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Argentina ante un escenario de calor extremo: The Lancet Countdown Latinoamérica 2025 alerta por riesgos sanitarios crecientes y alto costo económico

El tercer informe regional del grupo de expertos en salud y ambiente, evidencia un aumento sostenido de olas de calor, sequías e incendios forestales vinculados al cambio climático antropogénico. El reporte advierte que el impacto ya compromete la salud pública, incrementa las muertes evitables, presiona los sistemas sanitarios y genera pérdidas millonarias. Argentina, en particular, muestra cada vez más, una alta exposición térmica, por lo que se necesita poner más atención en los grupos de riesgo y en alertas tempranas frenta la olas de calor extrema este verano.

 

Por Patricia Escobar

@argentinaforest 

 

AMÉRICA LATINA (09/12/2025).– El nuevo Reporte 2025 de The Lancet Countdown Latinoamérica (LCLA) presenta un diagnóstico contundente sobre los efectos del cambio climático en la salud humana y en los sistemas socioeconómicos regionales. El documento, elaborado por 50 especialistas de 28 instituciones y basado en 41 indicadores actualizados, demuestra que la intensificación de peligros climáticos —principalmente olas de calor, sequías e incendios forestales— está generando impactos sanitarios crecientes y choques económicos en cascada.

El informe fue lanzado en forma virtual en un seminario organizado por el equipo de The Lancet Countdown Latinoamérica (LCLA), del que participó ArgentinaForestal.com, y sostiene que las tendencias observadas demuestran una aceleración del calentamiento regional con consecuencias inmediatas en salud, infraestructura, productividad laboral y seguridad hídrica y alimentaria.

Se afirma además que las actividades humanas son responsables del agravamiento del fenómeno, pero también que existen soluciones factibles si se aplican políticas urgentes y de escala.

El cambio climático ya afecta la salud: más calor, más enfermedades y mayor exposición

El LCLA 2025 subraya que la población latinoamericana se encuentra cada vez más expuesta a condiciones térmicas extremas. Las olas de calor prolongadas, la proliferación de enfermedades infecciosas facilitadas por altas temperaturas y la pérdida de resiliencia sanitaria son ahora tendencias consolidadas.

El reporte advierte que los impactos sanitarios están directamente asociados a la acción humana y que mitigación y adaptación deben avanzar simultáneamente, ya que la planificación climática resulta insuficiente frente al ritmo del calentamiento. “La falla sistémica en priorizar la resiliencia sanitaria se agrava por profundas desigualdades socioeconómicas”, expone el documento.

El progreso en mitigación continúa limitado por una alta dependencia de combustibles fósiles y una transición energética lenta y desigual, lo que exige reformas estructurales y medición de impactos concretos en salud.

El informe puntualiza que un clima cambiante tiene efectos multidimensionales en la salud humana:

  • eventos extremos más frecuentes,
  • aumento en la transmisión de enfermedades,
  • deterioro en recursos alimentarios e hídricos,
  • impactos socioeconómicos y sobre salud mental,
  • y agravamiento de vulnerabilidades históricas.

Los indicadores monitorean estas interacciones y demuestran que la adaptación dejó de ser opcional, siendo ahora un requisito indispensable para sostener salud y bienestar poblacional.

Sin embargo, la capacidad de respuesta aún es limitada:

  • Solo el 41,2 % de los países realizó Evaluaciones de Vulnerabilidad y Adaptación desde 2020.
  • Apenas 9 países de la región (53%) cuentan con Plan Nacional de Adaptación en Salud.
  • En las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), la integración salud–clima continúa siendo insuficiente.

En el ámbito diplomático global también se evidencia retroceso: en 2024 solo Bolivia, Brasil y Chile incluyeron menciones sanitarias en la Asamblea General de la ONU, frente a un pico de 10 intervenciones en 2010.

