Técnicos del CFI admiten que los estudios pueden ser mejorados |
La Corporación Financiera Internacional realizó consultas públicas en Buenos Aires, Argentina. La entidad prevé financiar la construcción de Botnia y Ence en Uruguay. Los ambientalistas ratificaron su oposición a los proyectos y expusieron los puntos que consideraron «no se tuvieron en cuenta en los estudios de impacto realizados hasta el momento». Técnicos del CFI admitieron que existen aspectos que no fueron considerados «y por eso estamos en este proceso de consulta», explicaron.
Por Patricia Escobar, enviada especial
BUENOS AIRES (17/2/2006).- Se realizó ayer una audiencia pública en Buenos Aires -en Punta Carrasco, Capital Federal- organizada por funcionarios del Banco Mundial para recabar información sobre los fundamentos de argentinos que rechazan la instalación de los proyectos de Botnia y Ence en Uruguay, y también escuchar a los interesados en que se realicen las inversiones. Por medio del organismo, que promueve el desarrollo sostenible, la Corporación Financiera Internacional (IFC por sus siglas en inglés) evalúa brindar financiamiento a los proyectos mencionados. La empresa Ence solicitó un préstamo de hasta Us$250 millones, y Botnia (Orion) de Us$170 millones. En esta estapa de evualuación, a través del CFI realizan un Estudio de Impacto Acumulado (CIS) de las plantas de celulosa, y como parte del proceso convocaron esta semana, tanto en Montevido (Uruguay) como en Buenos Aires, a diversos actores públicos, privados y de organizaciones no gubernamentales a participar de la audiencia pública para analizar los proyectos que se instalan en Fray Bentos. La entidad financiera generó un espacio que les permite recabar información adicional de los interesados, y conocer diferentes puntos de vista. Entre los oradores invitados estuvieron representantes de Greenpeace (Juan Carlos Villalonga), Fundación para la Defensa del Ambiente (Raúl Montenegro), investigadores de Córdoba; y por Misiones, el diputado e ingeniero forestal, Miguel López. Pero además, fueron varias las personas que plantearon sus inquietudes y preocupaciones ambientales, «algunas que están contempladas y otras aún no», reconocieron los representantes de las empresas. «Estoy encantado de participar porque por medio del diálogo y de conocer los temores de la gente, vamos a encontrar el camino de la comunicación eficaz», dijo Carlos Faroppa, representante de Botnia. Las organizaciones ambientales ratificaron sus críticas a los dos proyectos, se refirieron a «vacíos ambientales» que consideran no fueron contemplados en los estudios de impacto presentados por las empresas, a las que calificaron de «impresentables, vergonzosos y poco serios», entre otros calificativos. Además, en el caso de Greenpeace, Villalonga reiteró la necesidad de que las empresas replanteen el proceso kraff de blanqueo de pulpa de ECF (libre de cloro elemental) por TCF (totalmente libre de cloro). El nivel técnico despertó el interés de los asistentes, y la intervención del consultor independiente brasileño, Ceslo Foelke, sirvió para aclarar a los ecologistas y asistentes presentes que «la tecnología ECF esta avalada como una de las más avanzadas en el mercado y cumple con los máximos estándares exigidos a nivel internacional». Dio el caso de Aracruz, una de las principales productoras de celulosa del mundo instalada en Brasil, que utiliza el proceso ECF. «No es un proceso contaminante, es decir, todo está en el tratamiento y la prevención que se realice en cada planta. Pero el ECF respeta los parámetros establecidos como cualquier otra industria, es una técnica reconocida como un gran logro de la ciencia por su mitigación. No es cierto que con este proceso las dificultades se produzcan por la acumulación de los efluentes con el tiempo, no afecta a la biodiversidad más que cualquier otra actividad. Hubo un gran avance de la ciencia en los últimos 20 años en la industria de la celulosa y el papel, y vendrán más», aseguró. Expectativas fustradas Lo cierto es que, de las exposiciones técnicas de los ambientalistas no hubo respuestas inmediatas por parte de los funcionarios del Banco Mundial, quienes explicaron que la audiencia era para «recabar la información, estudiarla y responder detalladamente a cada uno de los puntos», dijo el experto ambiental por IFC, Mauricio Anthie. «Esta convocatoria es para escuchar distintas visiones y recabar información de las dudas planteadas sobre ambos proyectos». Los asistentes intentaron que la entidad financiera «tome en cuenta la controversia entre Argentina y Uruguay, y analice el reclamo social al momento de decidir por el financiamiento para la continuidad de estas plantas. ¿No cuenta que aquí no se haya respetado el Estatuto del Río Uruguay», cuestionaban algunos asistentes. Sin embargo, esto quedó claro también en la audiencia, la pelea diplomática entre Argentina y Uruguay no pesaría al momento de evaluar los proyectos de Botnia y Ence. «Es un tema de los países, ajeno a la institución. Deberá definirse entre Argentina y Uruguay», fueron tajantes desde ICF. «Por medio de las audiencias queremos tener un completo análisis de todos los factores y un diálogo abierto en torno al impacto combinado de las dos plantas de celulosa», dijo Yolanda Duhen, representante de la IFC para el Cono Sur. Todos los documentos recibidos durante el período de consulta sobre el borrador del CIS serán enviados a un experto independiente, quien evaluará la validez de los comentarios y cuestionamientos al contenido y al análisis técnico del estudio de impacto ambiental acumulado. El próximo 24 de febrero el consultor independiente, contratado por el Banco Mundial, dará su dictamen sobre el informe final cuyo borrador fuera presentado por la CFI el pasado 19 de diciembre.