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La industria forestal da trabajo a unas 300 mil personas en la Argentina

La producción maderera presenta un potencial con fuerte impacto en el Producto Bruto Interno (PBI) de ciertas regiones argentinas; en la provincia de Misiones, por ejemplo, el sector forestal genera alrededor del 50% del PBI. «Es una producción que promociona el desarrollo territorial, al que apunta el INTA», indicó Hugo Fassola, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Montecarlo.

Fuente: Terra

 

BUENOS AIRES (17/6/2013).- La producción maderera argentina emplea entre 250 y 300 mil personas mientras que los bosques nativos de la Argentina involucran alrededor de 30 millones de hectáreas, y en la provincia de Misiones el sector forestal genera alrededor del 50% del PBI.

 

De este modo, «la necesidad de procesar la materia prima de los bosques en la zona de extracción promueve el desarrollo territorial mediante el agregado de valor en origen», aseguró INTA Informa en un reporte.

 

Los bosques nativos de la Argentina involucran alrededor de 30 millones de hectáreas, según el Inventario Nacional, actualizado periódicamente por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.

 

Esa superficie se distribuye en las distintas ecorregiones del país: Selva Misionera, Selva Tucumano-Boliviana o Yungas, Parque Chaqueño, Monte Espinal y Bosques Andino Patagónicos.

 

Algunos de sus beneficios son intangibles y, por lo tanto, difíciles de valorar en términos económicos, como ser fuente de agua, de biodiversidad, de regulación climática y de provisión de servicios ecosistémicos polinización, resguardo y formación de suelos, protección de cuencas hidrográficas , que resultan muy importantes para la vida cotidiana de las poblaciones rurales.

 

En la Argentina, la producción maderera presenta un potencial con fuerte impacto en el Producto Bruto Interno (PBI) de ciertas regiones y en la provincia de Misiones, por ejemplo, el sector forestal genera alrededor del 50% del PBI.

 

Si bien la producción y la investigación están orientadas principalmente a los bosques implantados y a la industria celulósica-papelera, la de menor escala aserrado y productos madereros se presenta como una oportunidad adicional para industrializar la ruralidad.

 

«La necesidad de procesarla en un radio de entre 30 y 60 kilómetros por su volumen y peso determina que el agregado de valor sea en origen y tenga un fuerte impacto sobre el empleo local», según indicó Hugo Fassola, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Montecarlo.

 

Explicó que «toda la industria del aserrado y la transformación mecánica de la madera son procesos discontinuos, entonces ocupan mucha mano de obra».

 

A escala nacional se estima que el sector emplea entre 250 y 300 mil personas: «Es una producción que promociona el desarrollo territorial, al que apunta el INTA», agregó el especialista.

 

Cuando el avance de la explotación de la madera o de la frontera agropecuaria se realiza sin un sentido técnico, puede tener consecuencias graves y poner en riesgo la integridad del bosque

 

 

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