Camila Mercure, coordinadora de Política Climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) de Argentina, indicó que “desde la región, celebramos por un lado que la COP30 reconozca, al fin, que una transición justa debe poner en el centro a las personas, los territorios y los derechos. Pero esa transición no puede construirse ignorando la realidad: sin un compromiso explícito de transitar lejos de los combustibles fósiles y sin abordar los riesgos socioambientales de las nuevas cadenas de minerales, la justicia queda incompleta”, dijo.
BRASIL (23/11/2025).- La COP30 dejó sensaciones encontradas al concluir con un importante avance en materia de transición justa, pero con deudas en los otros elementos de la negociación.
Para la sociedad civil de América Latina y el Caribe, articulada en Climate Action Network América Latina (CANLA), el proceso y el resultado final no dan las señales necesarias para fortalecer la confianza en el multilateralismo, ni están a la altura de la crisis.
Camila Mercure, coordinadora de Política Climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) de Argentina, indicó que “desde la región, celebramos por un lado que la COP30 reconozca, al fin, que una transición justa debe poner en el centro a las personas, los territorios y los derechos. Pero esa transición no puede construirse ignorando la realidad: sin un compromiso explícito de transitar lejos de los combustibles fósiles y sin abordar los riesgos socioambientales de las nuevas cadenas de minerales, la justicia queda incompleta”, dijo.
“América Latina no puede enfrentar otro ciclo extractivo disfrazado de acción climática. Proteger a nuestras comunidades debe ser el punto de partida para cualquier transformación energética verdadera”, opinó Mercure.

Sin señales de fortalecimiento
En primer lugar, CANLA lamentó en un reporte de prensa que se difundió tras el cierre de la COP30 que no se consolidara una discusión sólida sobre la provisión de financiamiento público y de calidad bajo el artículo 9.1, pese a ser una reclamación legítima, necesaria y colectiva del Sur Global.
La inclusión de esta conversación en el Mutirão termina diluyendo la obligación jurídica de los países desarrollados de proveer financiamiento y asegurar que este sea previsible y de calidad. Ubicar el artículo 9.1 “en el contexto del artículo 9 en su conjunto” desplaza la responsabilidad hacia un terreno más amplio y políticamente cómodo, dejando un programa de trabajo sin modalidades, sin cronograma y sin productos claros, contribuyendo a dilatar una conversación sustantiva sobre el tema
En segundo lugar, la adopción de los indicadores de adaptación (aunque marcada por inconsistencias técnicas) fue un paso necesario para avanzar hacia la fase de implementación.
La llamada Visión Belém-Addis ofrece ahora una oportunidad clave para corregir estas fallas y asegurar que el marco sea operativo de aquí a 2027. Sin embargo, la decisión de triplicar el financiamiento para la adaptación a 2035 llegó con la menor ambición posible y sin claridad sobre el rol que deben asumir los países desarrollados para cumplirla ni garantías de que los recursos respondan a las necesidades reales de los países en desarrollo.
«La región insistió —y lo seguirá haciendo— en que la adaptación no puede seguir dependiendo de compromisos vagos ni financiamiento incierto; no pedimos caridad, exigimos responsabilidad», remarcaron desde CANLA.
En tercer lugar, la creación de un mecanismo en el marco del Programa de Trabajo de Transición Justa (JTWP, por sus siglas en inglés) representa una victoria política significativa para América Latina, al lograr por primera vez un espacio dedicado que reconoce la transición justa como un componente central para implementar el Acuerdo de París y el Balance Global.
El texto incorpora la mayoría de los principios propuestos por la sociedad civil, proporcionando una base sustantiva desde la cual avanzar. Además, invita a los países a integrar rutas a nivel nacional y reconoce la necesidad de financiamiento adicional y altamente concesional.
Sin embargo, el mecanismo quedó establecido sin un marco holístico que articule plenamente estos principios y su posible operacionalidad se aplaza a la COP31 con entrega final en la COP32.
A pesar de su potencial transformador, el mecanismo aún carece de salvaguardas y directrices de gobernanza, dejando brechas que deberán cerrarse para garantizar que la transición sea realmente justa en los territorios que más la necesitan.
Finalmente, aunque la Presidencia lanzó iniciativas sobre la transición fuera de los combustibles fósiles y sobre una posible ruta para detener y revertir la deforestación hacia 2030, ninguna de ellas quedó reflejada como decisión oficial de la COP30.
Que propuestas tan estratégicas permanezcan únicamente como “iniciativas presidenciales” -sin mandato, sin cronograma y sin seguimiento garantizado- revela un vacío político significativo: aquello que la comunidad internacional más necesita quedó sin fuerza vinculante.
