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A 10 años de la venta de la ex Pecom al Grupo Arauco, afirman que se perdieron más de 400 puestos de trabajo de la industria maderera

Jorge Ríos, secretario general de la Unión de Obreros de la Industria Maderera Gral. M. BelgranoEl 16 de diciembre de 2003 fue aprobada la venta del patrimonio forestal e industrial de Pecom Energía SA al Grupo Arauco, filial Alto Paraná SA. El aserradero denominado «Bosetti» era el segundo más importante del país, después del Aserradero de Piray de APSA. Hoy ya no existe, la compañía cerró la industria a fines de 2010 para reconvertirla en un Centro de Logística. “El impacto más fuerte de esta operación fue la pérdida de las fuentes de trabajo en la zona Norte”, dijo en la entrevista con ArgentinaForestal.com el secretario general del Sindicato de la Madera del Departamento General Manuel Belgrano, Jorge Ríos. “En la ex Pecom se llegó a tener unos 400 operarios, sin contar las contratistas, pero con el tiempo todos fuimos desplazados. En el gremio tenemos en la actualidad 700 afiliados trabajando en Pymes de Iguazú, Libertad, Wanda y Esperanza, pero ninguno es de Alto Paraná, ya que al cerrar la industria de Bosetti se desvincularon”, afirmó en sindicalista.

 

 

 

Por Patricia Escobar

 

MISIONES (18/12/2013).- El 16 de diciembre de 2003 fue aprobada por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) la venta de la División Forestal de Pecom Energía SA (ex Pecom Forestal) al Grupo Arauco de Chile, filial Alto Paraná SA. La polémica operación demandó una inversión de más de 43 millones de dólares por parte de la compañía chilena que adquirió una superficie de 60 mil hectáreas en forestaciones, 20 mil de ellas correspondientes a la reserva de bosque nativo, 27 mil implantadas y tres mil a forestar. Además el aserradero, con una capacidad de 100 mil metros cúbicos de producción anual, ubicado en Puerto Bossetti (localizado en el límite de Iguazú y Libertad), y un huerto semillero.

Hoy, a 10 años de esta operación, el segundo mega aserradero más importante del país ya es parte de la historia forestal, cerró definitivamente a fines de 2010 tras cumplirse el período establecido por la CNDC y finalmente fue reconvertido por Alto Paraná en un Centro de Logística. Los motivos, varios, pero desde la compañía fundamentaron la decisión a la crisis del mercado internacional que golpeó muy fuerte a esta industria en toda la cadena y que afectaron la competitividad del grupo Arauco.

 

Esta crisis de mercado golpeó, a su vez, directamente a los trabajadores e la industria de la madera, ya que la primera consecuencia que se puede decir que dejó esta venta, fue el cierre del aserradero y el drástico -pero lento- desplazamiento de la fuente laboral. “Al momento del cierre del Aserradero “Bosetti” habían 209 trabajadores de la industria de la madera que desaparecieron prácticamente, por “renuncias” o “retiros voluntarios”, ya que muy pocos terminaron trabajando en el Aserradero Piray de APSA. En realidad, en todo este proceso de 10 años se perdieron unos 400 puestos de trabajo en el rubro, ya que la ex Pecom Forestal tenía esta cantidad de empleados antes de la venta, pero después fueron lentamente desplazados por Alto Paraná”, aseveró en la entrevista con ArgentinaForestal.com el secretario general del Sindicato de la Madera de Puerto Esperanza (Unión de Obreros de la Industria Maderera General Manuel Belgrano), Jorge Ríos.

 

El Sindicato registra en la actualidad un total de 700 afiliados que trabajan en Pymes localizadas en Iguazú, Libertad, Wanda y Puerto Esperanza. “Pero no tenemos un sólo afiliado de Alto Paraná, ya que al cerrar el aserradero de Bosetti, se desvincularon totalmente del gremio”, señaló Ríos.

