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Verde que te quiero verde

Por Alejandro D. Brown, presidente Fundación ProYungas

Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.

(Federico García Lorca, 1898- 1936)

 

ARGENTINA (18/4/2022).- No sé si interpreto correctamente el Poema Sonámbulo de García Lorca, pero creo encontrar varias similitudes sobre las contradicciones al analizar nuestra mirada actual sobre la temática ambiental. Pareciera que la figura poética que desarrolla García Lorca tiene que ver con las contradicciones y con la búsqueda de caminos hacia ninguna parte, la mirada del futuro sobre la cercanía de la propia muerte… Contradicciones importantes que hoy tenemos al considerar la situación real sobre el ambiente de nuestro país y sobre el impacto real de las actividades productivas sobre el mismo. Contradicciones que tenemos que resolver si queremos posicionar a nuestro país como un lugar de producción sustentable de alimentos y fibras para el mundo.

Sin duda el color verde está lleno de simbologías, para muchos es símbolo de la naturaleza y lo ambiental (Partido Verde por ejemplo), para otros de la inmadurez de lo que aún no está al alcance. En la jerga de la ley de Bosques el «Verde” significa (previo estudio de impacto ambiental) que se puede avanzar con las topadoras… También la “etiqueta verde” identifica a los fitosanitarios inocuos a la salud humana. Para García Lorca el verde representa la vida misma.

Hace unos días nuestro Ministro de Ambiente, Juan Cabandié se refirió a que “falta compromiso de sectores productivos y de parte del Gobierno con el Ambiente”. Particularmente se refería a las “dificultades de un país de producción primaria agrícola y extractivista”, como si ello fuera per se una dificultad para la sustentabilidad.

Juan Cabandié

Esa frase esconde de hecho una realidad muy diferente donde el sector agroganadero y forestal argentino, ha sido y es pionero en avanzar en la sustentabilidad de sus producciones, generando tecnologías precursoras pioneras en el mundo asociados además a contextos de protección ambiental efectiva. Por otra parte se desconoce el hecho concreto y comprobable que gran parte de las producciones rurales de alimentos y fibras de nuestro país se han hecho cargo, muchas veces en forma imperceptibles para los mismos actores de la producción, de proteger grandes espacios silvestres incluidos en la matriz productiva de sus patrimonios.

Se olvidan o ignoran también, que menos del 5% de la producción de soja, nuestro principal cultivo agrícola, proviene de la deforestación, desmitificando la importancia de este tema asociado a la actividad agrícola, al menos en nuestro país.

Argentina aproximadamente, posee dos tercios de su territorio en estado silvestre en distintos niveles de conservación o degradación, según desde la óptica que se lo mire. También nuestro país mediante, la Ley de Bosques, se ha comprometido de manera destacable a mantener el 80% de los bosques nativos actuales, que representan una porción sustancial de los bosques que naturalmente ha tenido nuestro país.

Más aún, hay ecorregiones forestales como los Bosques Andino Patagónicos, las Yungas y el mismo Chaco, que en amplios espacios han aumentado la superficie de sus masas boscosas de manera natural o espontánea, al reducirse ciertas presiones ancestrales e históricas como el uso del fuego. Ni hablar de las forestaciones que cubren nuestras ciudades y espacios rurales de la llanura pampeana, región naturalmente desprovista de bosques.

Sin duda la búsqueda de alternativas viables tanto en lo económico como en lo ambiental, de asociar la intensificación ganadera con el mantenimiento de la cobertura forestal, es un camino virtuoso que debemos profundizar. Pero debemos reconocer también que, asociado hoy a las actividades ganaderas en muchas partes de nuestro país,  se preservan importantes bienes y servicios ambientales que raramente son incluidos en la ecuación, a la hora de evaluar el desempeño ambiental de esta actividad productiva.

También debemos dejar de lado los prejuicios y falsos conceptos asociados a la vinculación de lo productivo con lo ambiental. Un buen ejemplo en su momento fue el acuerdo con China para producir y exportar cerdos. Más allá del momento inadecuado en que se lanzó la idea, dado que estábamos en el momento más álgido de la sensibilidad pandémica y que las noticias mezclaban indiscriminadamente el inicio probable del Covid en China, con la fiebre porcina y otras pestes de origen animal.

En ese contexto, grupos veganos amparados en la fuerte exposición mediática apoyada en la participación de un nutrido número de artistas, que poco saben al respecto pero que llegan a mucha gente, vaticinaron el apocalipsis si el país continuaba adelante con el proyecto. Sin embargo no consideraron que los principales exportadores de cerdos a China son países europeos como España, Alemania, Finlandia, más preocupados hoy por una guerra cercana que por una catástrofe ambiental que nunca ocurrió. Ni hablar del cercano Chile que produce cerdos que son consumidos en cantidades similares a nuestro consumo vacuno, alimentados con granos que nosotros producimos!!

“Nosotros- continua el Ministro en su entrevista a TN…-, tenemos que producir, tenemos que alimentarnos a escala y, por supuesto, necesitamos ingresos para sostener nuestra economía. Sin duda que la soja nos permite tener un ingreso de divisas para sostener nuestra economía, para producir los bienes de capital que necesita la Argentina. Sí, necesitamos esas divisas, sí se necesita la producción. Nuestro desafío es encontrar puntos de equilibrio entre disminuir la contaminación y que eso no impida crecer”.

Quizás la discusión entonces está en reconocer que estamos mucho más cerca de esa “combinación verde” entre producción y ambiente. Quizás lo más importante que nos falte es querer asumirlo, y reconocer las virtudes de un país que ha hecho mucho para garantizar su sustentabilidad, al menos en lo productivo y en lo ambiental.

Mientras esto discutimos es gratificante ver como el verde ha invadido nuevamente la provincia de Corrientes, dejando atrás las cicatrices de los incendios que mostraron una vez más nuestra incapacidad para enfrentar adecuadamente problemas recurrentes. Pero como siempre el verde se impone!!

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