Roma fue sede de un acuerdo entre países desarrollados y en desarrollo para destrabar el financiamiento destinado a la conservación, en el marco de la cumbre global de la COP16 del Convenio sobre Diversidad Biológica. A pesar de los avances importantes que destacan algunas organizaciones como históricos, aún las acciones son insuficientes y persisten dudas sobre la efectividad de la implementación del Marco Global de Biodiversidad.
Por Patricia Escobar
@argentinaforest
ROMA (28/2/2025).- Del 25 al 27 de febrero, se celebró en Roma la 16ª Conferencia del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD), reanudada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) tras la falta de acuerdos en la primera parte del evento, realizada en Cali, Colombia.
Los delegados de 190 países no se pusieron de acuerdo en Cali sobre la financiación del gran pacto anterior: el Marco Mundial para la Diversidad Biológica Kunming-Montreal, que incluye el compromiso de proteger y restaurar el 30% de la superficie terrestre y otro tanto del océano para 2030. Según la ONU están protegidos solo el 17% y 8%, respectivamente.
La cumbre en Italia adquirió un alto perfil político con la participación de varios ministros, lo que resultó clave para destrabar las negociaciones, con la participación ahora de 150 países y 30 ministros, pero fue significativa la ausencia de la anfitriona, la presidenta italiana Giorgia Meloni. Tampoco hubo presencia de Estados Unidos, que no firmó el convenio.
Finalmente, el jueves 27 la plenaria cerró con un consenso para un plan de trabajo de cinco años para financiar la conservación de la naturaleza. El compromiso busca movilizar miles de millones de dólares para frenar la degradación ambiental y garantizar que los fondos lleguen de manera efectiva a los países en desarrollo.
La presidenta de la COP16, Susana Muhamad, calificó la cumbre en Roma como histórico para la biodiversidad, destacando que se cumplieron todos los objetivos planteados. “Desde Cali hasta Roma, logramos acuerdos que el mundo llevaba 30 años esperando”, afirmó.
Entre los principales avances, mencionó la creación del primer fondo exclusivo para financiar la biodiversidad y la aprobación de un plan de monitoreo para medir el progreso de las 23 metas de conservación al 2030.
Muhamad, quien recientemente dejó su cargo como ministra de Ambiente de Colombia, subrayó el liderazgo de su país en el proceso: «Colombia demostró que es posible avanzar en acuerdos globales largamente esperados”.
Al cierre de la sesión plenaria se vivieron momentos de emoción ante los acuerdos logrados. Los delegados de todos los países presentes ovacionaron a la ministra de Ambiente de Colombia, por su excepcional liderazgo como presidenta de la COP16 de Biodiversidad y su trabajo en Cali, base para lograr avances en Roma.
“Hemos logrado entre todos una COP16 histórica, que marca un antes y un después en la defensa de la biodiversidad. Nos unimos como humanidad porque no hay misión más grande que proteger la vida y construir un futuro en armonía con el planeta. Desde Cali dejamos un legado que trasciende fronteras y nos lleva a la COP30 en Belém do Pará, Brasil, donde impulsaremos compromisos aún más ambiciosos para hacer realidad la paz con la naturaleza”, expresó la funcionaria.
Reflexiones tras un acuerdo con avances limitados
Expertos en biodiversidad y financiamiento internacional coincidieron en que la COP16 dejó avances importantes, aunque insuficientes ante la magnitud de la crisis ambiental.
Gisela Hurtado, coordinadora de campañas por la Amazonía en Stand.earth, destacó que la conferencia permitió consolidar propuestas clave, como la alineación entre las agendas de biodiversidad y cambio climático y la creación del Fondo de Cali. “Esta es una gran oportunidad para movilizar financiamiento y garantizar el acceso directo de los Pueblos Indígenas a los recursos”, afirmó.
“Esta COP16 histórica dio pasos cruciales hacia la conservación de ecosistemas megadiversos, como la Amazonía. En Cali se habló por primera vez de una propuesta para alinear las agendas de biodiversidad y cambio climático para encontrar soluciones más eficaces. Ahora, en Roma, el lanzamiento del Fondo de Cali y la adopción de la propuesta para crear un mecanismo financiero independiente son una gran oportunidad no solo para movilizar el financiamiento tan necesario para la biodiversidad, sino también para dar a Pueblos Indígenas acceso directo a esos recursos”.
Por su parte, Emilio Spataro, del Grupo de Financiamiento Climático LAC (GFLAC), señaló que la COP16 dejó avances “tímidos, pero en la dirección correcta”. Subrayó la importancia de la creación de un fondo específico para la biodiversidad y de mecanismos de acceso directo al financiamiento para comunidades locales, mujeres y jóvenes.
“En un contexto de movilización financiera insuficiente para conservar la biodiversidad, se lograron algunos compromisos clave como la creación de un fondo propio del Convenio de Diversidad Biológica y el reconocimiento de la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional para garantizar los recursos necesarios. El camino es largo y urgente, pero estos pasos marcan la ruta”, agregó.
Sin embargo, Karla Maass Wolfenson, directora interina de la Alianza Cuencas Sagradas Amazónicas, advirtió sobre la falta de claridad en la implementación de los compromisos. “No podemos seguir creando ‘cajas vacías’. Es urgente transformar el sistema financiero global con mecanismos como el canje de deuda por acción climática e impuestos a las industrias contaminantes”, sostuvo. “Solo de esta manera podremos generar nuevos recursos para enfrentar eficazmente las crisis planetarias que estamos viviendo”, concluyó.
Un futuro incierto hacia la COP30
De momento, no se ha cumplido el compromiso previo de haber invertido 20.000 millones durante este año. El objetivo fija el gasto mundial en protección de la naturaleza en 200.000 millones de dólares anuales dentro de cinco años, de los que 30.000 millones deberían aportarse desde los países desarrollados a los países pobres.
Además, ha quedado pendiente decidir cómo se conseguirán estos miles de millones, si bien en esta COP16 ha tomado impulso la fórmula de los llamados “créditos de biodiversidad” que puedan adquirir las empresas. Se trataría de que éstas inviertan en acciones en favor de la biodiversidad, con mejoras medibles, para compensar posibles impactos de su actividad en la naturaleza.
A pesar del acuerdo alcanzado en Roma, los expertos coinciden en que la falta de financiamiento sigue siendo un obstáculo central para la protección de la biodiversidad. Con miras a la COP30 en Brasil, se espera que los compromisos asumidos se traduzcan en acciones concretas y recursos efectivos para enfrentar la crisis ecológica global.