 

¿La adquisición por parte de APSA de la ex Pecom Forestal marcó un nuevo escenario para la comunidad, para los trabajadores y para el mercado forestal? ¿Hay un antes y un después?

 

Si. Totalmente. Para el trabajador de la industria maderera fue un cambio abrupto, además de un desplazamiento de la fuente laboral. Todo cambió.

 

La época de la ex Pecom Forestal fue muy buena en todo sentido, desde lo social, cultural, económico, en cuanto al reconocimiento y beneficios que percibían los operarios de la industria. Antes de la venta, los trabajadores recibían becas para la educación de sus hijos, un sueldo extra por buen desempeño, se les facilitaba créditos para poder acceder a la casa propia o que puedan terminar su construcción, los indemnizaban si fallecía un familiar, realmente la política de Recursos Humanos era espectacular.

 

En lo personal, me tocó iniciar los primeros años de la primaria en la Escuela que funcionaba en Bosetti, pero después fue trasladada a Puerto Libertad, donde ahora hay un barrio y una escuela llamada “Bosetti”.

 

Anteriormente, se había conformado toda una colonia llamaba «Bosetti», pero para los años 70 este pueblo desapareció, quedando con el tiempo funcionando solamente el complejo industrial de Pecom. Hoy nada de esto existe. Pero hubo gente que nació allí. Hay mucha historia que se perdió en la zona.

 

Mi padre, Juan José Ríos, fue trabajador de Pérez Compac. Después yo ingresé a trabajar en la empresa hasta que compró el aserradero la firma Alto Paraná y allí me dieron el “retiro voluntario”. Hoy trabajo en Lipsia SA.

 

La ex Pecom Forestal generaba fuente de trabajo para familias de Libertad, Wanda, Esperanza y alguna de Iguazú.

 

Pero la compra por parte de Alto Paraná no solo afectó la fuente laboral de esta industria, también afectó el funcionamiento de industrias de la zona que no tenían materia prima para su abastecimiento propio.

 

 

¿Cuando inicia el proceso de venta de la ex Pecom, el Sindicato Maderero tuvo alguna participación en la CNDC?

 

 

En 2003 ya ocupaba el cargo de secretario general del Sindicato Maderero de Eperanza, y la verdad es que la venta ni siquiera se comunicó al gremio, se hizo el negocio y entramos en el tema una vez hecha la operación. A nosotros nunca se nos consultó nada. El impacto social no se analizaba o no fue medida por los responsables de favorecer esta venta. Nadie analizó la cuestión de impacto social o laboral de esta operación, sino solamente la parte económica y de mercado.

 

En aquel momento nosotros, los obreros, entendimos que era una venta que no ponía en riesgo la continuidad de la fuente laboral. Se trataba de un cambio de dueños, pero afirmaban que se seguiría trabajando con el mismo sistema. A la gente se le mantendría la antigüedad, el sueldo, sin embargo después de la venta fue otra cosa. Lentamente se fue eliminando los beneficios extras que teníamos con la ex Pecom Forestal. Eliminaron las becas de estudios, los adicionales “San Jorge” -un beneficio fuera de convenio laboral- ya que los incentivos a los trabajadores era una política empresaria de Pecom, pero no de Alto Paraná.

 

Pérez Companc era una empresa modelo en todo sentido, fue mucho más humanizada, más responsable con su gente, se ocupaba del bienestar del trabajador y de su familia, buscando la mejora en la calidad de vida. Tenían una Fundación que se ocupada de la comunidad. Para todos en la zona, trabajar en Pecom era un sueño. Cuando desapareció la empresa, perdimos todo. El cambio fue abrupto, drástico, emocionalmente muy fuerte para todos.

 

 

¿Después de la compra de la ex Pecom Forestal por Arauco, que pasó hasta el momento de cierre del aserradero, cómo fue el proceso?

Fue un proceso lento de vaciamiento. Inmediatamente después de cumplir con los cinco años de compromisos asumidos ante la CNDC, con la venta de rollos aserrables y el famoso fasón, empezaron a sentirse algunas consecuencias más directas, hasta que llegaron al cierre del aserradero.

