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Ley de Bosques, política forestal y respuesta al ing. Burkart

Escribe Mario Elizondo. Ingeniero Forestal. Buenos Aires

 

BUENOS AIRES (5/4/2024).- A veces uno tiene dudas de responder una nota, más aún cuando se cuestiona con imprecisiones, semiverdades y escasa información sobre lo que afirma o niega. A esta altura creo que muchas batallas ya están perdidas, y al menos por mucho tiempo va ser difícil revertir la derrota y el daño.

Pero en el caso que me ocupa, el Ing. Burkart, a quién aprovecho para saludar ¡después de tanto tiempo!, me menciona puntualmente y creo que sería una falta de cortesía, una desconsideración hacer de cuenta que nadie cuestionó lo que dije.

Leer columna del ing. Rodolfo Burkart : Acerca de la Ley de Bosques y sus modificaciones, DNU 70/24 mediante

Además, si uno lee atentamente la nota, el mismo que la redacta reconoce que son “magros”, muy magros, los resultados de la aplicación de la Ley 26.331 y se apoya para afirmarlo en la escueta información que se publica oficialmente.

Quiero traer al debate que el paquete legal de la Ley 26.331; que  ya lleva 16/17 años de vigencia y ha repartido entre los propietarios de bosques nativos una cifra incierta de varios miles de millones de pesos, y bueno sería que la autoridad de aplicación responsable de la gestión, nos dijera exactamente ¿cuál es la cifra? ¿adónde se aplicaron efectivamente los fondos?.

Y ¿para hacer qué inversiones en manejo de bosques nativos? …y ¿cuáles son-después de 16/17 años -los resultados efectivos que se han verificado- ¿y sobre qué bosques en concreto?

Es decir, las mejoras logradas en el estado de los bosques nativos, adonde se están aplicando fondos y consecuentemente definidas medidas silvícolas según los planes de ordenación y manejo aprobados que exige el sistema instituido por la Ley 26.331.

Estimado Rodolfo Burkart, cuando hablamos de manejo y Ordenación de Bosques, es muy bucólico [1] hablar del ambiente, la necesidad de la conservación, la biodiversidad y otras tantas lindezas.

Pero quiero dejar muy en claro que yo hablo de dineros públicos a mi juicio mal aplicados y que finalmente, insisto, son un despilfarro de recursos económicos de todos. Digo esto, pues conozco casos, en los  que hemos pagado (si, todos hemos pagado).

Para que el receptor del beneficio pueda  manejar y mejorar bosques nativos, pusiera cartelitos con el nombre a algunos ejemplares arbóreos. Otros, para construir alambrados. Y pregunto ¿por qué, poco  y nada -que es decir mucho- se ha informado sobre la “silvicultura aplicada como técnica para manejo y cuáles son los resultados, reitero…sobre casos concretos?”.

Tampoco se conoce nada sobre los datos iniciales que conforman la línea de base, (estado forestal inicial), del que se partió y que tipo de medidas silvícolas, se propuso aplicar, que deberían surgir del documento que configura el haber realizado como un paso de suma importancia un “inventario forestal”, fundamental para iniciar algún tipo de manejo basado en datos de campo.

Esto, transformados en información nos permiten definir un plan de acción; que es lo que finalmente el Estado subsidia:

El costo del manejo cuyo objetivo es Ordenar un bosque.

En la normativa para la elaboración de Planes de Manejo Forestal, se destaca que el susodicho inventario forestal, es el documento liminar para el manejo.

Lo poco que se sabe, hasta que hubo información, siempre poca ¡muy poca!, pero algo al fin, es que cuatro provincias (Chaco, Santiago del Estero, Formosa y Salta) recibieron más del 65/70% de los fondos que por imperio de la ley se han distribuido y que han sidolas que concentran prácticamente el 90% de los desmontes post vigencia de la mismísima Ley 26.331.

¿Todos estos desmontes fueron autorizados? ¿Se sabe quiénes fueron los responsables? ¿habían cobrado subsidios? ¿hubo incendios de bosques? ¿Si ocurrieron en áreas bajo manejo por imperio de la Ley 26.331, existían las medidas de prevención que deben ser parte de un plan de manejo?

Después de 17 años de vigencia del sistema de financiamiento mediante subsidios en moneda, podría seguir con las preguntasque no parecen tener respuesta.

Creer que en esas 4 jurisdicciones perdimos bosques para hacer soja es equivocar el análisis.

