Referentes forestales impulsan la difusión de la foresto-industria como motor de desarrollo sostenible en Argentina. En conjunto con la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de CABA y el Consejo Foresto-industrial Argentino (CONFIAR) realizaron en Buenos Aires un taller que reunió a comunicadores y expertos del sector. El encuentro abordó innovación, sostenibilidad, sistemas silvopastoriles, mercados de carbono e inversiones, con el objetivo de visibilizar el potencial forestal del país hacia 2030.
Por Patricia Escobar
@argentinaforest
BUENOS AIRES (22 de agosto de 2025).– En la sede de la Sociedad Rural Argentina (SRA) en la ciudad autónoma de Buenos Aires (CABA) se realizó un encuentro de capacitación para comunicadores y profesionales del periodismo. La Asociación de Periodistas Agroalimentarios de CABA, en conjunto con el Consejo Foresto-industrial Argentino (CONFIAR), llevó adelante el taller “El presente es de los bosques: Innovación, sostenibilidad y nuevos negocios”, que reunió a más de 20 profesionales, de manera presencial y virtual.
El evento, del que participó ArgentinaForestal.com, tuvo como objetivo fortalecer la difusión de información estratégica sobre la foresto-industria, en línea con el Plan Estratégico 2030 que promueve CONFIAR.
“Fue un espacio de intercambio muy valioso que nos permite seguir construyendo puentes entre el sector y los comunicadores, con el compromiso de difundir información clara, precisa y estratégica para el desarrollo sostenible del país”, señalaron representantes del Consejo Foresto-industrial Argentino, integrado por la AFoA (Asociación Forestal Argentina), AFCP (Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel), FAIMA (Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines, ASORA (Asociación de Fabricantes y Representantes de Máquinas, Equipos y Herramientas para la Industria Maderera) y la SRA (Sociedad Rural Argentina).

Argentina, con potencial forestal sin explotar
Claudia Peirano, directora ejecutiva de la AFoA, destacó las oportunidades que tiene el país para ampliar su superficie forestada, que podría triplicarse sin afectar la agricultura ni los bosques nativos. “Si Chile y Uruguay lograron avances significativos en forestación y exportaciones, Argentina tiene las mismas ventajas naturales. Contamos con suelo, clima y agua, pero necesitamos un contexto macroeconómico favorable para ser competitivos”, afirmó.
En su exposición, Peirano realizó una introducción sobre la situación actual del sector forestal y las oportunidades que se presentan para su desarrollo.
En su presentación, destacó cómo estas perspectivas se integran al Plan Estratégico 2030. “¿Por qué fijarnos la meta de alcanzar las 2 millones de hectáreas forestadas al 2030?”, planteó Peirano. “Porque Chile ya lo logró, y Uruguay no solo igualó en 20 años la masa forestal de la Argentina, con 1,3 millones de hectáreas, sino que además atrajo tres de las plantas de celulosa más modernas del mundo. Hoy, sus exportaciones forestales superan incluso a la carne, ocupando el primer lugar en su balanza comercial. Nosotros contamos con las mismas ventajas naturales, pero nos falta decisión política y un contexto macroeconómico que nos permita ser competitivos”, subrayó.
La ejecutiva resaltó que la forestación en Argentina podría triplicar su superficie sin afectar la agricultura ni los bosques nativos. “Uruguay y Chile ya alcanzaron el límite de expansión de su superficie forestada, mientras que Argentina dispone de las mismas condiciones naturales y un potencial de hasta 3,5 millones de hectáreas aptas para plantaciones comerciales que no compiten con otras actividades productivas”, explicó con entusiasmo.
Peirano también remarcó que “Argentina tiene un enorme margen para crecer, tanto en lo forestal como en lo industrial. El país es superavitario en madera y puede ampliar sus plantaciones en zonas donde no existen bosques nativos maduros, lo que representa una ventaja competitiva innegable”.
Sin embargo, advirtió sobre los desafíos. “El sector forestal argentino todavía enfrenta problemas de competitividad. El déficit comercial se explica, principalmente, por la importación de papeles. Tenemos una ventaja comparativa indiscutible: suelo, clima, agua y capacidad de expandir plantaciones. Lo que falta es transformar esa ventaja en competitividad real, impulsando la industrialización y cerrando la brecha en segmentos como el papel”, concluyó.
Entre los datos aportados que respaldan el potencial del sector, mencionó:
- Superficie forestada actual: Argentina cuenta con 1.334.948 hectáreas de bosques cultivados, que abastecen el 90% de la industria forestal (madera, celulosa, papel, tableros y bioenergía).
