al desarrollo local es innegable: dinamiza territorios históricamente relegados, promueve estándares laborales de calidad y posiciona a Uruguay como referente internacional en sostenibilidad forestal, avalado por certificaciones internacionales como FSC y PEFC.

Por su parte, los expertos de Equipos Consultores subrayan la importancia de realizar futuras ediciones del estudio para monitorear la evolución del sector, evaluar impactos de políticas implementadas y realizar ajustes que permitan mejorar continuamente.

“Esta investigación es una fotografía del presente, pero tener una película, una continuidad de datos, será esencial para el desarrollo del sector a largo plazo. Hay una cuestión de políticas públicas, pero también de políticas sectoriales. Y las dos cosas pueden ser moldeadas en función de lo que vienen dando determinados indicadores”, concluyó Cavallo.

 

 

Fuente: Revista Forestal Uruguay. Por Alejandra Pintos

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