El fierro candente

Opinión

Jorge Rodolfo Ottonello (*) escribe un artículo de opinión en el diario El Territorio, instándolo al Gobernador de Misiones a vetar la ley que acaban de sacar los diputados, del llamado “Plan arraigo y colonización”. MISIONES(9/9/2004).- En notas anteriores sobre intrusión de las tierras privadas en Misiones (“La farsa y el caos”, “La justicia se perdió en la selva”) y gracias a la generosa cesión de espacio de El Territorio, he alertado y clamado hasta el hartazgo por una intervención consciente y decidida de quienes tienen la competencia y el deber de hacerlo: el Gobierno, incluida la Justicia , y los sectores políticos de los que éstos emanan, instándolos a buscar un camino de justa solución en esta cuestión, devenida hoy en un verdadero caos y un desbaratamiento del orden jurídico consagrado, a raíz de la sanción de la llamada “Ley de arraigo”. Escribo legitimado como parte interesada, por mi carácter de administrador de “Los Cencerros SA” y “Mondorí SRL”, propietarias de montes nativos en explotación, al igual que las tierras expropiadas por la mencionada ley, y porque como van las cosas, hay que poner las barbas en remojo y, en todo caso, no tener la cobarde actitud de muchos en tiempos del “Proceso”, de disimular la desgracia del vecino, sin pensar que mañana la cuchilla entraría a verter sangre en nuestra casa. Antes, en nombre de Dios y el “Ser Nacional”, hoy en nombre de Dios y la Justicia Social. Pero siempre con abanderados que enarbolan el nombre de Dios. Este aspecto puntual lo señalo porque un mínimo resto de vergüenza nos impone quitarnos la careta y decir con todas las letras que se está asestando el más tremendo golpe nada menos que a la integridad territorial de la provincia, con total desprecio por el porvenir de las presentes y futuras generaciones de misioneros, que muy pronto verán naufragar sus sueños de un progreso genuino y para todos basado en la industria turística, con el manejo sustentable de la naturaleza que nos regaló el Señor y hoy la rifamos. Esto involucra a todos los misioneros, no sólo a los condenados por esta ley, empezando por los empresarios e inversores actuales y potenciales, grandes y pequeños de la hotelería, transportistas, agentes de viajes y servicio, comerciantes gastronómicos y en general, empresas constructoras y trabajadores de todos los rubros, no sólo licenciados y guías de turismo que muy pronto o más tarde sólo tendrán para ofrecer excursiones en el desierto que antes era selva… y con agua cara por costosos procesos de descontaminación de pesticidas y agrotóxicos. Yo me dirijo al señor Gobernador de Misiones instándolo a vetar la ley que acaban de sacar los diputados, del llamado “Plan de arraigo y colonización”, por nefasta, ilegítima y atentatoria de los intereses permanentes de la sociedad misionera, cuando a espaldas de ésta y así nomás, decide expropiar nada menos que 70.000 hectáreas de tierras de montes nativos privados, en grosero exceso de la mucho menor área de las mismas ocupadas por los actuales intrusos ¡y con amplísimo margen como para bancar con lo ajeno las futuras fiestas del clientelismo político! Primero, por sus graves consecuencias; segundo, en lo político funcional porque esta ley no nace de un plan de desarrollo socio-económico sustentable, medularmente estudiado, concebido y proyectado como política de Estado con basamento en el interés genuino de la sociedad misionera, como su importancia lo amerita, sino que es fruto de la viciada voluntad de los legisladores que la sancionaron, sin serenidad ni convicción de justicia, sino apurados, bajo la presión política ejercida por los piquetes de los campesinos e infiltrados, azuzados por la Pastoral Social y organizaciones obedientes de la Diócesis de Iguazú, que rebasaron la capacidad de contención del Estado, en un momento institucionalmente controvertido y confundidos por un clima pre-electoral. Que se explique para que toda Misiones entienda. ¿Cuál es el plan de colonización? ¿Qué desarrollo tendrán? ¿Quiénes o qué equipo interdisciplinario lo estudió y propuso? ¿Cuáles plataformas políticas de mayorías sociales para el desarrollo socioeconómico lo impulsan con debido debate y consagración de las