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Forestación: un buen negocio económico, social y ambiental

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La ley 25.080 reguló la promoción de esta actividad a partir del año 1999, logrando incrementar la masa forestada en aproximadamente 300.000 hectáreas, aún con los avatares económicos de los años 2001 y 2002. Asimismo, generó aproximadamente 50.000 nuevos puestos de trabajo, e ingresos potenciales futuros con la primera transformación industrial de la madera de alrededor de 15 mil millones de dólares. BUENOS AIRES (Septiembre 2008).- Las plantaciones forestales tienen un alto impacto económico y generan una importante cantidad de empleo regional. Implican una cadena de producción compleja que abarca la investigación, la producción primaria y la industrialización de lo producido. Argentina cuenta en la actualidad con industrias de base forestal, que satisfacen las necesidades del mercado local y generan saldos exportables en condiciones competitivas. Así, con 1,2 millones de hectáreas de bosques plantados (el 4% de la superficie cultivada en Argentina), se estima que el sector de base forestal aporta alrededor del 2% del PBI nacional, genera exportaciones de $1 mil millones para 2007 e importaciones por $1,4 mil millones de dólares (déficit comercial $400 millones de dólares en 2007). El empleo directo e indirecto se estima en 500.000 trabajadores. Más del 90% de la producción industrial de base forestal se provee de bosques cultivados plantados en los últimos 30 años con base de diversos regímenes de promoción entre los que claramente se destaca por los resultados obtenidos aquél que surgiera a partir de la ley 20.560 de 1974. La actividad forestal posee características particulares a ser tenidas en cuenta en cualquier análisis económico: a) Se trata de una inversión a largo plazo – entre 8 y 30 años. b) La madera se procesa localmente, y para su aprovechamiento integral requiere diversidad industrial. c) Es un cultivo con protocolos internacionales de mejores prácticas en sustentabilidad y genera productos renovables, reciclables, contribuyendo positivamente a mitigar el fenómeno del cambio climático según la FAO. La ley 25.080 reguló la promoción de esta actividad a partir del año 1999, logrando incrementar la masa forestada en aproximadamente 300.000 hectáreas, aún con los avatares económicos de los años 2001 y 2002. Asimismo, generó aproximadamente 50.000 nuevos puestos de trabajo, e ingresos potenciales futuros con la primera transformación industrial de la madera de alrededor de 15 mil millones de dólares. La promoción significó, además, una ganancia para el Estado. De acuerdo al análisis preliminar realizado de los fondos destinados a la promoción hasta 2007, el Estado recupera al momento de venta de los rollos alrededor de 7 veces el importe que aportó y al momento de la venta de la primera transformación industrial de esa madera, 41 veces. Esto implica una tasa interna de retorno para el fisco del 10% anual para el primer caso y del 19% anual (en dólares) con los productos industrializados en primera transformación (no incluye muebles, carpintería, papeles, etc.). “Hoy la actividad se encuentra a medio camino, ya que la Ley no alcanzó a cumplir sus objetivos, y el sector no ha logrado el despegue que el potencial del país permite. Es por ello que resulta necesario prorrogar el actual régimen de promoción, de modo de no afectar en el corto plazo la actividad económica primaria actual y asegurar en el largo plazo el abastecimiento de productos industrializados para satisfacer demandas crecientes de la población”, indican desde el sector foresto-industrial de todo el país. Se espera que antes de fin de septiembre, la Cámara de Diputados de la Nación sancione la prórroga de la ley 25.080 por otros diez años más. cursiva/Informe preparado con datos de la Dirección de Forestación (SAGPyA) y de la Asociación Forestal Argentina por técnicos de ambas instituciones/cursiva

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