- Origen de la materia prima: A diferencia de países del hemisferio norte, la materia prima proviene de plantaciones comerciales de pino, eucalipto y álamos, cultivadas y renovables, no del bosque nativo. Las superficies se reforestan en el mismo lugar donde se realiza la cosecha, incorporando mejoras genéticas.
- Ordenamiento territorial: Las provincias definen dónde reforestar, de acuerdo con la aptitud del suelo y las categorías de conservación (Roja, Amarilla y Verde) establecidas por la Ley de Bosques.
- Certificaciones internacionales: El 46% de la superficie de plantaciones forestales está certificada bajo estándares internacionales como FSC, y existen 166 certificados de Cadena de Custodia (FSC y PEFC), que garantizan trazabilidad y prácticas sostenibles.
- Tasa de plantación y cosecha: El equilibrio de plantación/cosecha promedió 34.000 hectáreas anuales entre 2019 y 2024.
- Potencial de crecimiento: Argentina posee una de las tasas de crecimiento forestal más altas del mundo y cuenta con 3,5 millones de hectáreas disponibles para expandir su producción, sin competir con la agricultura ni los bosques nativos.
Por otra parte, un panorama internacional brindó Juan Sackmann Sala, director ejecutivo de la AFCP, quien se refirió a la innovación de la industria de celulosa, papel, textiles, química verde y bioproductos de Argentina en el contexto regional e internacional.
Sackmann habló acerca de las perspectivas en un mercado global, con un crecimiento en la demanda de papeles gráficos, embalajes y tissu en las últimas décadas, pero que en la actualidad se encuentra impactada por las perturbaciones geopolíticas, la digitalización presiona a la industria de papeles gráficos, y la crisis inmobiliaria de China que presiona a la industria de celulosa. En tanto, remarcó que el segmento de papeles de embalajes y tissu registraron un crecimiento sostenido en el período de 1980-2023.
En su charla, detalló las significativas innovaciones en la cadena de valor de la industria de celulosa y papel, en el desarrollo de nuevos productos para atender la demanda del mercado, y en procesos de reciclaje y circularidad con mejoras en el proceso de destintado, recuperación de fibra, reciclado de alta calidad y trazabilidad, entre otras innovaciones que exponen la sostenibilidad de esta industria.
Silvopastoril y diversificación productiva
En el plano productivo, Ignacio Méndez Cunill, coordinador de la Comisión de Forestación y Bosque Nativo de la SRA, destacó el potencial de los sistemas silvopastoriles que combinan árboles, pasturas y ganado. “Hoy los productores buscan estas alternativas porque en la misma hectárea pueden obtener carne, energía y madera de mayor valor”, explicó. También resaltó la importancia de productos no madereros y la incorporación de tecnología para mejorar la rentabilidad.
Enfocándose al negocio forestal y a los sistemas silvopastoriles como herramientas para el desarrollo local y motores de las economías regionales, Mendez Cunill señaló: “El productor tiene la alternativa de capitalizar su inversión con forestación y generar más ingresos en la misma hectárea, combinando árboles, pasturas y ganado en una misma superficie”.
Destacó que este enfoque de inversión permite diversificar la producción y optimizar el uso del suelo, y profundizó sobre las oportunidades que ofrece el sector forestal más allá de la producción de madera, con especial énfasis en la foresto-ganadería, la obtención de productos no madereros como la miel o los hongos, y el aporte que brinda la innovación tecnológica para aumentar la rentabilidad y la sustentabilidad de las explotaciones.
En su presentación, recordó que tradicionalmente las plantaciones forestales se realizaban en macizos densos de eucaliptos o pinos, con más de mil plantas por hectárea, que luego se raleaban para quedarse con unas 300 de mejor calidad. Si bien este modelo permitió abastecer a la industria de celulosa y papel, implicaba un manejo intensivo y demandaba una alta cantidad de recursos humanos.
Ante la consulta de los periodistas sobre el costo actual de implantación por hectárea, estimó que ronda en 800 dólares en promedio.
La innovación genética abrió nuevos caminos. Con el desarrollo de clones –plantas idénticas provenientes de una misma madre– se logró mayor homogeneidad y menores densidades iniciales, lo que permitió diseñar esquemas más eficientes y adaptados a nuevas demandas.
Entre estos avances, Méndez Cunill destacó el sistema silvopastoril, que combina árboles con pasturas y ganado en la misma superficie productiva. “El silvopastoril requiere menos manejo que un macizo, porque planto con menor densidad. Esto me permite obtener madera de mayor diámetro, que tiene mayor valor en el mercado, y al mismo tiempo generar ingresos anuales gracias a la ganadería”, señaló.
