Presidente de Celulosa Arauco de Chile detalla cómo enfrentaron la crisis |
El vocero del grupo Angelini admite que a la empresa le faltó «sensibilidad» para percatarse de que debía darle más relevancia al impacto de su acelerado crecimiento industrial en la comunidad. Pero asegura que ahora se pasarán para el otro extremo.
Fuente: Lignum
CHILE(12/4/2005).- Para aceptar la presidencia de Celulosa Arauco, Alberto Etchegaray puso como condición que esta responsabilidad no le demandara más del 40% de su tiempo, porque tiene otros directorios y una empresa de asesorías en infraestructura. Pero admite que estos primeros tres meses al frente de la principal empresa del grupo Angelini -donde el próximo mes cumple 11 años como director- han consumido 110% de su jornada. Imposible que fuera de otra manera. Porque en este período la compañía vivió la peor crisis de su historia, con todas las exigencias mediáticas del caso y permanentes reuniones en los epicentros del problema, las regiones VIII y X, donde están ubicadas las plantas de celulosa Itata y Valdivia, respectivamente. Para la mayoría de la opinión pública, Etchegaray es un rostro conocido. Lo asocian a su papel como organizador de la visita del Papa Juan Pablo II (1987) y después como ministro de Vivienda de Patricio Aylwin. Y lo más probable es que lo vinculen más al mundo público que al privado, lo que él atribuye a una confusión: «Porque después que dejé el ministerio asumí la presidencia del Consejo de Superación de la Pobreza, que siempre se pensó erróneamente que era una comisión del Gobierno. Estoy privatizado desde marzo del 94». Ocupa la vicepresidencia del Banco del Desarrollo y participa en directorios de empresas de la Cámara de la Construcción, de la que es socio hace 35 años (a la fecha preside Invesco, que está a cargo de las inversiones en el extranjero, y una administradora de riesgo en Argentina), pero no se considera un «director profesional». Y sigue vinculado a la Fundación de Superación de la Pobreza, sucesora del Consejo. -¿Qué lo hizo poner la cara para enfrentar esta crisis? «Yo asumí la presidencia de Arauco a fines de diciembre, antes de la crisis». -Pero a esas alturas ya deben haber presentido lo que se venía…. «Nunca Arauco creyó que sería sancionada con medidas tan extremas. Cuando asumí la presidencia a nadie se le pasó por la cabeza que enfrentaría esto. Lo que hubo fue una reflexión de que por las importantes expansiones, tanto de producción como de presencia en América Latina, se venía una etapa nueva, más propia para un ingeniero que para un abogado y se optó por un enroque con José Tomás Guzmán, quien asumió una vicepresidencia». -La lectura generalizada fue que en esta coyuntura el grupo Angelini optó por poner a un hombre con un perfil político más alto, y con contactos en el Gobierno. «Yo soy un ingeniero de terreno y se evaluó que era importante que el presidente de Celulosa Arauco tuviera una presencia más activa, que diera a la administración otro tipo de apoyo. Mi nombramiento fue el 29 de diciembre de 2004 y asumí el 4 de enero. Si bien ya estaban los problemas, nadie pensó que una semana después se paralizaría la construcción de Itata y a la subsiguiente la operación de Valdivia. Ciertamente que hoy mi gestión está identificada con esa situación». -¿Y cómo opera la nueva dupla de ingenieros Etchegaray-Pérez, considerando que el gerente de Arauco no estaba acostumbrado a que lo monitorearan? «Bien. Como gerente general, Alejandro Pérez ha tenido la oportunidad de desarrollar un proyecto con un margen de autonomía muy alto y ha respondido a esa responsabilidad. Él mismo fue partidario de que Arauco tuviera un presidente que acompañara su acción. «Pero en esta compañía ha sido clave don Anacleto; él ha dado direccionalidad. Viene a todos los directorios». -¿Eso explica que no le hayan pasado la cuenta al gerente por los errores? «Sería muy injusto con Alejandro Pérez que esto le hubiera significado la dejación del cargo. Esta empresa, que ha reconocido sus errores y desprolijidades, nunca tuvo intención de vulnerar ninguna norma. «En el caso de Itata, el punto de quiebre con la autoridad se produjo porque la empresa consideró que al producir más con equipos que contaminaban menos que los contemplados en