“Transformar nuestros sistemas agroalimentarios es imperativo para que sean más amigables con la biodiversidad y sostenibles a largo plazo. Esta transformación pasa por adoptar prácticas agroecológicas y promover la agrobiodiversidad, esenciales para un futuro resiliente”, señaló Oliver Page, especialista en Cambio Climático y Medio Ambiente del FIDA para América Latina y el Caribe, quien lidera la delegación de la organización en la COP16.
Fuente: FIDA
CALI (23 de octubre de 2024).- Durante la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad (CBD COP16), que se lleva a cabo en Cali, Colombia, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) ha hecho un llamado a los líderes mundiales para que presten mayor atención y destinen más financiamiento a los pequeños agricultores, quienes se encuentran en la primera línea de batalla contra la pérdida de biodiversidad y el cambio climático.
El FIDA subraya que los pequeños agricultores, responsables de cultivar gran parte de los alimentos que consume el mundo, necesitan cultivar de manera sostenible una diversidad de cultivos para garantizar la seguridad alimentaria de más de 3 mil millones de personas que hoy en día no pueden acceder a una dieta saludable.
Esta capacidad es crucial para enfrentar los desafíos que plantea un planeta en crisis, agravada por la pérdida de biodiversidad y la crisis climática.
El escenario es complejo: la población mundial se proyecta en 9.700 millones de personas para 2050, lo que aumenta la presión sobre los sistemas agroalimentarios.
Además, la degradación de los ecosistemas naturales pone en riesgo la producción de alimentos, lo que hace urgente una transformación profunda de estos sistemas hacia una mayor sostenibilidad y biodiversidad.
“Transformar nuestros sistemas agroalimentarios es imperativo para que sean más amigables con la biodiversidad y sostenibles a largo plazo. Esta transformación pasa por adoptar prácticas agroecológicas y promover la agrobiodiversidad, esenciales para un futuro resiliente”, señaló Oliver Page, especialista en Cambio Climático y Medio Ambiente del FIDA para América Latina y el Caribe, quien lidera la delegación de la organización en la COP16.
El FIDA reiteró la necesidad de que las políticas globales sobre biodiversidad prioricen la agricultura familiar, que es clave para la alimentación mundial, especialmente en regiones vulnerables donde la pérdida de biodiversidad afecta directamente la productividad y la subsistencia.
La promoción de la agrobiodiversidad, así como el fortalecimiento de prácticas agrícolas sostenibles, será esencial para enfrentar la crisis alimentaria global que se avecina.
«El FIDA reconoce que un entorno degradado y las crisis climáticas están interconectados, y que necesitamos soluciones holísticas para enfrentar ambos. Por eso, en 2021 nos comprometimos a canalizar el 30% de nuestra financiación climática para apoyar soluciones basadas en la naturaleza para 2030», agregó Page.
Siguiendo el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal (GBF, por sus siglas en inglés), adoptado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica en la COP15 en 2022, el FIDA se compromete a implementar un enfoque centrado en las personas, equilibrando la naturaleza, los medios de vida y la seguridad alimentaria.
Paralelamente, el Fondo está centrándose más que nunca en la biodiversidad en sus nuevas inversiones y ha adoptado su propia estrategia de biodiversidad para incorporar la protección, el uso sostenible y la promoción de la ésta en sus operaciones.
La biodiversidad es fundamental para los sistemas agroalimentarios sostenibles. Refuerza la productividad y la resiliencia agrícola, desempeñando un papel clave en la polinización, el ciclo de nutrientes, el control de plagas y la diversidad genética.
También apoya servicios ecosistémicos como la purificación del agua y el ciclo de nutrientes, que contribuyen con un estimado de 125 billones de dólares anuales a la economía global. La pérdida de biodiversidad debilita los ecosistemas y su capacidad para sustentar la vida.
Los pequeños agricultores, los pueblos indígenas, los jóvenes, las mujeres y los socios de las cadenas de valor en los países en desarrollo desempeñan un papel clave en la preservación de la biodiversidad y deberían recibir más apoyo mediante el acceso directo a financiamiento. Sin embargo, actualmente están subrepresentados tanto en los procesos nacionales como internacionales, así como en el financiamiento.
El apoyo de los países donantes al desarrollo agrícola se ha estancado en apenas un 4-6% de la asistencia oficial para el desarrollo en la última década.
Los pequeños agricultores reciben menos del uno por ciento de la financiación climática global, aproximadamente 5,53 mil millones de dólares para adaptarse a una nueva realidad climática, una cifra que está muy lejos de satisfacer sus necesidades. Se estima que se requieren entre 300 y 400 mil millones de dólares anuales para transformar los sistemas alimentarios globales y para que resulten más sostenibles, equitativos y resistentes.
Los pequeños agricultores producen un tercio de los alimentos del mundo y una parte significativa de los alimentos en muchos países en desarrollo. Sin embargo, sus medios de vida y su capacidad para alimentar al planeta están amenazados por los cambios en los patrones de lluvia, la degradación de los ecosistemas y los eventos climáticos extremos sin precedentes vinculados al cambio climático.
Se espera que las negociaciones de la COP16 avancen hacia el cierre de la brecha de financiamiento para la biodiversidad, estimada en 700 mil millones de dólares al año, y trabajen para alinear los flujos financieros con el GBF.
Desde el FIDA se está aumentando sus asociaciones con entidades financieras como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) y su nuevo Fondo GBF, el Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés) y el Fondo de Adaptación (AF, por sus siglas en inglés).
Asimismo, el FIDA ha construido una cartera diversificada del GEF que abarca una amplia gama de actividades relacionadas con la biodiversidad y la gestión sostenible de la tierra. También co-lidera el Programa Integrado de GEF8 sobre Sistemas Alimentarios, que busca catalizar cambios nacionales y globales hacia sistemas de producción sostenibles y positivos para la naturaleza.
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