 

En Bosetti ya habían comenzado gradualmente a vaciar la industria, empezaron con la contratación de “servicios eventuales”, alternativa que en el convenio de trabajo del sindicato se prohíbe tener contratistas dentro de una industria maderera, pero ellos hicieron caso omiso incluso a las denuncias realizadas por el sindicato. Paralelamente fueron “arreglando” las renuncias, despidiendo despacio, de a poco, usando una modalidad que les resultó muy bien a ellos, ya que negociaban con los trabajadores y le pagaban incluso hasta un año un sueldo como desocupados, de manera que la gente quiera irse. Todo esto fue previo al anuncio de cierre definitivo del aserradero.

 

Al momento de cerrar, tenían unos 209 trabajadores. Adujeron que no habría despidos, que la fuente laboral estaba “garantizada” y hablaban del famoso término de “reconversión” de puestos de trabajo al Centro de Logística y otra plantas industriales.

 

Pero todos sabemos que desde que APSA compró Zafac y Perez Companc fue para cerrar en un tiempo. De todas estas propiedades, lo que les interesaba realmente era la superficie forestada, no la industria. Ellos tienen un complejo industrial forestal en Puerto Piray que es un “monstruo”, el aserradero de la ex Pérez Compac era el segundo mega aserradero el país, y al adquirir esto, Alto Paraná se quedó con todo el mercado.

 

Al cerrar, lo único que no tuvo la empresa es problema de dinero. Se le pagaba a la gente ajustado a derecho o según negociación y se terminaba el tema. Incluso llegaron a pagar un 30% más sobre la antigüedad, algunas personas tenían entre 35 años de antigüedad y la empresa les pagó un 30% sobre el valor de lo que sería una indemnización. Triste. Había gente que llegó a los 40 años de antigüedad trabajando en esta empresa en Bosetti, o que le faltó muy poco para llegar. Trabajaron toda su vida en el aserradero. Pero Alto Paraná negociaba de pagarle todo, pero la gente debía presentar la renuncia. Nunca fue el problema la plata, claramente esta reconversión fue un fraude.

 

En esto influye otra realidad, que aquel trabajador despedido con 25 o 30 años de servicio se quedaba fuera del sistema. Algunos supieron administrar la plata, otros se quedaron sin trabajo al poco tiempo.

 

Los operarios que quedaron en Piray fueron muy pocos. Para ellos se logró una estabilidad laboral de tres años, que vence ahora, en este diciembre de 2013.

 

El otro problema también fue que intentaron “reconvertir” su actividad, cuando ellos son industriales madereros, pero le mantenían el sueldo asignándole otras tareas, situación que no se podía sostener.

 

 

¿El principal impacto fue la pérdida de fuente laboral tras la venta de la ex Pecom ?

En todo lo social fue el mayor impacto. En el momento que cerró Alto Paraná, en el Aserradero Bosetti había 209 puestos de trabajo directos, sumado a contratistas que trabajan en forma indirecta. Los que no entraban en la famosa reconversión, o no aceptaban arreglar, quedaron en la planta industrial de Piray, pero ya no están afiliados al Sindicato de la Madera de nuestra jurisdicción.

 

Hace 10 años atrás, nuestro gremio tenía de Alto Paraná más de 300 trabajadores afiliados de la industria de la madera, con el tiempo quedamos con 209, hasta que comenzaron con los contratos de servicios eventuales, y paralelamente acordaban “renuncias”. Hoy no tenemos ninguna relación con la empresa.

 

Creo que los únicos que se beneficiaron con el cierre del aserradero de Bosetti fueron las Pymes madereras, ya que se les fue un competir muy grande. Si hoy Alto Paraná cierra el Aserradero Piray, creo que las cámaras madereras van a aplaudir la decisión, ya que desaparecería la principal competencia.

