El XV Congreso de AAPRESID: Seminario sobre los biocombustibles |
Existe un consenso generalizado sobre que los biocombustibles son un nuevo paradigma, tanto para la agricultura como para la matriz energética. La cuestión ambiental, el problema de las emisiones de dióxido de carbono, fueron temas planteados a lo largo de todo el congreso. los especialistas del país y del exterior resaltaron la fuerza de la nueva matriz energética global.
Fuente: Por Victoria Manny. Especial para Clarín Rural
BUENOS AIRES (18/8/2007).- Los biocombustibles también fueron protagonistas clave del congreso de AAPRESID que se realizó esta semana en la Bolsa de Comercio de Rosario con el lema «Reinvención & Prospectiva». En palabras de Jorge Romagnoli, presidente de Aapresid, «reinvención es sinónimo de re-ingeniería, es re-imaginación; y prospectiva es mirar un poco más allá para construir futuro». Fue con este enfoque de repensar el futuro y mirar un poco más allá que, por primera vez, se dedicó toda una jornada a estudiar a los biocombustibles. «En Aapresid creemos que los biocombustibles son una buena alternativa», aseguró Gastón Fernandez Palma, vicepresidente de la institución y coordinador del seminario organizado por Aapresid y la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno (AABH). Y explicó que se buscó «generar un ámbito que ayude a los productores a agregar valor a su producción y tener una participación directa en el negocio de los biocombustibles». Existe un consenso generalizado sobre que los biocombustibles son un nuevo paradigma, tanto para la agricultura como para la matriz energética. La cuestión ambiental, el problema de las emisiones de dióxido de carbono, fueron temas planteados a lo largo de todo el congreso. Desde la presentación de Otto Solbrig, en la que advirtió que «el cisne canta mejor antes de morir», como una metáfora con la que insinuó que los buenos momentos que estamos atravesando podrían ser los últimos debido a la cuestión ambiental, hasta el video de Al Gore sobre el cambio climático, las conclusiones tienden a provocar un «darse cuenta» de que hay que hacer algo. Y los biocombustibles son protagonistas de la solución al problema ambiental: las metas de corte de los combustibles fósiles con biocombustibles van a contribuir a reducir las emisiones de CO2 y aumentar la eficiencia energética.Pero no se trata sólo de la cuestión ambiental. Los cambios en la matriz energética provocan consecuencias económicas. Estados Unidos cuenta con un programa anunciado meses atrás que planteó sustituir en 10 años el 20% de la gasolina consumida en ese país por etanol (equivale a 132.000 millones de litros de etanol, que de provenir del maíz requeriría 360 millones de toneladas de maíz; en el 2007, Estados Unidos cuenta con 200 plantas de etanol que producirán 25.000 millones de litros). «Es la primera vez en la historia que el precio del maíz se vincula más con la demanda de energía en lugar de la alimenticia», señaló Ken Cassman, director del centro Nebraska de Investigaciones en Ciencias de la Energía, de la Universidad de Nebraska, quien advirtió que para poder cumplir con las metas propuestas sólo en Estados Unidos se va a necesitar triplicar la producción mundial de maíz (lo que requiere un significativo aumento en los rindes a nivel mundial). Eso es imposible en la práctica: de ahí el convenio que firmaron EE.UU. y Brasil para la provisión de etanol a partir de caña de azúcar. Mientras tanto, el mundo se prepara para el desarrollo de los biocombustibles de segunda generación. Allí, la producción a partir de biomasa de celulosa promete ser la estrella, aunque todavía faltan unos 8 a 12 años para que esta tecnología esté disponible. Estados Unidos está destinando fondos a la investigación y desarrollo en biocombustibles a partir de biomasa. Las limitantes a superar pasan por el desarrollo de enzimas que procesen la celulosa y el volumen de almacenaje que requiere enormes instalaciones. Por su parte, la Unión Europea estableció un corte del 5,75% en el 2010 y 10% en el 2020 sobre el mercado de transporte (cada Estado puede definir que tipo de biocombustibles se usarán). «La Unión Europea es el principal mercado que se abre para la exportación de biodiésel argentino», aseguró Rodolfo Rossi, presidente de Acsoja (la cadena de la soja argentina), quien estimó que la producción mundial de soja puede aumentar un 40% para el 2020, ubicándose en 307 millones de toneladas, de las cuales la argentina contribuiría con un 45% o 58 millones de toneladas. Según explicó Rossi, la Argentina es el país más competitivo para la producción de biodiésel, ya que «tenemos los rindes de soja más altos del mundo, somos los principales productores y exportadores de aceite de soja, la mejor tecnología, una ubicación privilegiada de las plantas procesadoras, bajos costos, y una cadena muy eficiente». El presidente de Acsoja estimó que el consumo local de biodiésel para el 2015 rondará entre 750.000 y 1 millón de metros cúbicos, o su equivalente aceite de 750.000 y 1 millón de toneladas, de un saldo exportable que se proyecta en 8 millones de toneladas de aceite. Rossi señaló que el desarrollo del biodiésel y el aumento de la demanda de soja exigirá mejores rindes y la incorporación de nuevas variedades que contengan eventos biotecnológicos especiales. Pero, en ese sentido, advirtió: «no nos engañemos, la batalla está perdida. Estamos pasando un momento muy crítico en la Argentina sobre el tema de la propiedad intelectual. Ya nos quedamos atrás, ya sabemos que ningún evento nuevo se va introducir en nuestro país por lo menos en los próximos 6 años».