Según explicó, mientras un macizo forestal prioriza el volumen, el sistema silvopastoril apunta a la calidad de la madera, el bienestar animal y un uso más eficiente del suelo.
“Hace diez años tenía que salir a convencer a los ganaderos para implementar silvopastoriles. Hoy son ellos quienes me llaman para asociarnos. Vieron los beneficios y entendieron que en la misma hectárea pueden producir carne, miel, energía y madera de calidad”, concluyó Méndez Cunill.
En resumen, las ventajas de estos sistemas se basan en que el productor logra mayor eficiencia del capital circulante, condiciones más favorables para el bienestar animal y ventajas competitivas para la carne producida bajo este sistema.
Carbono, la nueva commodity ambiental
El taller incluyó la exposición de Carlos Scarnichia (AFoA y SRA) quien dio un marco introductorio sobre las características de la actividad forestal, las oportunidades de mercado de carbono en un contexto de adaptación y mitigación al cambio climático. “La nueva commodity son los créditos de carbono en bosques nativos y en el sector agropecuario y forestal”, explica.
Un crédito de carbono equivale a una tonelada de CO2 capturado. Pero no cualquier secuestro de carbono se puede certificar, precisó Scarnichia. “ Primero debemos entender que solo se puede certificar como crédito de carbono, los secuestros adicionales (concepto de adicionalidad) a lo que ya existe en el mundo».
En ese sentido, ejemplificó: «Un bosque nativo tiene un enorme stock de carbono capturado, y naturalmente va capturando carbono a través de los años, sin embargo, ese stock y secuestro natural, ya existía y por lo tanto no hay ninguna actividad adicional que mejore ese secuestro. En cambio, si por ejemplo ese bosque tiene permiso de desmonte o sufre una degradación constante por la deforestación ilegal, y alguien no ejecuta el permiso de desmonte o realiza una inversión para frenar el avance de la deforestación ilegal, esa mejora al stock de carbono se puede certificar ya que se está modificando una situación actual por una actividad nueva que requiere una inversión”, detalló el empresario forestal.
Los créditos de carbono se pueden separar a grandes rasgos en dos tipos:
1) De Energía: en el mercado hay créditos que se basan en sustitución de combustibles fósiles por otros renovables, mejoras en eficiencia energética, generación de energía renovable, etc. Suelen funcionar más como un commodity, y suelen tener un valor bajo en los mercados voluntarios, ya que son un plus a un negocio mayor, como por ejemplo la venta de energía de una planta solar.
2) De Soluciones Basadas en la Naturaleza: En este caso los créditos se basan en la captura de carbono por medios naturales como las plantaciones forestales, cultivos agrícolas o manejo ganadero que mejoran el carbono en suelo, o emisiones evitadas como la disminución de tasas de deforestación o degradación de bosques, etc.
Estos créditos suelen tener un valor mucho más alto en los mercados voluntarios, y su valor es analizado más por proyecto, ya que suelen incluir aspectos de integridad, sociales y ambientales que son evaluados por el comprador final.
Cómo es un proceso de certificación de créditos, primero hay un proponente de proyecto, que plasma su idea de proyecto en un PDD (Project Design Document) basado en alguna metodología de certificación de algún estándar de certificación internacional como puede ser Verra, Gold Standard, Cercabono, etc.
Luego se deben realizar las actividades, inversiones y demás acciones plasmadas en el PDD y se va midiendo el carbono capturado o evitado. Esto se debe validar por algún organismo acreditado de validación como puede ser SGS, Aenor, etcétera, para presentar ante el estándar de certificación.
De esta manera, el estándar emite los créditos de carbono que son acreditados en la cuenta del titular del proyecto en el estándar.
Los créditos de carbono pueden ser utilizados por los titulares del proyecto para acreditar la reducción de emisiones propias (reducir la huella de carbono propia) o pueden venderlos y así generar ingresos, generalmente complementarios a los ingresos de sus actividades productivas.
Respecto a cuáles son los aspectos pendientes en cuanto a los mercados de carbono en Argentina, Scarnichia respondió: “Primero, es importante que funcione un registro nacional de créditos de carbono, para dar certeza y evitar la “doble contabilidad”. Esto es importante y le da “valor” a los créditos de carbono generados en el territorio ya que evita que un mismo crédito se comercialice más de una vez, ya que la integridad de los créditos es fundamental”, remarcó.