bases? ¿Cuáles los criterios de selección de las tierras a expropiar? Cuando se decide expropiar montes que por décadas y décadas producen madera nativa, sustentan en obrajes y aserraderos el trabajo de miles de misioneros y el desarrollo de la región maderera de San Vicente, San Pedro y toda esa cuenca y siguen existiendo como “montes”, porque no se practicó el nefasto “rozado”, ¿no se ponderó la opción del aporte que deberían hacer las firmas extranjeras que tienen los mayores latifundios y superficies de Misiones, adquiridas mayormente como tierras baratas en tiempos nefastos del agro fundido y que las destinarán al rozado y reemplazo de la selva nativa para luego chupar el jugo de nuestro suelo y transferir las ganancias al exterior? ¿No se ponderó el aporte que deberían hacer las empresas tabacaleras, usufructuarias finales del sacrificio de los humildes que hoy serán ilusorios “beneficiarios” del famoso “Plan arraigo”? Leí por ahí que se ha ensayado una defensa de este engendro citando disposiciones de la Constitución provincial que impone al Gobierno colonizar y adjudicar tierras de la Provincia. ¡Por favor! Cuando se dictó la Constitución, la Provincia disponía de miles y miles de hectáreas fiscales. Pues bien, ya está cumplida con el precepto, ya repartió lo que tenía, ya dispuso de lo suyo, a veces con buen criterio y muchas otras torrando el patrimonio de todos los misioneros, como el heredero infeliz que vende las últimas vaquitas de la sucesión. Hoy la solución magistral parece ser manotear lo ajeno, con cualquier artilugio legal, sacar a unos y dar a otros. Sin criterio de indudable sustento en el régimen de la Constitución nacional. Pero políticamente conveniente, un ropaje a medida para cubrir la infamia del nuevo y gigantesco clientelismo político. Total, a nosotros no nos cuesta nada… ¿El futuro de Misiones? No lo veremos nosotros, ya estamos grandes. Pero ni el presente parece importar mucho. ¿Por qué conociendo a la gente, antes de sacar esta ley no frenaron efectivamente la intrusión? Ahora es catastrófico, con sólo su anuncio arreció la invasión a la tierras, a fuerza de hacha, fuego y motosierra. Véase el desastre de los rozados humeantes entre Pozo Azul y Dos Hermanas y otros puntos. Y véase también, prestando atención e informándose, el recrudecimiento de los delitos de robo de madera, en planchones aserrados y postes, o como sea, porque el tiempo apura. Y con total impunidad, porque se ven impedidos de actuar las fuerzas de la Policía y la Gendarmería, neutralizadas en medio de este caos en que sucumbió el derecho, y el piquete suplanta a la democracia y la ley. Y los depredadores sin ley ni juez no son precisamente los intrusos pobrecitos y humildes que merecen una solución y nuestra comprensión. Están en la fiesta los vivos oportunistas que toman parcelas para revenderlas luego de despojar todo el monte. También el vivo que utiliza al pobre desgraciado para explotarlo en su provecho. Se están comiendo como ratas el porvenir de los misioneros. Pronto nomás,ningún propietario y hasta el colono común tendrá que patrullar su chacras en vez de producir y descansar en paz. Ayer, la Cruz y la Espada domeñando a los pueblos para la Corona; hoy, la bandera de la Pastoral incita a los humildes a rebelarse contra el orden legal. Parece que aquí en Misiones se logra lo que ni Lula pudo en el Brasil. Y porque ya estoy harto doy un solo ejemplo: la señora de Lemes, persona humilde que ocupa una parcela en la propiedad de “Los Cencerros”, que no molesta por ello y nunca fue molestada, cuyo marido trabaja en un aserradero distantes siete kilómetros, me refirió que la Pastoral le dijo que la tierra que ocupa es de ella y que además le corresponde una parcela de 20 a 25 hectáreas por cada uno de sus hijos, que son cuatro o cinco de más de 25 años. No será para la leche, ¿no? Señor Gobernador: así las cosas. Usted, ante el pueblo de Misiones, por testigo decidirá entre la promulgación o el veto de esta ley. ¿Dónde están, con su silencio, los gobernadores que lo precedieron? ¡El fierro candente lo tiene usted! (*)Administrador de montes privados en explotación. Fuente: Diario El Territorio

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