La arquitectura elegida logra trascender en el tiempo tradiciones ancestrales en el Templo Myohoji en Hiroshima, que propone renovar la conexión entre la vida y la pérdida de nuestros difuntos en un espacio construido en madera y rodeado de un entorno natural. Este espacio conmemorativo refleja el proverbio budista «Heizei Goujo», que alienta a los vivos a retomar la vida cotidiana tras la pérdida.
JAPON (2/9/2024).- El estudio japonés ArchTank diseñó un emblemático tejado de madera para una tumba conjunta en el templo Myohoji, perteneciente a la secta Jodo Shinshu Hongwanji, un histórico lugar de culto con más de 400 años en la ciudad de Kure, Hiroshima.
Ubicada en los jardines Karesansui del templo, la tumba se encuentra en un entorno natural que puede ser visitado a diario. “No es para los difuntos, sino para aquellos que quedaron atrás”, explica el sacerdote principal del templo.
Inspirados por esta reflexión, los arquitectos de ArchTank adoptaron técnicas tradicionales japonesas de ensamblaje de madera para crear una estructura que evoca la serenidad de un santuario, con un distintivo techo curvo. Este espacio conmemorativo refleja el proverbio budista «Heizei Goujo», que alienta a los vivos a retomar la vida cotidiana tras la pérdida.
El diseño del tejado es una obra maestra de ingeniería, construida con un sistema de juntas entrelazadas tridimensionales que no requiere elementos diagonales adicionales para mantener su estabilidad.
Esta técnica permite que la luz y las sombras se desplieguen de manera única, creando un paisaje visual en constante cambio. El techo curvo también rinde homenaje a la tradición naval de la ciudad de Kure, al tiempo que se integra armoniosamente con los tejados del templo Myohoji.
A medida que el día avanza, el tejado parece adoptar nuevas apariencias, brillando bajo el sol de la mañana y tornándose en tonos cálidos por la tarde.
Un símbolo vivo en Karesansui
A diferencia de las lápidas tradicionales, que permanecen inalteradas, este tejado de madera y cobre, junto con el jardín de Karesansui, está diseñado para evolucionar con el tiempo. El pequeño tejado no es solo un lugar para albergar temporalmente las cenizas antes de su regreso a la tierra, sino también un símbolo duradero para los vivos.
Se convierte en un punto de encuentro espiritual, donde los visitantes pueden recordar a sus seres queridos y establecer nuevas conexiones con el Buda.
El proyecto de ArchTank redefine el concepto de la tumba, integrándola en la vida cotidiana y dándole un significado público y comunitario. El tejado y el jardín no solo honran a los difuntos, sino que también ofrecen a los vivos un espacio para reflexionar sobre el tiempo y la eternidad.
«Esperamos que el pequeño universo de Karesansui se convierta en una nueva forma de tumba», afirman Nagi Kumagai y Yasumasa Hayashi, los arquitectos detrás de esta innovadora obra.
Fuente: Madera 21 y Designboom