El ingeniero agrónomo y reconocido consultor internacional Daniel Maradei, asesor privado y miembro de la Comisión Foresto industrial del Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica (CPIA), elaboró una propuesta para el debate, ya que apunta a una necesaria jerarquización y unificación institucional de la actividad en el país. Propone un “Servicio Forestal Argentino (SEFA)” que apunte a mejorar la eficiencia, reduciendo costos y promoviendo inversiones para generar puestos de trabajo, desarrollo local y reducción del déficit fiscal en la balanza comercial del sector.
Fuente: CPIA
BUENOS AIRES (Diciembre 2023).- En un documento elaborado por el ingeniero Daniel Maradei, miembro de la Comisión Foresto-industrial del Consejo de Profesionales de Ingeniería Agronómica (CPIA), analiza la situación actual del sector en la Argentina, sus limitaciones y oportunidades, y concluye en la necesidad de crear un Servicio Forestal nacional que permita jerarquizar la gestión de las políticas públicas en forma integral y eficiente tanto para los bosques nativos como las plantaciones forestales con destino industrial.
El trabajo fue publicado en la última edición de la revista AgroPost del CPIA, y desde ArgentinaForestal.com reproducimos la visión del profesional y ampliamos detalles de la propuesta de reflexionar sobre aspectos institucionales que se requieren «mejorar para una organización más eficiente, optimizando costos y promoviendo inversiones para generar puestos de trabajo, desarrollo local y reducción del déficit fiscal en la balanza comercial del sector», sostiene Maradei.
La situación de los bosques nativos y plantaciones comerciales
El calentamiento global trae un importante incremento de la desertificación, disminución del agua dulce disponible y desaparición de muchas especies alterando así los equilibrios de los ecosistemas. Por ello y debido a la eficiencia de los bosques para la captura y secuestro de carbono es necesario lograr un importante desarrollo del sector forestal en el país.
La permanente evolución del sistema planetario ha determinado cambios profundos en las condiciones del planeta, generando eras geológicas absolutamente diferentes, y cambios morfológicos que llegaron inclusive hasta la separación de continentes, tal como los conocemos en la actualidad. En una de esas etapas se brindaron las condiciones para la aparición de los seres vivos, cuya evolución incluye a las razas humanas.
Ellas, a través de los siglos, han ejercido una presión sobre el resto de los sistemas, que llevaron a la extinción de muchos de ellos o al menos al desequilibrio en los balances naturales entre sus poblaciones.
En parte debido al constante crecimiento demográfico, y fundamentalmente por el uso irracional de los mismos, ya sea por desconocimiento de las consecuencias de la depredación o por la avaricia del ser humano.
El conjunto de todas estas situaciones ha causado un calentamiento global con consecuencias aún no aceptadas por los principales generadores del mismo, un importante incremento de la desertificación, la trascendente disminución del agua dulce disponible y la desaparición de innumerables especies que indudablemente alteran las cadenas tróficas y los equilibrios poblacionales.
Las investigaciones y el desarrollo tecnológico surgido de las mismas, han logrado grandes avances en lo referente a la productividad de los suelos, su sustentabilidad y la generación de desarrollo económico en general. No obstante, esas riquezas no tienen una distribución igualitaria, existiendo dramáticas diferencias regionales.
En el mundo en la actualidad sigue existiendo un 18% de pobreza, eso significa más de 1.400 millones de personas que no satisfacen sus necesidades básicas, con países que superan el 80% de pobreza. Argentina llegó a ser conocida como el granero del mundo, por sus recursos naturales, y en la actualidad supera el 40% de pobreza.
La inequidad de la distribución de las riquezas supera los análisis técnicos, pero hay una serie de aspectos que indudablemente pueden ser sustancialmente mejorados. Específicamente en el ámbito agropecuario existe un amplísimo margen de mejora, entre otros aspectos en mantener la productividad de los sistemas, en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en la sustracción de los mismos, mediante los procesos fotosintéticos y el secuestro en los suelos, en la utilización de biocombustibles, en la labranza mínima, etc.
