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Entre Ríos: La ley de la Madera perjudicará el desarrollo futuro de la cuenca forestal mesopotámica

En sesiones extraordinarias tratarán el proyecto que impulsa el gobierno de Busti

La Cámara de Diputados de Entre Ríos tratará en febrero el proyecto de ley que limitará la venta de madera en rollizo desde esa provincia hacia el Uruguay como forma de desalentar la instalación de pasteras en el vecino país. Sin embargo, el proyecto original habría sido modificado para que tampoco pueda pasar por esa localidad madera proveniente de Corrientes o Misiones. Advierten que esta iniciativa «viola la Constitución Nacional» y que perjudicará a más de dos mil productores entrerrianos y miles de obreros argentinos».

Por Patricia Escobar

ENTRE RIOS Y MISIONES (1/2/2007).- La Cámara de Diputados de Entre Ríos avanzó en la redacción de una “Ley de la Madera” que limita la venta de madera en rollizo desde esa provincia hacia el Uruguay como forma de desalentar la instalación de pasteras en el vecino país. Sin embargo, el proyecto original habría sido modificado para que tampoco pueda pasar por esa localidad madera proveniente de Corrientes o Misiones, las principales productoras de materia prima. La iniciativa generó la preocupación y oposición de los empresarios foresto-industriales de todo el país, y desde la Asociación Forestal Argentina (Afoa) y el Consejo de Productores del Delta advirtieron que la iniciativa, además de perjudicar el desarrollo de la cuenca forestal, viola–entre otros- el artículo 126 de la Constitución de la Nación que dice: “Las provincias no ejercen el poder delegado a la Nación. No pueden celebrar tratados parciales de carácter político; ni expedir leyes sobre comercio…”. “La industrialización de la madera dentro de los límites de la provincia creció fuertemente gracias a la instalación de más de 200 pequeños y medianos aserraderos que consumen la madera gruesa proveniente de las miles de hectáreas plantadas en las últimas tres décadas. Sin embargo, la madera fina o triturable y los desperdicios de los aserraderos -50% de la madera que se procesa- no tienen suficiente mercado interno en la provincia y debe ser comercializada en provincias vecinas u otros destinos. Si este producto queda sin mercados, el negocio forestal desaparece como tal y, con él, miles de puestos laborales tanto rurales como de Pymes industrializadoras de la madera”, explicaron en un documento dirigido al gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti. Para Afoa, lamentablemente, la restricción al comercio propuesta “no colabora con la resolución del conflicto ni afecta las decisiones de inversión en la vecina República, pero sí afecta a cientos de PyMES y miles de empleos de Entre Ríos”. Por otra parte, la iniciativa que se origina con la única intención de “perjudicar” a Botnia, terminará en contra de la misma gente de Entre Ríos, dado que Uruguay tiene casi un millón de hectáreas forestadas para abastecer a la planta finlandesa, por lo tanto, la medida irá directamente en contra del desarrollo forestal de la cuenca mesopotámica, perjudicando a los más de 2.000 productores entrerrianos y miles de obreros argentinos. La firma Botnia descartó el abastecimiento futuro de la planta desde la Mesopotamia argentina. “Esto está descartado”, aseguraron distintas fuentes a ArgentinaForestal.com. “Hay casi un millón de hectáreas forestadas en Uruguay y se traerá desde regiones forestales uruguayas, aunque esto le signifique mayores distancias”, revelaron. subtitulo/Afome: «No es contra Botnia, es contra miles de productores y obreros entrerrianos»/subtitulo Para la Asociación Forestal Mesopotámica (Afome), la iniciativa de frenar la salida de rollos hacia Uruguay es un «mamarracho» total, además de «inconstitucional». El secretario de la organización, Jorge Pujato, recordó que «en principio también querían prohibir la venta del “raleo” de Eucaliptos a la fábrica de celulosa de Capitán Bermúdez. En la zona noreste de Entre Ríos hay actualmente unas 100.000 hectáreas forestadas mayormente con Eucalyptus grandis, de las cuales entre 40 y 45 mil hectáreas ya están en el cuarto corte, lo que indica que deben ser reemplazadas y su actual producción por unidad de superficie es muy pobre y de baja calidad. O sea, que dan pocas toneladas “aserrables” y mucho de “raleo”, y este material solo apto para la industria celulósica o similar», explicó. «Supongamos unas 100 toneladas por hectárea, que serían unas 4.500.000 toneladas, que se suman a las provenientes de los “raleos” de las otras 60 mil hectáreas más nuevas y en mejores condiciones. Hay que ver si Capitán Bermúdez está en condiciones de recibir esos volúmenes. A ese material apuntaban las posibles compras de Botnia en Argentina, y la competencia siempre es bienvenida. De todas formas, en Uruguay sobran hectáreas forestadas para abastecer a Botnia, Ence y un par de fábricas más de igual magnitud. O sea que la medida no afecta en lo más mínimo a Botnia, sino que es directamente en contra de los más de 2.000 productores entrerrianos y miles de obreros argentinos», señaló el ingeniero. Desde Afome estiman que en Entre Ríos habría unas 100 mil personas que dependen económicamente, en forma directa o indirecta, total o parcial, del sector forestal. Respecto a la situación en Entre Ríos, el dirigente manifestó que, «a partir de una preocupación genuina de vecinos de Gualeguaychú, quienes veían (en realidad, no las ven desde la ciudad) como a unas dos decenas de kilómetros se levantaban dos fábricas gigantescas de una actividad que exige cuidadosos diseños y controles para no ser contaminantes, la interna política del partido gobernante metió la cola y, empleando los mismos métodos que emplearon con éxito contra el anterior gobernador de otro color político, quisieron hacer lo mismo contra los uruguayos, olvidándose que es otro País y otra mentalidad». «Así crearon un monstruo que adquirió vida propia y hoy no saben como frenar (o mejor dicho, por abajo lo siguen alimentando). Con informes de “técnicos de alto nivel”, que podemos calificar a algunos de simples “chantas” hicieron una campaña anti forestal que prendió en todo el País. Y allí tiene gran culpa un amplio sector del periodismo. Lamentable», concluyó Pujato.

Por Patricia Escobar

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