Acerca de la catástrofe ambiental ocurrida en Corrientes: «La tormenta perfecta era evitable»

Por Mario Elizondo. Ingeniero Forestal

 

BUENOS AIRES (26/2/2022).- Mucho se ha dicho ya sobre el desastre en Corrientes. Esta vez el incendio de pastizales se fue de las manos como nunca antes y los incendios forestales sumaron hectáreas, también como nunca antes. ¿Era este escenario esperable?

¡Si!, enfáticamente ¡si!

Estaba cuasi cantado desde hace algo más de un año, lo que no se podía prever fue su magnitud. Se dirá que con los ”diarios del lunes” es fácil profetizar; pero esta vez fue “natura” quién nos venía advirtiendo lo que podría suceder.

Si ella no daba por finalizada la sequía, el panorama tendería a empeorar rápidamente. Ya antes de noviembre del 2020, la situación tendía a crítica y en noviembre ya lo era. La realidad efectiva, que siempre es diferente a la realidad virtual de los despachos de los funcionarios, advertía que así era.

Fortísima sequía, altas temperaturas, gran cantidad de materia seca en los pastizales y dentro de las forestaciones y calles cortafuegos, junto a la pérdida absoluta de humedad en las tierras bajas, incluso hasta la desaparición del agua en superficie en grandes extensiones de bañados, hecho poco común en esa provincia, que eliminaba la discontinuidad que en determinadas condiciones actúa como cortafuego natural.

Producido un incendio no habría interrupción al paso de las llamas y la materia seca acumuladaen pajonalesy forestaciones era la  “solución de continuidad” perfecta. ¿Nadie lo advirtió?

Como en general los cortafuegos no se mantienen limpios de material combustible en muchísimos casos y no son suficientemente anchos, todo el paisaje conformaba un universo de altísimo potencial de combustibilidad; recordemos que la sequía era ya intensa y el pastizal es celulosa seca y combustible, los pinares sobre todo, dejan «colchones» de acículas en el suelo; son muy combustibles pues tienen miera en sus canales resiníferos.

Hay además, muchos residuos de cosecha forestal y de podas (ramas secas y material leñoso diverso y combustible.)

Agreguemos a estos elementos el oxígeno del aíre que no falta nunca y los factores para desencadenar una “tormenta perfecta” estaban todos y actuando en máximo, solo faltaba la ignición.

Todo esto era claro y evidente allá por noviembre de 2021, e incluso antes, para quién sabe mirar …y el factor de ignición estaba presente, se llama «ser humano», pues si el 95% de los incendios forestales y de campos se producen por causas antrópicas y el 4 a 6% son consecuencia de tormentas eléctricas o tendido eléctrico sin mantenimiento adecuado, según informan las estadísticas; la pregunta surge solita: ¿Quiénes son los «pares» incendiarios?

El factor humano en el inicio de los incendios

Cazadores furtivos… que los hay, fumadores irresponsables, que también los hay, acampantes que no tienen idea de cómo se trasmite un fuego subsuperficial por la turba ni saben cómo apagar el de un asado …¡y los intencionales por diversas motivaciones!.

Si, también políticas, de lo que ya hay semiplena prueba. Todos conocemos estas ruindades de la política vernácula.Hacerse el distraído no ayuda.

Sean piromaníacos, piromilitantes y otros variopintos representantes del género humano, ¡más el señor Estado ausente!, que de esto ni se anoticia en tiempo y forma.

Aun teniendo un Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, que tiene a su vez una Dirección de Bosques y otro ministerio, el de Agricultura, Ganadería y algo más, que también tiene una Dirección Forestal, habiendo además un “Plan Nacional de Manejo del Fuego”, que parece tener poco de nacional (funciona según el color político de los necesitados), casi nada de manejo y sí, mucho de fuego.

¡Y el inefable Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA)!, cuya inutilidad como tantas otras formas “organizativas”, es manifiesta …Se quemó gran parte de Corrientes,  Entre Ríos colaboró con unas 5.000 has de plantaciones forestales, Formosa y Chaco bosques nativos y en Misiones también se reportaron incendios.

¿Y quién es el señor Estado?, ¡nuestros representantes y funcionarios!.

¿Nadie se preguntó nunca, porqué, si así hablan las estadísticas informando que el 95% de los incendios de campo y forestales son producidos por causas antrópicas (humanas), siendo el factor que actúa en máximo, no se empezó y hace mucho, la prevención, educando y controlando a ese extraño animal que es el humano?, capaz de las atrocidades más aberrantes?. ¿Siendo él quién causa el 95% de los casos de incendios?.

Parece que para prevenir, gastar mucho en todo lo demás carece de sentido …si no actuamos y fuertemente, sobre los factores que actúan en máximo. Son estos los que definirán el rumbo, son los de máximo potencial de peligro

Además, «todo lo demás», cuando ya se inició el fuego, no es prevención sino “acción de ataque contra el fuego”. Allí también perdimos la batalla y solo nos salva la lluvia …como siempre.

Más prevención

Pero en prevención y seriamente, hacemos muy poco. Podremos discutir después, lo que se hizo bien y lo que se hizo mal, pero el daño ya está hecho …hasta el próximo incendio, que será en otra región del país, no será tan intenso como en Corrientes o si , pero será.

No nos olvidemos que 5.000 ha de forestaciones, seguramente se queman casi todos los años en el país como media de un período, tampoco olviden que hubo pérdidas de forestaciones en Entre Ríos, en Misiones, en Formosa y Chaco Bosques Nativos y recordemos que en Córdoba hubo unas 15.000 has incendiadas hace unos 5 años.