Está globalmente aceptado que los bosques son los elementos de la naturaleza más eficiente y manejable para la captura y secuestro de dióxido de carbono, utilizando para la fijación sólo energía renovable, como lo es la solar. Y lógicamente el secuestro está directamente relacionado con el ritmo de crecimiento, o sea, a mayor crecimiento, mayor fijación de dióxido.
La Argentina dispone de dos tipos de formaciones arbóreas, los bosques nativos y los implantados. De nativos hay alrededor de 27.800.000 hectáreas distribuidas en siete regiones fitogeográficas, con un ritmo de disminución, que si bien se ha reducido en los últimos años, las pérdidas son más que significativas, partiendo de las 100 millones estimadas originalmente en el Primer Censo Agropecuario de 1937.
En abril de 2023, desde la Dirección Nacional de Desarrollo Foresto industrial se informaron 1.265.741 hectáreas implantadas (60% de pinos, 25% de eucaliptos, 6% de Salicáceas, 1% de nativas y el resto de varias).
Con ellas se abastece el 90% de la madera consumida por las diferentes industrias y su ritmo de crecimiento es de los más altos, en especial por la posibilidad de brindarles suelos de alta calidad y por las mejoras genéticas logradas en las principales especies.
Si bien se han llegado a superar las 100.000 has plantadas anualmente, la media histórica se ubica entre las 30.000 y 40.000 ha., aunque estos valores se han reducido drásticamente en los últimos años.
El incremento anual de las plantaciones existentes en la región núcleo forestal (Mesopotamia y el Delta) es de alrededor de 29,7 millones de metros cúbicos, con un aprovechamiento de sólo 15,5 millones. Este exceso de oferta lógicamente deprime los precios y desestimula el crecimiento del sector.
La principal causa de este exceso de madera es la falta de industrias procesadoras. La última mega inversión en el sector data de hace 41 años y produce menos del 25% de las nuevas plantas de pasta celulósica del Uruguay.
Los conflictos ambientales, especialmente el de Gualeguaychú y el corte de un puente internacional, desalentaron la posibilidad de nuevas inversiones. A eso se suman las normas que impiden a los extranjeros la compra de tierras y la repatriación de capitales.
Al tratarse de inversiones de capital intensivo y con largos períodos de repago, indudablemente requieren normas claras y estables a lo largo del tiempo. Los continuos cambios de rumbo de los diferentes gobiernos contribuyen a alejar a los potenciales inversores.
Entre otros de los problemas que genera esta situación es la necesidad de importar, en especial papeles industriales, que generan un déficit de la balanza comercial cercano a los mil millones de dólares anuales, mientras los países vecinos, con menores superficies e historia forestal, ya superan los USD 6.000 millones anuales de superávit.
¿Qué se necesita para lograr el desarrollo forestal en la Argentina?
Lógicamente resultaría muy presuntuoso pretender responder a esta pregunta, ya que, si después de casi 200 años de actividad no se ha logrado, sin duda son múltiples los factores que lo han impedido.
Las respuestas más frecuentes que se expresan son, por carencia de una política forestal integral, de seguridad jurídica, de estabilidad económica, etc.
Y todas pueden ser válidas, al menos en parte. Por esa razón, y por existir aspectos de la macroeconomía o de cuestiones que están por encima de lo sectorial, solamente se analizarán aquellos problemas estrictamente específicos.
Y dentro de ellos, algunos son de posible resolución inmediata, mientras que otros requieren de un mayor análisis y desarrollo. Cuestiones sectoriales de posible resolución inmediata.
- Bosque nativo
> Resulta primordial la correcta y completa aplicación de la ley 26331 de presupuestos mínimos, dotándola de los recursos establecidos y aplicarlos para el destino original de pagar los servicios ecosistémicos a los propietarios.