 

Pero desde el punto de vista social y laboral, este cierre deja un saldo negativo y un sabor amargo para los trabajadores. Por otra parte, en todo este proceso fue únicamente obrero y empresa. El Estado brilló por su ausencia, no hizo nada para que se mantenga esta fuente laboral y que Bosetti no cierre. Nunca hicieron nada.

 

 

Miguel Ángel Ortíz trabajó 24 años en la ex Pecom ForestalOrtíz: “Para los trabajadores de Pecom, el cambio con Alto Paraná fue abrupto y son responsables de la desaparición de nuestra fuente laboral”

 

ArgentinaForestal.com dialogó además con Miguel Ángel Ortiz (49 años), un operario de la industria maderera que trabajó 24 años en Pecom y pasó por todos los cambios societarios de la firma (Pérez Companc SA, Pecom Energía, Petrobras Energía, Forestal San Jorge, Compañía Naviera Pérez Companc, Pecom Forestal) y finalmente se retiró en el “Aserradero Bosetti” de Alto Paraná SA, tras la decisión de la compañía de cerrar el complejo industrial.

 

Ortiz tiene esposa, 7 hijos (6 niñas y un varón) y siempre vivió en Puerto Esperanza.

 

“Desde los 14 años empecé a trabajar en la industria maderera, en 1978. El 20 de octubre de 1987 comencé a trabajar en Pecom y finalmente me retiré en 2011, cuando Alto Paraná decidió cerrar el Aserradero Bosetti. Viví todo el proceso, y el cambio en la política empresaria entre Pecom y Apsa fue muy abrupto. Para las familias de trabajadores de Pérez Companc fue un cambio entre el día y la noche. Antes la empresa era querida como si fuera una familia, porque nos cuidaban como una familia”, relató.

 

Ortiz exhibió varios recibos de sueldo y certificados que demostraban las becas que la empresa Pecom Forestal otorgaba a sus hijos para la continuidad escolar, facilitaba créditos para que puedan acceder a una vivienda propia, entre otros beneficios. “A fin de año nos premiaban con un sueldo más por el buen desempeño laboral, con una cena para la familia en Cataratas, pero todos estos incentivos fueron eliminados por APSA, ya que no tenía la misma política empresaria”, dijo.

 

Al momento de la venta “no sabíamos de los cambios de la empresa o que podía cerrarse el aserradero. La mayoría no pensaba en este futuro. Pero con Alto Paraná era difícil pensar que continuaría la actividad, después de la compra del aserradero, internamente se percibía que se venía un cierre, empezaron a negociar las renuncias, fueron ajustando los costos, todo eso nos daba una pauta que no había mucho tiempo. El cierre nunca anunciaron al personal, cuando nos enteramos, dimos inmediata intervención al Sindicato”, recordó Ortiz.

 

En este contexto, “claramente el principal impacto tras la venta de la ex Pecom Forestal fue para la trabajadores de la industria maderera de la zona norte la desaparición de la fuente laboral. En los tiempos de Pérez Companc eran 380 obreros directos, además de las contratistas, llegando a más de 600 trabajadores. Con la compra de Alto Paraná fue desapareciendo el número de trabajadores, dejando un fuerte impacto, un vacío total a cientos de familias de Wanda, Esperanza y Libertad”, aseveró Ortiz.

 

“Sin dudas, hay un antes y un después para nosotros, los trabajadores. Antes todo el mundo quería trabajar en Pecom, era una empresa muy humanitaria, se preocupaba por lo social, por la mejora del trabajador y el bienestar de su familia. Era una buena empresa, como no conozco otra hasta la fecha. Con quien se hable, les repetirá esto. Después de la venta de la ex Pecom Forestal, hay un cambio en la gestión de la empresa, en la política con el personal, que fue abismal. Lo primero que eliminaron fueron los incentivos al personal. Con el tiempo, nadie quería saber nada de trabajar en Alto Paraná”, concluyó el ex trabajador de la firma.

 

 

 

 

 

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