el estudio de impacto ambiental no ameritaba un nuevo estudio, sino sólo una declaración. El Gobierno consideró lo contrario, pero dejó partir la construcción y cuatro meses después dijo que no se podía seguir. «Pero el aprendizaje que tuvimos sobre lo que significa trabajar con una región cuando los referentes y la forma en que nos sentamos a conversar está basada en criterios técnicos, con respeto y confianza mutua, fue notable. En un tiempo más que record las autoridades lograron sacar el EIA con todas las de la ley, sin prensa y con la comunidad tranquila. «Y se aprovechó de poner una serie de monitoreos y nuevos estudios sobre el río Itata. Además, nos pusimos de acuerdo en que para seguridad de todos debemos estudiar lo antes posible una salida al mar de los residuos. Ahora deben opinar los directamente afectados por el ducto de salida al mar y el sector más cercano a la planta; y lo que más preocupa es cómo se mitigan los olores de la planta». -¿Y qué les pasó en Valdivia? «Valdivia es una comunidad muy particular, ahí está desde hace tiempo afincada una cultura que parte con la llegada de los primeros colonos alemanes, que desarrollaron una forma de vida de la que se enorgullecen. En este contexto, una planta de celulosa era un riesgo, no sólo por el medio ambiente (santuario de la naturaleza) que la rodea, sino también porque la elite de la zona no veía con buenos ojos su instalación y la empresa no tuvo la sensibilidad de apreciarlo. «La planta es la más moderna del mundo, pero su operación es compleja y partió con el pie izquierdo. Inicialmente nos permitimos cierta tolerancia porque los fabricantes nos dijeron que no iba a pasar nada, pero eso significó una molestia mayor de olores. Reaccionamos con prontitud y a los seis meses se eliminaron. Sin embargo, poco antes de que se resolviera ese tema empezó la preocupación por la muerte y emigración de los cisnes en el río Cruces a raíz de la desaparición del luchecillo. Caía de cajón cuál sería el chivo expiatorio». -¿Hubo giro del Gobierno, en el sentido de que primero impulsó la planta y después, presionado por la comunidad y el ambiente electoral, endureció la mano? «Hubo algo de eso, aunque este no es sólo un tema electoral. En primer lugar, hay que ponerse en el contexto del comienzo del Gobierno del Presidente Lagos, cuando el crecimiento del país estaba comprometido por la crisis asiática, se rumoreaba que los empresarios no querían invertir porque no confiaban y el desempleo estaba alto. En ese escenario, que el grupo decidiera construir dos plantas de celulosa, con el volumen de inversión y el empleo que significaba, no podía ser mal mirado. «Pero la preocupación medioambiental ha avanzado con una fuerza arrolladora, a la gente le preocupan mucho todos los temas vinculados al desarrollo sustentable. Ahí no hay ideología, todo el mundo quiere lagos limpios, medio ambiente y fauna. «Claro que mientras en Itata pudo ser justificada la detención de las obras (nunca hemos cuestionado legitimidad de la decisión de la autoridad y sólo nos dedicamos a resolver los temas que nos correspondían); en Valdivia la operación se llevó a una exigencia de monitoreo extremo. La tolerancia es cero. Con todo, la prensa sigue sindicándola como culpable de todos los males y fustigando a las autoridades por no elevar más las exigencias». -¿En Valdivia también terminarán evacuando los efluentes en el mar? «Si se extrapola lo que se acordó en Itata, lo razonable sería que llegáramos a algo parecido. Pero hoy en Valdivia eso ni siquiera es planteable porque primero hay que despejar otro tipo de temas. Aquí ha habido dos informes de la Universidad Austral que indican que no hay responsables claros de lo sucedido. Nosotros dejamos claro que estamos cumpliendo lo que la autoridad exigió y que según informes que manejamos de nuestra operación no tenemos responsabilidad». subtitulo/El mea culpa/subtitulo -¿El famoso dicho de Felipe Lamarca («las prisas pasan y las cagadas quedan») se aplica a lo que vivió Arauco? «No lo conozco, pero aquí las prisas están y el tema ambiental llegó para quedarse. Este año por primera vez sacamos una memoria de responsabilidad ambiental y social, donde se consigna la crisis». -Artículos de prensa explicaron el alejamiento de