> Controlar técnicamente los planes de manejo. > Instar al INTA a desarrollar programas de mejoramiento genético de las especies de mayor valor
- Bosques implantados
> Destrabar la compra de tierras por extranjeros para abastecer exclusivamente al proyecto industrial.
> Aprobar un proyecto de ley de promoción industrial que nos equipare a los países vecinos.
> Establecer línea de créditos con tasa subvencionada para la compra de bienes de capital.
> Disponer de recursos para poner al día las deudas de la ley 25.080.
> Implementar la simplificación burocrática de la misma.
> Extender la aplicación del artículo 13 de la Ley 25080 y sus prórrogas a todas las plantaciones forestales incluso aquellas que no gozaran o adhieran a los beneficios de la citada Ley, e incluir a los bosques nativos (Artículo 13. –
El incremento del valor anual correspondiente al crecimiento de plantaciones forestales en pie, podrá ser contabilizado incrementando el valor del inventario de ellas.
Esta capitalización tendrá efectos contables exclusivamente, careciendo por tanto de incidencia tributaria alguna, tanto nacional como provincial o municipal).
Promoción forestal
Como en la inmensa mayoría de los países forestales, debido fundamentalmente a los largos períodos de retorno de la inversión y los beneficios ecosistémicos que brindan los bosques, la forestación es una actividad promocionada por los Estados.
En Argentina estos apoyos comenzaron en 1949 con la ley 13.223 y se continuaron con diferentes regímenes. En el período 1978-1990 con la Ley Nº 21.695 de Crédito Fiscal, entre 1992 y 1999 con el Régimen de Promoción de Plantaciones Forestales (RPPF) y finalmente, desde 1999 con la ley 25080, actualmente en vigencia mediante sus respectivas prórrogas.
En función de las hectáreas verificadas y promovidas, las logradas con los diferentes regímenes se pueden observar en la Figura 6. Nótese que la tendencia siempre ha estado entre 40.000 y 30.000 ha/año, pero con un marcado descenso en los últimos años
Para una mayor comprensión de la problemática actual de la promoción forestal en Argentina, es necesario considerar algunos aspectos que inciden directamente sobre ella.
· En primer lugar, el factor cultural. El cultivo forestal no es una actividad con una larga historia por detrás. Durante muchos años, el bosque fue una fuente inagotable de materia prima, especialmente de madera, por lo que no había necesidad de generar nuevos bosques. Además, las corrientes conquistadoras, y luego las de inmigrantes, provenían de pueblos cuyos materiales principales de construcción eran el ladrillo o la piedra, mientras que la madera estaba destinada solamente a las aperturas, techos o mobiliario, o combustible.
· En segundo lugar, los tiempos de cultivo y aprovechamiento que, por un lado, son demasiado largos para agricultores o ganaderos, y por otro, no eran necesarios cuando el bosque nativo proveía más de lo que se requería. Aunque este punto parece caracterizar un pasado lejano, sigue vigente en el imaginario popular, y está incluso arraigado en aquellos que ejercen cargos de toma de decisiones. La forestación es un proyecto de mediano a largo plazo, supera los períodos de mandato de gobierno y, como consecuencia, no “da votos”. Es una cuestión de Estado que supera los tiempos en ejercicio de los gobernantes particulares, quienes además suelen estar abocados a cuestiones más urgentes. Por supuesto, tales otras cuestiones seguirán siendo urgentes si no se encara, entre otras medidas, una política de Estado con la participación del sector forestal.
· En tercer lugar, los vaivenes de la economía. Durante los períodos de inestabilidad, los inversores huyen de los negocios a largo plazo o de aquellos que no brindan una cierta previsibilidad, y se limitan a inversiones cortas, especialmente de especulación financiera. Cuando el país gozó de estabilidad, y se promocionó una nueva ley integral, el crecimiento del sector forestal fue notorio; se llegaron a plantar más de cien mil hectáreas en un año que, aunque en comparación con otras actividades pueden parecer ínfimas, es una cantidad que supera holgadamente la media de plantación histórica.
