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Arquitectura ecuatoriana se mostró en bienal española

Imagen del proyecto Taller invernadero, que presentó el estudio ecuatoriano Al Borde, en la Bienal de Arquitectura Latinoamericana 2013 de la Universidad de Navarra.En un terreno de alta pendiente, limitado por dos quebradas, en las faldas del volcán Ilaló, es posible edificar una vivienda. Para una escuela unidocente son suficientes 36 metros, 200 dólares de presupuesto, material y mano de obra local. Una zona rural de Machachi, a 3.500 metros sobre el nivel del mar, puede acoger un taller de pintura construido con tierra, piedra y madera de pino y eucalipto. Obras como estas, del estudio de arquitectos ecuatorianos Al Borde, simbolizan los nuevos aires que recorren el diseño en la región. Su propuesta colaborativa y experimental recaló esta semana en la tercera edición de la Bienal de Arquitectura Latinoamericana 2013 de la Universidad de Navarra.

 

 

Fuente: El Universo

ESPAÑA (20/4/2013).- Representaron a la zona andina con un conjunto de iniciativas que buscan resolver las necesidades reales a través de la combinación de sistemas constructivos tradicionales y contemporáneos y la dirección de energías sociales y comunitarias. Detrás de este portafolio, cuatro nombres propios: David Barragán, Pascual Gangotena, Marialuisa Borja y Esteban Benavides.

La actividad, que fue organizada por el Grupo de Investigación AS20 con la colaboración de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, el Ayuntamiento de Pamplona y el Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro, expuso el trabajo de profesionales de ocho países: Ecuador, México, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Perú y Paraguay. Es un escaparate para talentos noveles (el requisito único: ser arquitecto menor de 40 años).

José Manuel Pozo, miembro del comité asesor de la cita arquitectónica, vio “un mayor desenfado y una mayor cercanía con las necesidades del usuario final en la construcción de América Latina”.

La propuesta de Al Borde, en su opinión, es “optimista, espontánea y directa”. El contexto ecuatoriano condiciona el día a día de este laboratorio: presupuestos raquíticos, recursos locales, trabajos más funcionales que estéticos.

“Lo que hacemos es desarrollar estrategias que luego se convierten en arquitectura. En los proyectos privados ponemos a prueba nuevos sistemas y tecnología para luego llevar esa experiencia a los proyectos comunitarios. Clientes y diseñadores trabajamos en conjunto, sin prejuicios”, sostiene Esteban Benavides.

Bajo esta premisa se han edificado desde un taller en una planta circular para trasladar la cosmovisión indígena a una expresión que combinan disciplinas como el teatro y la danza, hasta una escuela para una localidad de pescadores.

Los proyectos que presentaron en la bienal son Casa entre muros (Tumbaco, Quito, 2007-2008), Espacio de experimentación teatral (Itinerante, 2010), Escuela Nueva Esperanza (Manabí, 2009), Escuela Nueva Esperanza 2 (Manabí, 2011), Taller invernadero (Machachi, 2006-2007) y Casa barrial 11 de mayo (Quito).

La experimentación, el lugar y los recursos son los que otorgan el carácter al espacio. Son su seña de identidad.

 

Por Patricia Villarruel | MADRID

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