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Jorge Saravia, senador del país vecino, aseguró en Radio 10 que la ubicación de las fábricas no es punto de discusión. Atucha II es «una amenaza nuclear», dijo.
Fuente: Infobae
BUENOS AIRES (12/1/2005).- Las discrepancias entre las autoridades políticas argentinas y uruguayas parecen no tener fin. Al conflicto por la instalación de las papeleras y el posible acuerdo de librecomercio entre Montevideo y Washington, se sumó la crítica hacia el gobierno de Néstor Kirchner, por la reactivación de Atucha II. «Argentina está armando otro Chernobyl», aseguró Jorge Saravia, senador del Movimiento de Participación Popular (MPP), fuerza política que integra la coalición del gobernante Frente Amplio-Encuentro Progresista de Tabaré Vázquez. Sobre esto, en la Cancillería argentina prefirieron mantener silencio, para evitar así nuevos entredichos con la administración uruguaya, informó la agencia DyN. Las declaraciones realizadas por parte de un legislador del oficialismo uruguayo, alimentan la escalada de declaraciones entre funcionarios de los gobiernos de Argentina y Uruguay, en torno a la instalación de dos papeleras a la altura de Gualeguaychú, Entre Ríos. Autoridades argentinas y organizaciones ambientalistas de Argentina y Uruguay reclaman la detención de las obras para construir las plantas papeleras de la finlandesa Botnia y la española Ence, ante el temor de que contaminen el Río Uruguay. Este conflicto llevó a permanentes cruces entre funcionarios de ambos gobiernos, afectando la relación bilateral. El senador del MPP alertó sobre el gobierno argentino planea reactivar este año la planta de energía atómica de Atucha II con tecnología de hace 20 años. El proyecto Atucha II fue objeto de una licitación internacional en 1980 y, un año después, la empresa alemana Siemmens obtuvo el contrato. De acuerdo a lo denunciado por el legislador, los componentes tecnológicos del reactor nuclear y sus sistemas están abandonados, en su mayoría obsoletos, pero igual serán empleados. Saravia aseguró en Radio 10 que un error en una plata de celulosa se corrige en un máximo de cinco años, mientras que un problema con una planta nuclear llevará tres siglos. Mostró su preocupación por la supuesta utilización de material obsoleto para la construcción de la central. Sostuvo que Siemens no cuenta con repuestos para sus equipos. Se mostró dispuesto a «negociar» con la Argentina, pero aseguró que Uruguay no dará «ni un paso atrás» en la ubicación de las papeleras. Pero brindarán todas las garantías necesarias para dar seguridad a ambos pueblos.