El diario Época es el primer medio gráfico correntino que ingresó a la planta ex BOTNIA, hoy UPM, instalada en Fray Bentos, Uruguay, frente a Gualeguaychú, Entre Ríos. El presente informe refleja los años que demanda la producción final: desde el plantín hasta la celulosa. También expone el presente medioambiental de la fábrica y las posibilidades que capitales de estas características inviertan en Corrientes.
Fuente: Diario Época.
CORRIENTES (26/5/2016).- “¡Adelante!” dice un operario. Un bitren, uno de esos camiones que no se ven en Argentina, cargado de rollizos de eucalipto ingresa al predio de la pastera UPM (la ex Botnia), a unos cuatro kilómetros de la ciudad de Fray Bentos, en Uruguay. Detrás, una cola de enormes rodados de carga espera su turno. Es una mañana habitual en esta fábrica de pasta de celulosa ubicada en la vera oriental del “río de los pájaros”, una industria forestal de capitales finlandeses que invirtió (invierte) millones pero que generó la tan conocida controversia con Gualeguaychú, Entre Ríos, por su instalación.
“Somos la planta más monitoreada del mundo”, comenta Mauro Real de Azua, gerente de Infraestructura Logística de UPM, a modo de bienvenida.
Sus palabras apuntan al único punto sensible de la radicación de la pastera: la posibilidad de contaminación denunciada desde la vecina localidad entrerriana, una acusación sólo sustentada desde en el temor infundado que en esta década de producción nunca pudo ser respaldada por algún serio estudio ambiental.
La visita de época a la pastera se da en momentos en que en Corrientes reflotó la idea de atraer capitales para la industrialización del enorme volumen de madera en suelo del Taragüí. Tras el arribo de expertos de la consultora finlandesa Pöyry, funcionarios provinciales incluso aventuraron la posibilidad de la construcción de una papelera en el departamento Ituzaingó, en el vértice de los dos polos de producción forestal más importante en suelo correntino: Gobernador Virasoro y Santa Rosa.
La monumental pastera en el vecino país comenzó a operar en noviembre de 2007. Dos años más tarde, UPM -que tenía inversiones minoritarias en la fábrica- compró la planta a BOTNIA. Su actual capacidad de producción alcanza a 1,3 millones de toneladas de celulosa blanqueada de fibra corta de eucalipto (representa el 6,2% del total de los bienes exportables de Uruguay).
Pero la labor de la firma finlandesa no inicia con el proceso industrial en el que los rollizos se transforman en pasta de celulosa: comienza muchos años antes, en uno de los viveros que la compañía cuenta en suelo uruguayo.
San Francisco y Santana son los dos viveros de UPM. El primero tiene capacidad para producir unos 20 millones de plantines anuales (principalmente de eucalipto de la especie Grandis) y el segundo unos 15 millones (mayoritariamente Dunnii). Para interpretar el tamaño de estos emprendimientos basta apuntar que en Corrientes los viveros más importantes promedian 500 mil plantines anuales.
Desde los viveros, la empresa traslada los plantines a los campos forestales. Hoy, Uruguay tiene unas 900 mil hectáreas de bosques cultivados (le pisa los talones a Argentina) de las cuales unas 250 mil pertenecen a plantaciones de UPM. Allí crecerán en un período que oscila entre los 8 y 10 años hasta que alcancen la altura y el diámetro necesario para su industrialización. Será entonces el tiempo de cosecharlos (cortar, limpiar y trozarlos).
Si bien Corrientes es la provincia con mayor superficie forestada en Argentina (500 mil hectáreas), el total de sus plantaciones de eucalipto (unas 150 mil hectáreas) no alcanzaría para cubrir la demanda de la pastera ubicada en suelo uruguayo.
La planta UPM consume unos 13 mil metros cúbicos de madera (eucalipto) por día. Esto equivale a unos 4,5 millones de metros cúbicos por año. Para graficar este volumen se puede decir que para la producción de esta fábrica se necesitan ¡¡¡400 camiones!!! diarios repletos de rollizos.
La pastera trabaja las 24 horas los siete días de la semana. Salvo unas 10 jornadas destinadas al mantenimiento de los equipos, el resto del año mantiene una producción ininterrumpida. Para ello es vital el ingreso constante de madera. Y este fue uno de los problemas que debieron enfrentar en estos nueve años de labor.
Como es tanto el volumen de rollizos necesarios para la industrialización, no hay un lugar físico donde acopiarlos. Por ello, tras cortarlos, se los deja a la vera de los caminos internos de las plantaciones durante unos tres meses para orearlos – que pierdan el agua – y luego se los recoge y lleva a la fábrica.