Lamarca del grupo por diferencias en la forma de enfrentar el tema. «En lo que a mí me tocó ver en el directorio de Arauco -tuvimos que entregar un informe con la presencia de todos los directores- y en las reuniones extraordinarias para definir cómo tratar el tema de las comunicaciones, previendo lo que se venía, Felipe nunca planteó nada. Desde que estoy en la presidencia nada de lo que narran los diarios apareció. Puede que haya cosas más antiguas, pero no creo que se vinculen con lo que Celulosa Arauco vivió durante estos días». -¿Qué motivó la deferencia de Lagos con don Anacleto, al punto de anticiparle personalmente el cierre de las plantas? «El aprecio y respeto que el Presidente le tiene. Yo creo que él no olvida que a comienzos de su Gobierno, y mientras otros empresarios estaban esperando, don Anacleto se arriesgó a invertir al decidirse a implementar estas plantas. Si bien son proyectos impulsados desde fines de los 90, el grupo pudo postergarlos. También pesan sus canas» -¿Cómo reaccionó don Anacleto al cierre de las plantas? «Él siente que proyectos complejos como éstos requieren mucha ayuda de la autoridad. A su juicio, pudimos cometer errores, pero no merecíamos ser tratados tan drásticamente, porque las cosas se podían resolver de otra forma». -Llama la atención que una empresa del tamaño de Arauco, del mayor grupo económico del país, incurriera en este tipo de desprolijidades. «Yo creo que ése es nuestro problema y lo he tratado de explicar en el directorio de Corma y en el consejo de Sofofa. «La única explicación para atenuar esa desprolijidad es que por primera vez gran parte de la ingeniería se hizo con profesionales chilenos, y eso demandó un esfuerzo importante por parte de la administración. En segundo lugar, el proceso de internacionalización de Arauco se hizo en este mismo período. «Y hay que ser franco, el tema ambiental y la mitigación social que estaban muy integrados en el área forestal, no lo estaban con la misma fuerza en la parte de celulosa. En estas plantas se privilegió la ingeniería, los equipos y la construcción. «Con este golpe Arauco entendió que debía enfocar el tema como un concepto de estrategia de empresa. Rápidamente instauramos una estructura de gerencias ambientales a nivel general y en cada una de las operaciones industriales». -¿Eso explica que el resto de la industria no cerrara filas en su defensa? «Quizá por un período de vacaciones, no hubo una reacción corporativa. Pero nosotros mismos desalentamos esa actitud, porque lo que nos interesaba era que el gobierno regional entendiera que la voluntad de Arauco era resolver los problemas y no salir con declaraciones en los diarios». «Creo que lo logramos. Las regiones reconocieron que no necesitamos padrinos privados ni públicos para resolver los temas pendientes, y lo hicimos muy rápido. A eso ayudó que el sector público no tomó vacaciones para sacar las aprobaciones. «En la reunión que tuvimos en Corma, uno de los directores impugnó que no hubiera más apoyo. En la Sofofa esto no surgió, pero tuvimos la oportunidad de conversar sobre lo que esta situación importa para el futuro de los megaproyectos. «Aquí hay un antes y un después en el tema medioambiental. Una empresa como Arauco tiene los medios y los recursos para enfrentar bien las exigencias y ahora vamos a pasarnos para el otro lado (hicimos una declaración de política de empresa para empleados, subcontratistas y contratistas). Pero es probable que las medianas no tengan la misma capacidad, porque es caro». -¿Ningún dirigente los apoyó? «Una gestión importante provino del presidente de la CPC, Hernán Somerville. Sin hacer declaraciones públicas, entregó en los niveles que correspondía la señal de que era importante para el empresariado que esto se resolviera sobre la base del cumplimiento estricto de la ley, pero a la brevedad». -¿No hubo respaldo de Sofofa? «Nadie lo planteó y no lo pedimos». -¿Qué les pareció la actitud de la CMPC en cuanto a enfatizar el discurso medioambiental para diferenciarse? «Legítima tratándose de un competidor de Arauco en Chile y en los mercados externos. Está en todo su derecho y era un buen momento para marcar diferencia». -¿A nivel sectorial les manifestaron su molestia porque esta coyuntura afectaba la imagen de