Disponibilidad de madera
Las forestaciones mencionadas en el capítulo anterior no han sido cosechadas en su momento óptimo, en su turno de corta técnico, ya que su producción no fue acompañada por el desarrollo de la industria procesadora.
Por esa razón, en la llamada zona núcleo forestal (Mesopotamia y Delta) que es la nuclea más del 70% de la actividad del país, existe una sobre oferta de madera que se va acumulando al stock año a año. En la Figura 7 se muestran los incrementos anuales en esa región, y al compararlos con la demanda actual se aprecia el excedente existente.
Al cual se le deben agregar los subproductos de la industria de la madera sólida (aserraderos principalmente) para determinar que anualmente se dispone de la materia prima suficiente como para abastecer a dos plantas de pasta celulósica de escala mundial o una planta de pasta y alrededor de 10 mega aserraderos
Esta es otra de las ventajas de los forestales con respecto al resto de los cultivos, ya que el turno de corta lo determina el mercado o los requerimientos financieros del inversor, y no lo impone la madurez del grano, por ejemplo. Pero esa sobreoferta de madera ha reducido el valor de la misma, siendo hoy su precio el más bajo del mundo. Y lógicamente el principal perjudicado es el pequeño y mediano forestador.
Limitaciones al desarrollo del sector
Sin lugar a dudas las limitaciones para el desarrollo es la falta de industrias. Y la no instalación se debe, en el caso de los pequeños y medianos industriales nacionales, a la falta de créditos o a la imposibilidad de postularse a los mismos.
Las grandes inversiones son realmente las desarrolladoras del sector e industrias madres para un sin número de empresas de servicio requeridas por ellas mismas. Para tener una idea de la magnitud del impacto se mencionarán solamente algunas de las consecuencias de disponer de un emprendimiento de escala mundial, como los recientemente construidos en Uruguay:
– Reversión del déficit comercial, con una facturación de alrededor de USD 1.800 millones/año
– Requerimiento de mano de obra: o para la cosecha de madera 28.000 puestos permanentes o Para la construcción de la fábrica 12.000 empleos durante 3 años o Durante la operación 1.800 empleos directos y 16.000 indirectos o Plantación de 20.000 ha/año de reposición de lo cosechado 54.000 puestos directos y 100.000 indirectos
-Formalización de las actividades: por estar certificados internacionalmente este tipo de emprendimientos solamente puede trabajar cumpliendo toda la legislación, eliminando de esta manera la posibilidad del trabajo ilegal, que actualmente en ciertos sectores se lo estima en el 70%.
– Fletes de madera: incluyendo la demanda para las calderas de energía la demanda total alcanza a 10 MM tn/año. Eso requiere 333.333 viajes de 30 tn, que desde una distancia promedio de 150 km totalizan 100 MM km. Con un consumo de 35 l/100 km, a un valor de 1 USD/l de gas oíl y 63% de carga impositiva, solamente la recaudación del Estado por el combustible alcanza a los 22,05 MM USD/año.
A eso se debe sumar que los 520 camiones requeridos deberán reponer 28.080 cubiertas por año, más aceite, filtros y otros repuestos, y que esas 520 unidades con sus camioneros hoy no existen, o sea que hay empresas que los deberán adquirir y contratar a todo ese personal. Adicionalmente al IVA de esas compras, como el costo total de esos fletes alcanzaría a 82,5 MM USD/año, sólo el IVA de los fletes es 17,22 MM USD/año, más lo que el Estado recaudará por ganancias e IIBB.
– Fletes de la producción: en este caso se reduce el volumen que rondará las 2 MM tn/año, pero se alargan las distancias. Lo mismo ocurre con las otras materias primas demandadas por el proceso – Industrias complementarias: cuando se cosecha el árbol existe un buen porcentaje del mismo que brinda productos de calidad para el abastecimiento de la industria de la madera sólida (aserraderos, plantas de laminado, fábricas de pisos, muebles, etc.). Al existir una oferta tan abundante de madera se genera la creación de polos multi industriales, como se puede comprobar en diferentes regiones foresto industriales del mundo.