El problema radica en que por el clima muchos de los caminos se vuelven intransitables tras las lluvias. Por ello la empresa resolvió cementarlos: cada kilómetro de este mejoramiento vial tiene un costo de 50 mil dólares. La visita de época incluyó una gira por algunas de las plantaciones. Una de ellas contaba con el primer camino interno cementado, labor realizada hace tres años, que está al borde de su vida útil. Sin embargo, se pudo apreciar la calidad del sendero, más allá del tiempo de utilización en el que debió soportar enormes y pesados transportes de carga y maquinarias forestales.
Celulosa y energía
UPM es uno de los principales productores de celulosa a nivel mundial. Cuenta con cuatro plantas: tres de ellas en Finlandia y la restante en Uruguay, produciendo aproximadamente entre todas unos 3.3 millones de toneladas por año. La fábrica del vecino país es la más importante de la firma, la más nueva y la que mejor tecnología cuenta.
La celulosa es el insumo más importante para la producción de papel. Se elabora a partir de distintos tipos de madera, dependiendo de las características de papel que se busque lograr. La planta de UPM en Fray Bentos está especializada en el desarrollo y la producción de celulosa de fibra corta elaborada a partir de distintas especies de eucalipto.
La elaboración de celulosa es, simplemente, la cocción de materias primas forestales en una solución química que elimina las sustancias conectivas y adhesivas de la madera.
Una fábrica de pasta de celulosa kraft genera energía, calor y electricidad aprovechando los residuos disueltos en el licor de cocción y en algunos casos también los excedentes de madera, es decir, la corteza.
La cantidad de energía que produce la fábrica de UPM Fray Bentos es considerablemente superior a su consumo propio. De los 140 megawatts, la planta sólo ocupa la mitad; un 25% se destina a la fábrica de producción química (que utiliza materia prima de la pastera) y el porcentaje restante se comercializa a la red de distribución local. Este resto satisface plenamente la demanda de Fray Bentos que oscila entre los 12 y 15 MW.
En 2014, UPM obtuvo el reconocimiento de eficiencia energética.
UPM cuenta con los viveros San Francisco y Santana. El primero tiene una capacidad de producción de 20 millones de plantines (el 80% corresponde a la especie Grandis de eucalipto). El segundo está preparado para alcanzar un total de 15 millones de plantines (el 75% de la especie Dunnii). Entre ambos, el área de producción alcanza a unos 110 mil metros cuadrados.
Desde la empresa realizan esfuerzos permanentes para simplificar y monitorear los procesos tanto de preparación de la tierra, plantación, control de malezas y fertilización.
Luego de la plantación se lleva a cabo un cuidadoso monitoreo durante años hasta el momento de la cosecha.
A partir de los ocho años, los árboles se encuentran en condiciones de ser cosechados. Por razones de seguridad y eficiencia en los procesos, en UPM el 100% de la cosecha se realiza en forma mecanizada.
En 2015, se cosecharon más de 3.6 millones de metros cúbicos de madera.
Medio ambiente
Real de Azua no exageró al señalar que es la planta de celulosa más controlada del mundo. A los 28 puntos de control cercanos a la fábrica hay que sumarle otros 40 en áreas que corresponden a la empresa. A ellos hay que adicionarles otros 20 que corresponden a la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA) de Uruguay.
Algunos datos a tener en cuenta. En primer lugar, las reglamentaciones de DINAMA son en algunos aspectos más rigurosos que en Europa a punto tal que la mitad de las industrias de estas características en el viejo continente no podrían funcionar en el vecino país sudamericano.
Otro punto es que si DINAMA duplicara su rigurosidad, aún así la pastera UPM podría funcionar sin inconvenientes pues sus valores seguirían por debajo de las mediciones solicitadas.
Y un tercero y no menos importante. El vertido de fósforo de UPM representa el 0,1% del que ya contiene el río Uruguay. Es decir, si ese nivel es elevado en dicho curso de agua (por ese río todos los días pasan 50 toneladas de fósforo) se debe a otros motivos de contaminación en ambas márgenes (tanto del lado argentino como del uruguayo y el brasileño).
Desde la empresa insisten en que la de Fray Bentos es una planta de mínimo impacto ambiental. Señalan que se utiliza el mínimo posible de agua y luego se la trata antes de ser devuelta al río. También apuntan que los gases producidos por el proceso industrial también son tratados para evitar cualquier tipo de contaminación en el aire. Aseguran que mediante un sistema de filtrado y reciclaje, sólo se genera vapor de agua y dióxido de carbono (a este último los árboles lo convierten naturalmente en oxígeno).
Nota del Redactor: en la visita al interior y exterior de la planta no se pudo percibir algún tipo de olor más que el propio de la madera.
