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La fusión APSA-Pecom atomizó a las empresas de servicios forestales de la zona Norte de Misiones

Daniel Duran, productor y empresario forestal de EldoradoLos empresarios Gabriel Marangoni y Daniel Duran, de la Asociación de Madereros, Aserraderos y Afines del Alto Paraná, se refirieron al “antes” y el “después” de la operación. “Se han producido concentraciones principalmente en los servicios forestales. Quizá a las Pymes madereras no les afectó tanto, pero este cambio de escenario sí afectó a las empresas de servicios forestales, ya que antes eran dos las grandes empresas que operaban con muchas contratistas, pero al fusionarse APSA-Pecom, quedó concentrada todo en una sola. Esto afectó la cadena, quedando menos empresas de servicios trabajando, con mayor volumen de producción y una tecnificación más acelerada. Esto fue también lo que derivó en la reducción de mano de obra, y conlleva finalmente a un impacto social. Se concentró la actividad en una sola empresa, mecanizaron cada vez más la producción y desplazaron mano de obra”, resumió Duran.


 

Por Patricia Escobar

 

MISIONES (28/12/2013).- A 10 años de la venta de la ex Pecom Forestal (Pecom Energía SA) al Grupo Arauco (Alto Paraná SA), diversos actores marcan un “antes y después” en el sector forestal y forestoindustrial de Misiones con esta inversión, ya que consideran que las principales consecuencias no impactaron en el mercado relevante que analizó la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) para la aprobación de la operación de venta en el año 2003, sino en el contexto socioeconómico de la zona Norte de la provincia, con un desplazamiento progresivo de fuentes de trabajo en el área de silvicultura, cosecha forestal e industria maderera. El aserradero adquirido cerró unos años más tarde de la venta, las empresas de servicios forestales se redujeron significativamente ante los cambios de gestión de APSA en las prácticas silviculturales y el fuerte proceso de mecanización en la cosecha forestal -que profundizó aún más la desocupación en la zona-, las Pymes debieron trasladar desde Corrientes la materia prima ya que la disponibilidad para terceros fue escasa, entre otros cambios que se produjeron ante el nuevo escenario.

 

La operación fue aprobada el 16 de diciembre de 2003 por la CNDC, organismo que determinó que la venta se encuadraba en el marco legal de la Ley 25.156 de Defensa de la Competencia, descartando que «tras la fusión, se genere en el mercado concentración o posición dominante por parte del grupo inversor».Ésta fue la principal preocupación denunciada por las Pymes madereras y entidades del sector forestal de la provincia al momento de la inversión de unos 43 millones de dólares que permitió a la empresa Alto Paraná adquirir una superficie de 60 mil hectáreas en forestaciones y un aserradero (el segundo más importante del país, justamente después del aserradero Piray de APSA), con una capacidad de 100 mil metros cúbicos de producción anual, ubicado en Puerto Bossetti (entre Puerto Libertad e Iguazú), y un huerto semillero.

 

En el ámbito empresario encontramos hoy visiones distintas sobre los impactos que finalmente, tras la fusión APSA-Pecom, se concretaron en estos 10 años en el mercado forestal. Las diferencias se marcan tanto en la manera que decidieron encarar estos cambios frente a una nueva realidad y en la aceptación de algunos empresarios Pymes de “convivir” en el mercado local con la competencia de la gran empresa, que ante la pérdida de competividad que produce exportar en Argentina, decidieron aumentar sus ventas en el mercado interno en el último año.

 

Desde la Asociación de Madereros, Aserraderos y Afines del Alto Paraná (Amayadap), en una entrevista con ArgentinaForestal.com, los empresarios Gabriel Marangoni y Daniel Duran se refirieron al “antes” y el “después” de la operación.

 

Para Marangoni “en aquel momento se había generado mucha preocupación por esta inversión, pero lo que sucedió después en el mercado disipó un poco esta denuncia original”, explicó. “Primero, con el acuerdo de la CNDC de entregar por cinco años rollos al mercado, se cubría de alguna manera el déficit que se pensaba que iba a ver en el abastecimiento de materia prima. Segundo, y en lo que respecta al mercado, coincidió después con una recuperación del mercado nacional y las exportaciones, por la devaluación que se dio en su momento; entonces no se notó tanto esa hegemonía o monopolio de productos madera por parte de Alto Paraná y que temíamos obtendría con esta inversión”, agregó.

 

Gabriel Marangoni, ex presidente de AmayadapCon respecto a las consecuencias de la concentración, sostuvo que “recién se empieza a notar cuando el mercado internacional empieza a desacelerarse y se pierde competitividad por los costos internos de Argentina. En ese momento fue cuando Alto Paraná comienza a colocar más producción en el mercado nacional, a precios más baratos y una financiación que hacia difícil competir a cualquier Pyme. Ellos tenían un monopolio y espalda para aguantar. En ese aspecto, sí podemos decir que hubo sensibilidad. Se sintió y se sigue sintiendo hasta la fecha, ya que Apsa sigue vendiendo madera en el mercado interno a bajos precios. En eso sí hubo consecuencias”, aseveró Marangoni.

 

Pero no al punto de aducirle a esta operación el cierre de pequeñas y medianas industrias de la provincia, dijo el dirigente maderero. “Los cierres de aserraderos que se dieron en estos últimos 10 años fueron por razones de mercado. Además, también se dio el caso de algunas empresas que se fueron a Corrientes por mayores facilidades para adquirir la materia prima a menores costos. Hubo dos o tres empresas que cerraron, quizás la más grande fue Fyjoint, pero los motivos estuvieron relacionados a la caída de la exportación, igual que otros más chicos que cerraron motivados por otros problemas particulares que arrastraban de antes de esta operación. No podemos aducir las Pymes que esta venta fue la que generó el cierre de empresas en la provincia”, aclaró el empresario, quien hasta las primeras semanas de diciembre del corriente año ocupó el cargo de presidente de la Amayadap.

