En la opinión del ex presidente del Colegio de Ingenieros Forestales de Misiones (2017-2023) y miembro del Consejo Asesor del Instituto Forestal Provincial (InFoPro), en representación del Colegio, hay una ausencia de lineamientos sobre Política Forestal de Estado en las Plataformas Electorales.
MISIONES (8/9/2023).- “Más allá de atender planteos puntuales de sectores empresariales, no observo que se planteen lineamientos concretos de Política de Estado para la actividad forestal a nivel nacional, en las plataformas de los candidato/as presidenciales”, sostiene el ingeniero forestal Jaime Ledesma.
“Es un tema ausente en el debate político electoral nacional. Hay que avanzar más allá de los planteos netamente económicos y coyunturales, en abordar al sector desde la integridad de sus problemáticas territoriales y la globalidad forestal, por lo que significa para este decenio y los decenios futuros, con vistas al 2050”, reflexiona.
Potencialidad forestal
En una artículo especial para ArgentinaForestal.com, expuso la potencialidad forestal que existe en la Argentina frente a la sumatoria de un conjunto de factores o variables vinculados a aspectos. Estos son eco-ambientales, territoriales, económicos (productivas e industriales) y socio-étnico-culturales; y asociados a cuestiones de: gestión forestal, ciencia y tecnología (Investigación & Desarrollo), disponibilidad de tecnologías apropiadas a las realidades regionales, infraestructura (energía, red vial, etc.), logística- operativas, RRHH (altamente capacitados), políticas públicas e instituciones (público-privadas) e inversiones público y privadas (existentes y desarrollo de nuevos proyectos); siempre en un marco de sostenibilidad ambiental y social; de rentabilidad (distribución equitativa de su renta) y competitividad económica de toda la cadena forestal.
“Se debe poner mucho énfasis en políticas destinadas a mantener y potenciar la vital contribución de los bosques al desarrollo sostenible del país y en ese contexto tener muy claro el rol que le damos a los mismos en cada una las ecorregiones forestales del país”, remarcó Ledesma.
Afianzar el desarrollo forestal sostenible
Consideró vital para el país, las distintas ecorregiones forestales, y en particular para la región del NEA, afianzar el desarrollo sostenible. “Esto solo se logrará con una clara política de estado nacional para los próximos 25 años, por lo menos, ya que es un proceso de toma de decisiones y puesta en marcha de acciones encaminadas a lograrlo”, planteó.
Esto requiere de un gran esfuerzo, consensos, articulaciones y alianzas públicos privada a fin de canalizar, consolidar y potenciar la “fuerza motriz” del sector en sus distintas economías regionales.
Modelo de desarrollo
El ingeniero sostuvo que “es estratégico debatir y encontrar los consensos necesarios sobre el modelo de desarrollo forestal que aspiramos desde lo socio-cultural, técnico, económico-productivo, territorial, eco-ambiental y político en este contexto, un debate que hoy no está en la agenda política electoral nacional. En las propuestas para el campo de los candidato/as presidenciables, no se esbozan lineamientos para una Política Forestal, al menos no lo he leído y ni escuchado propuestas en ese sentido”, indicó.
La madera y su rol en la bioeconomía
El siglo XXI cobra mucha fuerza el paradigma de la bioeconomía, es sin dudas, el siglo de Madera, y en lo que resta del mismo, se irán demandando más y más productos forestales (Madereros y no Madereros) y los Servicios Ecosistémicos que brindan los bosques.
La Bioeconomia, como paradigma para superar las dicotomía de la era Industrial entre ecología y economía; sociedad y naturaleza; mundo rural y urbano; con el objetivo de generar prosperidad y bienestar dentro de los limites renovables del planeta, es marco técnico-político más adecuado para definir y consensuar la Política Forestal Nacional en este tiempo, o al menos en intentar esbozar la misma.
En la conceptualización del Dr. Ing. de Montes Marc Palahí (ex director del Instituto Forestal Europeo y uno de los grandes referentes mundiales sobre bioeconomía), se puede englobar los lineamientos de una política forestal nacional: “Debemos ver nuestros bosques, no como herramienta para compensar nuestro sistema roto, sino como herramienta para transformar nuestro sistema económico. …la Silvicultura y el Sector Forestal tienen oportunidades sin precedentes relacionadas con su potencial para generar soluciones renovables de base biológica, estas son cruciales para descarbonizar nuestra economía y crear empleos para una transición verde. Necesitamos romper la falsa dicotomía entre conservación y producción. Con la excepción de los bosques primarios, que deben permanecer como tales, es totalmente posible crear paisajes que sean tanto resilientes como productivos. Podemos utilizar los recursos forestales para salir del sistema actual de combustibles fósiles y luego reinvertir en biodiversidad y ecosistemas saludables, que son la base misma de la bioeconomía circular. …”
Gestión sostenible
Nuevamente el ingeniero trae a mención, como en varios de sus artículos de opinión, a lo que se entiende por gestión forestal sostenible, desde la conceptualización técnica: un proceso de planificación y ejecución de prácticas para la administración y uso de los recursos forestales (bosques nativos y plantados y otros terrenos arbolados); es la gestión sostenible de los territorios forestales (clave para prevención de incendios forestales), es la garantía de conservación, perpetuidad, uso múltiple, producción sostenible y servicios ecosistémicos de los bosques (en el sentido más amplio de la definición de bosques), con el fin de cumplir con objetivos ambientales, económicos, sociales y culturales específicos.
