En 2019, el arquitecto Julio Ignacio Páez lideró la construcción de un centro comunitario de 100 m² para una comunidad Mbya Guaraní en Misiones, Argentina. Este proyecto combina técnicas ancestrales y modernas, promoviendo el empoderamiento comunitario, la preservación cultural y el desarrollo sostenible.
ARGENTINA (6/1/2025).- El salón comunitario, diseñado para la comunidad indígena Kaaguy Porá II, es una obra emblemática que recupera las técnicas constructivas ancestrales de los Mbya y las fusiona con métodos modernos accesibles. Ubicado en áreas inmersas en la selva misionera, el proyecto integra materiales locales como bambú, piedra y hormigón, destacando el uso del bambú por sus propiedades ecológicas y simbólicas.
La iniciativa, concebida como un proceso de autoconstrucción asistida, permitió a la comunidad involucrarse activamente en todas las etapas del proyecto. El diseño buscó no solo proporcionar un espacio funcional, sino también reforzar la identidad cultural y espiritual de los habitantes. “El salón se transforma en un templo que une la sabiduría ancestral con el conocimiento académico”, explicó Páez.
Con más de 10.000 integrantes en 120 comunidades dentro de Misiones, las comunidades indígenas enfrentan desafíos como la pérdida de vegetación y la lucha por sus derechos territoriales.
Este proyecto del centro comunitario aborda estas problemáticas mediante un enfoque sostenible que fomenta la autosuficiencia y preserva los ecosistemas locales.
La construcción del salón no solo mejoró las condiciones de vida de la comunidad, sino que también promovió la enseñanza de nuevas habilidades y técnicas. Al incorporar conocimientos modernos como el uso de drones y controladores biológicos, el proyecto refuerza la resiliencia comunitaria frente a desafíos sociales y ambientales.
El bambú como protagonista
La elección del bambú como material principal es un punto central del diseño. Este recurso, abundante en la región, es ligero, resistente y tiene una alta capacidad para absorber dióxido de carbono. Además, su rápido crecimiento lo convierte en una opción ideal para construcciones sostenibles.
La estructura se adapta al paisaje natural, respetando las curvas y alturas características del bambú, y se erige como una puerta simbólica hacia la selva. Este diseño no solo es funcional, sino también estético y cultural, conectando a la comunidad con sus raíces y permitiendo que el edificio se integre en su entorno natural.
Impacto cultural y económico
Más allá de su función principal, el salón comunitario se ha convertido en un espacio multifuncional. Sirve como punto de encuentro, escenario para rituales y celebraciones, y lugar de venta de artesanías. Además, actúa como un atractivo turístico, generando ingresos adicionales para la comunidad.
El proyecto fue realizado en colaboración con la Cooperativa Cabure-í, grupos de voluntarios y la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba. Su desarrollo contó con el respaldo del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y el Movimiento Nacional Campesino Indígena Vía Campesina (MNCI-VC).
El centro comunitario no solo mejora la calidad de vida de la comunidad indigena, sino que también se presenta como un modelo replicable para otras regiones. Este proyecto demuestra que la integración de prácticas ancestrales con tecnologías modernas puede generar soluciones innovadoras y sostenibles, fortaleciendo tanto el tejido social como el respeto por el medio ambiente.