Fuera de las denuncias de las ONG; en concreto, ¿hubo –hay- alguna causa abierta por el delito ambiental y por haber infringido la Ley 26.331?  ¿detenidos? ¿alguna multa reparadora del daño? QUE YO CONOZCA ¡NINGUNA!

¡Y Burkart sugiere que si se hubieran entregado más subsidios, las cosas hubieran sido distintas!, una afirmación audaz y peligrosa; además de contra fáctica, son numerosos los ejemplos de fondos públicos entregados en los últimos 20 años, solo para enriquecer determinados bolsillos. ¿Por qué habría de creerse  en este caso, que más fondos, significarían mejor cuidado de nuestros bosques, cómo parece sugerir Burkart?

Más aún, si como él mismo afirma y suponiendo por un momento, que coincidimos y aceptamos la continuidad de la 26.331  ¿así como esta?, ¡por supuesto que no!; ¿entonces el sector forestal presentará en el Congreso Nacional una nueva versión?

Eso me animo a sostener que no va a pasar nunca, el sector tiene miedo de ir al congreso para no conseguir nada y a riesgo de que algún diputado ¡se ilumine! y plantee que esta ley es un dislate y terminen derogándola.

Así como está la ley, muchos “cazan en el zoológico y pescan en la pecera”.

Ley 25.080

Lo mismo ocurre con ley 25.080 que solo presenta prorroga tras prorroga agregando trámites y papeles que solo generan burocracia improductiva. Los resultados de aplicar fondos no reintegrables -subsidios-, no parecen interesar a nadie, hace casi 30 años no se crece en superficie forestada, antes bien, esta parece haber disminuido. ¡Se justifica seguir subsidiando una actividad que ni con plata regalada logra crecer!

Pero parece que la dificultad en pensar como hacer algo diferente, no es moneda corriente. Por ejemplo, la comisión Forestal del Consejo Profesional Ingeniería Agronómica, pretende que no es posible seguir como venimos en relación a las plantaciones forestales, pues más allá de las excelentes condiciones que ofrece el país para desarrollarlas, por las archiconocidas y superlativas tasas de crecimiento, ahora afirman, luego de mencionar lo mucho que vienen trabajando que:

“Estamos convencidos los integrantes de la CF que parte del futuro de la economía del país debe edificarse sobre la foresto industria. Debemos salir de la inercia que está envolviendo al sector, hace bastante más de diez años que escuchamos el dato de que la superficie de masas implantadas es de 1.3 millones de hectáreas, que la industria celulósica papelera no suma una nueva planta desde hace más de cuarenta y cinco años, que los precios de la madera son bajos y que el déficit crónico de nuestra balanza comercial se mantiene oscilante en los cercanos mil millones de dólares anuales.”

¡Pero tras cartón, otra vez sopa!,  sostiene la necesidad de que el sistema de subsidios a la forestación, debería continuar por lo menos por 5 años más ¡¿?!.

La CF del CPIA, nunca se interesó en discutir ¿porque es necesario sostener un subsidio a una actividad que no se desarrolla ni con dinero regalado? ¡Hasta sugiere que no es una actividad rentable en el país!

El Ing. Burkart hace finalmente una defensa de la ley como herramienta reparadora de los pueblos originarios y campesinos pobres expoliados por empresarios inescrupulosos o empresas extranjeras expoliadoras, ¡continúa con su visión bucólica y setentosa del por qué la pobreza aumenta!

Estoy de acuerdo, en esto también hemos fallado ¡cómo en tantas otras cosas!, pero solo pido para tales batallas mejores armas que una magra, flaca y lastimosa Ley…y no me olvido de que Burkart nada opina sobre la ley 24.857, vigente aún …que afirma en su artículo 2do, que es posible “plantar bosques nativos”.

Tampoco nada dice sobre el problema de las 4 superficies -todas ellas distintas y por mucho- determinadas como existencias de bosques nativos por la misma Autoridad de aplicación de la ley 26.331. ¡Eso solamente …debería ser un escándalo!

Hoy en día no se le puede dar aumentos a los jubilados, a los maestros y otros dolientes, pero si debemos seguir y es más, sugiere acrecentar los fondos, para continuar despilfarrándolos en discutibles inversiones de mejora en bosques nativos cuyos resultados en el manejo, afirma son magros. Me suena todo esto a un disparate mayúsculo, obviamente a condición de que nos animemos a hablar de dineros públicos y como se aplican.

Si no,  ¡sigamos “bajo la sombra del Olmo bucólico”!

 

[1] Que evoca de modo idealizado el campo o la vida en el campo

 

Autor: Mario Elizondo

Ingeniero Forestal. Buenos Aires

MP: CPIA Nº22

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