En una entrevista exclusiva con ETHIC, el economista y sociólogo estadounidense Jeremy Rifkin sostiene que «es hora de dejar de mercantilizar y explotar los recursos del planeta» en su nuevo libro, invitando a los lectores a reimaginar su existencia en la Tierra y su relación con las demás especies. «Por primera vez en la historia, toda una generación se identifica como una especie en peligro de extinción», remarca.
ESPAÑA (11/7/2024).- En una entrevista exclusiva con ETHIC, el economista y sociólogo estadounidense Jeremy Rifkin presenta su más reciente libro, «La Era de la Resiliencia», material en que aborda lo que denomina «la cruda realidad que vive nuestra especie», expresando una fuerte esperanza en las nuevas generaciones, discutiendo las guerras que azotan al mundo y reflexionando sobre el futuro del trabajo y su relación con la inteligencia artificial.
«Es hora de dejar de mercantilizar y explotar los recursos del planeta», sostiene Rifkin en su libro, invitando a los lectores a reimaginar su existencia en la Tierra y su relación con las demás especies. «Por primera vez en la historia, toda una generación se identifica como una especie en peligro de extinción», concluye.
Enfrentando una extinción inminente
Para Rifkin, nos encontramos frente a una extinción. «Durante los últimos cientos de años, hemos vivido bajo el dominio de un sistema basado en el uso del petróleo, carbón y gas para alimentar la era de los combustibles fósiles. Sin embargo, esta forma de vida ha tenido graves consecuencias para nuestro planeta. Hemos liberado una gran cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera, lo que ha provocado un aumento en la temperatura global y un cambio climático catastrófico», dijo.
Por cada grado Celsius de aumento en la temperatura, la atmósfera retiene un 7% más de precipitación del suelo, resultando en fenómenos meteorológicos cada vez más intensos y destructivos. Desde inundaciones repentinas y sequías hasta huracanes y olas de calor, estamos presenciando los efectos devastadores en todas partes. «Este cambio altera drásticamente los ecosistemas, amenazando la vida de innumerables especies, incluida la nuestra. Los científicos nos advierten que estamos en medio de la sexta extinción masiva de la vida en la Tierra, y esta vez, la responsabilidad recae en nosotros, los seres humanos», sostuvo.
Esperanza en las nuevas generaciones
Para el experto, es posible evitar la extinción planetaria porque contamos con los recursos necesarios para lograrlo: las nuevas tecnologías, las maravillas de la ciencia, la exactitud de las matemáticas y el atractivo del mercado capitalista para fomentar el bienestar económico de la sociedad. Además, lo que estamos viendo es que los jóvenes ahora están muy asustados.
«Estamos en transición de la geopolítica a la política de la biosfera», afirma Rifkin, destacando que no solo los jóvenes, sino también los mayores, están comenzando a comprender la gravedad de la situación.
¿En los más jóvenes está la clave?
A pesar de la gravedad de la situación, hay esperanza. La Generación Z se ha dado cuenta de que nuestro planeta es mucho más poderoso de lo que habíamos pensado. Están comenzando a comprender que el planeta no está aquí para ser dominado y explotado, sino que es un sistema complejo y dinámico del cual son una parte interdependiente. Este reconocimiento nos brinda la oportunidad de cambiar nuestra relación con la Tierra y de adoptar un enfoque más respetuoso y sostenible con la naturaleza.
En cierto sentido, para Rifkin hay buenas noticias. «Uno de los aspectos más destacados es la notable participación y conciencia de la Generación Z en relación con la crisis climática. Hemos sido testigos de manifestaciones masivas lideradas por jóvenes, quienes, de manera pacífica, han salido a las calles para exigir una acción urgente frente a la emergencia climática global. Por primera vez en la historia, estamos presenciando cómo toda una generación se identifica no solo como individuos, sino como una especie en peligro de extinción. Estos jóvenes reconocen a sus semejantes como parte de una misma familia evolutiva, trascendiendo las divisiones políticas, religiosas y tribales», explicó en la entrevista.
