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Amazonía en riesgo: urgente llamado a enfrentar la expansión fósil en países de la región y avanzar hacia una transición energética

A días de la V Cumbre de la OTCA en Colombia, expertos, legisladores e indígenas se unen para exigir a los gobiernos de países amazónicos que enfrenten la expansión de los combustibles fósiles en la región. Advirtieron que la explotación de petróleo y gas, junto con la deforestación, amenaza la supervivencia de la selva y exacerba la crisis climática, mientras reclaman una transición energética justa.

 

Por Patricia Escobar

@argentinaforest

 

AMÉRICA LATINA Y ARGENTINA (15/8/2025).- La Amazonía se encuentra en una encrucijada crítica, y su futuro dependerá de las decisiones políticas y económicas que se tomen en los próximos años. En una conferencia de prensa virtual, a la que accedió ArgentinaForestal.com,  voces expertas e influyentes de la región como científicos y legisladores hasta líderes indígenas, unieron sus voces para abordar con los periodistas los verdaderos costos sociales, ambientales y económicos de la expansión de los combustibles fósiles en países de la región y la urgente necesidad de avanzar en una transición energética justa.

A tan solo una semana de la V Cumbre Presidencial de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), que se llevará a cabo el 22 de agosto en Bogotá, Colombia, el jueves 14 brindaron la charla virtual coordinada por organizaciones de la sociedad civil para discutir los factores políticos y económicos que están moldeando el futuro de la Amazonía.

La conversación contó con la moderación a cargo del periodista André Borges del diario Folha de São Paulo, del panel integrado por Paulo Artaxo, físico, miembro del IPCC y especialista en Crisis Climática Amazónica; Andrés Cancimance, legislador colombiano del Departamento del Putumayo, especializado en Políticas Públicas, Territorios y Derechos de Pueblos Amazónicos e integrante de la Iniciativa Global Parlamentaria para un Futuro Libre de Combustibles; Paola Yanguas Parra, consultora de Políticas e integrante del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD); y Olivia Bisa, lideresa indígena peruana, es la primera mujer presidenta del gobierno territorial autónomo de la Nación Chapra de la Amazonia Peruana.

La conversación giró en torno a los verdaderos costos sociales, ambientales y económicos de la expansión de los combustibles fósiles en la Amazonía, así como la importancia de marcos regulatorios que permitan avanzar hacia una transición energética justa.

También se discutió el papel estratégico de la OTCA y su potencial para alinear a los países amazónicos frente a los desafíos comunes, en especial de cara a la COP30, que se celebrará en noviembre próximo en la ciudad de Belém, en Brasil. En esta cumbre mundial el tema central será sobre los combustibles fósiles y el reto de avanzar hacia la transición energética justa, por lo que será estratégico llegar con posiciones sólidas para el debate que será en un contexto global muy desafiante.

La Cumbre de Presidentes de la Amazonía convocará a los jefes de Estado de los países amazónicos para realizar una evaluación de la implementación de la Declaración de Belém, resultado de la última cumbre de la OTCA, y aprobar una declaración conjunta sobre la crisis climática y las acciones regionales para enfrentarla. Este documento representará la posición del bloque de cara a la COP30 de noviembre.

Previo al encuentro presidencial, los ministros de los países miembros de la OTCA se reunirán los días 20 y 21 de agosto para debatir y definir los contenidos de dicha declaración y sus recomendaciones.

La OTCA está compuesta por ocho países amazónicos: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, todos signatarios del Tratado de Cooperación Amazónica (TCA). Este tratado constituye el único bloque socioambiental de América Latina.

Si bien la Cumbre no es una instancia formal de negociación climática, se espera que funcione como una plataforma clave para avanzar en compromisos previos a la COP30, que por primera vez se celebrará en plena Amazonía. Aun así, persisten fuertes resistencias internas a abordar el abandono de los combustibles fósiles y, especialmente, a poner fin a la exploración petrolera en la región.

