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Cooperativas de trabajadores recuperan plantas papeleras quebradas

La fábrica habría quebrado dos veces

Resultados de estas iniciativas han sido inesperados tanto en el noreste, zona tradicionalmente papelera, como en Buenos Aires. Después de tres años de crisis, la situación comienza a volver a la normalidad, de la mano del esfuerzo de los trabajadores que por años dieron vida a estas plantas y no se resignaron a verlas abandonadas.

Fuente: Papermarket. Por Gustavo Orellana

CHILE(7/9/2004).- Donde antes había un gran bullicio y un constante ir y venir de trabajadores, después hubo silencio y resignación. No son pocas las empresas argentinas que naufragaron tras la crisis económica de principios de siglo, y hoy, tres años después, la situación comienza a volver a la normalidad, de la mano del esfuerzo de los trabajadores que por años dieron vida a estas plantas y no se resignaron a verlas abandonadas, cuenta en su edición de hoy Diario Colón de Buenos Aires. Una vieja fábrica papelera en la zona de La Plata había quebrado ya dos veces. Una montaña de papeles y de cartones ordenadamente apilados ahora adornan el ambiente. Esta fábrica funciona desde 1950, y según sus trabajadores, «es ella la que se niega a morir». Y pese a muchos intentos de cierre, ahora son los trabajadores los que la defienden. Se trata de la ex fábrica San Jorge, actualmente propiedad de la Cooperativa de trabajo Unión Papelera Platense, y es una de las setenta fábricas de la provincia de Buenos Aires que ha logrado ser recuperada gracias a sus trabajadores. Actualmente hay dieciseis procesos de expropiación en litigio judicial, y será la magistratura de la provincia las que deberá comprarlas para que los obreros las exploten, pero no hay suficiente dinero. La crisis económica argentina desató cinco mil quiebras en el país y hasta ahora se lograron recuperar unos 12 mil puestos de trabajo. En Argentina las escenas se repitieron una y otra vez, cuando desalojos policiales, personal en la calle y sin indemnización, comienzan a urdir planes para paliar esa situación. Es lógico, toda la vida habían vivido de lo que producía esa planta, por lo que su única esperanza era resucitarla, pese a que estaba judicialmente quebrada y además, sin los servicios básicos. »Al momento de la quiebra, quedamos todos afuera. Al principio, trabajaban unas 60 personas en la planta. El dueño era una familia, y cuando se muere el hombre se quedan la viuda, una hija y su esposo, pero esto comienza a venirse abajo. Era un hecho que ya se veía venir», señala a Diario Colón Pedro Montes, un operario que hace más de 20 años trabaja para la papelera y actualmente es el presidente de la cooperativa que se conformó tras el cierre de la fábrica. El problema actual es la forma en que se pagan las expropiaciones. La provincia, con todos su déficit y además, con las innumerables peticiones similares, no puede con todo. Por lo mismo, son los trabajadores los que se comprometen, aunque en períodos de tiempo que suelen ser bastante largos, lo que, sumado a intereses, dificulta esta acción. Tras varias negociaciones, «se hizo una nueva tasación y, finalmente en mayo de este año, salieron adjudicados por 2 millones de pesos, a pagar en 15 cuotas consecutivas, de 150 mil», relató el presidente de Unión Papelera Platense Juan Garay. Y agrega que «este cambio lo trajo la necesidad de conservar una fuente trabajo y la de sobrevivir. Tratar de pucherear con los sueldos, porque empezamos cobrando 20 pesos por semana. El asunto está en empezar de nuevo, cuando uno ve que se está evolucionando, y que la gente ha puesto mayor esfuerzo que con San Jorge y sin cobrar, señala Garay. La planta papelera hoy trabaja para el mercado argentino, principalmente abasteciendo a Buenos Aires con embalajes de corrugado. Pronto, comenzarán a trabajar para zonas agrícolas como Mendoza y Río Negro, y anhelan comenzar a exportar. Cuentan los operarios que cada día se sienten mejores trabajadores, porque ocupan su tiempo quizás para que no les falte la comida a sus familias, pero también por la necesidad de sentirse útiles, activos y mejores personas.

Fuente: Papermarket. Por Gustavo Orellana

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