Es por eso que seguramente tendremos más incendios…el próximo año, los siguientes, pues este tipo de “accidentes” se construye paso a paso.

Escuché decir que estos incendios «no son como los de hace 40/50 años», ¡por supuesto que no!, hace 45 años, en todo el país habría una 350.000 has forestadas,  Corrientes, si tenía 120.000 ha era mucho. Hoy, Corrientes tiene ¡500.000 o algo más!, se quemó casi el 7% de ese total, del que además los ciudadanos de a pie, subsidiamos con los impuestos el 50% del costo o más, a todos aquellos que forestan! (esto es así en todo el país desde hace décadas).

Leé más:

Informe técnico del INTA : Corrientes registró una superficie de 935 mil hectáreas afectadas por los incendios

Es interesante recordar lo que decía el Decreto 133/99 que reglamentó la ley 25.080 al respecto de la cuestión vigilancia, control e incendios específicamente.

“Reglamentación de la Ley N° 25.080, referida a la promoción de inversiones en nuevos emprendimientos forestales y la ampliación de los bosques existentes.”

Art. 5to inciso f) Propuesta de un programa de vigilancia ambiental y control ambiental del proyecto durante su ejecución y vida útil (*)

En lo referente a incendios forestales, para acogerse a los beneficios de la Ley N° 25.080, en el momento de certificar las plantaciones todos los emprendimientos deberán demostrar la existencia de:

a) Parcelas de no más de VEINTICINCO HECTAREAS (25ha) delimitadas por caminos transitables por vehículos terrestres. Cuando las características topográficas del terreno lo impidan, se establecerán vías de comunicación terrestre entre rodales.

b) Calles cortafuegos libres de combustible en los períodos críticos. Las perimetrales al conjunto de las plantaciones, sobre caminos públicos y vías férreas de no menos de VEINTE (20) metros de ancho.

c) Fuentes cercanas de abastecimiento de agua. En caso de no existir se deberán construir reservorios, tipo tajamares o cualquier otro que facilite la carga de equipos de control de fuego.

d) Los emprendimientos que totalicen superficies boscosas superiores a las SETECIENTAS HECTÁREAS (700 ha) deberán contar con equipamiento que facilite la detección precoz de los fuegos, tales como torres de observación o cámaras de video, que cubran a la totalidad del área del emprendimiento y que aseguren el suministro de información durante toda la vida útil del mismo. No necesariamente se debe contar con la propiedad de los equipos, pero sí con el acuerdo de los titulares de los mismos, para brindar la información en forma inmediata. Paralelamente deberán presentar su plan de manejo del fuego y los mecanismos de coordinación con las autoridades específicas.

e) Entre CUATROCIENTAS (400) y SETECIENTAS (700) HECTAREAS se debe contar mínimamente con UNA (1) motobomba de alta presión con VEINTE (20) tramos de manguera y UN (1) tanque de DOS MIL (2000) LITROS, con su correspondiente equipo de tracción UNA (1) motosierra, CUATRO (4) bombas mochila, CINCO (5) palas, CUATRO (4) Mc Leod (azadón/rastrillo/segador) CUATRO (4) Pulasky (hacha/azadón), guantes y cascos de protección.

f) Entre CINCUENTA (50) y CUATROCIENTAS (400) HECTÁREAS se deberá contar con UNA (1) motosierra, DOS (2) bombas mochila, CINCO (5) palas, DOS (2) Mc Leod (azadón/rastrillo/segados) DOS (2) Pulasky (hacha/azadón), guantes y cascos de protección.

g) A las superficies inferiores a las CINCUENTA HECTÁREAS (50 ha) no se les exige un equipamiento específico, pero deberán cuidar especialmente el mantenimiento de los cortafuegos.

(*) El programa es una exigencia para todo proyecto forestal

 

¡Esto es lo que la ley manda!, ¿Cree alguno de los lectores que todo esto se cumplió y se cumple?, ¿que se inspecciona y controla?

Tal vez algún consorcio o empresa  forestadora de las importantes lo hayan hecho, pero la gran mayoría de los propietarios de las  500.000 hectáreas ¡no!

¿Hay o había la cantidad de torres de observación y/o cámaras de vídeo funcionando para cubrir las áreas de proyecto durante toda su vida útil?

¿Alguna vez se controló por parte del Estado a través de sus instituciones específicas lo que la ley manda?

No podría afirmar que todo  lo que se exige, sea lo correcto y necesario, pero hay cosas que parecen razonables.¡Ni esas se cumplen!. Y que recuerde, nunca más se discutió nada al respecto de las exigencias de prevención.

¿No hubiese sido una buena medida conociendo ya el altísimo riesgo, cerrar los portales de acceso al Parque Nacional Iberá, hasta tener un protocolo de prevención extrema?

¿No hubiese sido otra, organizar un sistema de vigilancia y recorrida por las rutas, acordado con los propietarios de campos y forestaciones?

(**) Recuerden que al menos el 50% del costo las mismas se financiaron con subsidios del Estado

¡El Olmo no da peras!, si un actual ministro vio algunos peces boqueando en el Riachuelo y le bastó ello para afirmar que se estaba descontaminando, ni siquiera debió llegar a tener chance de serlo.

Cómo tampoco aquel verborrágico y locuaz que a los primeros focos con que se enfrentó en su gestión, nos dijo que lo mejor que podíamos hacer era rezar.

Podría seguir varias páginas más, pero ¿para qué más?

¡Hasta el próximo incendio!

 

 

 

 

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