Para la organización esto resulta aún más evidente cuando se contrasta con la coherencia mostrada por países como Colombia, que impulsó de manera firme la creación de una hoja de ruta para la salida global de los combustibles fósiles y defendió este mensaje dentro y fuera de la sala de negociación.
Además, la situación contrasta con la advertencia inequívoca de la Corte Internacional de Justicia: seguir subsidiando y expandiendo la explotación fósil podría constituir una violación del derecho internacional.
«Al no adoptar estas rutas dentro del marco formal de la decisión, la COP30 dejó fuera del texto aquello que podría haber enviado una señal histórica de coherencia climática, justicia climática y protección de nuestros ecosistemas», precisaron.
“CANLA reafirma un mensaje que lleva meses defendiendo: declarar la Amazonía como zona de exclusión de combustibles fósiles enviaría una señal política clara y urgente. América Latina debe estar dispuesta a frenar la expansión fósil donde más importa. Avanzar hacia zonas de exclusión en ecosistemas fundamentales para la estabilidad climática es el paso lógico y valiente que la región debe consolidar para inspirar al resto del mundo”, expresaron en el documento firmado tras el cierre de la COP30.

La COP30 se cierra, pero la lucha política continúa
- Transición justa
México: “Se necesita un resultado sólido en relación a transiciones justas. La transición energética ya se está dando alrededor del mundo y se acelera cada vez más. Sin embargo, tiene que seguir principios que prioricen la equidad y garanticen los derechos humanos y laborales de las personas, especialmente comunidades históricamente vulneradas. Un nuevo mecanismo global de transición justa vinculado a financiamiento y que incluya a todas las partes involucradas, puede ser el parteaguas para cerrar la brecha de ambición y acelerar la salida de los combustibles fósiles en la práctica”, explica Jorge R. Martínez, coordinador de Justicia Climática de Oxfam México.
Ecuador: “La COP30 termina con una victoria para el planeta, empujada desde la sociedad civil. En un contexto desafiante, la decisión de desarrollar un nuevo mecanismo institucional para fortalecer la arquitectura institucional de la transición justa es un paso clave. Seguiremos trabajando para que este nuevo mecanismo sirva para superar la fragmentación e insuficiencia de los esfuerzos actuales y articular iniciativas dispersas, garantizar su coherencia con los objetivos del Acuerdo de París y ofrecer el marco de cooperación internacional reforzado tan necesario para acelerar la transición hacia energías limpias y dejar atrás los combustibles fósiles”, agrega Javier Dávalos, Líder de Política Climática, The Climate Reality Project América Latina.
Regional: “Celebramos la creación del Mecanismo de Acción de Belém: una victoria obtenida tras un año completo de presión constante desde la sociedad civil. La decisión incorpora lo suficiente de los principios por los que luchamos para que una transición justa basada en derechos, participación y centralidad de las personas pueda hacerse realidad dentro del programa de trabajo. Ahora comienza la verdadera prueba: lograr que su implementación esté a la altura de la ambición que exigimos. Y aun en este momento de avance, es profundamente desalentador que las Partes no hayan acordado ninguna referencia a dejar atrás los combustibles fósiles, un silencio que pesa sobre un paso que, de otro modo, sería histórico”, consideró Laura Restrepo Alameda, oficial de incidencia, Climate Action Network América Latina.
- NDC 3.0 · Ambición, justicia y coherencia con 1.5 °C
Regional: “El último informe de síntesis sobre las NDC actualizadas se publicó a los pocos días de iniciada la COP30. Su mensaje es quizá más agrio que dulce, pero aun así deja un punto rescatable: aunque la brecha para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C sigue siendo enorme y compleja, también muestra que el Acuerdo de París sí ha contribuido a encauzar este desafío global. Hoy estamos mejor que en un escenario sin acuerdo: se han frenado las proyecciones de crecimiento de emisiones, aunque no suficientemente», sostiene Florencia Ortúzar de Chile, directora del Programa Clima de AIDA, organización regional.
Las COP no van a “salvar el mundo”, pero todo indica que tampoco saldremos de esta crisis sin la plataforma de cooperación que ofrecen. «Desde la sociedad civil seguiremos exigiendo NDC más ambiciosas, coherentes e implementables, que marquen el camino de los países hacia soluciones reales y en los tiempos que la ciencia exige”, remarca Ortúzar.