Proteger la Amazonía -y a sus más de 40 millones de habitantes- exige mucho más que frenar la deforestación. Ignorar la urgencia de dejar atrás los combustibles fósiles pone en peligro no solo la selva, sino el sistema climático global.

Entre 2012 y 2020, los campos para la extracción fósil en la Amazonía aumentaron un 13%. Hoy la exploración se extiende en ocho de los nueve países que albergan la selva.

La quema de petróleo, carbón y gas es responsable de cerca del 80% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. En otras palabras, enfrentar la crisis climática requiere abandonar los fósiles.

Frente a la emergencia climática global, urge establecer zonas prioritarias libres de combustibles fósiles, para proteger ecosistemas críticos para la vida. La Amazonía, por su relevancia para el clima, la biodiversidad y las comunidades, debe ser una de estas zonas libres de gas y petróleo.

Las voces de la ciencia, del sector parlamentario y la comunidad indígena

Paulo Artaxo fue contundente en su análisis. Afirmó que el problema central de la crisis climática es la explotación de combustibles fósiles, que son responsables del 85% al 90% de las emisiones globales. Artaxo advirtió que si en la próxima COP30 no se implementan políticas efectivas para poner fin a su uso, «habrá pocas cosas que se puedan hacer».

El investigador del IPCC sostuvo que “la cuestión central en la crisis climática es la explotación y el uso de los combustibles fósiles, responsables de entre 85% y 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. Si la COP30 no implementa efectivamente políticas que terminen con el uso de combustibles fósiles, habrá pocas cosas que se puedan hacer. La segunda mayor fuente de gases de efecto invernadero es la deforestación de bosques tropicales, de los cuales la Amazonía es el componente principal. Varios países tienen estrategias para eliminar la deforestación de bosques tropicales para 2030, una meta que todos debemos alcanzar”, explicó.

Pero el investigador remarcó que hay un problema importante: la selva amazónica está sufriendo un proceso de degradación forestal debido al aumento global de la temperatura y la reducción de las precipitaciones, que genera estrés hídrico, afectando a todo el ecosistema. El bosque pierde carbono no solo por la deforestación, básicamente por el uso y la explotación de los combustibles fósiles”, indicó.

Por lo tanto, es muy importante entender que incluso si entre todos los países acaban con esta tala indiscriminada de Bosques tropicales al 2030, la degradación forestal se volverá cada vez más acusada, y eso implicará que los bosques tropicales del planeta sean una fuente de gases de efecto invernadero (CO2 y Metano) para el clima global.

En ese contexto, sostuvo que además de implementar efectivamente la transición energética en los países de la OTCA, “necesitamos avanzar estratégicamente entre todos los países de la región amazónica, avanzar en los procesos de adaptación y mitigación porque el clima ya cambió, y continuarán estos cambios cada vez más, por ello es fundamental atender estos temas por nuestras poblaciones”.

Finalmente, consideró que es necesario también presionar a los países que son responsables de la mayor parte de las emisiones para que aceleren su transición energética y lograr un mundo libre de fósiles en no más que las próximas décadas.

El legislador colombiano Cancimance se refirió a la fuerte tensión que existe  frente a la idea de eliminar progresivamente los fósiles en la Amazonía porque, pese a la intención de Colombia, países como Brasil no están de acuerdo. “Por eso los parlamentarios enviamos una carta al presidente Gustavo Petro, para animarlo a presentar el tema aún cuando la OTCA no lo prioriza por falta de consenso. Hay que insistir ahora en Bogotá, y luego en la COP30, para que el tema sea parte central de estas conferencias. La omisión del problema fósil es gravísima”, expresó.

Seguido, consideró que aún hay mucho por hacer a nivel multilateral, pero sobre todo parlamentario. “Necesitamos legislación y normatividad mucho más fuertes. Los referendos y las declaratorias de zonas de exclusión no están siendo efectivos. Urgen leyes al nivel de las repúblicas, en línea con propuestas legislativas que ya están en debate en Colombia, Brasil, Perú y Ecuador, que permitan avanzar», planteó.

