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Intrusión de tierras y minería ilegal : la red criminal detrás de los incendios en la Amazonía brasileña

Un informe de Global Initiative revela que los incendios en la Amazonía brasileña han sido provocados por mineros ilegales y acaparadores de tierras. Estos actos buscan expandir minas clandestinas y plantaciones agrícolas, devastando millones de hectáreas de selva y agravando la crisis climática.

 

Fuente: Servindi ONG

 

BRASIL (18/10/2024).- Un alarmante informe de la Global Initiative Against Transnational Organized Crime ha revelado que los devastadores incendios en la Amazonía brasileña han sido provocados deliberadamente por redes criminales vinculadas a la minería ilegal y al acaparamiento de tierras.

Estas actividades ilícitas, provocando incendios intencionales, han destruido más de 11 millones de hectáreas de uno de los ecosistemas más importantes del planeta.

Según el artículo difundido, pequeños mineros ilegales, dedicados especialmente a la extracción de oro en la región de Kayapó, en el estado de Pará, han jugado un papel central en la propagación de incendios que buscan despejar tierras para sus operaciones clandestinas.

Aunque históricamente se ha culpado a las comunidades indígenas por estos incidentes, las pruebas señalan que las verdaderas causas están ligadas a la expansión ilegal de actividades económicas, como las minas, ranchos ganaderos y plantaciones de soja y palma aceitera.

A esta práctica también se suman acaparadores de tierras, quienes adquieren terrenos de manera ilegal y los incendian para luego venderlos o utilizarlos en actividades agrícolas.

Muchos de estos acaparadores han logrado consolidar su poder mediante la ocupación de cargos públicos, lo que les permite ejercer influencia política y seguir expandiendo su dominio territorial.

Uno de los eventos más impactantes fue el llamado «Día del Fuego», en agosto de 2019, cuando varios grupos criminales organizaron incendios masivos en el sudeste de Pará en apoyo a la política antiambiental del entonces presidente Jair Bolsonaro.

Desde entonces, la frecuencia y magnitud de los incendios ha aumentado drásticamente, exacerbando los efectos del cambio climático en la región.

La continua quema de la selva ha generado sequías prolongadas, afectando los caudales de ríos cruciales como el Amazonas y el Madera, lo que ha facilitado la propagación de más incendios debido a la aridez de los territorios.

Este círculo vicioso ha empeorado las condiciones de vida en la región, con pérdidas irreparables de alimentos, el deterioro de la calidad del aire y la destrucción de los medios de vida de las comunidades cercanas.

Entre junio y agosto de 2024, los incendios han liberado alrededor de 31,5 millones de toneladas de CO2, equivalente a casi todas las emisiones anuales de un país como Noruega, lo que representa un aumento del 60% en comparación con el mismo periodo de 2023.

Frente a esta crisis, el actual gobierno de Brasil anunció una serie de medidas, incluido el aumento de las multas a quienes inicien incendios. Estas acciones reconocen que anteriormente no existían regulaciones suficientemente estrictas para frenar los delitos ambientales.

 

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