- Programa de Trabajo de Mitigación (MWP)
Regional: “Que la decisión del Programa de Trabajo de Mitigación (MWP) haya dejado por fuera la mención a los combustibles fósiles es una señal alarmante para la región y para el mundo. Es muy difícil confiar en un sistema que pretende hablar de mitigación mientras silencia a los mayores responsables de la crisis climática. Para la sociedad civil latinoamericana, esto es una alerta roja: no hay integridad, no hay ciencia y no hay justicia si la transición fuera de los fósiles sigue siendo un tabú en la mesa de negociación. Tal como lo dijo Colombia en plenaria, no existe mitigación real si no podemos discutir la causa del 75% de las emisiones globales; cualquier consenso que se construya sobre ese silencio es una derrota para el planeta. Esperamos que en el futuro la conversación quede explícita y sea innegociable. Lamentamos profundamente que esta COP haya perdido la oportunidad de nombrar lo obvio: sin enfrentar a los fósiles, no hay futuro que defender”, considera, por su parte, Alejandro Alemán, coordinador, Climate Action Network América Latina.
- Adaptación
Regional: “Estuvimos muy cerca de salir de Belém sin un acuerdo sobre el Objetivo Global de Adaptación. Por eso, consideramos la decisión como importante y positiva, especialmente por la adopción de los indicadores aquí en la COP30 y por su conexión con la meta de triplicar el financiamiento para la adaptación hasta 2035. Sabemos que los indicadores aún no están listos para su implementación inmediata, pero ahora contamos con un proceso claro, con la Visión de Belém hacia Addis Abeba, que abre una ventana de dos años para mejorar técnicamente estos indicadores, alinear las políticas entre los países y fortalecer su operacionalización, a partir de las discusiones que comenzarán en Bonn el próximo año. Ahora necesitamos una buena operacionalización que dé continuidad y nos permita medir el progreso de la adaptación, con una oportunidad real de construir un instrumento vivo y útil para la agenda de adaptación. Por otro lado, la nueva meta de financiamiento para adaptación incluida en la Decisión del Mutirão no tiene la ambición necesaria que demandamos desde la sociedad civil y el mundo en desarrollo, ya que es postergada hasta 2035 y no incluye referencias directas a las responsabilidades de los países desarrollados sobre provisión de financiamiento público”, agregó Daniel Porcel, especialista en política climática por el Instituto Talanoa y miembro de la Fuerza de Tarea Adaptación como Prioridad de CANLA.
- Financiamiento climático
Regional: “Los países del sur global vienen pidiendo de forma colectiva y articulada una conversación fundamental para impulsar la acción climática sostenida y robusta en territorios donde aún existen muchos desafíos, incluso el acceso a servicios básicos. La provisión de financiamiento de calidad de los países del norte global no es un capricho, está establecida en el artículo 9.1 del Acuerdo de París y es una señal de responsabilidad y solidaridad con territorios que, esos países continúan explotando. El resultado de la COP30 es mezquino, carente de visión y un desconocimiento de que esta conversación llegó para quedarse. No nos confundamos la decisión en Bakú. Habla el artículo 9.3, por lo que la deuda del norte sigue, y se incrementa”, opinó Karla Maass, asesora de incidencia y campañas de CANLA.
- Transitar fuera de los combustibles fósiles
Brasil: “Existe un temor persistente a mencionar la eliminación gradual de los combustibles fósiles debido al bloqueo de algunos países, pero en esta COP la realidad finalmente prevaleció. La declaración liderada por Colombia y el apoyo de más de 130 empresas generaron una presión política clara por una transición energética justa y ordenada. El nuevo Diálogo de Alto Nivel reconoce que ya no se puede evitar el debate central sobre cómo superar la dependencia del petróleo, gas y carbón, marcando un giro histórico en el régimen climático. Sin embargo, el paso decisivo será que esta hoja de ruta sea adoptada formalmente el próximo año; de lo contrario, el proceso corre riesgo de vaciarse. Aunque el avance es importante, la fuerte influencia de los lobbies fósiles sigue amenazando el proceso, y asegurar una transición justa y inequívoca hacia el fin de los combustibles fósiles es fundamental para mantener vivos los objetivos de París”, analizó Caio Victor Vieira, especialista en políticas climáticas del Instituto Talanoa.
Regional: “Es decepcionante que la última interacción del texto hayamos perdido todas las referencias a empujar de manera más robusta y colectiva una transición fuera de los combustibles fósiles. Es una miopía total y global de lo que la crisis climática necesita. Lo que tenemos sobre la mesa es un proceso que no da garantías, por lo que será importante que trabajemos desde ya para asegurar el resultado del trabajo de la presidencia que realizará el próximo año, al respecto sea insertado en la negociación de la COP31. No podemos pagar muchos por los intereses de pocos”, señala Karla Maass, de CANLA.
- Pérdidas y daños
Regional: “El tercer pilar de la acción climática llamó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos a reparar las pérdidas y daños. Sin embargo, la COP30 quedó vacía de decisiones para transformar los mecanismos existentes de reparación. Un fondo insuficiente y la negación de las obligaciones de reparar siguen siendo elementos centrales de la arquitectura del régimen climático. Las comunidades en todo el mundo exigen acceso a la justicia y el fin de la especulación con el sufrimiento; es hora de que los Estados cumplan con sus obligaciones y reparen el daño causado. Ni los derechos ni los deberes legales deberían estar a negociación: la CMNUCC debe alinearse con el derecho.”, remarcó Adrián Martínez Blanco, director ejecutivo de La Ruta del Clima.