Procura mantener y mejorar valores económicos, sociales y ambientales de todo tipo de bosques cuya finalidad es la sostenibilidad, teniendo como ejes temáticos de referencia:
1) la dimensión de los recursos forestales,
2) la diversidad forestal (biodiversidad),
3) la salud y vitalidad de los bosques,
4) las funciones productivas y protectoras de los recursos forestales,
5) las funciones socioeconómicas de los bosques,
6) las buenas prácticas en manejos prediales, con la visión del manejo integral de cuencas hidrográficas y
7) el marco jurídico, normativo e institucional.
“En la gestión forestal sostenible está implícito el concepto de ordenación forestal y silvicultura, claves para lograr la conservación de nuestros bosques, y en donde lo/as profesionales de la ingeniería forestal tenemos un rol preponderante, pues con ello técnicamente se garantiza la vitalidad de los bosques”, recalca Ledesma.
Ordenación forestal sostenible
El Ing. Ftal. Martin Gartland -en su Libro Política y Legislaciones Forestales-, define que la ordenación forestal sostenible no se limita sólo a la administración científica de un flujo permanente de madera (la ordenación clásica perpetuidad-rentabilidad-máximo rendimiento), sino que también abarca al conjunto de bienes servicios (servicios ecosistémicos) del bosque, a la comprensión del rol de los bosques en el desarrollo rural, la seguridad alimentaria de las poblaciones locales, la preservación cultural, la participación, de modo que la misma no se realice para las comunidades, sino con las comunidades.
“La ordenación forestal de los bosques nativos y los bosques implantados es muy necesaria, tanto más en estos contextos de crisis climáticas, hoy la ordenación forestal, concepto ausente en los debates técnicos, intra-sectorial y mucho menos en los debates políticos”, remarca Ledesma.
Política Forestal
“La política forestal, conceptualmente podemos decir que es un acuerdo negociado entre gobierno y partes interesadas (principios políticos previamente establecidos), con una visión a largo plazo (para lo forestal es vital), que comprende un conjunto de aspiraciones, metas y objetivos; es un esbozo de la línea de acción para conseguirlo. Establece objetivos y finalidades claras para orientar la ordenación forestal en el futuro (bosques nativos e implantados), y atender los intereses y demandas de la sociedad en general, propiciando un marco normativo sólido que garantice la distribución de los beneficios entre los diversos actores sectoriales y la sociedad en general”, indica el profesional.
Y agrega que además brinda garantías, confianza y seguridad en los inversionistas, otros agentes económicos, grupos gubernamentales y no gubernamentales y comunidades locales; fomenta la equidad y estabilidad de las condiciones necesarias para las operaciones comerciales a mediano y largo plazo.
“Hay que salir de la permanente coyuntura y pendularidad en materia de política forestal nacional y de las políticas erráticas, que marcaron este tiempo de 40 años de democracia”, reflexiona.
Consideró que la disolución del Instituto Forestal Nacional (IFONA), en el marco del Decreto-Ley N° 2284, “fue un error político estratégico para el sector forestal, por lo hoy es muy necesario propender a la unificación, fortalecimiento y jerarquización de la institucionalidad forestal nacional (con poder político real), pero en el marco de una política forestal de estado”.
En esta línea, agrego que esta política de estado debiera ser debatida y acordada bajo el paradigma de la bioeconomía forestal circular, con visión federal y participativa, con sustento técnico, académico, productivo, industrial, empresarial, gremial e institucional, con la cosmovisión étnica de los pueblos originarios, etc. para definir consensuadamente el rumbo del desarrollo forestal.
Vivir del bosque es posible
La silvicultura debe ser un derecho esencial de la humanidad, ya que además de cumplir una función primordial proveedora, incorpora un principio fundamental: el de conservación y mejora de los recursos naturales sobre los que se sustenta, reflexiona el profesional
Pero además, pone en valor la actividad como generadora de empleos sostenibles.
“Hacerlo ayudaría a frenar el cambio climático, y aprovecharlos sosteniblemente es la mejor manera de ponerlos en valor; la Nación debe colaborar, junto con las provincias, a garantizar su conservación en la generación riqueza y empleo”, sostiene Ledesma.
Es indispensable desde la Nación articular -aún más- con las distintas jurisdicciones provinciales:
1) Promover la gestión sostenible de los bosques, productiva, como la más eficaz estrategia de conservación positiva versus a la conservación negativa;
2) Sostener la importancia estratégica sobre la multiplicidad de funciones de los bosques que permiten satisfacer la demanda de una población creciente versus a bosques de un solo uso;
3) Trabajar, desde la política forestal, para comunicar que la aspiración a una bioeconomía global baja en emisiones es muy coherente con una estrategia positiva de conservación de los bosques basada en el impulso a su gestión sostenible versus a la bioeconomía forestal sin gestionar los bosques.
“Es tiempo de dejar de lado las antinomias (viejas y nuevas), políticas e ideológicas y sentar las bases (políticas de estado) para avanzar entre todos en una construcción y consolidación de un futuro forestal sostenible”, concluye en su articulo.
“Siempre hay buenos vientos para aquel que sabe hacia dónde va” (Epicteto)