A semanas de la COP16 a realizarse en la ciudad de Cali, en Colombia, 15 organizaciones latinoamericanas de la sociedad civil hacen un llamado urgente a garantizar la participación de pueblos étnicos y comunidades locales en las decisiones sobre conservación. Destacan que, sin un enfoque inclusivo, será imposible cumplir con las metas globales de biodiversidad y clima.
AMÉRICA LATINA (2/10/2024).- Con la Cumbre de Biodiversidad COP16 a solo tres semanas de comenzar, un grupo de 15 organizaciones de la sociedad civil latinoamericana ha emitido un contundente mensaje. Estas entidades recalcan la importancia de una conservación inclusiva, involucrando activamente a los pueblos étnicos y comunidades locales en la toma de decisiones sobre la gestión de áreas protegidas y la biodiversidad en la región.
Bajo el lema «la COP de la gente», las organizaciones destacan que la participación de estas comunidades es esencial para alcanzar los objetivos globales de biodiversidad y cambio climático.
«Este enfoque inclusivo no solo es un acto de justicia, sino también una estrategia clave para garantizar la efectividad y sostenibilidad de los esfuerzos de conservación», aseveran.
Entre las organizaciones firmantes se encuentran Argentina 1.5°, CAN América Latina, Fundación Avina, Fundación Quantum, GI-ESCR, Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC), Natural Resource Governance Institute (NRGI), y WWF, entre otras.
EN UN llamado a la acción, LA ONG buscaN fortalecer los esquemas de gobernanza en áreas protegidas y movilizar recursos para asegurar una inversión que considere los derechos y la participación activa de las comunidades locales.
Un largo camino por recorrer
Con más del 21,4% de su territorio bajo alguna figura de protección, América Latina y el Caribe es una región clave en la conservación de la biodiversidad terrestre global. Sin embargo, solo el 6,19% de estas áreas cuenta con una gobernanza que incluya a pueblos étnicos y campesinos, lo que representa una alarmante brecha en la participación comunitaria en la gestión de estos territorios.
Este déficit es especialmente preocupante considerando que aproximadamente el 60% de los territorios con alta integridad ecológica están bajo titulación colectiva de pueblos indígenas y campesinos.
La situación plantea una paradoja: mientras la región es reconocida por su megadiversidad, la exclusión de sus habitantes históricos en la toma de decisiones continúa siendo una preocupación global.
Un enfoque centrado en derechos humanos
Las organizaciones firmantes insisten en que la clave para una conservación efectiva reside en adoptar un enfoque inclusivo y basado en derechos humanos. Ejemplos como el de las áreas protegidas en la Amazonía colombiana, donde los pueblos indígenas han mantenido la gestión territorial en medio del conflicto armado, o la gobernanza ambiental liderada por comunidades afrodescendientes en el Chocó biogeográfico, evidencian que una conservación inclusiva es no solo posible, sino también necesaria.
A pesar de los avances en el reconocimiento de la necesidad de involucrar a estas comunidades, persisten importantes desafíos, como la falta de financiamiento adecuado y los problemas de gobernanza en la región. Convertir este reconocimiento en acción concreta es una deuda urgente que debe ser saldada para asegurar un futuro sostenible.
Acciones para una conservación inclusiva
Para lograr una conservación verdaderamente inclusiva, las organizaciones proponen tres acciones prioritarias:
Fortalecer la gobernanza comunitaria en las áreas protegidas, garantizando la autonomía y participación activa de los pueblos étnicos y comunidades en los procesos de toma de decisiones.
Movilizar recursos financieros e invertir en mecanismos que promuevan la participación y el fortalecimiento organizacional y comunitario.
Asegurar una distribución justa de los beneficios generados por los esfuerzos de conservación, mejorando las condiciones de vida y ofreciendo oportunidades económicas a las comunidades locales.
Estas medidas no solo contribuirán a la protección de la biodiversidad, sino que también garantizarán que los beneficios se distribuyan de manera equitativa entre quienes habitan estos territorios.
Una oportunidad histórica
Con la COP16 en Colombia en octubre de 2024 y la COP30 sobre Cambio Climático en Belém, Brasil, en noviembre de 2025, América Latina tiene la oportunidad de liderar el camino hacia un modelo de conservación más equitativo. Las organizaciones de la sociedad civil consideran que estas cumbres ofrecen una plataforma para consolidar un enfoque que integre la conservación de la naturaleza y el bienestar de las personas que dependen de estos territorios.
El desafío está claro: solo con la participación activa de la gente será posible alcanzar las metas globales de biodiversidad y clima. Es momento de actuar y garantizar que la conservación no sea un privilegio de pocos, sino un derecho de todos.