– Mejora de la matriz energética nacional ya que de la generación a partir de biomasa luego de abastecer los requerimientos de la industria dispone de un excedente de alrededor de 100 MW que pueden ser vendidos a la red, reemplazando parte de la energía generada a partir de combustibles fósiles
Al tener que cumplir con todas las exigencias ambientales requeridas por las exigentes normas europeas, además de asegurar el bajo impacto ambiental actúan como ejemplo para la industria instalada
– Fijación de Carbono: para un manejo adecuado de la región un proyecto de esta categoría promoverá el manejo de 230.000 ha, que fijarán 11,4 MM tn CO2 eq./año. Esto para graficarlo significa compensar las emisiones de 3,3 MM de automóviles. Normalmente estos proyectos son llevados a cabo por grandes grupos internacionales y las fuentes de financiación siempre son del exterior. El nivel de inversión solamente en el sector industrial ronda los USD 3.000 millones. Pero para que esos grandes emprendimientos opten por Argentina se deben solucionar algunos aspectos, tales como:
– Posibilidad de comprar las tierras requeridas para su abastecimiento – Libertad cambiaria, en el sentido de poder ingresar dólares y en su momento poder repatriar ganancias
– Disponer de los beneficios fiscales e impositivos equivalentes a los otorgados por los países que pretenden atraerlos
Aspecto organizacional de mediano plazo
Como se ha demostrado ut supra, Argentina tiene absolutamente todas las condiciones para ser una potencia forestal. Tiene superficies de óptimas cualidades sin competencia con otros cultivos o con la producción de alimentos, tiene volúmenes de madera listos para cosechar en condiciones de abastecer proyectos de escala mundial, tiene know how desarrollado desde hace años en genética, silvicultura e industria, tiene vías fluviales para movilizar la producción, tiene un mercado interno desarrollado, etc., etc..
Pero también tiene exceso de oferta que deprime los precios de la materia prima, y tiene un déficit en la balanza comercial cercano al millón de dólares anuales.
Los países vecinos, especialmente Chile y Uruguay, sin disponer de todas las posibilidades de Argentina han logrado un desarrollo sectorial que les permite una balanza positiva cercana a los USD 6.000 millones.
Indudablemente está faltando organizar al sector. Y se reitera, sólo organizar, no hace falta crear nada nuevo, ya que los recursos existen, tanto materiales como humanos, pero están dispersos y desvinculados.
Con la disolución del Instituto Forestal Nacional se asignaron recursos y personal a distintos organismos del Estado. Hoy los bosques nativos están dentro del área del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Humano y los implantados en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca; la investigación en INTA y en el CONICET; las plagas en el SENASA, los incendios y los Parques Nacionales en el Ministerio de Ambiente.
Las estadísticas en ninguna parte, la biblioteca en la Secretaría de Agricultura (SAGyP). Y así podríamos seguir con los ejemplos de las situaciones que nos diferencian de los países con un sector forestal desarrollado.
¿No habrá llegado la hora de concentrar todos esos importantes y cuantiosos recursos en una organización específica?
Un Servicio Forestal Argentino (SEFA) debiera concentrar todos los sectores vinculados que han sido mencionados, de manera de aumentar la eficiencia, reduciendo costos y promoviendo el desarrollo de un sector que permitirá generar puestos de trabajo, desarrollo de regiones con bajo nivel económico y reducción del déficit fiscal en la balanza comercial del sector
Autor: Daniel Maradei
Ingeniero Agrónomo. Consultor y Asesor Privado
*Mi agradecimiento a los Ings. Carlos Insúa y Jorge Bocchio por la revisión del trabajo, cuya versión completa se puede ver en: http://administracion.cpia.org.ar/misc/SERVICIO-FORESTAL-ARGENTINO.pdf