toda la industria forestal? «No tenemos la impresión de que entre los clientes de celulosa y madera se afectara la imagen del país. Les explicamos lo sucedido y ayudó la rapidez de la solución. Arauco ha seguido colocando sus productos en los mercados». -¿Cuál ha sido el costo de imagen para Arauco? «Alto. Sobre todo al nivel de opinión pública intermedia. Porque a nivel de las autoridades en estos 120 días la imagen de Arauco se ha recuperado, pero el ciudadano que abre el diario o que ve en la TV por enésima vez un cisne con el cuello caído señala con el dedo a estos depredadores del medio ambiente. Reconstruir esa confianza llevará tiempo y hay que invertir. En Valdivia, Arauco tiene el parque Oncol, reserva única, que se preocupó de abrir para que la gente equilibre su visión». -Manifestó que podían poner una demanda compensatoria. ¿Sigue en pie? «Una empresa nunca puede dejar de tomar todos los resguardos, pero es algo que hoy no estamos impulsando, porque estamos dedicados a resolver los temas». -¿Seguirán sumando activos? «El accionista principal es un hombre que tiene como norte generar proyectos. En medio de esta crisis compramos más activos en Brasil y Argentina. Tenemos liquidez para aprovechar las oportunidades, pero no se trata de crecer por crecer». subtitulo/»Indestructiblemente independiente»/subtitulo -¿Sigue siendo uno de los laicos más vinculados a la Iglesia? «He tenido el privilegio de que se me han abierto espacios para servirla y apoyarla, particularmente en lo que fue la visita del Papa. Posteriormente, he mantenido esa vinculación y hoy participo en el grupo responsable de la organización de la canonización del Padre Hurtado. También he aportado la visión laica para la tarea pastoral, varias veces me han invitado a reuniones de relig y a asambleas plenarias de los Obispos, que necesitan de alguien que anime la discusión sobre la realidad nacional». -¿Les hace lobby en las relaciones con el Gobierno? «No soy lobbista de nadie. Ni de la Iglesia, ni de empresas ni de personas con ningún Gobierno». -¿A qué atribuye el mote de «hombre bueno» y que su nombre siempre aparezca mencionado en las comisiones de «prohombres»? «No lo sé. Tal vez obedezca a que he tenido la suerte de estar vinculado a actividades que ennoblecen al ser humano, como la visita del Papa o un consejo que se preocupa de buscar la equidad en el país. También puede tener que ver con mi carácter, porque siempre busco los consensos. «Soy un hombre muy imperfecto y debo tener muchos detractores que me consideran un «hombre malo». Algunas acepciones con que se califica el accionar de una persona no dependen de uno. De repente se abusa con algunos nombres, en el sentido de estar colocándolos en ternas para cuanto cargo existe». -Políticamente se lo ubica cercano a la DC, ¿cómo se define? «Como irreductiblemente independiente. Pero no sería correcto ni honesto no decir que me he sentido interpretado en muchas oportunidades por el pensamiento y la acción de la DC. Sin embargo, por alguna razón muy privada nunca he militado, por lo tanto mantengo mi independencia. Fui el único ministro independiente en el gabinete del Presidente Aylwin». -¿Tiene candidata presidencial? «No tengo candidata ni candidato». -¿Esta postura política fue un factor de acercamiento al grupo Angelini? «No. Ese acercamiento parte con la visita del Papa. El grupo de empresarios a los que el cardenal Fresno les solicitó ayuda para el financiamiento estaba compuesto por Anacleto Angelini, Eliodoro Matte y Andrónico Luksic. En la casa del cardenal yo conocí a don Anacleto y al terminar la visita él me ofreció trabajar en alguna de sus empresas, pero a mí no se me pasó por la mente dejar mis actividades. En 1994 volvió a la carga y a través de José Tomás Guzmán me ofreció ingresar, pero ahora no ya como ejecutivo, sino como director de Arauco». negrita/Identidad/negrita Alberto Etchegaray Aubry Edad: 60 años. Estado civil: Casado con Beatriz de la Cerda, siete hijos (de entre 33 y 14 años), 3 nietos. Profesión: Ingeniero civil. Cargos: Presidente de Celulosa Arauco desde el 4 de enero (es director de la empresa desde 1994), vicepresidente del Banco del Desarrollo, director de la Compañía Chilena de Tabacos, presidente de Invesco. Fuente: El Mercurio