 

Asimismo, también relacionó al cambio de escenario del mercado el cierre del aserradero Bosetti. “Alto Paraná decide cerrar también por razones de exportación, pero no provocó ningún alivio ni se nos presentó una apertura en el mercado nacional. Al caer la competitividad para colocar los productos en el mercado exterior, todo el mundo comenzó a colocar la producción en el mercado nacional. Entonces, más que sentir un alivio, fue cuando sí se siente que la gran empresa  comenzó a incrementar su oferta de madera aserrada a precios que nos son imposibles de competir”, precisó el directivo.

 

En definitiva, para Marangoni las consecuencias de la operación no se notaron directamente, ya que de una y otra forma, “primero por la compra del aserradero (que pensamos en 2003 era una amenaza para la industrias) con un mercado en alza, disiparon todos los temores. Y después, con el cierre del aserradero Bosetti (que pensamos sería una oportunidad y no fue tal) APSA comenzó a bajar sus precios e incrementar su competencia local”, remarcó.

“Frente a estos dos escenarios, fue el mismo mercado el que disipó las consecuencias directas que uno estaba esperando o que se temían antes de la aprobación de la venta”, precisó.

 

Emsefor atomizadas

 

A su turno, el empresario y productor forestal Daniel Duran, se refirió en la entrevista sobre los impactos que sí se sintieron en el mercado. “La competencia entre las grandes y las Pymes existe, pero tenemos muy claro que aquella Pyme que no se adapta a estos cambios que se producen en el mercado, se muere o desaparece. No podemos quedar llorando frente a un hecho que es ineludible”, dijo.

 

Para el empresario, la ventaja que tiene una Pyme es que, al estar encabezada por los propios dueños, pueden tomar decisiones rápidas para adecuarse a los cambios en poco tiempo. “Sin dudas esta es una de las fortalezas que pudo haber tenido el sector en esta última década, ya que a pesar de las graves amenazas que advertíamos en aquel momento, tuvimos suerte que el mercado exportador se activó fuertemente. Por otro lado, las Pymes se adaptaron rápidamente a estos cambios”, recalcó.

 

En ese contexto, Duran analizó que un impacto directo consecuencia de esta operación fue la concentración “principalmente» en los servicios forestales. «Quizá a las Pymes de la industria maderera no les afectó tanto, pero este cambio de escenario sí afectó a las empresas de servicios forestales, ya que antes eran dos las grandes empresas que operaban con muchas contratistas, pero al fusionarse Apsa-Pecom, quedó en realidad concentrada toda en una sola. Esto afectó la cadena, quedando menos  empresas de servicios trabajando, con mayor volumen de producción y una tecnificación más acelerada. Esto fue también lo que derivó en la reducción de mano de obra, y conlleva finalmente a un impacto social. Se concentró la actividad en una sola empresa, mecanizaron cada vez más la producción y desplazaron mano de obra”, resumió.

 

“Frente a este contexto, había que adaptarse o no te quedaba otra que cerrar tu empresa. Hubo muchos que se fueron a trabajar a otra zona”, agregó.

Otro cambio que expuso Duran fue sobre los condicionamientos que generó en el mercado forestal la empresa Alto Paraná como formador de precios de diferente servicios, como flete, raleo, costos de plantación. “Al desaparecer Pecom, no había otra referencia que Alto Paraná en toda la zona, y por la escala con la que trabaja, sus precios son mucho más bajos que los de plaza, tanto de servicios forestales como de madera aserrada. Esto hace que caigan los precios de todos los servicios que existen en el mercado, esta es la realidad”, remarcó el contratista.

 

Al relato de Duran, el empresario Gabriel Marangoni asintió y agregó: “Podría decirse que en el segmento de los servicios forestales y en la oferta de rollos fue el primer impacto que se sintió. Y si bien la CNDC no otorgó lo solicitado, el volumen que se comprometió en los cinco años suavizó un poco estas consecuencias en lo que respecta a la disponibilidad de materia prima”.

Por otra parte, con respecto al posible déficit de materia prima que se advertía a partir del informe técnico del consultor Ivo Götz, el empresario expresó que “por los avatares de los mercados, aún no se notó una falta. Incluso, en este momento, los proveedores de rollos nos estamos quejando que los precios aún están muy caídos”, dijo.

 

También consideró que “Alto Paraná, como compradora monopólica de chip y raleo, manejó en este tiempo los precios a su criterio. El diálogo hoy con la empresa es bueno, las negociaciones están, pero siempre los precios son por debajo de las pretensiones de los proveedores”.

De esta manera, a 10 años de la operación, concluyó en que “el impacto más notables serían las dificultades en la provisión de materia prima y la concentración de los servicios forestales”.

 

En relación al impacto social, admitió que no maneja ningún dato: “pero evidentemente estos 400 trabajadores de la industria que señalan desde el sindicato de la Madera, han quedado desplazados y sufrieron los cambios (https://www.argentinaforestal.com/actualidad/politica-y-economia/24-general/6713-2013-12-20-15-44-38). Pérez Companc era una empresa muy apreciada por su gente, por la política social de la empresa y el trato que la misma tenía para con sus trabaja trabajadores, muy distinta a la política de Alto Paraná, que todos sabemos que tiene una política muy dura, tanto con sus costos, con sus precios y también con su personal. Estas son las cosas más notables que marcaron aquella operación”, concluyó el dirigente maderero.

 

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