António Guterres, secretario general de la ONU, dijo que la humanidad ha abierto las puertas del infierno. Y Rifkin está de acuerdo con esta afirmación. «Toda la infraestructura de nuestro planeta es un activo: comunicaciones, energía, movilidad, logística, agua, edificios, medio ambiente. Hemos desarrollado un mundo que no está preparado para enfrentar un evento de extinción y cambio climático. La crisis actual es la más grave desde que los seres humanos habitan este planeta. Toda nuestra infraestructura fue diseñada para una era de clima templado, el Holoceno. Sin embargo, ahora nos encontramos en la era del Antropoceno, donde la hidrosfera es la fuerza dominante», precisó.
Necesidad de nuevas ideas y enfoques
El caos geopolítico es una señal de que el antiguo paradigma está llegando a su fin. Al respecto, el profesional señaló que «ahora estamos presenciando cómo las aguas se están rebelando. La verdadera ironía de todo esto es que alguna vez creímos que podríamos dominar este planeta. No ha sido así, lo hemos comercializado, privatizado, utilizado y contaminado en beneficio de una sola especie. La oportunidad que se nos presenta ahora es que una nueva generación entre en la industria, en la gobernanza y en la sociedad civil para comenzar a transformar nuestro mundo. Los políticos, en su mayoría de generaciones anteriores, no están abordando adecuadamente los desafíos actuales. Necesitamos nuevas ideas y un enfoque renovado en todos los ámbitos: industria, academia, sociedad civil y gobierno.
¿Qué significa para el progreso de la humanidad que en pleno siglo XXI los países sigan resolviendo sus diferencias con guerras?
Desde la óptica de Rifkin, lo que estamos presenciando en el mundo actual, aunque pueda parecer desalentador, en realidad nos está mostrando un destello de esperanza. «Estamos viendo un cambio significativo en la geopolítica, donde las fronteras se están cerrando y los países compiten cada vez más por recursos limitados. Esta dinámica refleja un juego de suma cero en el que cada nación lucha por su supervivencia en un mundo que se enfrenta a la escasez de recursos, la pérdida de leyes y la degradación ambiental. Estamos en un punto crítico, un evento de extinción, y este caos geopolítico es una señal de que el antiguo paradigma está llegando a su fin», reflexionó.
El papel de la Inteligencia Artificial y la economía sostenible
Hace casi 30 años Rifkin publicó «El fin del trabajo», donde aborda el uso de las nuevas tecnologías y los procesos productivos. ¿Qué significa ahora la IA para el empleo del futuro?
«Bueno, hasta cierto punto, la IA está sobrevalorada. Si bien ciertamente tendrá sus usos, particularmente para fomentar una infraestructura más distribuida, localizada y democrática, es erróneo creer que la IA podrá predecirlo todo acerca del futuro. La IA tiene limitaciones inherentes. Cuando se recopilan datos, ya están desactualizados y la IA no tiene en cuenta el efecto mariposa y las externalidades negativas. Cada acción en este planeta vivo tiene consecuencias de gran alcance, alterando aspectos fundamentales de nuestro entorno momento a momento», indicó sobre el tema en la entrevista con ETHIC.
¿Qué les diría a aquellos que se sienten abrumados por los desafíos que enfrentamos?
Que hay esperanza incrustada en nuestra biología neuronal. Los seres humanos poseen neuronas empáticas, descubiertas en los años 90, que nos permiten experimentar las emociones de los demás como si fueran propias. Este impulso empático trasciende las fronteras culturales y tiene el potencial de unir a la humanidad en un deseo compartido de florecimiento colectivo. La vida es un regalo invaluable y, aunque no comprendamos completamente su propósito, sabemos que deseamos más. La empatía sirve como un medio para brindar apoyo mutuo. Debemos aprovechar este concepto, esta sensación, esta esencia de la vida y movilizarlo en un movimiento sociopolítico destinado a transformar nuestra forma de existencia en este planeta.