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México, un ascenso fulminante

Exportaciones forestales

Desde la entrada en vigencia del TLC, el país azteca se ha convertido en el cuarto cliente mundial para los forestales chilenos. De US$ 10 millones que se enviaban en 1998, se pasó a US$240 millones en 2004.

Fuente: Lignum

CHILE (18/4/2005).- Muebles, embalajes, postes y casas prefabricadas. Pino y más pino chileno que bajo distintos formatos se instala en casas e industrias mexicanas. Las exportaciones forestales chilenas parecen haber utilizado una garrocha para elevarse cada vez más alto, cuando de México se trata. El impulso a los envíos forestales al país de los mariachis es tal que las ventas pasaron de US$ 10 millones, en 1998, a US$ 240 millones en 2004. Sólo en el último año crecieron más de 33%. Así, de prácticamente no constituir un mercado atractivo, los aztecas pasaron a ocupar el cuarto lugar para los forestales chilenos. En madera aserrada, en tanto, son por lejos los primeros. El TLC que entró en vigencia en 1999 y su reducción de aranceles; la gran demanda por madera de la industria del mueble mexicana; la escasa producción azteca y la calidad del producto chileno fueron los factores que se conjugaron para transformar a México en una importante plaza. Cuando en 1999 el TLC entró en vigencia y los aranceles comenzaron a caer, los empresarios forestales chilenos se lanzaron con fuerza a atacar un mercado al que le tenían ganas. Tenían claro que los mexicanos necesitaban y seguirían necesitando madera como materia prima y como producto final: tienen una industria del mueble pujante que exporta buena parte de su producción a Estados Unidos. Aún más, la cercanía a EE.UU. y los bajos costos de mano de obra llevaban a que muchas industrias norteamericanas cruzaran la frontera para instalar sus plantas y así reexportar sus productos. Y, para ello, requieren de embalajes de madera o cartón. Al mismo tiempo, la bonanza de la economía mexicana impulsaba más desarrollos industriales y residenciales que también requerían de productos forestales. Frente a tal demanda de madera los aztecas no tenían mucho con qué responder. Aunque tienen importantes superficies de bosques y han intentado desarrollar políticas de fomento, no han conseguido cimentar un sector forestal estable. Un sistema de propiedad complicado – la tierra pertenece a los ejidos (comunidades)- desincentiva la inversión privada, ya que existe demasiada inestabilidad respecto de lo que ocurre con los árboles. Por otro lado, los chilenos tenían algunas ventajas a su haber. Con una industria forestal bien establecida, eran conocidos como proveedores de calidad. «Entre los mexicanos tenían buena fama», cuenta Michel Asselot, gerente comercial de la división maderas de Terranova. Los primeros pasos no fueron fáciles, básicamente porque la forma de hacer negocios de los mexicanos obligaba a tener oficinas locales para solucionar problemas como el de los pagos. La solución fue rápida: los chilenos más grandes, como Arauco y Masisa Terranova se instalaron con sus oficinas en suelo mexicano. Con esos temas resueltos, el negocio empezó a fluir y las ventas de los chilenos a aumentar. Pronto comenzaron a diversificar productos. A la madera aserrada y cepillada, se sumaron los tableros en sus distintas versiones (OSB, MDF, Plywood), así como puertas, marcos de ventanas y molduras, entre otros. Hoy llegan con más de cien artículos distintos. Atacaron el mercado industrial y el del retail. Una de las fórmulas para ganar terreno fue la aplicación de modelos comercializadores que ya habían demostrado ser exitosos en Chile, como los placacentros de Masisa, donde la idea es que el cliente encuentre en un solo lugar todo lo que necesita. «Los mueblistas mexicanos son pequeños productores, que el tiempo que destinan a comprar dejan de producir. Por ello la fórmula funcionó muy bien», dice Asselot. En sólo tres años se instalaron 62 placacentros y la apuesta es elevarlos a 120 en los próximos tres. Simultá-neamente, las empresas chilenas han invertido en activo fijo, levantando plantas productoras en suelo méxicano. «Es un mercado que noso-tros vemos con un gran optimismo. Se ha invertido en activo físico, como dos líneas de aglomerados en Durango», dice Italo Rossi, gerente comercial de Masisa. Perspectivas México ha significado una unión poco usual entre empresarios forestales pequeños y grandes. Si bien en un principio mucha empresa mediana o pequeña atacó directamente a la nación mariachi, la necesidad de tener volúmenes que compensen fletes y de estar presentes con oficinas locales derivó en que las mismas empresas grandes, como Masisa y Arauco, apoyen con la comercialización a algunas pymes. «Tenemos experiencia y fortalezas en el tema logístico, eso nos permite servir de canal a compañías más chicas. Ellas pueden colocar su producto y nosotros nos beneficiamos de una mayor diversificación», dice Asselot. Lo bueno es que la escalada parece no tener un tope. Como indica María Teresa Arana, gerente de estudios de la Corma, los chilenos todavía están en etapa de penetración de mercados. Además, las posibilidades de crecimiento están dadas porque su mercado interno se muestra muy dinámico. «Todo indica que comenzarán a consumir cada vez más madera, especialmente porque hay un fuerte impulso a la construcción», recalca Ramón del Pino, director de industrias forestales de Fundación Chile. Ello significará ampliar la diversidad de productos que se envían a México, pues aún hay nichos por atacar que podrían mejorar los volúmenes de exportación en productos primarios (madera aserrada y tableros) y secundarios (remanufacturas, madera para embalajes). «Se visualizan buenas expectativas en el sector de la construcción, a través de viviendas industrializadas y prefabricadas», dice Alejandro Bohle, product manager del sector Forestal de ProChile. Otros rubros Las exportaciones forestales chilenas a México no se han limitado sólo a los productos tradicionales. Por ejemplo, Fundación Chile trabaja, en conjunto con organizaciones mexicanas, en la realización de estudios como la creación de un cluster forestal mexicano. «La idea es que a partir de él pueden surgir un mapa sobre potenciales inversiones chilenas», recalca Manuel Llanos, Director de ProChile México. Otra exportación ha sido la de un «Techo para Chile», que por estos días ya comienza a funcionar bajo la misma fórmula ocupada en el país para resolver el problema habitacional a las personas con menos recursos. Fuente: Revista del Campo

Fuente: Lignum

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