Chile: “El resultado de la revisión del Mecanismo Internacional de Varsovia representa una señal mixta para los países más vulnerables de nuestra región. Si bien celebramos la inclusión —aunque mínima y disputada— de derechos humanos y la continuidad del trabajo técnico del Santiago Network para entregar asistencia a comunidades que ya están perdiendo territorios, culturas y medios de vida, seguimos alertando una falla estructural: el WIM no puede seguir operando desconectado del Global Stocktake ni del acceso real al financiamiento del Fondo de Pérdidas y Daños. Un mecanismo que observa, pero no repara, no puede ser considerado justicia climática. Urgimos a las Partes a asegurar que la reparación sea un derecho, no una promesa condicionada que pueda significar nuevos retrasos en el aterrizaje de financiamiento”, consideró, por su parte, Felipe Fontecilla, ONG Uno Punto Cinco de Chile.
- Acción para el Empoderamiento Climático (ACE)
Colombia: “ACE es la agenda cuyo objetivo principal es empoderar a todas las personas para participar activamente en la acción climática mediante sus seis elementos, en estrecha relación con el Acuerdo de Escazú, y se proyecta como una de las prioridades centrales para 2026. Si bien la COP30 avanza en la implementación del programa de trabajo de ACE y su respectivo plan de acción —invitando a las Partes y actores interesados a presentar observaciones que serán consideradas en el diálogo de ACE durante la SB64—, resulta imperativo que los gobiernos de la región otorguen a ACE un lugar prioritario en sus agendas nacionales. Esto es especialmente relevante ante la revisión de medio término del programa de trabajo y el diseño de un nuevo plan de acción para los próximos cinco años, en la SB64 y la COP31”, anticipa Felipe Gómez Gallo, regional campaigner, World’s Youth for Climate Justice, Latin American Front.

- COP30
Regional: “Es la primera COP después de que la Corte Mundial, la Corte Internacional de Justicia, clarificara que los Estados tienen la obligación de limitar la temperatura por debajo de los 1.5 grados. Sin embargo, esta COP30 termina con debates sin sentido sobre lo que ya nos ha clarificado el IPCC y la CIJ; que la opinión consultiva no se encuentre referenciada en los textos, no desaparece las obligaciones de los Estados. La ciencia y el derecho se encuentran en un mismo camino, redirigir la gobernanza climática a ese camino no sólo es necesario, es urgente”, sostuvo Mariana Campos Vega, Coordinadora para América Latina de World’s Youth for Climate Justice.
Regional: “Es altamente positiva la adopción del mecanismo de transición justa que incorpora un adecuado lenguaje de derechos humanos, derechos de comunidades locales, pueblos indígenas, trabajadores, entre otros grupos altamente vulnerables. Esta es la parte destacable de la COP desde nuestro punto de vista. Sin embargo la COP quedó debiendo en términos de otras variables que forman parte del esquema de justicia climática, al que nosotros las organizaciones de la sociedad civil de la región hemos venido aspirando y demandando, entre ellos el financiamiento para la adaptación, el financiamiento para el abordaje para las pérdidas y daños y el lenguaje en relación a la salida de los combustibles fósiles. Son aspectos esenciales que la presente COP no abordó y que deben ser abordados, es una deuda con la sociedad civil y con el planeta en general, y que necesariamente deberían haber salido de esta COP. Sin embargo, el resultado positivo en materia de transición justa abre una puerta de esperanza para poder desfosilizar la economía y es un mecanismo que puede abrir la posibilidad a futuro para transitar fuera de los combustibles fósiles. El mecanismo puede ser potencialmente usado en ese sentido y es un elemento altamente destacable de esta conferencia”, remarca Alejandro Alemán.

Plenaria de cierre
Regional: “si algo quedó claro en la sesión plenaria de cierre de la COP30 es que la niñez y la juventud tienen más visión, valentía y sentido de futuro que muchos adultos aferrados al pasado. Lejos de ser un descalificativo traído a la plenaria por Rusia hacia los países de América Latina, ojalá todos los Estados se comportaran como ‘niños y niñas’: con la honestidad de decir la verdad, la ambición de transformar lo imposible y la capacidad de defender la vida con una fuerza que la diplomacia envejecida ha olvidado. En América Latina seguiremos impulsando decisiones profundas y valientes, porque la niñez no solo entiende el mundo: tiene el poder de cambiarlo.” – Laura Restrepo Alameda, oficial de incidencia, Climate Action Network América Latina