Mauro Real de Azua: “Corrientes se merece tener una pastera”
El gerente de UPM analizó las perspectivas y los inconvenientes de la provincia para contar con industrias forestales de magnitud.
“En un horizonte no muy lejano, Corrientes tendrá grandes industrias forestales, será inevitable. Es más: se merece tener una pastera”, comentó Mauro Real de Azua, gerente de Infraestructura Logística de UPM Uruguay.
-Entonces, ¿qué hace falta para que Corrientes tenga una pastera?
Diría a Argentina: que existan condiciones de previsibilidad, estabilidad económica, seguridad jurídica, que se pueda exportar y después mandar las utilidades a la casa matriz, que no haya un tipo de cambio que complique. Estoy seguro que Corrientes ofrece todo lo que está a su alcance pero faltan definiciones políticas por encima de la provincia. Después tiene todo: recursos naturales y humanos, excelente potencial de suelo y de agua. Eso sí, faltaría infraestructura.
-¿Cómo evalúa el cambio de Gobierno argentino?
Ha dado señales de acercamiento a Uruguay. Por lo menos se ve una luz al final del camino.
-¿Considera que socialmente Corrientes está preparada para albergar una pastera o una papelera?
Cuando se instaló BOTNIA, Uruguay no tenía una industria de estas características y hoy hay dos (Nota de la Redacción: tras esta pastera, la empresa Montes del Plata construyó otra en Punta Pereira, en Colonia). La sociedad se adaptó perfectamente.
-Si capitales extranjeros le pidieran una opinión sobre inversiones en Corrientes ¿Qué les diría?
Que la provincia tiene todas las condiciones para las inversiones pero que habría que esperar un poquito para observar muestras más claras de las condiciones necesarias para su radicación.
Goth: “La comunicación a la sociedad es clave”
En Argentina, Corrientes es uno de los lugares propicios para inversiones en industrias forestales. En primer lugar, es la provincia con mayor superficie de bosques cultivados, unas 500 mil hectáreas, de las cuales el 70% corresponden a pinos y el restante porcentaje a eucaliptos.
Tal masa forestal permitiría obtener – de acuerdo a un cálculo ligero – unas 12 millones de toneladas de madera por año. Sin embargo, sólo se consume un volumen que va de tres millones y medio a cuatro millones de toneladas. Es decir, de cada tres árboles implantados listos para ser industrializado, sólo se corta uno. La razón: no hay fábrica para la transformación de los otros dos.
CORRIENTES ES LA PROVINCIA CON MAYOR SUPERFICIE FORESTADA.
—
Además, de ese total de producción anual, sólo un 60% se industrializa dentro del suelo correntino. El resto se comercializa a provincias limítrofes como materia prima sin valor agregado, es decir como rollizo.
Desde la década del 70 del siglo pasado, Argentina promociona la producción forestal. La idea era lograr el volumen necesario de materia prima para su industrialización y, de esa manera, equilibrar el enorme déficit que genera la importación de papel: más de mil millones de dólares por año.
Semanas atrás, expertos de la firma finlandesa Pöyry – una de las consultoras más importante del mundo – recorrieron la provincia y se entrevistaron con funcionarios correntinos. Su arribo al Taragüí estaba relacionado al estudio de factibilidad para la inversión de una fábrica de papeles marrones, vulgarmente conocido como “papelera”. La misma podría instalarse entre Ituzaingó y Villa Olivari.
“Para que un proyecto de las características de la pastera de UPM u otras de menor envergadura (como la papelera que está en estudio) se instale se requiere seguridad jurídica, capacidad de financiamiento, que el riesgo país esté adecuado a los fines previstos, estudios de prefactibilidad. Y un punto clave: el estudio de impacto ambiental, que debe ser muy bien hecho. El caso de la ex BOTNIA nos sirve de ejemplo de lo que se debe hacer”, comentó Rodolfo Goth, gerente de la Asociación Forestal Argentina (AFOA) regional Corrientes.
Otro aspecto muy importante que destacó el especialista en una entrevista con época es “la debida comunicación”. “Se deben informar regular y permanente a la sociedad, los alcances, la implicancia del proyecto y sus características. Es imprescindible despejar toda duda que aparezca a cualquier ciudadano, organismo e institución”.
Ante la consulta sobre la posibilidad de que se repita en Argentina resistencia a instalaciones de industrias forestales – como ocurrió en Gualeguaychú, en Entre Ríos, por la instalación de la pastera de la ex BOTNIA en Fray Bentos, Uruguay, conflicto que derivó en la intervención del Tribunal Internacional de La Haya – Goth señaló que “obstáculos siempre existirán pero “con gestiones transparentes y con información veraz, actualizada, confiable y bien manejada hacia la sociedad no creo que haya problemas”.