El financiamiento climático revela otra brecha crítica. En 2024 se destinaron US$ 197 millones a proyectos de adaptación en salud, pero el 68% fue absorbido por Brasil. De los US$ 3,4 mil millones aprobados por el Fondo Verde para el Clima desde 2017, solo US$ 77,7 millones (2,3%) se orientaron directamente a adaptación en salud.


Argentina frente a un contundente calentamiento, vulnerabilidad urbana y desigual preparación

The Lancet Countdown monitorea desde 2016 indicadores vinculados a salud y clima en más de 50 variables. Para Argentina, el informe presenta hallazgos específicos que confirman un escenario preocupante:

  • Se incrementa sostenidamente la población expuesta a calor extremo.
  • Aumentan las enfermedades y muertes ligadas a temperatura y contaminación.
  • Los eventos climáticos extremos —incendios y sequías— amplifican vulnerabilidad e impacto económico.

El uso de combustibles fósiles y biomasa mantiene altos niveles de contaminación del aire.

En 2024, la temperatura promedio anual fue 22,5°C, 0,5°C por encima del periodo 2001–2010. Entre 2015 y 2024, la exposición a olas de calor aumentó 3 veces en lactantes y 5 veces en adultos mayores, los grupos más sensibles a mortalidad y deshidratación.

El impacto económico es severo:

  • Las pérdidas por mortalidad asociada al calor alcanzaron US$ 1.975,3 millones anuales, 124% más que en 2000–2009.
  • Las pérdidas laborales por calor sumaron US$ 2,18 mil millones en 2024, equivalentes al 0,4% del PBI.
  • Agricultura y construcción concentran las mayores pérdidas (37% y 29%).
    El informe es categórico: la inacción ya cuesta vidas. El futuro dependerá de decisiones que no pueden postergarse.

El informe evaluó ocho ciudades con más de medio millón de habitantes: ninguna alcanza niveles altos de cobertura verde. La Plata registra el mejor índice pero solo dentro del rango bajo. Buenos Aires, Córdoba, Mar del Plata, Mendoza, Rosario, Salta y Tucumán figuran como ciudades con verdor urbano muy bajo.

El país sí provee información climática para salud mediante servicios meteorológicos nacionales, pero la mayoría de herramientas se limitan a monitoreo inmediato y no incluyen proyección de largo plazo, indispensable para políticas urbanas sostenibles.

  • Incendios y sequía: el crecimiento del riesgo ambiental y sanitario

Argentina registra 66% más días con peligro extremo de incendio en 2024, junto a un aumento del 9% en PM₂.₅ por humo forestal. Si bien la exposición poblacional disminuyó un 10% respecto de 2003–2007, la tendencia general de riesgo continúa al alza.

Entre 2015 y 2024, el 0,4% del territorio nacional sufrió al menos seis meses de sequía extrema anualmente, especialmente en Salta, Formosa, Chaco y Santa Cruz. Las pérdidas económicas por eventos climáticos extremos sumaron US$ 250 millones, el 0,04% del PBI regional.

  • Contaminación del aire y transición energética: el punto más crítico

En 2023, el 98,3% de la población argentina dependía de combustibles fósiles para cocinar. La contaminación del aire causó 4.700 muertes en 2022, el 92% vinculadas a gas, carbón o biomasa.

El daño económico es equivalente al 1,5% del PBI: US$ 9,9 mil millones en pérdidas, similar al ingreso anual de 669 mil personas.

El país obtuvo 0,42 en el Índice de Preparación para Transición a Cero Emisiones, por debajo del promedio latinoamericano (0,44) y global (0,52).


Conclusión del reporte: invertir en prevención

El cambio climático avanza más rápido que la respuesta política e institucional. Para evitar pérdidas humanas, sanitarias y económicas aún mayores, Argentina necesita: acelerar la transición energética, ampliar infraestructura verde urbana,
fortalecer sistemas de alerta temprana, invertir en adaptación sanitaria con financiamiento real, fortalecer las campañas de prevención y priorizar la salud como eje central de la política climática.

El informe es categórico: la inacción ya cuesta vidas. El futuro dependerá de decisiones que no pueden postergarse.

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