A su turno, la lideresa indígena recalcó: «Como nación Chapra, tenemos el 97% de nuestra biodiversidad intacta, lo que significa que nuestra gobernanza es legítima y ejemplo a nivel nacional e internacional. Sin embargo, el Estado peruano lleva años intentando explotar nuestro territorio. Hemos resistido el ingreso de 5 empresas trasnacionales, presionado a nuestros parlamentarios y presentado un proyecto de ley para que la Amazonía sea declarada intangible, libre de actividad petrolera y de todo tipo de extractivismos”, expuso Bisa.

“Espero que en la reunión de la OTCA y en la COP30 los líderes se comprometan a declarar la Amazonía libre de combustibles fósiles. La selva es una esperanza de vida. Si queremos un futuro para nuestros hijos, es momento de protegerla y actuar», concluyó.

Finalmente, Yanguas Parra consideró un sin sentido expandir la frontera petrolera en la Amazonía colombiana, ya que “el costo económico de extracción y transporte es altísimo, se ponen en peligro sumideros de carbono fundamentales para Colombia y el mundo, y el impacto sobre comunidades y ecosistemas locales resulta irreversible. Ganaríamos mucho más deteniendo la exploración y planificando una salida ordenada allí donde ya existe producción”.

La Amazonía debe ser una zona de exclusión fósil

Dada su importancia para el clima y la biodiversidad global, la Amazonía debe ser considerada una zona libre de combustibles fósiles, tanto en exploración terrestre como marina.

Los países Pan-Amazónicos deben:

●     Establecer una fecha para terminar la producción de combustibles fósiles en el bioma.

 

●     Detener nuevas licitaciones de bloques para petróleo y gas (convencional y no convencional) en tierra y costa.

 

●     Eliminar subsidios a la industria fósil.

 

●     Redirigir dichos recursos a impulsar la producción sostenible basada en energías renovables, especialmente de forma descentralizada.

 

●     Lanzar un plan de cierre, reparación y restauración de áreas explotadas, con participación activa de comunidades locales, respetando su autonomía.

 

●     Implementar mecanismos de compensación para poblaciones históricamente afectadas por esta industria.

 

●     Iniciar la transición hacia un nuevo modelo energético regional.

 

●     Presionar para que bancos e instituciones financieras dejen de financiar proyectos fósiles en la Amazonía.

Panorama del petróleo en América del Sur

Colombia: 52 contratos vigentes en la Amazonía colombiana (2021), muchos sobrepuestos a territorios indígenas. Petro ha instado a dejar atrás los fósiles: “Sin una política transnacional para eliminarlos, la Amazonía seguirá bajo amenaza, incluso si frenamos la deforestación”.

Ecuador: Es el mayor productor amazónico de crudo. Más del 50% de su Amazonía está concesionada. En 2023, tras un referendo histórico, el pueblo votó para detener el proyecto ITT en el Parque Yasuní. Dos años después, la decisión aún no se implementa.

Guyana: La ExxonMobil descubrió grandes reservas en 2015. Hoy, el país apenas recibe el 14.5% de las ganancias, mientras las transnacionales no pagan impuestos. En 2023, Guyana subastó ocho nuevos bloques marinos.

Perú: El 60% del país es selva. La industria petrolera ha dejado más de 3.000 pasivos ambientales y causó más de 500 derrames entre 1997 y 2021. Petroperú promueve 31 nuevos bloques, afectando a 435 comunidades indígenas.

Surinam: Motivado por los descubrimientos en Guyana, el país licitó bloques entre 2023 y 2024, aunque las expectativas de hallazgos masivos aún no se confirman.

Venezuela: Aunque la industria decayó por la crisis interna, los impactos siguen. Más de la mitad de la flota de PDVSA está inutilizable, y solo en 2022 se reportaron al menos 86 derrames.

Brasil: Produce poco petróleo amazónico. Sin embargo, en junio adjudicó 19 bloques para la exploración de petróleo en la cuenca de la Foz do Amazonas. El litoral amazónico alberga los segundos mayores manglares del mundo y un sistema arrecifal de gran biodiversidad

 

 

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