En segundo lugar, indicó que se necesita definición de la Argentina en cuanto a la posibilidad de uso de créditos generados en su territorio para comercializar en mercados de Cumplimiento externos. “Esto permitiría un gran desarrollo del sector y la posibilidad de generar un gran ingreso de divisas. Pero para ello necesita establecerse por un lado qué créditos pueden comercializarse en estos mercados y cuál es el mecanismo para que tengan la habilitación argentina para ello, y por otro lado que Argentina desarrolle acuerdos con otros países que habiliten esta posibilidad de transferencia de créditos de carbono”.
En conclusión, Argentina no necesita desarrollar un mercado de Cumplimiento de carbono nacional, pero sí establecer pautas para que el sector privado de carbono argentino pueda comercializar sus créditos en los mercados de Cumplimiento del exterior.
Madera, el material del futuro
El taller continuó con una breve exposición de Daniel Vier (FAIMA), quien se refirió sobre el escenario de las PyMEs madereras y su impacto en el empleo.
“La foresto-industria constituye un pilar clave en las economías regionales, ya que combina la generación de empleo local con la transformación de recursos renovables en productos de alto valor agregado. Su impacto no se limita a la producción y al comercio, sino que también dinamiza comunidades enteras, fomenta la radicación de pymes y aporta a la diversificación productiva en territorios donde muchas veces es la actividad económica principal”, sostuvo el directivo de FAIMA.
En paralelo, la importancia de la actividad radica en la generación de empleo local. “El sector genera alrededor de 60.000 empleos directos y una cifra equivalente en puestos de trabajo indirectos. La transformación mecánica de la madera representa el 0,7% del PBI nacional (2024) y alcanza un peso mucho mayor en las provincias madereras, donde llega a aportar hasta el 14% del Producto Bruto Geográfico. Además, constituye una fuente estratégica de divisas, representando cerca del 48% de las exportaciones de las provincias del NEA”, agregó.
Recordando la composición de la cadena foresto-industrial argentina, que se extiende a lo largo y ancho del país, detalló que tiene una segmentación productiva marcada por las características regionales: el NEA concentra la actividad de aserraderos, la zona Centro se destaca en la fabricación de muebles, mientras que en el NOA prevalece la explotación y aprovechamiento del bosque nativo, entre otras especializaciones.
“Esta distribución refleja la diversidad territorial del sector y su capacidad de adaptarse a los recursos disponibles en cada región. Cabe destacar que más del 90% de las empresas que conforman la foresto-industria son Pymes –muchas familiares-, lo que subraya su papel esencial como generadoras de empleo, valor agregado y desarrollo en las economías regionales”, subrayó Vier.
En la actualidad, esta actividad enfrenta grandes desafíos estructurales que condicionan su desarrollo.“La baja competitividad internacional, los elevados costos energéticos y logísticos, y la volatilidad de la demanda interna, son los principales factores que afectan con mayor intensidad a las pymes y limitan su capacidad de inversión, innovación y crecimiento sostenido”, afirmó el representante de FAIMA.
Pero también, en la coyuntura actual que está marcada en la Argentina por un tipo de cambio atrasado, la retracción de la obra pública y el bajo nivel de consumo, las PyMes de la Madera y Mueble enfrentan graves dificultades para sostenerse, explicó Vier. “Estos desafíos requieren ser abordados en espacios de articulación público-privada que permitan promover la recuperación de la actividad, fortalecer la competitividad y garantizar la continuidad del entramado productivo foresto-industrial”, indicó.
La salida hacia la recuperación estaría en promover la industria de la construcción con mayor uso de materiales de madera. “Es una alternativa sostenible e innovadora en el sector de obras de edificios. También tenemos oportunidades en la incorporación de prácticas de economía circular que optimicen el uso de recursos y reduzcan el impacto ambiental, y la posibilidad de expandir exportaciones de bienes con mayor valor agregado hacia mercados internacionales”, agregó.
Aunque este proceso deberá ser acompañado con inversiones en innovación tecnológica y capacitación del recurso humano. La modernización productiva y la formación de trabajadores impulsan eficiencia, competitividad y sustentabilidad, fortaleciendo el rol de las PyMEs en las economías regionales.
PyMEs, con valor agregado e Industrias 4.0
El taller cerró con Osvaldo Kovalchuk (ASORA), se presentó una mirada a futuro con innovaciones de la Industria 4.0 aplicadas a la madera, destacando los desafíos para el sector en lograr mayor eficiencia, sostenibilidad y seguridad, con el único camino posible para crecer en este sector tan competitivo: la incorporación de nuevas tecnologías.
El encuentro reafirmó que la foresto-industria argentina tiene margen para crecer en competitividad, sostenibilidad y diversificación, con una apasionante agenda de base forestal que va desde la producción primaria hasta la innovación tecnológica.
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