Un 73% de reducción en las poblaciones de vida silvestre en los últimos 50 años alerta sobre las graves consecuencias para la humanidad. El informe de la WWF, difundido en Argentina por la Fundación Vida Silvestre, refleja un «sistema en peligro» a medida que el mundo se acerca a puntos de inflexión peligrosos e irreversibles, impulsados por la pérdida de la naturaleza y el cambio climático. América Latina y el Caribe registra una disminución promedio del 95%, el declive regional más alto.
Fuente: WWF y Fundación Vida Silvestre Argentina
ARGENTINA (Octubre de 2024). – El Informe Planeta Vivo 2024, publicado por WWF y difundido en Argentina por la Fundación Vida Silvestre, revela un drástico declive en la biodiversidad global. En solo cinco décadas, el tamaño promedio de las poblaciones de vida silvestre monitoreadas ha disminuido un 73%, lo que refleja una grave crisis ambiental que amenaza la estabilidad de los ecosistemas y el bienestar humano.
Según el informe, las regiones más afectadas son América Latina y el Caribe, con una caída del 95% en las poblaciones de vida silvestre, seguidas de África (-76%) y Asia-Pacífico (-60%).
Este escenario está impulsado principalmente por la pérdida y degradación de hábitats, el cambio climático, la sobreexplotación y las especies invasoras. La Fundación advierte que el planeta se acerca a puntos de inflexión peligrosos que podrían desencadenar consecuencias irreversibles para los ecosistemas y la humanidad.
El Índice Planeta Vivo (IPV) , que proporciona la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL, por sus siglas en inglés), analiza casi 35.000 tendencias poblacionales de 5.495 especies entre 1970 y 2020. Las caídas más fuertes se dan en los ecosistemas de agua dulce (-85%), seguido de los terrestres (-69%) y los marinos (-56%), destacando la pérdida continua de poblaciones de vida silvestre a nivel mundial.
La pérdida y degradación de hábitats, causadas principalmente por nuestro sistema alimentario, son la amenaza que más se reporta para las poblaciones de vida silvestre en todo el mundo, seguida de la sobreexplotación, las especies invasoras y las enfermedades. El cambio climático es una amenaza adicional en particular para las poblaciones de vida silvestre en América Latina y el Caribe, que registraron una disminución promedio del 95%, confirmando nuevamente el registro con el declive regional más alto.
La disminución de la biodiversidad puede significar el aviso de una alerta temprana para un creciente riesgo de extinción y la posible pérdida de ecosistemas saludables. Cuando los ecosistemas sufren daños, pueden volverse más vulnerables a los puntos de inflexión, es decir pasar a un umbral crítico que ocasiones cambios sustanciales y potencialmente irreversibles.
Posibles puntos de inflexión a nivel global, como el retroceso de la selva amazónica y la muerte masiva de arrecifes de coral, tendrían consecuencias mucho más allá de las proximidades donde se encuentran y afectarían la seguridad alimentaria y las fuentes de sustento de las personas.
Ecosistemas en peligro
El Índice Planeta Vivo (IPV), elaborado por la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL), analiza 35.000 tendencias poblacionales de más de 5.000 especies entre 1970 y 2020. Los ecosistemas de agua dulce son los más afectados, con una disminución del 85%, seguidos por los terrestres (-69%) y los marinos (-56%). El informe destaca que el sistema alimentario global es una de las principales causas de esta devastación.
Kirsten Schuijt, directora general de WWF Internacional, advirtió: “La naturaleza está pidiendo auxilio. Las crisis de la pérdida de biodiversidad y el cambio climático están empujando a la vida silvestre y a los ecosistemas más allá de sus límites, amenazando con dañar los sistemas de soporte vital de la Tierra y desestabilizar nuestras sociedades”.
Ejemplos alarmantes incluyen la reducción del 57% en las tortugas carey de la Gran Barrera de Coral, así como el descenso del 65% en el delfín rosado del Amazonas y del 75% en el tucuxi. La situación es particularmente grave en América Latina, donde, en 2023, más de 330 delfines de río murieron debido a olas de calor extremo y sequías.
La disminución de la biodiversidad puede significar el aviso de una alerta temprana para un creciente riesgo de extinción y la posible pérdida de ecosistemas saludables. Cuando los ecosistemas sufren daños, pueden volverse más vulnerables a los puntos de inflexión, es decir pasar a un umbral crítico que ocasiones cambios sustanciales y potencialmente irreversibles.
Posibles puntos de inflexión a nivel global, como el retroceso de la selva amazónica y la muerte masiva de arrecifes de coral, tendrían consecuencias mucho más allá de las proximidades donde se encuentran y afectarían la seguridad alimentaria y las fuentes de sustento de las personas.
WWF hace un llamado a los gobiernos, para que elaboren e implementen planes nacionales sobre naturaleza y clima que sean más ambiciosos y que incluyan medidas para reducir el consumo excesivo a nivel global, detener y revertir la pérdida de biodiversidad, y reducir las emisiones de manera equitativa .
Tanto los gobiernos como las empresas deben actuar para eliminar rápidamente las actividades que tienen efectos negativos sobre la biodiversidad y el clima, y redirigir el financiamiento de prácticas nocivas hacia actividades que permitan alcanzar los objetivos globales.
Argentina y la crisis de biodiversidad
Por su parte, el director general de Fundación Vida Silvestre Argentina, señaló que la crisis no es ajena al país. “En Argentina, enfrentamos la pérdida de bosques nativos, problemas con especies amenazadas y la sobreexplotación del mar argentino. La falta de recursos y capacidades para gestionar nuestros servicios naturales agrava esta situación, y el Estado, en lugar de fortalecer su papel, parece retirarse de sus responsabilidades constitucionales para asegurar un ambiente sano”.
De los acuerdos a la acción
Aunque existen compromisos globales, como el Marco Global de Biodiversidad y el Acuerdo de París, el Informe Planeta Vivo 2024 subraya que los esfuerzos actuales son insuficientes. Las cumbres internacionales de biodiversidad y clima de este año (COP16 y COP29) representan una oportunidad crucial para que los gobiernos redoblen sus acciones y enfoquen sus esfuerzos en frenar la pérdida de biodiversidad y mitigar el cambio climático.
“El progreso ha sido limitado, pero aún no hemos superado el punto de no retorno”, afirmó Schuijt. “Podemos restaurar nuestro planeta vivo si actuamos ahora, pero los próximos cinco años serán decisivos para el futuro de la vida en la Tierra”.
El informe es un recordatorio urgente de la necesidad de implementar políticas más ambiciosas y acciones concretas para detener el deterioro de la biodiversidad y asegurar un futuro sostenible.